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lunes, 2 de octubre de 2023

DD - Capítulo 35

Capítulo 35
Una Temporada en el Continente Demoniaco (VII)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Zura ja nai, Lord
Hablé con la mayor sinceridad. - Me alegra mucho que hayas hablado con sinceridad. - Perdóname..., no me mates... - Por supuesto. ¿Qué razón tengo para desviarme de mi camino para matarte? - Poción, una poción curativa... Forcé a Andromalius a levantarse. - Desafortunadamente, no tengo algo como una poción conmigo. Pídeselo a otro. Pero primero, ¡debes levantarte y disculparte con el dueño de la cantina! Deberías respetar a tus mayores. Andromalius gimió con fuerza al levantarse por la herida del muslo. Le pregunté en tono preocupado si se encontraba bien. A pesar de mis palabras, no aminoré el paso y, naturalmente, tampoco tenía intención de hacerlo. Probablemente la otra parte estaba maldiciéndome en su cabeza. - Eso es todo lo que quiero de ti ahora. - De acuerdo. Le apoyé mientras salíamos de la cantina. Los demonios seguían en formación, pero cuando se dieron cuenta de cuál era mi objetivo, ya no desconfiaban demasiado de mis gólems. Caminamos hacia el viejo hombre gato que estaba mezclado al fondo de la formación. - ¡Tabernero! Este hombre dice que tiene algo de lo que disculparse. El hombre gato estaba visiblemente perplejo. Los otros demonios murmuraban entre ellos mientras miraban hacia aquí. Antes de darme cuenta, los espectadores habían aumentado y ahora había el doble de gente que antes de entrar en el bar. - S-Sí. - Parece que se ha equivocado porque aún no ha experimentado mucho del mundo. ¿No serás generoso y le perdonarás? Entonces, ¿qué estás haciendo? Date prisa y discúlpate. Sin previo aviso, aparté el brazo que utilizaba para sostenerle. Una vez lo hice, Andromalius no pudo resistir el dolor de su muslo al caer. Contuvo un gemido mientras se postraba lentamente. - Lo siento... Cometí un error. - ¡Ja! Pisé el dorso de la mano de Andromalius. - Auh, Auuuuah! - ¿¡Qué clase de disculpa es esa!? ¡Pon más sinceridad en ella! - Kuh, ¡lo siento! - Así es. Presiona tu frente contra el suelo. Así. - Lo siento, hicc, lo siento... Su disculpa continuó. Andromalius golpeó tanto la cabeza contra el suelo que su frente se cubrió de un amasijo de pelo, sangre y tierra. Debía de haber mucha gente que albergaba odio hacia él, ya que los demonios que habían venido a presenciarlo se reían a carcajadas. Levantó la cabeza en cuanto oyó el sonido de las risas. Sus ojos llameantes miraron a los demonios. Se estremecieron. Sin embargo, en cuanto volví a pisarle la mano, no tuvo más remedio que soltar otro gritó y volver a bajar el cuerpo. La disculpa continuó hasta que el viejo hombre gato no soportó seguir mirando y nos dijo que ya era suficiente. - Dale las gracias al tabernero por aceptar tus disculpas. - Gracias. Hicc, muchas gracias... El viejo hombre gato asintió. Cuando comprobé sus emociones, aunque su hostilidad hacia la otra parte no había desaparecido por completo, ahora estaba más avergonzado por ser el centro de atención. Parece que quería salir de esta situación lo antes posible. Una oleada de tristeza debió invadirle cuando Andromalius empezó a llorar. No era diferente a un niño. Sentirse frustrado por ser castigado a pesar de haber hecho algo malo era una característica primordial de los niños. No tengo ni idea de cómo alguien así pudo convertirse en Señor Demonio y ser una molestia general para la gente de su alrededor. Decidí comprobar su estado.

