Capítulo 260
La Hortensia Azul de los Farnese (V)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: pendiente
Corrección: pendiente
Un grupo de generales nos esperaba en fila a la orilla del río. Nuestro pequeño bote desembarcó. Los sirvientes salieron inmediatamente a recibirnos. Desenrollaron una extravagante alfombra roja. Bajé primero de la barca y extendí cortésmente mi mano derecha.
- Señora Paimon.
- Qué caballeroso.
Paimon sonrió mientras me cogía la mano con delicadeza. Todos los generales se pusieron firmes.
- ¡Saludamos a la Comandante Suprema!
- ¡Por la gloria de la Alianza Creciente!
Siguió una oleada de saludos. La luz del sol se reflejaba en el río y lo hacía cegador. Las banderas ondeaban en esta luz cegadora. Un camello con 4 montañas que representaba a Paimon, una cabra con 3 cuernos que representaba a Sitri, los diversos estandartes de las numerosas tropas, y los estandartes de los caballeros que las banderas antes mencionadas habían destruido y aniquilado...
Caminamos por la alfombra que se extendía en el centro del campamento militar.
- Casi parece que estemos celebrando una boda.
- Vaya por Dios. Te meterás en un buen lío si vas por ahí diciendo algo así a la gente, ¿sabes?
- No se lo digo a cualquiera. Lo digo porque eres tú.
- Es porque hablas así que no pareces digno de confianza en absoluto, Dantalian.
Paimon rio entre dientes. Me encogí de hombros.
¿Como era de esperar, alguien con siglos de experiencia en citas nunca se dejaría engañar por esto. Paimon era una profesional con el que Ivar Lodbrok no podía compararse.’
- Bienvenidos, Su Alteza Paimon, Su Alteza Dantalian, y...
Laura, que había estado defendiendo el campamento como máxima consejera, salió a darnos la bienvenida. Laura miró detrás de nosotros y frunció las cejas.
- ¿Por qué la hermana mayor Sitri está completamente empapada?
- Uuaah. Todo es culpa mía. Lo siento, hermana mayor. Lo siento, Dantalian. ¡Uaaaah!
Sitri no era diferente de un perro empapado. Estaba llorando, pero no podría decir si era el agua del río que corría por su cara o sus lágrimas.
- Los enviados están esperando en la puerta principal. Los llevaré hasta allí.
Laura hizo una mueca por un momento antes de volver a una expresión plácida. Inmediatamente supo que nada bueno saldría de entrometerse en esto.
‘Qué chica tan inteligente.’
Tal como nos dijo Laura, un grupo de enviados esperaba en la puerta principal. Sus lujosas ropas hacían evidente que habían sido nobles. La República de Habsburgo se jactaba de que su revolución había sido un éxito, pero los grupos de estatus seguían existiendo claramente. Formalmente, en lugar de decir nobles y plebeyos, dicen plebeyos de rango 1 y rango 2. En otras palabras, esconden la cabeza bajo el ala. Qué método tan espléndido. Todavía tengo mucho que aprender de Elizabeth.
- Saludamos a los Grandes Seres.
Los caballeros que representaban a Heidelberg se inclinaron. Cortésmente compartimos un saludo, podían ser nuestros enemigos pero eso no significaba que fuéramos groseros con los enviados, antes de discutir inmediatamente sus términos de rendición. Todos los derechos sobre Heidelberg serán entregados al ejército del Señor Demonio, pagarán 40.000 monedas de Oro como compensación de guerra y aquellos que se nieguen a aceptar nuestro gobierno tendrán que abandonar la ciudad de inmediato. Paimon asintió.
- Parece que no hay problemas con el documento.
Las condiciones eran bastante generosas. Ni siquiera pedimos la vida de los que estaban al mando. Tampoco masacramos ni saqueamos a su gente. Los enviados nos elogiaron sin cesar por ser misericordiosos.
- ¿Cómo podríamos no conmovernos por su misericordia?
- La bendición de todos los Dioses estará con ustedes.
Paimon firmó el contrato como nuestro representante. Un hombre de mediana edad le entregó una gran llave. El hombre era el alcalde de Heidelberg y le había entregado la llave de la puerta principal de la ciudad. Ella sonrió dentro de la tensión y palmeó el hombro del alcalde.
- Has cumplido con tu deber de proteger a tu pueblo como alcalde y has hecho todo lo posible como comandante para proteger la ciudad. Yo, Paimon, te doy mi respeto.
- Estoy verdaderamente agradecido por este honor.
