Capítulo 224
La Profecía de la Bruja (III)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
Barbatos agachó la cabeza y permaneció un rato en silencio. Esperé pacientemente. Ya había dicho todo lo que tenía que decir y había terminado de persuadirla. Decir algo más sería perjudicial. Simplemente tenía que esperar a que Barbatos entendiera sus emociones. Abrió la boca lentamente.
- No estás haciendo esto por ninguna otra razón, ¿verdad?
- Si lo hiciera, entonces ya lo habría hecho con Paimon. Me las arreglé para soportar la seducción de la Reina Súcubo. Probablemente no haya mejor prueba que esta.
‘En realidad la evité porque temía las consecuencias, pero no diré eso.’
- ¿Realmente soy la mejor?
- Como sabes, no soy particularmente leal a la Facción de las Llanuras, Barbatos. Respeto al General Zepar y me agrada el Hermano Beleth, pero no pretendo dedicar mi cuerpo a la ideología de la Facción de las Llanuras. En otras palabras, soy tu amigo independientemente de cualquier tipo de beneficio partidista. No me importa que seas la líder de la Facción de las Llanuras o una Señor Demonio de alto rango. Barbatos, simplemente te considero una amiga.
Aparté hacia un lado el flequillo delantero de Barbatos. Y ella me fulminó con la mirada.
- De ninguna manera... Si te pasas al bando de Paimon, entonces te mataré.
- Sigo diciendo que eres mi número uno, pero sigues actuando así, Alteza.
Me reí mientras le daba un beso a Barbatos. No la besé en los labios. Le di un respetuoso beso en la parte superior de su pie mientras ella permanecía sentada en el trono. Si me acercaba a sus labios, había muchas posibilidades de que me rechazara debido a su estado de ánimo. Por eso me agaché todo lo posible y toqué el cuerpo de la muchacha respetuosamente, como un sirviente que sirve a su amo. Desde la espinilla hasta la rodilla y los muslos... Recorrí el vientre y el pecho desnudos de Barbatos y besé su nuca. Luego apreté cuidadosamente mis labios contra los suyos como si estuviera llamando a una puerta.
- Hmm... mm.
La puerta se abrió con facilidad. Normalmente los 2 teníamos sexo duro y extremo. No estaba diciendo que fuera rudo porque nos movíamos violentamente. Era simplemente porque estábamos obsesionados con actos que no eran simplemente apretar nuestros cuerpos y hacíamos cosas que iban más allá del sentido común como azotar, torturar y jugar como amo y esclavo.
‘¿Fue por eso? En realidad, a Barbatos le gustaba que me acercara a ella como lo haría a veces un amante normal. Era como diría la gente, no puedes vivir tu vida sólo bebiendo refrescos.’
- Realmente eres un hijo de puta.
Después de nuestro beso, Barbatos me miró con los ojos húmedos. El tono de su voz se había suavizado. Le dediqué una sonrisa amable.
- ¿No quieres jadear como una perra en celo mientras te machaca un cabrón como un perro?
- ...
Esa fue la frase que me dijo Barbatos cuando me sedujo la primera vez. Era imposible que no recordara esto. Barbatos abrió la boca parcialmente como si estuviera molesta. Sin embargo, antes de que pudiera quejarse, yo di el primer paso y tapé su boca con la mía. Las palabras de Barbatos perdieron su forma y se convirtieron en gemidos.
- Hhb, haa... hmm.
Retrocedí mientras hablaba.
- Barbatos. Dijiste que me había convertido en un pervertido desde la última vez que nos vimos, ¿verdad? Esa es la verdad. Hace poco descubrí que en realidad soy un tipo bastante pervertido. Fue un descubrimiento sorprendente.
- Siempre has sido un bastardo pervertido.
Barbatos parecía querer insultarme un poco más, ya que insistió en insultarme hasta el final. Fue desafortunado, pero eso fue un error, oh Señor Demonio de la Inmortalidad.
- ¿Oh? Así que te convertiste en mi pareja sexual sabiendo que soy un pervertido. Barbatos, sorprendentemente tienes un lado masoquista.
- ¿Aaah?
- Normalmente actúas como el amo, pero te pones muy contenta incluso cuando cambias de rol.
Abrí una ventana del sistema frente a mí e inmediatamente compré un monstruo. Un slime de tortura. El mismo slime transparente que había usado con Daisy. Barbatos frunció las cejas cuando lo vio. Me miró con inquietud.
- ¿Qué... piensas hacer con eso?
Acerqué mi cara a Barbatos mientras susurraba.
- Estoy seguro de que tú también lo sabes, pero este slime tiene la capacidad de compartir sus sentidos. Voy a poner esto dentro de ti.
- ...