Nombre: Andromalius
Aguante:
Ataque:
Defensa:
1/5
3
3
Sólo le quedaba 1 punto de Aguante. Seguía sangrando por el muslo, así que lo más probable era que pronto se le acabara la sangre. Le agarré de nuevo y tiré de él hacia arriba. Se tambaleó porque no podía mantener el equilibrio. - Bien, bien hecho. Esto debería ser más que suficiente. Ya puedes seguir tu camino. - ...Mu- muchas gracias... Usé mis manos para quitar la suciedad de sus hombros y rodillas. La cara de Andromalius estaba mortalmente pálida debido a la pérdida de sangre. Se inclinó ante mí antes de volverse hacia todos los demonios que se habían reunido aquí. Pidió ayuda en un tono frágil. - ¿Alguien tiene una poción...? Había fácilmente más de 30 demonios, pero todos mantenían la boca cerrada. Me di cuenta de que estaban deliberadamente callados. No había forma de que ninguno de estos demonios no tuvieran una poción cuando los conflictos y la violencia son algo natural en Niflheim. A pesar de ello, permanecieron en silencio. - Por favor, una poción... Te la pagaré más tarde. ¿Incluso un hechizo de curación serviría... alguien...? Numerosas miradas frías se centraron en él. Sólo oía susurros. No podía oír lo que decían, pero probablemente no era nada bueno. Las lágrimas corrían por las mejillas de Andromalius. Cuando se dio cuenta de que pedir ayuda era inútil, arrastró la pierna herida mientras avanzaba tambaleándose por la plaza. Se cayó sin poder dar más de un par de pasos. Andromalius se arrastró mientras gemía. La sangre de su muslo dibujaba una larga línea roja en el suelo. - Hkkuck... khk.. .hicc... Tenía ganas de fumarme un cigarrillo. No era porque sintiera remordimiento o porque sintiera lástima por él, simplemente pensé que un cigarrillo sería perfecto para un momento así. Es una pena que no pueda leer las emociones de otros Señores Demonio. ¿Qué está pensando este hombre en este momento? ¿Era el deseo desesperado de no morir lo único que pasaba por su cabeza en este momento? - Su Alteza. Vuffoet se acercó a mí y susurró. - Poseo una poción. - No se la des. - Pero este tipo de muerte es demasiado solitaria. - Así que te has convertido en un filántropo durante nuestro breve tiempo separados. Me reí entre dientes. - Personalmente creo que la muerte es algo solitario por esencia. - ... - Observa en silencio. Andromalius se arrastró un rato más antes de detenerse. ¿Debería felicitarlo por llegar al borde de la plaza? Su espalda aún se movía ligeramente hacia arriba y hacia abajo, por lo que parece que su respiración aún no se había detenido. Sin embargo, ni siquiera eso duró mucho. Cada señal de movimiento llegó a su fin. - Estado. Una ventana no apareció. Esto significaba que había muerto. Me di la vuelta. Elegí un camino al azar que salía de la plaza y caminé hacia él. Vuffoet me siguió sin decir palabra. Una vez que estuvimos fuera de la multitud, los demonios empezaron a gritar en voz alta cosas como. - Andromalius ha muerto. - Qué bueno, ya era hora. Caminamos por un estrecho callejón. No hubo palabras entre nosotros durante un rato. Vuffoet habló con cautela. - Uhm, ¿puedo preguntarte por qué te desviviste por matarlo? No me apetecía quedarme callado, así que le respondí alegremente. - Hay 3 razones. Primero, se había burlado de mí delante de muchos otros. Aunque soportaría que una persona con más autoridad se burlara de mí, no me quedaría callado y dejaría que alguien inferior a mí hiciera lo mismo. Además, también me había tratado como a alguien inferior a él. No puedo permitir que el nombre de Dantalian sea tratado a la ligera entre las masas. Un par de niños demonio ya debían de haber oído la noticia, pues corrían hacia nosotros desde el otro extremo del callejón. Los niños gritaron que un Señor Demonio había muerto mientras corrían rápidamente junto a nosotros. Un