Capítulo 303
El Asesinato del Emperador (V)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
Barbatos levantó la cabeza.
- ¿Por qué eres tú el que va a reunirse con su reina?
La única característica de Barbatos era que siempre hablaba en tono juguetón, pero ahora su voz sonaba más débil de lo normal. No. ¿Debería decir que era más débil de lo habitual o que estaba siendo monótona a propósito?
- Nuestro objetivo era subyugar a Agares y lo logramos antes. Fue gracias a esta causa que pudimos bloquear la intervención de naciones extranjeras como Bernicia. Si no mostramos ni la más mínima piedad con su reina, las cosas se pondrán bastante feas.
Ganar es bueno, pero pisotear al enemigo en exceso sólo haría que las demás naciones nos tuvieran más recelo del necesario. Esta vez, los comandantes han participado en casi todos los gastos de guerra. Ya han pasado 3 meses desde que empezó esta guerra, y normalmente era alrededor de este punto cuando la financiación se convertía en una preocupación. Probablemente ahora la gente esté pensando en compensarlo con saqueos e impuestos.
Este era el momento perfecto para poner fin a la guerra. Los soldados demoníacos estarían contentos ya que recibirían un buen salario tras no haber experimentado mucho peligro, los monstruos estarían contentos porque podrían comer mucha carne humana, y los Señores Demonio estarían contentos ya que obtendríamos la mayor conclusión a pesar de no haber gastado tanto dinero. Era un final feliz se mirara por donde se mirara. Sin embargo, la expresión de Barbatos decía otra cosa. Surgió algo al azar.
- No, quiero decir ¿por qué tienes que ser tú?
- ¿Eh?
- Si sólo vas a negociar, ¿no debería estar bien enviar a otra persona?
Incliné la cabeza.
- Bueno... ¿porque soy bueno hablando?
Gamigin tomó la palabra. Miró hacia aquí con una sonrisa brillante. Su sonrisa parecía extrañamente aterradora.
- A mí también se me da bien hablar~. ¿No ha acumulado una cantidad innecesaria de odio por lo a menudo que te pones al frente? Creo que sería mejor si yo fuera como representante ya que la gente no me odia tanto.
- ...No, me disculpo, pero la dinámica de Su Alteza con los humanos es totalmente terrible.
Me quedé boquiabierto. Gamigin era, en efecto, un negociador, pero eso sólo se aplicaba cuando había que negociar dentro del ejército del Señor Demonio.
- ¿Sabes qué tipo de relación tienen actualmente el Reino de Bernicia, el Reino de Castilla y Bretaña? Además, ¿sabes lo que el Emperador y la Emperatriz Viuda significan para el Imperio Franco? ¿Sabes también que la Emperatriz Viuda es de Cerdeña?
Gamigin cerró la boca, pero seguía sonriendo.
‘Esto era extraño. Gamigin debería saber que yo sería mejor emisario que ella. Barbatos también. ¿Por qué estaban tan disgustadas?’
- Bueno, si este no fuera el continente humano, entonces se lo habría dejado a Su Alteza, pero considerando estas condiciones, creo que...
- Si se trata del estado internacional de los asuntos dentro de la sociedad humana, entonces esta dama también está bien informada.
- ...
Paimon habló esta vez.
- Esta señora también fue la que ganó a la República de Batavia. La Facción de la Montaña es un grupo que se creó con el objetivo de evitar la guerra en la medida de lo posible y beneficiarse a través de la diplomacia. Sería difícil decir que esta dama carece de habilidad para ser la emisaria cuando es la líder de esta misma Facción de la Montaña.
¡Pero si tu capacidad de negociación es pésima! casi grité en respuesta.
‘No, en serio. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué estas señoras estaban tan distantes de repente? ¿De verdad les preocupa enviarme como negociador?’
Esto era chocante. Puedo estar en el fondo absoluto cuando se trata de otras cosas, pero pensé que al menos era reconocido por mi elocuencia.
- Jajaja.
Laura rio en voz baja.
‘¿Cómo puedes reírte cuando tu señor tiene problemas?’
La fulminé con la mirada, pero Laura siguió sonriendo con calma.
- Cálmese, consejero. No me mires con esos ojos que dan miedo. Las otras comandantes dicen eso porque les preocupa enviarte solo a la base enemiga.