El alcalde estaba obviamente intimidado. Era un cobarde a pesar de su barba esponjosa.
‘Además, ¿qué? Anciano, sólo puedes referirte a ti mismo así cuando estás hablando con tu señor. Todos te oyeron, así que aunque regreses vivo, probablemente te ejecuten por traición. Es imposible que Elizabeth no lo use como cordero de sacrificio por esta pérdida. Tsk tsk.’
- Uhm, hay algo que deseo preguntar...
- ¿Oh? Siéntete libre de preguntar cualquier cosa.
El sudor caía de la cabeza parcialmente calva del alcalde.
- Esta humilde es poco inteligente e ignorante cuando se trata de tácticas militares. Es por ello que nuestro asalto nocturno acabó en fracaso... Además, sigo sin entender cómo nuestras naves de fuego fueron aniquiladas en Heilbronn. Mis disculpas, pero ¿qué nivel de comprensión ha alcanzado Su Alteza para haber sido capaz de ver a través de todas nuestras estrategias?
‘¿Oh? Parece que este viejo de aspecto descuidado era también su estratega. Esto es sospechoso. No es mucho, pero ¿debería tomar precauciones? Más vale prevenir que curar.’
- Me pregunto. ¿Qué nivel de comprensión es?
Paimon me miró. Laura es mi subordinada. Tengo derecho a responder a esta pregunta. Me giré para mirar a Laura y le cedí el derecho a la persona en cuestión. Laura asintió antes de hablar.
- Fui yo quien previno tus estrategias de antemano.
El alcalde miró a Laura de arriba abajo, desconcertado. Una vez que ella frunció las cejas en señal de incomodidad, el alcalde bajó rápidamente la cabeza.
- ¿Perdón...? Lo siento. Parecías tan joven, tan... Por favor, perdóname por no ser capaz de discernir la edad de un demonio.
- No soy un demonio. Soy humana. Sólo he vivido 20 años y 3 meses, así que no hay por qué preocuparse.
La expresión del alcalde pronto cayó en confusión. Los otros enviados también estaban claramente sorprendidos.
- ¿Usted es humana...? No, más importante aún, ¿cómo podría una dama de 20 años...?
- No voy a hablar de mis circunstancias personales. Para empezar, has preguntado por el nivel de iluminación necesario que uno debe poseer para haber visto a través de tus planes, pero esta pregunta en sí misma es errónea. La razón por la que perdiste esta batalla no fue la clarividencia o el destino. Hay batallas que están determinadas por la suerte; sin embargo, éste no fue uno de esos casos. Sabía muy bien que era un general extremadamente competente. El líder de Habsburgo es un estratega con una habilidad sin parangón, así que lo natural sería que los mandos militares que apoyan a este líder fueran también individuos capaces. Heidelberg es un lugar clave importante. No hay posibilidad de que el líder de Habsburgo deje este lugar a un general incompetente.
- ¿Qué estás tratando de decir...?
Se echó el pelo rubio hacia atrás. Esta era su manera de mostrar que los pensamientos en ella estaban organizados.
- Significa que tenía una idea aproximada de tu personalidad. Sé exactamente cuándo un soldado competente debe ser audaz o precavido. Me imagino lo que te habrá dicho la líder de Habsburgo cuando dejó Heidelberg a tu cuidado. “Protege la fortaleza a toda costa.”
- ...
- “Pero nos faltan hombres, así que no esperes refuerzos de la capital y haz todo lo posible por llevar a cabo las batallas sufriendo las menores pérdidas posibles...”. Algo por el estilo. Te encontrabas en una situación en la que tenías que utilizar tus tropas de forma eficiente. La fortaleza estaba rodeada. ¿Cómo valoraste la situación? ¿Pensaste que simplemente tenías que hacer un agujero en el cerco? Por supuesto que no. Eres competente. Debes haberte dado cuenta inmediatamente de que “todo se resolverá si se destruye el puente”. ¿Me equivoco?
- E-Eso es correcto.
Laura sonrió ampliamente.
- ¿Ves? Esto simplifica las cosas. ¿Cuál es la táctica que puede destruir un solo punto con pérdidas mínimas?
- Un ataque sorpresa.