- Pienso cortarlo por la mitad y quedarme con la otra mitad. Lo llevaré siempre en el bolsillo. Y siempre que vaya a algún sitio contigo, juguetearé con él en el bolsillo. ¿Qué te parece? ¿No es una buena idea?
La boca de Barbatos se torció. Su expresión se estaba volviendo extraña.
- ¿Una buena idea...? Maldito loco, cómo te atreves a preguntarme eso... el Señor Demonio de Rango 8...
- Debes haberlo pasado mal lidiando con todo Habsburgo, ¿verdad? Ya que estás aquí en mi casa, deberíamos hacer una visita a Niflheim. Podemos ir a un casino y gastar un montón de dinero en los burdeles más lujosos, ¿no? He conseguido mucho dinero últimamente. Será un buen momento.
Rasgué el slime y lo deslicé dentro de Barbatos. Este se retorció como una oruga mientras subía de forma natural. Seguí susurrando a Barbatos con una sonrisa en los labios.
- Y lo tocaré mientras estemos bajo la atenta mirada de otros demonios. El slime del interior de mi bolsillo. Intensamente, con fuerza, y hasta el punto de que no puedas soportarlo... El Señor Demonio de Rango 8 llegará al clímax frente a un incontable número de demonios.
Barbatos, cuya expresión se torció extrañamente.
- ¿Estás, loco...? ¿Crees, que te dejaré hacer algo así...?
Ella sonreía con placer incontrolable. Intentó controlar la expresión de su rostro, pero la idea del placer que iba a derramar sobre ella hizo que las comisuras de sus labios temblaran incontrolablemente. La tirana arrogante y segura de sí misma de siempre no aparecía por ninguna parte. Sólo los restos de su orgullo y arrogancia mantenían en pie a Barbatos a duras penas.
La miré fríamente. Era la señal que indicaba que nuestros papeles se intercambiaban.
- Deberías aprender a hablar correctamente aunque tengas la boca torcida. No estás escuchando lo que te pido, sucia cerda. Te lo estoy ordenando. Si eres un retrete de carne, entonces deberías hablar como uno también, ¿verdad?
La expresión de Barbatos se vino abajo. Después, ella no pudo hablar como una persona durante 6 horas. Sólo diré que le mostré que sólo podía gruñir como un cerdo. Esto fue una venganza por tratarme como un esclavo delante de Daisy. Siempre pago mis deudas debido a mi increíblemente seria personalidad.
* * *
- ¿Una reunión?
Sólo descubrí más tarde que Barbatos no vino aquí simplemente para escapar de sus problemas. También tenía negocios conmigo. Iba a haber una reunión entre Señores Demonio.
- Mi objetivo original era decirte esto.
- Ahh... La guerra de la Alianza Creciente ha terminado hasta cierto punto, así que ha llegado un momento en el que tenemos que llevar a cabo la distribución de honores.
Barbatos dio una larga calada a su pipa. Parecía cansada. No era de extrañar, ya que habíamos recorrido todos los rincones de la cueva durante varias horas. Jugueteaba con el interior de mi bolsillo como si fuera a hacerle un agujero mientras caminaba junto a ella. Barbatos hizo todo lo posible por no llegar al clímax mientras observaba a los trabajadores trasgos. Aunque al final lo hizo. Unas 50 veces también.
Yo lo sabía porque le había ordenado que me dijera cuántas veces había llegado al clímax cada vez que lo hacía. Barbatos casi se desmaya al final. Se desplomó en el suelo de la caverna con los ojos desenfocados y murmuró.
- 56... 56... 56...
Por otro lado, una extraña habilidad había subido de nivel.
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Tenía curiosidad, así que rápidamente comprobé qué era. Había adquirido una nueva habilidad desde que convertí a Daisy en mi esclava. “Cuanto más alto sea tu nivel de Entrenamiento, más eficazmente podrás entrenar a tus esclavos”, se leía en la ventana de descripción. Debería probarlo con Daisy cuando tuviera tiempo.
- Distribución de honores, ¿eh? ... No es como si Baal fuera nuestro gobernante o algo así. ¿Por qué tenemos que participar en algo así?
- Bueno, tienes razón en eso, pero sólo se llama una distribución de honores en la superficie. En realidad hay algo más aquí que es importante. Le pedí al viejo Baal que mediara.
Esto era lo que estaba diciendo: Habsburgo estaba actualmente dividido en una lucha a 3 grupos entre Señores Demonio... En otras palabras, la batalla entre Barbatos, Agares y Gamigin era cada día más intensa. Normalmente, el Señor Demonio Marbas de la Facción Neutral actuaría como mediador entre las partes, pero esta lucha iba más allá de lo que Marbas podía manejar.
