Capítulo 30
Una Temporada en el Continente Demoniaco (II)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Zura ja nai, Lord
Corrección: Zura ja nai, Lord
Sigo imaginando un lugar duro y cruel cada vez que me imagino el continente demoniaco, pero sé que esta imagen es errónea por todo lo que Lapis me había contado. Como que incluso el continente demoniaco tiene muchas ciudades lujosas y civilizadas.
‘¿Me llevaría Lapis a una zona salvaje? Realmente quiero tomarme un descanso esta vez.’
Decidí limpiar el patio delantero de mi mazmorra antes de tomarme unas auténticas vacaciones. ¿Qué quería decir con esto?
- Señoría, ¿qué ha traído a Su Grandeza a ejercer su presencia en un lugar humilde como este?
Pronunció un anciano de pelo blanco mientras se postraba en el suelo. Casi un centenar de personas se inclinaban también detrás del anciano. Eran campesinos de tala y quema. Eran personas que cultivaban y vivían en laderas de montañas que normalmente estaban llenas de bestias y monstruos, por lo que eran más fuertes y valientes que una persona normal. La razón por la que se arrodillaban ante mí era simple. Había unos 30 gólems rodeándoles. Era la fuerza que había conseguido tras gastar el resto de mis fondos. Con mi habilidad de Actuación activada, hablé.
- ¿Humilde? ¿Acabas de llamar humilde a este lugar?
- S-Sí.
- Levanta la cabeza, humano.
El anciano levantó la cabeza increíblemente despacio. Como las crestas entre las paletas de arroz, su rostro bronceado estaba lleno de arrugas. Era un rostro que retrataba directamente su vida sincera y áspera. Me sentí algo apenado, pero seguí empleando un tono agresivo para lograr mi objetivo. La primera impresión es importante. No puedo dejarme ver como un pusilánime en este momento.
- ¡Este es mi territorio! El pecado de llamar humilde a mi tierra es grave.
El rostro del anciano estaba teñido de asombro y perplejidad. Esto era natural. Lo más probable es que estuviera desconcertado ya que un hombre había aparecido con un grupo de monstruos y de repente había afirmado que “esta era su tierra”. Esto era un tipo de control territorial.
A partir de esta aldea de tala y quema, hay varias otras pequeñas aldeas alrededor de mi mazmorra también. Los grupos de aventureros descansaban en estas aldeas durante un par de días, para aliviar su agotamiento antes de venir a invadir mi mazmorra. Estos aldeanos ganaban algo de dinero de estos aventureros al recibir de ellos una pequeña tarifa de alojamiento, por lo que eran una amenaza indirecta para mí. He estado deliberando sobre cómo debería tratar con ellos durante un tiempo, pero decidí intimidarlos una vez antes de emprender mi viaje al continente demoniaco.
- Grandeza.
- Además, también han estado residiendo en mi territorio sin permiso, ¡así que sus pecados son insondables!
- Pedimos disculpas. ¡Nos disculpamos! Pero no lo sabíamos.
El anciano apretó la cabeza contra el suelo sin que yo se lo ordenara.
- Todos los países evitan este lugar ya que está atestado de monstruos. Ni siquiera los recaudadores de impuestos del Imperio vienen hasta aquí. Por favor, perdónanos por huir a esta ladera para escapar de los altos impuestos y la extorsión...
- Uuh, su creencia de que son las únicas víctimas es bastante desagradable. Todos ustedes saben que mi base se encuentra en esta zona y que los aventureros marchan hacia ella. A pesar de ello, ustedes proporcionan alojamiento a estos aventureros, ¿no es así?
El jefe de la aldea levantó apresuradamente la cabeza.
- Ah, pero eso.
- ¡Sólo di la verdad!
- Oh Grandeza... la dificultad de vivir en la ladera de una montaña es inmensa. Si no fuera por los forasteros que de vez en cuando nos visitan y pagan alojamiento, nos costaría sobrevivir una sola temporada. No podíamos evitarlo, ya que era por el bien de nuestra supervivencia. Por favor, ten piedad.
