{getMailchimp} $title={Stay Informed} $text={Subscribe to our mailing list to get the new updates.}

martes, 9 de diciembre de 2025

BC - Volumen 4 Capítulo 3


Capítulo 3
El Chico Del Vapor
Traducción y corrección: Radak
Edición: Radak, Sho Hazama
Dos meses antes
Es divertido como todo empezó por un capricho de Bowu, no hace mucho. ¿O quizá fue el destino? Un hombre extraño, con aspecto de estafador por sus ojos afilados y astutos, y un tipo bastante bruto, con aspecto de simio, que sostenía un cartel. Normalmente, Liu Bowu habría pasado de largo, pero lo que vio le intrigó. Los retratos grandes, tan realistas. Las distintas opciones de fondo. Bowu sonrió. Su hermana ya tenía un retrato de Bowu en sus aposentos, a la vista de cualquiera que entrara. Los ojos de su padre se tensaban cada vez que iba a supervisar el entrenamiento de Xianghua, o al menos eso le habían dicho a Bowu. Así que decidió encargar un retrato más grande, aún más realista. Un regalo un tanto irónico para Xianghua, y su propia y pequeña rebeldía contra su padre. Había sido un tanto impactante descubrir que el ayudante del Maestro de Imágenes era el mismo hombre que su hermana había conocido... Y que, según todos los indicios, le había parecido atractivo. ¡El hombre parecía un mono! Pero su hermana siempre había tenido gustos un tanto extraños, y por lo que él podía ver, este Gou Ren no era tan mal tipo.
❄️❄️❄️
Se produjo otro encuentro fortuito mientras escalaba las escaleras de la Arena Terrenal en los Picos de Duelo. Se topó con dos hombres que no se inmutaron al ver su pierna ni lo trataron como a un inválido. Gou Ren le permitió seguir su propio camino, por sus propios medios; simplemente dejó que Bowu marcara el ritmo. Había sido lo más parecido a una amistad que había tenido en mucho tiempo, sentados allí comentando las batallas de cultivadores. Y entonces… Su hermana. Liu Xianghua contra Rou Tigu. Se la había considerado la mejor lucha del torneo, un combate sin parangón. Dos miembros del Reino del Iniciado lucharon como si estuvieran en el Reino Profundo, discípulos que demostraban un poder comparable al de los Dignatarios de las Colinas Azules. Dijeron que se hablaría de ello durante generaciones. A partir de entonces, todo cambió rápidamente. Su padre fue exiliado por desperdiciar el talento de Bowu para la creación de artefactos y por la disciplina que le infligió a su hija. Bowu fue readmitido en la Secta. Ambas cosas insignificantes, comparadas con la rata que afirmaba que su pierna podía curarse.
❄️❄️❄️
“Sí, Bowu vendrá con nosotros. Mi esposa le echará un vistazo a su pierna,” dijo el Maestro Jin con sencillez al Dignatario de la Secta del Lago Brumoso, Bingwen. No le estaba preguntando, sino informando. Bowu no pudo evitar sentir un poco de celos del Maestro Jin. Cómo podía simplemente decir algo y que así fuera. El Dignatario Bingwen miró de reojo a Bowu, percibiendo algo en sus ojos. Pero enseguida cedió. “Por supuesto, Maestro Jin. Cuide bien de nuestro Joven Maestro. Es muy importante para nosotros.” Bowu casi resopló. No era tonto. Sabía que lo único que su Secta quería era su Horno de Vapor. Si Xianghua podía luchar como en el Reino Profundo con su artefacto, ¿qué podrían