niño le decía al otro que se diera prisa y otro le decía que fuera más despacio. - Segundo, esta era una buena oportunidad para ganarme una buena reputación aquí en Niflheim. Una vez que la gente se entere de que había cortado al individuo que había sido una molestia frecuente, seguramente habrá algunos individuos que se ganarán una buena opinión de mí. Incluso es posible que haya alguien entre ellos que pueda ayudarme sustancialmente. Las impresiones son importantes para un rey. - ...Eso es correcto. Sin embargo, ¿está bien que digas tú mismo estas palabras? Vuffoet me miró con una mirada ligeramente dubitativa. - Está bien que te lo diga yo. Al fin y al cabo, eres cómplice. - ¿Cómplice? - No le salvaste a pesar de tener una poción, ¿no? Estaba desconcertado. - ¡Pero eso es porque Su Alteza decía...! - Tonterías. ¿Eres mi vasallo? Si vas a salvar o no a la persona que se está muriendo delante de ti es algo que sólo tú puedes decidir. Por lo tanto, dejarle morir es en última instancia tu responsabilidad. Me pregunto qué pasaría si empezara a correr el rumor de que la Firma Keuncuska ha dejado morir a un Señor Demonio. Vuffoet se quedó con la boca abierta. Poco después, recobró el sentido y gritó. - ¡Eso es una mentira! - Jajajaja, debiste ver tu cara, está claro que era una broma. - ... Felizmente, una brisa fría fluyó entre nosotros. Podía sentir una densa sensación de repugnancia de la otra parte. ‘Mm, me pregunto si se dio cuenta de que yo había amenazado indirectamente a la Firma Keuncuska. Sería estupendo que lo hiciera. Si no, entonces no tendría más remedio que transmitir la amenaza a través de Lapis. No quiero forzar un asunto tan problemático sobre ella.’ - Y la tercera razón, es un secreto. - ¿Cómo dices? - He dicho que es un secreto. ¿Por qué tengo que explicarte cada una de mis acciones? Usa tu propio criterio y echa un vistazo. Caminé hacia adelante mientras tarareaba. Podía sentir resentimiento detrás de mí, pero no me importaba. Aunque le dijera que había matado a Andromalius para matar al héroe o al menos para evitar que el futuro héroe despertara, no me creería. Espero que se devane los sesos por su cuenta para pensar en una buena razón. Es natural que un hombre tenga algunos secretos para ser encantador.
* * *
Por la noche, Vuffoet llegó a la sede de la empresa Keuncuska. Acababa de regresar de cenar en un restaurante tradicional con Dantalian. Aunque los platos de marisco que se presentaban en el restaurante eran deliciosos, él sinceramente no tenía tiempo para saborearlos todos. - Hola, señor Vuffoet. Le saludó una empleada de la recepción de la sede. Era una mujer tigre con una amplia y hermosa melena rubia. Como era lo bastante guapa para ser la chica de la recepción de la empresa y además era capaz de combatir en caso de emergencia, era alguien a quien él había contratado personalmente. Vuffoet le sonrió instintivamente con amabilidad. - Gracias por trabajar hasta tan tarde. - No te preocupes, al fin y al cabo es mi trabajo. La mujer tigre se sonrojó. Vuffoet ya sabía que la chica estaba interesada en él. Sin embargo, era necesario que fuera limpio en sus relaciones con las mujeres. Porque sabía que la empresa Keuncuska necesitaba una persona así. No, para ser exactos, este tipo de individuo era necesario para el dueño de la empresa. - Tengo que informarle algo al jefe. - Ah. Ya veo. La cara de la chica se tiñó de envidia. El jefe de la compañía, Ivar Lodbrok. Ese legendario Señor de los Vampiros estaba en la cima incluso entre los 7 ejecutivos de la Firma Keuncuska. Nominalmente, los ejecutivos actuaban como 7 presidentes iguales durante las reuniones, pero incluso esta mujer tigre sabía que eso era realmente sólo de nombre. Había individuos que se oponían al jefe Lodbrok; sin embargo, eran una minoría. El hombre