- Si sus vidas son difíciles, ¿justifica eso que mi vida se vea amenazada en su lugar? ¿Cómo te atreves? Parece que no has comprendido del todo la situación en la que te encuentras.
Levanté la mano derecha. Cuando lo hice, los gólems que rodeaban a los aldeanos dieron un paso adelante. El suelo tembló cuando dieron un paso al mismo tiempo. Los aldeanos entraron en pánico. Un par de ellos incluso gritaron.
- ¡Perdónanos!
- ¡Por favor, perdónanos!
Me duele ver esto. Bueno, como humanos, no había razón para que fueran hostiles con los aventureros cuando se ofrecían a subyugar a un Señor Demonio. No es una forma errónea de pensar ya que los Señores Demonio son considerados como los últimos jefes para los humanos.
- ¡Por favor, Oh Grandeza! Te pedimos disculpas. Nunca lo volveremos a hacer...
- ¡Incluso si los masacrara a todos aquí, mi ira no se aliviaría!
Pude ver claramente cómo el sudor corría por el cuello del jefe de la aldea. Hablé deliberadamente con voz llena de rabia.
- Les daré una última oportunidad.
El jefe de la aldea levantó los brazos.
- ¡Gracias, muchas gracias!
- Tengan en cuenta que no soy un hombre incondicionalmente indulgente. Como todos han cometido un crimen irredimible, primero deben arrepentiros.
- Por supuesto. Es natural. Dinos qué debemos hacer.
Saqué un orbe azul. Una vez que lo lancé ligeramente, el jefe de la aldea lo cogió torpemente.
- ¿Qué es esto...?
- Grupos de aventureros seguirán visitando tu aldea. Haz como siempre y dales alojamiento y comida. Sin embargo, golpea ese orbe 4 veces en cuanto lleguen. Si lo hacen, mis subordinados se infiltrarán en tu aldea por la noche. Asesinaran a los aventureros. Si haces esto, entonces no perderás ningún beneficio. Además, como no me habrán traicionado, no tendrán que pedirme perdón con sus vidas.
Así es. Los aventureros que invadirán a partir de ahora tendrán niveles más altos. Si puedo establecer un sistema de cooperación como este con las aldeas de los alrededores de mi mazmorra antes de que lleguen, tendré más formas de enfrentarme a estos grupos. Al jefe de la aldea se le saltaron las lágrimas al elogiar mi magnanimidad. Sin embargo, yo sabía que si no hay beneficios adicionales, la gente rompería este tipo de contratos con facilidad. Si consideran que el grupo de aventureros es lo bastante fuerte como para someterme, sin duda se pondrán de su parte.
- Este es un contrato conmigo. Si rompen el contrato, los mataré a todos.
Necesitaba algo extra. Un cierto tipo de beneficio que les impidiera traicionarme.
- Si cumplen este contrato, entonces les concederé seguridad a cambio.
- ¿Seguridad?
- He oído que este pueblo está constantemente expuesto al peligro de los monstruos.
- Sí. Hace apenas una semana, un joven fuerte fue mordido por un duende y perdió la vida.
- Si mantienes tu parte del trato, entonces te prometo que tu aldea ya no será atacada por monstruos.
- ¿¡Es eso cierto!?
El color volvió a la cara del anciano. Lo más probable es que hace un segundo pensara que lo matarían mis gólems, pero de repente le ofrecieron protección contra los monstruos. Fruncí el ceño.
- Soy el rey de todos los monstruos. ¿Estás dudando de mis palabras?
- ¡No! ¡De ninguna manera! Es que era una gran propuesta.
- Que sepas que soy imparcial.
Respiré hondo antes de gritar.