- Mmm. Para ser más exactos, un ataque nocturno. Sin embargo, tales ataques deben ser llevados a cabo por tropas adecuadamente entrenadas o fracasarán. Se necesitan tropas de élite para asegurar su éxito. En otras palabras, tienes que movilizar a tus caballeros. Lo más probable es que ordenaras a tus caballeros que siguieran cargando una y otra vez hasta que tuvieran éxito, aunque de alguna manera estuviéramos preparados para tu ataque. Alégrate. Como ordenaste, tus caballeros cargaron más de 16 veces. Hasta que fueron completamente aniquilados. Sabía dónde, con qué y cómo atacaríais. ¿Necesitas saber más?
Laura explicó amablemente como si estuviera describiendo el secreto detrás de un truco de magia a un amigo. Los hombros del alcalde temblaron. El alcalde bajó la cabeza y guardó silencio. Los enviados le miraron preocupados. El alcalde se secó el sudor de la frente antes de conseguir a duras penas volver a abrir la boca.
- Entonces las naves de fuego... ¿cómo...?
- Lo mismo. Teníais pocos caballeros, pero era muy probable que siguierais intentando destruir el puente sufriendo la menor cantidad de pérdidas posibles. Habéis perdido la capacidad de atacar por tierra, así que ¿qué otro método te quedaba? La respuesta es el agua. Era una simple elección entre uno y otro.
El alcalde levantó la cabeza. Las venas de sus ojos eran claras.
- Pe... pero, las naves de fuego fueron destruidas antes de que pudieran llegar al puente. No entiendo cómo ha podido ocurrir.
- ¿No es obvio? Lo más probable es que calcularas el tiempo que tardarían las naves en llegar al puente cuando el viento del este era fuerte. Calculando eso a la inversa se sabe cuándo llegarían los barcos a Heilbronn. Esto también es simple lógica. Ahora bien, como ya expliqué, no hay clarividencia ni suerte detrás de esto.
- ...
Hubo un momento de silencio. Poco después, el alcalde soltó un gemido de dolor.
- Tú... ¡Sinvergüenza, cómo te atreves a jugar con nuestra tierra!
El alcalde extendió los brazos y cargó contra Laura. Sus puños emanaban una débil aura. El alcalde también era un caballero. Gritos surgieron de aquí y de allá. Los enviados soltaron jadeos, los ojos de Paimon se abrieron de par en par y Sitri dio un paso al frente con rapidez. Sin embargo, no tenían por qué preocuparse.
- ¡Hua-kuaaagh!
El alcalde ya estaba empalado por varias espadas anchas que habían salido de las sombras. Eran los caballeros de la muerte. Les había hecho prepararse de antemano porque tenía una extraña sensación desde antes.
Despertó mis sospechas después de escucharle un rato.
‘Este anciano era el alcalde, el comandante y también el estratega. En otras palabras, era alguien que se encargaba del bienestar del pueblo, del ejército y de las estrategias militares. Era un individuo abrumadoramente competente. ¿Una persona tan competente no podía controlar su tono y sus expresiones faciales? Era sospechoso. Probablemente quería bajar la guardia actuando deliberadamente débil. Lo siento, pero una actuación de mierda como esa no engañaría ni a un infante.’
- Señor.
Laura se giró para mirarme. No parecía particularmente sorprendida. ¿Cómo podía una chica de 20 años tener un corazón tan firme? No pude evitar encontrarlo gracioso, así que me reí.
- Es un regalo, Laura. Puedes llevarte esta cabeza de cerdo como parte de tu colección.
Laura abrió un poco los ojos antes de sonreír.
- No podría rechazar un regalo de Su Señoría.
Laura desenvainó la espada larga que llevaba en la cintura. Entonces decapitó al alcalde, que seguía vivo a pesar de estar empalado, con un solo golpe limpio de su espada. La cabeza voló en el aire durante un breve instante antes de caer al suelo con un ruido sordo. Una cortina de silencio se cernió sobre todos.
- ¿La invitación llegó a la gente equivocada? Parece que estas personas son asesinos y no enviados. ¿Cómo pudo el cartero confundir el gremio de asesinos con la oficina del gobierno?
Hablé despreocupadamente con Paimon. Los enviados palidecieron.
‘Viendo sus reacciones, parece que el alcalde intentó el asesinato por su propia voluntad. Un solo criminal mientras el resto son inocentes. Mostrando su último orgullo como humano mientras el resto sobrevive. ¿Era esa su intención...? De acuerdo. Te mostraré el precio por tomarte las cosas a la ligera.’
- Preferiría no tener invitados revoltosos que arruinen nuestro banquete. No tenemos otra opción que devolverlos a todos a donde deben ir. ¿No es así?
‘En otras palabras “Matémoslos a todos.”.’
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