hacer los Dignatarios con él? Un multiplicador de fuerza incomparable para su Secta. Aunque había perdido contra Tigu, eso se consideró una demostración poderosa, especialmente porque todos pensaban que Tigu era la hija del Maestro Jin. El Maestro Jin era un cultivador que superaba el poder de todas las Colinas Azules, y mientras que a otros hubo que obligarlos a aceptar a la fuerza el talento de Bowu y su habilidad para construir artefactos, el Maestro Jin lo comprendió al instante. Un hombre que era tan superior a la secta de Bowu que bien podría ser un dios declaró, al ver por primera vez los dibujos del Horno de Vapor, que Bowu era un genio. El Maestro Jin le dio todo lo que esperaba oír de su propia Secta: validación y una reprimenda al padre de Bowu que lo habría dejado tambaleándose y escupiendo sangre. Él reconoció el valor de Bowu... Aunque él mismo no necesitara el Horno de Vapor. Presenció un talento y decidió cultivarlo. Bowu no sería una fábrica de Hornos de Vapor bajo la tutela del Maestro Jin. De eso no cabía duda. ¿Era de sorprenderse que Bowu aprovechara la oportunidad con ambas manos? “Puedes venir a visitarme cuando quieras, Xianghua,” continuó el Maestro Jin. “Siempre serás bienvenida.” El rostro de su hermana era una máscara de cortesía, pero Bowu podía sentir la autosuficiencia que se escondía tras ella. “¡Por supuesto, Maestro Jin!” El Maestro Jin asintió y dejó que Bowu hiciera las maletas.
❄️❄️❄️
Al principio viajaban ligeros: una pequeña carreta para Bowu, mientras los demás corrían. Bowu se sintió humillado cuando el poderoso Maestro cargó con el yugo de la carreta como si fuera una simple bestia de carga, pero Gou Ren simplemente se encogió de hombros. “Así es como Jin hace las cosas,” dijo el amigo de Bowu, el hombre que había conquistado el corazón de su hermana. El Maestro Jin ni siquiera lo había mencionado, ni había hablado mucho de sí mismo, pero, aun así, Bowu aprendió mucho en el camino sobre qué clase de hombre era el Maestro Jin. No solo por las palabras de quienes hablaban de él, sino también por sus acciones. El Maestro Jin era todo lo que el padre de Bowu habría considerado impropio. Risueño. Desinteresado en las normas sociales. Amable. Rasgos inútiles para un cultivador, que debe aparecer ante los demás como la niebla: sin forma e inasible, hasta que llegue el momento de revelar su intención. A Bowu le produjo una oscura diversión que el Maestro Jin eclipsara por completo al bastardo.
❄️❄️❄️
El viaje de regreso de los Picos de Duelo terminó mucho más rápido de lo que Bowu había previsto. Durante todo el trayecto, siguió pensando que se trataba de un extraño sueño del que despertaría. Pero sí llegó a su fin, al final de un camino. Al principio, Bowu había imaginado que al llegar a la casa del Maestro Jin pasarían a una especie de reino oculto. En cambio, era simplemente una granja. Una granja con un dragón que podía convertirse en pez y que le rogaba a Bowu que le diera las sobras de su almuerzo. Los primeros días transcurrieron en una especie de confusión y aturdimiento. Se sentía fuera de lugar. En realidad, era una sensación familiar. Pero lo que no le resultaba familiar era tanta gente intentando hacerle sentir bienvenido.
