Libro 10 - Capítulo 24
Esa Noche
Traducción: Xaviarus, Radak
Edición: Radak, Sho Hazama
Corrección: Radak
Edición: Radak, Sho Hazama
Corrección: Radak
Barker y sus hermanos de inmediato corrieron hacia adelante, pero César frunció el ceño en impaciencia. “No se pongan tan cerca de mí. No dejen que me convierta en el centro de atención. Bajo perfil, bajo perfil.” Los cinco hermanos sólo podían sonreír torpemente mientras saludaban a Cesar desde muy lejos.
“Gurgle.”
Mientras él probaba el vino, Cesar se fue a esconder en una esquina de la habitación. Cada vez que se encontraba con los enviados de los reyes e imperios, brindaría con ellos, sin darse aires de ser una Deidad en lo absoluto.
“César.” De repente, una voz fría sonó.
Cesar giró. Una sonrisa incómoda no pudo evitar aparecer en su rostro. La persona que había hablado era la Santa Dama del Santuario de la Diosa de Hielo, Rosarie. Rosarie miró a César. Ella resopló un par de veces, pero no dijo nada más. Siendo visto con esa mirada que parecía como si lanzara dagas, César no pudo hacer otra cosa que sonreír estúpidamente.
“Ya te has convertido en una Deidad, pero todavía actúas así.” Un toque de humedad parecía aparecer en los ojos de Rosarie, la belleza helada.
César forzó una sonrisa. “Rosarie, ¿no estás teniendo un tiempo maravilloso siendo la Santa Dama? Por desgracia, sólo soy un derrochador que se pasea por todo el lugar. Voy donde me gusta y hago lo que me gusta. No puedo cuidar bien de ti.” César sentía cierta miseria en su corazón.
“Lord César.” Linley vio a César también.
“No vayas.” Desri sostuvo a Linley, con una pequeña sonrisa satisfecha y ‘desagradable’ en su rostro. “¿Por qué vas a meterte entre los dos tortolitos?”
“¿Tórtolos? ¿No es ella la Santa Dama?” Linley se quedó atónito.
“¿Quién dice que la Santa Dama no puede tener un hombre?” Desri miró a Linley. “Rosarie misma está casi en el nivel Deidad. Para ella continuar trabajando a favor del Santuario de la Diosa de Hielo es dar un poco de cara.” Desri sonrió mientras veía a César y Rosarie desde lejos.
Linley intercambió miradas divertidas con Delia. “Linley, ¿así que este es el Lord César del que me hablaste?” Linley asintió.
“Parece que esta Deidad ha incurrido en una deuda romántica.” Delia apretó los labios mientras se reía, y Linley negó con la cabeza también. “Lord César, él, uh... Cómo debo poner esto... Es un poco el disoluto romántico.”
Esta noche fue una muy festiva, sobre todo el grupo de Desri. George, Yale, y Reynolds también. Por el tiempo en que él saludó y conversó con todo el mundo, ya era medianoche. Sólo que ahora se dirigió hacia la habitación de Delia...
Uno de los beneficios de ser un Santo era que a pesar de haber bebido una gran cantidad de vino, Linley no estaba borracho en lo absoluto.
“¿Linley?”
Él escuchó que alguien llamaba su nombre antes de que incluso llegara a la puerta. Linley giró y vio a César tendido en un sofá y bebiendo vino. “Linley, ¿cómo es que terminaste casándote? Cielos, después que escuché que te casaste, me sentí realmente apenado por ti.”
“¿Realmente apenado?” Linley se quedó atónito.
César se puso de pie, y luego voló con gracia. “¡Lo siento mucho! ¡Sin embargo, otro hombre ha entrado en su tumba!” Mientras hablaba, el cuerpo de César voló alto en el aire. “Oh, sí, feliz boda. Muy bien, me voy.” La voz de César sonó en los oídos de Linley.
De repente
“¡Tú, viejo libidinoso!” Un sonido agudo y claro. Una figura agraciada, vestida de blanco voló en el aire también, persiguiendo a César.
La velocidad de vuelo de César al instante aumentó.
“Uh... Quizás es mejor estar en la ‘tumba’.” Linley tenía un rastro de sonrisa en sus labios mientras se dirigía a la puerta. Pronto, llegó a la puerta de la habitación de Delia. Había dos hermosas sirvientas en frente de ella, y las dos sirvientas respetuosamente abrieron la puerta.
Linley agitó su mano hacia ellas. “Pueden irse ahora.”
“Sí, su Majestad.”
En el cuarto oscuro, la única persona que estaba ahí era Delia, sentada en silencio frente a su cama. Ella se limitó a mirar a Linley, esperando que Linley hablara. Y, por último, Linley habló... “Bebe. Fuera.”
“Jaja, jefe.” Bebe salió arrastrándose de debajo de la cama.
“¿Bebe?” Delia no sabía si reír o llorar. Hoy, Bebe desapareció muy pronto. ¿Quién hubiera pensado que había estado escondiéndose aquí?
Linley miró a Bebe, también sin saber si reír o llorar. “Bebe, ¿qué estás haciendo?”
“Preparando un regalo para ti, Jefe.” Bebe levantó la cabeza en alto.
“¿Qué regalo?” Linley estaba perplejo.
Bebe sonrió, sus pequeñas garras entregaron una roca negra. “Esto es algo que mi buen amigo me dio. Fue esa rata violeta y dorado de nivel Santo de la que te hablé la última vez. Soy demasiado joven y no he acumulado mucha riqueza, por lo que mi hermano me dio esto.”
“¿Qué es esto?” Linley tomó la piedra negra en confusión. “¿Puede ser algún tipo de mineral raro o precioso? No puede ser. ¿Qué utilidad tendría un pequeño pedazo de roca de todos modos?” Linley lo inspeccionó cuidadosamente, pero no podía decir lo que era.
“Yo tampoco lo sé.” Bebe se lo dio a Delia. “Delia, personaliza y átala a tu alma con sangre.”
“¿Atarla con sangre?” Linley levantó una ceja.
Todo lo que necesitaba ser atado por sangre sería sin duda un tesoro. Por ejemplo, la espada Bloodviolet de Linley, o el anillo Coiling Dragon. Incluso la pesada espada de adamantio no era digna de tener que atarse con sangre. En términos generales, solamente artículos muy raros y valiosos requerirían este proceso.
“Está bien.” Delia confiaba mucho en Bebe. Una hoja de aire cortó el dedo de Delia, creando inmediatamente una pequeña herida.
Una sola gota de sangre cayó sobre la piedra negra.
La piedra negra de repente se transformó en un rayo de luz y envolvió a Delia. Linley se sorprendió... Él vio como la piedra negra se fusionó en el cuerpo de Delia y completamente desapareció.
“¿Qué está pasando?” Linley se sorprendió.
Nunca había visto algo tan raro como esto antes. Bebe se quedó con la mandíbula abierta también. “No tengo idea.”
“Delia, ¿cómo te sientes?” Linley preguntó inmediatamente.
Delia negó con la cabeza, en perplejidad. “No siento nada en lo absoluto. Hmm... En realidad, parece que puedo sentir la esencia elemental cercana con mucha más claridad. Cierto. Eso es todo.” Linley asintió en secreto. En términos generales, incluso el más vil de los artículos, una vez atado por sangre, no perjudicaría a su amo.
Linley no estaba demasiado preocupado por eso.
Pero... ¿Qué era esa cosa?
“Bebe, esta piedra negra... ¿Por qué esa bestia mágica te la dio? Esto parece ser un tesoro.” Preguntó Linley. Por supuesto, todo lo que sabía ahora sobre este tesoro era una cosa; podría aumentar la afinidad con la esencia elemental enormemente.
Bebe a toda prisa negó con la cabeza. “Jefe, sinceramente, ese buen amigo mío me la dio. Dijo que es muy útil para los magus.”
“¿Muy útil para los magus?” Linley entendió. Tal vez esto era algún tipo de objeto especial que podría mejorar la afinidad con la esencia elemental. Era inútil para las bestias mágicas de nivel Santo, por lo que se lo dio a Bebe. Pero Linley tenía la sensación de que...
¡Había más de lo que se veía en esta piedra negra!
“Muy bien, Bebe. ¿Vas a permanecer aquí?” Linley miró a Bebe.
Los pequeños ojos de Bebe rodaron, y luego se frotó la nariz dos veces. “Jefe, una vez que tienes una esposa, te olvidas de Bebe. Sniff.” Linley inmediatamente envió un golpe en su dirección, pero para entonces, Bebe ya había desaparecido en un instante mientras salía de la habitación.
La puerta se cerró.
La habitación de inmediato se volvió tranquila. Linley y Delia se sentaron lado a lado en la cama.
“¿Qué estás mirando?” Delia estaba un poco tímida en este momento.
Linley rio. “Estoy pensando... Sobre cuántos hijos debemos tener.” Delia se sobresaltó. Linley de repente levantó a Delia y la llevó a la cama, y luego... Una pieza de ropa tras otra salió volando desde la cama.
...
“Unngh...”
No habían dormido en toda la noche.
“Whew.” Linley yacía en la cama, con Delia descansando encima de él, con su cabeza contra el pecho de Linley. Gotas de sudor causaban que el cabello fragante de Delia se pegase al cuerpo de Linley. Linley bajó la cabeza para mirar a Delia. Ese rostro ligeramente rojo parecía el de un gatito.
Su pequeña nariz respingona estaba sollozando.
La mano de Linley acarició suavemente la espalda desnuda de Delia. En su mente, él continuó saboreando lo que había sucedido en ese momento. Lo nervioso que se había sentido cuando había entrado en el cuerpo de Delia... Linley tuvo que admitir que las cosas se habían puesto un poco demasiadas salvajes en ese momento. Habían pasado tres horas enteras.
“Delia, ¿qué pasa?”
“Quiero llorar.” Delia abrazó el pecho de Linley. “Sólo quiero llorar ahora. Cuando pienso en cómo tú y Alice estaban juntos, me dan ganas de llorar. Cuando pienso en cómo esperé diez años, me dan ganas de llorar. Sob.”
Linley sostuvo la cabeza entre las manos.
Mujeres. Era imposible entenderlas.
“Linley, ¿puedo decirte algo?” Dijo Delia suavemente.
“¿Hrm?” Linley bajó su cabeza para mirar a Delia.
Delia alzó su cabeza para mirar a Linley. Con un rostro serio, dijo en voz baja: “Tú... Estás duro, ahí abajo.”
“Uh?”
Por un momento, Linley no tenía idea de qué decir.
“Delia, sabes, el hijo de Wharton y Nina va a nacer en unos pocos meses. ¿No crees que tenemos que trabajar más duro?” Susurró Linley.
“¿Um?” Delia se sobresaltó.
“Por lo tanto, tengo que mantener el ritmo.” Linley se volteó y empujó a Delia abajo una vez más.