- ¿Aaaa?
Laura continúo en tono burlón.
- Consejero, sus planes profundamente trazados pueden ser asombrosos, pero su fuerza individual es baja. Si resulta que el ejército bretaño alberga emociones negativas, no durarías ni un segundo. Los comandantes se ofrecen a ir en tu lugar por lo preocupados que están por tu bienestar.
- ...
Me giré para mirar a Barbatos, Gamigin y Paimon. Las 3 desviaron la mirada al mismo tiempo, como si lo hubieran planeado de antemano.
‘¿Me estás diciendo que las 3 mujeres que probablemente empatarían en el primer puesto como seres más egoístas del mundo son capaces de hacer algo como preocuparse? ¿Por mí? Debes estar bromeando.’
- Hmhm. No dije eso porque estuviera particularmente preocupada...
- Pensé que no deberíamos forzar un montón de roles en una sola persona.
- Esta señora simplemente estaba señalando otra posibilidad.
Se negaron a encontrar mi mirada.
- ...
...El ambiente se volvió raro. Marbas se aclaró la garganta. Sitri parecía inquieta mientras no paraba de girar a izquierda y derecha. Vassago, por su parte, parecía disgustado por alguna razón, ya que me miraba con cara de asco. “Bufón absoluto”, decían los ojos de Vassago. Solté un suspiro.
- ¡Caramba! Por favor, limite sus bromas, subcomandante.
- Oh, ¿crees que era una broma? Soy alguien que sólo dice la verdad.
- Entonces eso es peor. No creo que nuestros comandantes intenten entrometerse en el trabajo de los emisarios por sus sentimientos personales cuando está en juego nuestra dirección en su conjunto. Si alguien lo malinterpretara, podría pensar que te estás burlando de nuestros comandantes.
Laura parecía divertirse mientras miraba a su alrededor.
- Hmm. ¿Es así? ¿He ridiculizado sin querer a nuestros comandantes? Quiero preguntar a nuestros comandantes en cuestión si es así o no.
Barbatos, Gamigin y Paimon se estremecieron. Evidentemente, aquí no había nadie dispuesto a admitirlo. Era imposible replicar a Laura, que no era diferente de la comandante suprema. Por eso preguntó en mi lugar, ya que yo seguía siendo su señor. Efectivamente, las 3 damas no respondieron. Laura se rio entre dientes.
- Dicen que el silencio significa sí. Claro que, en este caso, es difícil averiguar a qué pregunta está diciendo sí ese silencio.
- ...Subcomandante.
- Juju. Lo comprendo. Me he precipitado. Comandantes, por favor, perdonen mi error. Todavía me falta experiencia, así que me cuesta mantener relaciones humanas. Les agradecería que generosamente lo pasaran por alto.
Se movía con increíble cortesía, como una persona de prestigio, pero no había ni un atisbo de arrepentimiento en su tono. Me sentí un poco insatisfecho. Sé que Laura tampoco era modesta en el juego, pero dar una disculpa adecuada era la respuesta apropiada a esta situación.
‘Tsk tsk, supongo que los genios son arrogantes por naturaleza.’
- N-No. Está bien, Laura.
- ...Fui yo quien no pensó en el futuro.
- Eso fue descortés de mi parte.
Afortunadamente, los comandantes aceptaron sus disculpas. En términos de interacción social, estas 3 Señores Demonio eran mucho más maduras que Laura. Debería ir a disculparme con ellas de nuevo en privado más tarde, ya que todavía deben estar algo disgustadas. Después de todo, básicamente fueron ridiculizados delante de los demás. En cualquier caso, cambiemos de tema antes de que el ambiente se ponga raro otra vez.
- Camaradas, déjenme las negociaciones a mí. No dejo de asombrarme de las increíbles contribuciones que todos han hecho a lo largo de esta guerra. Yo, Dantalian, me esforzaré al máximo para que nuestros grandes esfuerzos concluyan con éxito.
Los otros Señores Demonio aceptaron enviarme como emisario. Bueno, aparte de 3 individuos, nadie más estaba en contra en primer lugar. Barbatos, Gamigin y Paimon aceptaron a regañadientes. ¿Qué querían decir? No las entiendo.
No había forma de que Henrietta matara a un emisario oficial a menos que fuera la persona más estúpida del mundo. El ejército bretaño ya estaba aislado de cualquier ayuda externa, pero hacer eso los arrinconaría aún más. No, Henrietta probablemente moriría primero antes de que pudieran ser arrinconados. Ella moriría ante nuestro ejército buscando venganza.
Sin embargo, todavía era una posibilidad. Si resulta que la otra parte se ha vuelto loca, entonces podrían recurrir a derribarme con ellos. Sin embargo, sabía a través de Dungeon Attack que Henrietta no era ese tipo de persona...
‘Mm, como pensaba, no entiendo por qué esas 3 damas estaban actuando así. Les preguntaré sobre ello cuando vaya a disculparme más tarde.’
* * *
- Por aquí por favor.
Fui guiado al interior del castillo por el enviado. Por lo que pude ver, el ejército bretaño parecía estar en bastante mal estado. Para empezar, algunos de los soldados no llevaban armadura. Esto significaba que estaban tratando de conservar su resistencia manteniendo sus cuerpos ligeros. En otras palabras, han llegado a un punto en el que ya no son capaces de mantener su resistencia mientras llevan armadura.
Los soldados se giraron para mirarme cuando entré en el castillo escoltado. Estaban defendiéndose de un asedio mientras circulaba una plaga. Sería raro que no estuvieran nerviosos por un emisario enemigo. Levanté un poco la voz al hacer una pregunta.
- He oído que ha estado circulando una plaga. ¿Están tomando las medidas de cuarentena adecuadas?
- Lo siento, pero no tengo autoridad para hablar de asuntos militares...
El enviado me interrumpió. Bueno, probablemente no me lo habría dicho aunque tuviera autoridad. Era evidente. En cualquier caso, no esperaba que respondiera a mi pregunta. Observé a los soldados con el rabillo del ojo. Sus rostros eran tan ásperos que no podía decir que se sintieran amistosos conmigo de ninguna manera.
Habrían soltado un bufido o se habrían reído de mí si hubieran sido capaces de ponerse en cuarentena adecuadamente. La gente que no tiene respiro tiende a fingir que lo tiene para presionar al enemigo. El hecho de que ni siquiera fingieran y se mostraran abiertamente hostiles conmigo significaba que su situación era así de grave...
‘Así que posicionaron a sus soldados relativamente sanos aquí.’
La Reina Henrietta parecía estar en una posición bastante difícil. No había mejor noticia que esta para un negociador.
- Estamos aquí.
Después de pasar por varias capas de guardias, llegamos al centro del castillo. Una puerta de madera estaba firmemente cerrada.
- Mis disculpas, pero ¿quizás no estás acostumbrado a las formalidades humanas?
- Aah, está bien. He venido como representante de nuestro ejército.
El enviado asintió. Señaló al caballero que estaba delante de la puerta. El caballero gritó en voz alta.
- ¡Su Alteza! Ha llegado el emisario del Imperio de Habsburgo.
Al otro lado de la puerta se oyó un ruido sordo. Era el sonido de un guardia golpeando el suelo con la punta de su lanza. La puerta de madera crujió al abrirse. La habitación estaba poco o nada decorada. Una alfombra roja y una mesa cuadrada eran lo único que destacaba en la sala. 7 personas estaban sentadas alrededor de la mesa y discutían algo.
Entre ellos había sentada una llamativa mujer de brillante cabello escarlata que parecía una flor en plenitud. Asentía con la cabeza mientras escuchaba a los generales. Entonces se giró hacia mí. Iba a inclinarme en cuanto nuestras miradas se cruzaran, pero de repente quise mirar más a la mujer. De su rostro brotaba silenciosamente un aura única. Nos mirábamos fijamente.
‘¿Cuánto tiempo había pasado?’
Los labios de la mujer se abrieron lentamente.
- Si no me equivoco, tú debes de ser Dantalian.
Pude entonces inclinarme cortésmente al liberarme de su mirada.
- Encantado de conocerte, oh venerada reina de Bretaña. Como has adivinado, soy Dantalian. Poseo el asiento más bajo en el Ejército de los Señores Demonio con el rango 71 y se me delegó la posición de conde.
Henrietta de Bretaña. Una heroína de tiempos turbulentos.
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