❄️❄️❄️
Nadie esperaba nada de él. Era un invitado. La Dama Meiling “que sonreía con sorna cada vez que él la llamaba así” le revisaba la pierna a diario, le administraba hierbas medicinales y le explicaba con delicadeza lo que creía que le pasaba. Ya se sentía mucho mejor… Pero, según la Dama Meiling y su alumna, Ri Zu, solo era un alivio temporal. Pensaban que, al fracturarse la rótula, había introducido fragmentos de hueso en el cartílago de la rodilla y en los músculos de las piernas. Era algo que no se podía solucionar con simples hierbas medicinales, pues los fragmentos de hueso permanecerían allí. Después, la Señorita Cai se aseguró de que estuviera cómodo. El Hermano Mayor Gou Ren y Tigu le enseñaron la propiedad. Vio cosas extrañas. Cosas extrañas como la Señorita Cai, la Flor de la Secta de la Espada Verdeante, trabajando en la cocina como una sirvienta. Chun Ke, el jabalí, encontrando nueces y bayas para que Bowu comiera, pequeños regalos de sabor delicioso. La Señorita Pi Pa llegaba por las mañanas con ropa doblada para él. Una serpiente le habló sobre la composición del vidrio. El Hermano Mayor Gou Ren y el Maestro Jin renovaron una casa, solo para él. Fue tratado como un huésped de honor y un paciente en recuperación, por lo que nadie en la granja esperaba que hiciera nada. Pero el propio Bowu comenzaba a inquietarse un poco. Un día, una semana después de su llegada, el Maestro Jin lo llamó a la forja. El enorme martillo de caída siempre era impresionante. Bowu ya había visto uno en la Ciudad Mar de Hierba. Aquel gigantesco objeto siempre había sido asombroso, y habría sido estupendo tener uno en la Secta; pero los ríos del Lago Brumoso fluían demasiado despacio para que cualquiera de ellos pudiera trabajar allí. El Maestro Jin estaba sentado, mirando fijamente un trozo de papel. Sus ojos estaban concentrados e intensos. Se quedó mirándolo un momento... Hasta que finalmente suspiró. “Hombre, no tengo ni idea de lo que estoy haciendo,” dijo, negando con la cabeza al ver a Bowu. “Intentaba hacer algo para mostrarte lo que se puede hacer con vapor, pero la verdad es que soy bastante malo en esto,” admitió con naturalidad, y le tendió la hoja. “¿Una rueda?” Preguntó Bowu, curioso. El dibujo se parecía un poco al martillo de caída; no, era exactamente igual, pero tenía un extraño tanque en un extremo. Los ojos de Bowu se abrieron de par en par. “Sí, el mecanismo básico para eso,” señaló el martillo de caída, “pero sin necesidad de un buen río. Solo agua.” ¿Utilizar vapor para hacer girar la rueda, en lugar de agua? Eso era inútil para un cultivador. Pero no para un mortal. No para Bowu. “Dijiste que te gustaba jugar con estas cosas, ¿verdad? Tengo un montón de ideas a medio hacer, pero necesito a alguien que me ayude a desarrollarlas. Yao Che es bueno, pero tiene sus propios asuntos que atender. ¿Qué te parece? ¿Podrías echarme una mano?” Por primera vez en su vida, alguien aparte de su hermana le pidió ayuda. Y no era para que Bowu pudiera hacer más poderoso al Maestro Jin, él no podía, sino porque el hombre consideraba el proyecto interesante. Bowu solo podía dar una respuesta. El Maestro Jin sonrió... Y luego le dio a Bowu un casco pintado de amarillo. “¡Bien! ¡Primero, la charla de seguridad!” Dijo alegremente. “¡Siempre usa el casco al operar maquinaria pesada, tienes proteger tu melón!” Fue una charla extraña, pero Bowu escuchó con atención; el Maestro Jin dijo que le revocaría sus privilegios con el martillo si no lo hacía. Así que se puso su sombrero amarillo y se llenó los oídos de cera. Las chispas que producía el martillo de caída eran preciosas cada vez que golpeaba el suelo. Destrozó por completo el primer trozo de metal. Y luego. Cuando volvieron a Hong Yaowu unos días después, hablaron con Yao Che. El herrero del pueblo quedó estupefacto al descubrir que lo único que Bowu sabía hacer eran tuberías y tornillos diminutos. Pero... El hombre mayor estaba muy dispuesto a enseñarle. Tras dos semanas de reuniones, Yao Che era el tío Che y Bowu su aprendiz. Hong Yaowu era un lugar hermoso. A la gente de allí no le importaba su pierna lisiada. La mayoría simplemente comentaba que habían visto cosas peores, al ser un pueblo de sanadores. Eran conscientes de sus limitaciones, así que caminaban más despacio a su lado. Pero nunca se sintió condescendiente. Nunca se sintió compasivo. Simplemente lo hicieron porque, para ellos, era lo correcto. Para ellos, él era simplemente... Uno más. ¿Y saben qué? Era genial. Incluso hizo amigos. Hong Xian el Joven quedó fascinado con el Horno de Vapor que Bowu le mostró y lo llamó "Hermano Mayor". La única persona que no le caía especialmente bien era Ty An. Esa gruñona y antipática era la asistente del Tío Che y a menudo se encargaba de accionar el fuelle. Pero incluso ella era tolerable. Por primera vez en mucho tiempo, Bowu esperaba con ilusión cada nuevo amanecer.