- ¡Mi nombre es Dantalian! Como soy el Señor Demonio de Rango 71, ¡también soy el maestro de todas las enfermedades y monstruos! Aunque soy magnánimo con mis súbditos, soy cruel con mis enemigos. Si todos se convierten en mis leales súbditos, ¡entonces les proporcionaré beneficios y seguridad en consecuencia!
Me pregunto si mi Actuación funcionó.
- ¡Ahora los monstruos no nos atacarán!
- ¡Estamos a salvo!
- ¡Viva Su Majestad Dantalian!
Los aldeanos aclamaron al unísono. Sin embargo, esto no significaba que había terminado. Durante una semana entera, recorrí todas las aldeas cercanas a mi mazmorra. 12 pequeñas aldeas se sometieron a mí. 30 gólems era una fuerza demasiado poderosa para una aldea pequeña, pero, por encima de todo, la oferta de liberarse de la amenaza de los monstruos les resultaba increíblemente cautivadora. Estaba deseando que estas aldeas se convirtieran en un sistema de alerta temprana para los invasores a partir de ahora. Aunque también tengo que visitar todos los asentamientos de monstruos de los alrededores de mi mazmorra y decirles que ya no atacaran a los pueblos cercanos, era natural que los buenos resultados requirieran mucho esfuerzo.
Un par de los pueblos de monstruos intentaron contraatacar. A diferencia de los monstruos que había contratado a través del sistema, los monstruos salvajes eran fundamentalmente feroces por naturaleza. Sin embargo, esto no me importaba. Aplasté y mate a los monstruos que se resistieron con mis gólems. Podría deberse a que están situados cerca de la mazmorra del Señor Demonio de Rango 71, ya que ninguno de ellos tenía un nivel alto. Como mucho, sólo había grupos de goblins de bajo nivel. Un suspiro salió solo. Por eso la mazmorra de Dantalian sólo aparece durante el prólogo en Dungeon Attack.
- ¡Por fin he terminado con todo mi trabajo!
Después de terminar de recibir las promesas de todos los asentamientos de monstruos, me estiré. La sensación de satisfacción tras cumplir una gran tarea floreció en mi pecho. Excepto que me quedaba una pregunta más.
‘Extrañamente, los goblins no pudieron mover ni un solo dedo.’
Por muy bajo que fuera el nivel de las tribus goblin, esperaba que al menos dieran una pelea razonable, pero no pudieron ni mover un dedo contra mí en cuanto empezaron los combates. Simplemente fueron aniquilados por mi unidad de gólems. Bueno, en realidad no puedo quejarme de algo bueno.
Simplemente lo percibí como que mi unidad de gólems se había vuelto mucho más fuerte. Actualmente, el nivel promedio de mis gólems era de 5. Cada vez que subían de nivel, una estadística aleatoria aumentaba en 1. Mis gólems de nivel más bajo, que empezaron con unas estadísticas básicas de 7/5/5 (resistencia/ataque/defensa), habían subido de nivel y ahora sus estadísticas eran aproximadamente de 7/7/7.
Por ejemplo, las estadísticas de Riff, el líder del grupo de aventureros de la aldea Jalsen, eran de 6/5/2. Como uno de los aventureros de rango F más fuertes, las estadísticas de Riff no eran nada especial. Ahora mis gólems son lo bastante fuertes como para enfrentarse a aventureros de rango E. Además, el nivel promedio de mis hadas era 3, así que incluso ellas podían acabar con un grupo de aventureros de rango E sin sufrir daños.
‘Incluso si un grupo de aventureros de Rango E aparece mientras estoy fuera, Laura debería ser capaz de manejarlos con facilidad.’
Mis preocupaciones se disiparon rápidamente. No hay forma de que una mazmorra que normalmente sólo recibe aventureros de rango F de repente sea visitada por aventureros de rango D o C. Dejé toda la gestión de la mazmorra en manos de Laura antes de irme de vacaciones al continente demoniaco. En ese momento, aún tenía que saber qué tipo de impacto tendría este incidente.