que tenía delante era lo suficientemente prometedor como para presentar personalmente un informe al jefe. Aunque se sintió decepcionada por la brevedad de su encuentro con Vuffoet, le condujo hasta el dispositivo de teletransporte. Una vez que Vuffoet sacó su collar, el dispositivo de teletransporte empezó a emitir un resplandor rojo. Significaba que su teletransporte había sido aprobado. - Bien. Que pases una buena velada. - Uhm, señor Vuffoet. Si tal vez tiene algo de tiempo libre más tarde, entonces... uhm. La mujer habló vacilante. - ¿Puedo ofrecerle invitarle a cenar en algún momento en el futuro? - ¿Cena, verdad? - ¡Sí! Le estoy muy agradecida por todo lo que ha hecho por mí, y, bueno... yo también quería darle las gracias personalmente... La situación que temía había llegado a producirse. No era la primera vez que una joven se le confesaba. Hasta cierto punto, Vuffoet tenía que seguir siendo un joven brillante, cortés y con talento. ‘Aunque sé que este tipo de papel es necesario, es un poco molesto.’ Vuffoet respondió lo más amablemente posible. - Le pido disculpas. Sigo queriendo dedicarme a mi trabajo. - Ah... La cara de la mujer enrojeció rápidamente. Los tigres tenían fama de ser muy orgullosos. Vuffoet pudo adivinar que estaba muy avergonzada por haber sido rechazada. Para mitigar un poco su humillación, Vuffoet se apresuró a darle una excusa razonable. - La señorita Andelina es demasiado hermosa para alguien como yo. Además, como el jefe se está interesando por mí, no quiero perder esta oportunidad. Lo siento. - Ya veo. Tienes razón. Recuperó un poco la compostura. Estaba pensando en el futuro del joven que le gustaba. Ciertamente, recibir el interés del jefe de la firma Keuncuska era una gloria suprema y una oportunidad. Cuando se dio cuenta de que había obstaculizado su oportunidad, se sintió culpable, aunque sólo fuera un poco. Vuffoet sonrió finamente. - Me despido entonces. Me preocupan los problemas que podría pasar si hago esperar al jefe más tiempo. - ¡Ah, sí! Por supuesto. Lo siento, le he robado demasiado tiempo... - Tonterías. Yo también estoy encantado de haber podido conversar con la señorita Andelina. Vuffoet respondió mientras entraba en el dispositivo de teletransporte. Era un dispositivo pensado para una sola persona. Mientras la doncella parecía aturdida por el comentario de Vuffoet, éste le dedicó otra sonrisa antes de activar su magia. Una vez que lo hizo, su visión se llenó de una luz roja. El último piso de la sede de la empresa. Era un lugar al que una minoría muy reducida de personas podía acceder a través del dispositivo de teletransporte. Vuffoet recorrió el pasillo en absoluto silencio. Al final del pasillo había una puerta de madera. Era lujosa y tenía grabados símbolos un tanto extraños, pero que se adaptaban a las preferencias de los vampiros. Creeeaaak. No había nadie en la habitación. Vuffoet siguió avanzando sin dudar, como si estuviera acostumbrado a ello. Una vez que cruzó la habitación y llegó a la ventana, había más de una docena de ataúdes de vampiros alineados unos junto a otros en las inmediaciones. Eran ataúdes que incluso los vampiros hoy en día calificaban de anticuados y se negaban a utilizar. Sin embargo, a Vuffoet le gustaba dormir en un ataúd. Incluso hoy en día. ‘Justo como hace 1.000 años.’ Vuffoet se metió en uno de los ataúdes. La tapa se abrió y se cerró sin hacer ruido. Poco después, se abrió un ataúd diferente al que Vuffoet acababa de entrar. Un anciano se levantó. Se frotó la cara varias veces como si se la estuviera lavando. Miró hacia la ventana. El atardecer escarlata de Niflheim se extendía por los callejones. - Señor Demonio Dantalian... eres un personaje interesante. El anciano tenía el rostro de Ivar Lodbrok.

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