❄️❄️❄️
En la actualidad
Liu Bowu despertó junto a una cerda con un leve dolor de cabeza. Un gallo, con un tono agudo y débil, cantó, y Bowu frunció el ceño. Sonaba... Mal. No tenía la suficiente potencia. Era casi insultantemente bajo. Inspiró hondo y percibió el ligero aroma a bayas y flores. Hoy estuvo al lado de Pi Pa. Chun Ke olía más a tierra caliente. Podía distinguir a dos cerdos por el olor, porque dormía con ellos muy a menudo. Por un instante se preguntó qué habrían pensado sus padres si lo hubieran visto durmiendo junto a una cerda. El rostro de su madre, con una expresión de vaga desaprobación, fue el que invadió sus pensamientos esta vez. Lo desaprobaba vagamente, pero no podía hacer nada al respecto. Bowu sonrió, de buen humor, y se examinó a sí mismo. No estaba en la cama deliciosamente mullida que el Maestro Jin y su hermano mayor le habían preparado. En cambio, estaba algo dolorido porque había dormido sobre madera. Una experiencia familiar. Se había quedado dormido tantas veces en su escritorio mientras jugueteaba con el Horno de Vapor que conocía la sensación a la perfección. Estaba bastante seguro de que estaba en el suelo. Se concentró, tratando de recordar la noche. Bi De, Tigu y la Señorita Cai, Xiulan, ella le había dicho que la llamara Xiulan, habían regresado de lo que estuvieran haciendo, y el Maestro Jin les había ofrecido una bebida. Bowu se sonrojó al recordar el sonido que Xiulan había emitido al probar el aguamiel. Claro, el aguamiel estaba rico, pero ¿de verdad? Había oído sonidos más puros provenientes de un burdel la única vez que él y su hermana pasaron frente a uno en la ciudad. Sacudió levemente la cabeza para despejar el pensamiento. Poco después, el Hermano Mayor Yun Ren regresó, con una expresión de gran diversión por algo, y entonces tomó un vaso, lo que significó que todos los demás tomaron un vaso... Bowu también se había tomado uno a escondidas. Uno no podía hacer daño, y la verdad es que estaba rico; pero después todo se volvió borroso. Recordaba que lo habían llevado a rastras hasta una colmena para que todos pudieran alabarlo y a las abejas que había dentro. Entonces Xiulan cantó una canción verdaderamente vulgar y espectacular sobre un burro, mientras la Dama Meiling, la única persona sobria en la sala, la animaba. Pi Pa la bailaba, erguida sobre sus patas traseras y haciendo piruetas con una gracia sorprendente... Aunque a veces tropezaba. Bowu se quedó dormido después de eso. Finalmente abrió los ojos, entrecerrándolos un poco por la luz, y miró a su alrededor. La primera persona que vio fue a Yun Ren, que estaba medio sentado en el sofá y medio fuera, con las piernas colgando cómicamente en el aire. El hermano mayor de su amigo tenía dibujos por toda la cara, un bigote y unos ojos graciosos garabateados sobre los suyos, que ya estaban entrecerrados. La siguiente persona que vio estaba despierta; la Dama Meiling tenía una enorme sonrisa en el rostro y un cristal grabador flotando a su lado emitía un suave sonido. La mirada de Bowu se desvió para ver qué era lo que le hacía sonreír. Xiulan estaba tumbada boca arriba, babeando y roncando. Su camisa estaba completamente abierta y su cara cubierta de garabatos. La temible Hoja de Hierba tenía a Tigu inmovilizada, en una posición... Digamos, comprometida, mientras Xiulan la abrazaba. Tigu parecía ligeramente molesta, ya que estaba despierta, pero más allá de unos breves movimientos, parecía resignada a su destino. “Cuando está borracha, es muy manoseadora,” murmuró Tigu con fastidio. Meiling solo sonrió con presunción, porque Cai Xiulan había atrapado a otra persona. El Maestro Jin tenía la cabeza apoyada en su regazo... Bueno, técnicamente, porque las piernas de Xiulan también lo sujetaban con una llave de estrangulamiento que le resultaba devastadora. Sin embargo, el Maestro Jin seguía roncando, así que... ¿Bowu supuso que no pasaba nada?