* * *
Lapis tragó saliva. Como alguien que siempre se mostraba tranquila y serena, incluso ella se sentía nerviosa. Había un anciano caballero canoso sentado en una silla de madera ante ella. Todo su cuerpo estaba oculto por un manto negro, pero su rostro pálido hacía evidente que tenía una figura delgada y escuálida. Casi daba la sensación de que exudaba algo mórbido. Sin embargo, su tono tranquilo apenas lograba incluirlo en el reino de la gente refinada.
Este mismo individuo era el jefe de la empresa Keuncuska, Ivar Lodbrok. Incluso entre los vampiros, era uno de los raros Señores Vampiro. Un monstruo entre los monstruos que ha vivido durante más de 2.000 años.
- Lapis Lázuli, seguramente sabes por qué estás frente a mí en este momento.
Lapis bajó la parte superior de su cuerpo de forma moderada.
- Sí, Jefe. Creo que está relacionado con el Señor Demonio Dantalian.
- Parece que no te falta del todo.
La forma en que Lapis se había inclinado en un ángulo perfecto debió de satisfacerle, ya que las comisuras de los labios de Ivar subieron ligeramente. No había nada cómodo o misericordioso en esa expresión. En todo caso, daba una impresión lúgubre. Sólo se movían las comisuras de sus labios, nada más en su rostro se había movido.
- Antes, Torukel había ido personalmente a verle; sin embargo, le cerraron la puerta en la cara. Con el pretexto de que sólo comerciaría contigo, Lázuli. Como era de esperar de la gente de la noche.
- ...
Ivar se estaba burlando de ella al preguntarle indirectamente si había encantado al Señor Demonio con sus técnicas nocturnas. Una burla rotunda hacia Lapis, una medio súcubo. Sin embargo, los rasgos de Lapis no cambiaron y mantuvo la cabeza baja. Este tipo de ridículo era algo cotidiano para ella.
Las Súcubos, eran consideradas las putas del continente demoniaco. Entre ellos, una mestiza que tenía mezclada sucia sangre humana.
- ¿Oh? Parece que sabes cómo manejar tus emociones.
- Soy un empleado de Keuncuska.
Ivar se echó a reír.
- Claro que lo eres. Es natural que un mercader de Keuncuska sea así. Perseguir el beneficio cueste lo que cueste e incluso recibir la confianza de la otra parte. En ese aspecto, apruebas. ¿Cómo no iba a elogiar que un mero empleado demonio de rango 4 haya recibido la confianza de un Señor Demonio usando sus propias habilidades?
El sonido de algo cayendo al suelo resonó por toda la habitación.
- Puedes levantar la cabeza.
Lapis levantó lentamente la cara. Una voluminosa bolsa había caído junto al pie de Ivar. Era una bolsa de dinero que utilizaba la Firma Keuncuska. Teniendo en cuenta su tamaño, estaba claro que contenía más de 100 monedas de oro.
- Es tu recompensa. Cógela.
Ivar estaba sentado en una silla. La bolsa de dinero estaba colocada debajo de su ingle. Decirle que era su recompensa y colocarla allí era, en otras palabras, su forma de decirle que se “arrastrara” hasta él para recibir la recompensa. Incluso para una puta callejera, no había nada más descortés que eso. Una vergüenza total.
- Sí.
A pesar de todo, Lapis respondió como esperaba. Entonces se puso a cuatro patas y se arrastró hacia el Señor de los Vampiros como un animal. El uniforme negro de Keuncuska se le pegaba al cuerpo y resaltaba su trasero. Ivar observó con ocio cómo se arrastraba hacia él.
Finalmente, metió la cabeza entre las piernas de Ivar. Cogió cortésmente la bolsa del dinero con ambas manos antes de bajar aún más la cabeza, ya de por sí baja.
- Muchas gracias.
Fue entonces, en el momento en que estaba a punto de apartarse. Ivar habló.
- Desnúdate.
Una voz fría entró en sus oídos.