Agares era el Señor Demonio de Rango 2 y Gamigin era el Señor Demonio de Rango 4. No había garantía de que obedecieran. No había garantías de que escucharan obedientemente a Marbas, que era el Señor Demonio de rango 5. Por eso Barbatos pidió a Baal, que ocupaba la posición más alta dentro del ejército del Señor Demonio, que actuara como mediador.
- Pero el viejo Baal nunca ofrecería una solución por sí mismo. Jamás.
El Señor Demonio Baal apoyaba fundamentalmente de que cada quien hiciera lo que quisiera. Estaba dispuesto a actuar como mediador siempre que hubiera un problema, pero quería que las partes implicadas encontraran una solución por sí mismas. Barbatos acudió a mí para poder adoptar una posición algo más ventajosa durante las negociaciones.
- Tu habilidad para hablar es capaz de flotar aunque intentaras ahogarla en agua. Ayúdame.
Inmediatamente me retire aterrorizado.
- Eh, eh. ¿Estás loca? ¿Me estás diciendo que vaya contra Agares y Gamigin? ¿Qué vas a hacer si me guardan rencor?
- ¿No dijiste que le gustabas a Gamigin? Intenta persuadirla con esa polla tuya.
- Ni de chiste.
Sólo conocí a Gamigin brevemente durante la guerra de la Alianza Creciente, pero eso me bastó para saberlo. Era el tipo de persona que recurriría al asesinato sin dudarlo si con ello podía deshacerse de sus rivales políticos. Dudo que se pusiera de nuestro lado por sus emociones personales cuando había intereses en juego. Ni siquiera tuve que mencionar a Agares. No tenía ningún tipo de relación con ella.
- Mm. No gano nada presentándome como negociador.
- ¿No sería capaz de persuadirte?
Barbatos me miró furtivamente. Nuestro juego de rol amo-esclavo había terminado hacía poco. A pesar de ello, Barbatos actuaba con sorprendente humildad. Esto significaba que comprendía perfectamente que yo no tendría nada que ganar si me presentaba como negociador.
A pesar de ello, me pedía esto. “Si escuchas mi petición, entonces te daré cualquier cosa a cambio. Haré algo por ti.” Barbatos definitivamente podría haber dicho algo así, pero no me ofreció nada. Por lo tanto... ella no estaba considerando las ganancias y las pérdidas y sólo me estaba pidiendo esto por nuestra amistad.
- ...
Lo pensé intensamente. Barbatos nunca me había hecho una petición así. Nuestra relación era más bien seca. A los 2 nos disgustaban palabras como amistad y amor. Dormíamos juntos siempre que queríamos. Pasábamos tiempo juntos como amigos. Sin embargo, no utilizábamos palabras como amistad y amor. Estaría bien decir que nuestra relación era seca. Llegué a una conclusión al final de mi contemplación.
‘Ya veo.’
Se trataba de un intercambio. Barbatos me había dado el visto bueno para acostarme con Paimon y las demás. Era imposible que esto no pesara en sus emociones. “Te he permitido hacer tanto, así que debes hacer tanto por mí”, este era el mensaje que Barbatos me estaba dando. La razón por la que no me lo explicaba abiertamente era porque eso haría que el amor y la amistad se hicieran increíblemente evidentes en la relación entre ambos. Nuestra relación se enturbiaría instantáneamente en el instante en que esas cosas se involucraran...
Se me escapó una risa. Su comportamiento me pareció simpático. Era una chica bastante arrogante.
- Barbatos, ¿trajiste mis dedos?
- ¿Eh? Sí.
Barbatos asintió y sacó una toalla blanca de su bolsillo. Probablemente 2 de mis dedos estaban envueltos dentro de la toalla. Eran los dedos que me había cortado deliberadamente para salvar a Lapis. Probablemente los trajo aquí para volver a pegármelos. Yo hablé.
- Haz con ellos un collar y guárdalo contigo.
Barbatos parpadeó.
- ¿Qué?
- Te lo prometí, ¿no? Siempre serás mi número uno aunque me acueste con Paimon. No es una gran prueba, pero debería funcionar como un claro símbolo. Muéstrale a Paimon ese collar cuando te encuentres con ella más tarde. Dile que yo te lo regalé.
“Puede que te hayas acostado con Dantalian, pero él me regaló una parte de su cuerpo. Mi relación con él es mucho más profunda que la tuya...” Probablemente no había nada más efectivo que esto. Iba a presentar mis dedos a Barbatos para darle mi confianza.
- De acuerdo. Entiendo.
Lo meditó un momento antes de murmurar en voz baja. Sujetaba con fuerza la toalla blanca entre las manos. No necesité que me aclarara lo que había entendido. Barbatos se apoyó en mí en silencio. Sonreí y le acaricié el pelo suavemente. Los 2 éramos unos niños malvados.
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