El hombre también tenía varias representaciones de anatomía masculina dibujadas en la cara, y Bowu supuso que la Dama Meiling era la culpable, a juzgar por el pincel que tenía en la mano. Ella le echó un vistazo a Bowu y sonrió. “¡Vaya, despertaste! ¡Te tocaba!” Dijo ella alegremente, y Bowu suspiró aliviado. Quitarse la tinta no era difícil, pero no tenía ganas de que le grabaran la cara así. Hizo una mueca de dolor y se agarró la cabeza mientras intentaba levantarse. “Ve a beber agua, ¿de acuerdo?” Le dijo la Dama Meiling con voz amable. “Si el dolor de cabeza persiste, te prepararé algo.” Bowu asintió, poniéndose de pie con dificultad. Le dolía la cabeza, pero ya estaba acostumbrado al dolor. Era como salir al exterior después de una larga noche dibujando formaciones en un horno de vapor. Miró por la ventana y vio una masa rojiza que sobresalía del río como una extraña formación rocosa. Bowu se dirigió cojeando a la cocina, cogió una taza y se detuvo al ver un par de pies que asomaban de una “bandeja de horno”, como los había llamado el Maestro Jin. El regio Bi De estaba de espaldas, con los pies apuntando hacia arriba, juntos, con la Señorita Ri Zu y Yin la coneja sosteniéndolo a los lados. Yin llevaba puesto el chaleco del gallo y Ri Zu su collar. Todos estaban cubiertos de verduras a medio comer. “Así que por eso hoy el canto del gallo fue tan silencioso,” murmuró Bowu, antes de entrar en la sala del río. Wa Shi, en su forma de pez, saludó a Bowu, que descansaba apoyado en el borde de piedra del suelo, con un brazo musculoso que le sobresalía del costado. Tenía una salchicha fría en la boca y sostenía un vaso de jugo de frutas en la mano. La serpiente a su lado simplemente bebió su vaso de agua. “Buenos días,” dijo Bowu. El pez sonrió con presunción, y con un chasquido formó otro brazo en señal de saludo. Un chorro de agua surgió del río y fluyó hacia la taza de Bowu. Unos minutos después, con la sed saciada, logró regresar a la sala principal y se sentó a la mesa. La Dama Meiling había acomodado mejor a todos los que aún dormían. Yun Ren ya estaba de nuevo en el sofá, y Xiulan ahora tenía una almohada. El Maestro Jin se había despertado y contemplaba con diversión la obra de su esposa. Solo faltaba una persona. “¿Dónde está el Hermano Mayor?” Preguntó Bowu, mirando a su alrededor. La Dama Meiling señaló hacia arriba. Bowu miró con la mirada en blanco al hombre atado a una viga del techo. “Voy a volver a dormir,” decidió Bowu.

≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡ Si encuentras errores déjanos las correcciones en un comentario abajo, servirán para mejorar la calidad de la serie.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario