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viernes, 5 de julio de 2024

DD - Capítulo 334

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Capítulo 334
Aroma a Anémona (IV)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Un silencio sofocante cayó sobre la prisión subterránea. Una grieta se había formado incluso en la expresión de Jeremi. Ella se congeló como una estatua después de recibir el látigo de mi parte. Pude sentir débilmente una emoción de ella. “No quiero... quiero negarme...” Para una asesina que incluso cometería suicidio si se lo ordenara la persona a la que sirve, esto mostraba lo renuente que era a hacer esto. Miré fijamente a Jeremi. - Cumpla su orden inmediatamente, Capitana. - No puedo dañar a su... - No seas tonta. ¡¿Tengo que repetirle darle una orden directa a un demonio?! Jeremi se estremeció en el momento en que le grité. La mitad de su cara estaba quemada, pero sus emociones estaban siendo puestas a flor de piel en este momento. - Ha pasado menos de medio mes desde que te recuperaste de tu enfermedad. Le pido esto a Su Alteza no como capitán, sino como médico de la corte. 60 latigazos es demasiado severo. No se lo aconsejo como su leal vasallo, sino como su farmacéutico y médico. Por favor, reconsidere... Me volví más frío. - Si me contestas una vez más, usaré mis demonios. - ... - Si pierdo el conocimiento, entonces me despertarás con agua fría. No debes mostrar piedad mientras llevas a cabo la tarea rápidamente. Hazme exactamente lo mismo que le hiciste a la criminal. ¡Es una orden! Cada vez que el castigo sea detenido o intervenido, recibiré 10 latigazos adicionales. Nadie puede detenernos. Jeremi bajó lentamente la cabeza. - Como órdenes. Me desabroché el manto y lo dejé caer al suelo. Llevaba un atuendo innecesariamente formal porque tenía que reunirme con un enviado del Reino Teutón. Me quité el pañuelo rojo que Gamigin me había regalado personalmente. Era como si estuviera exponiendo mis capas defectuosas. Finalmente, la parte superior de mi cuerpo quedó al descubierto. Me senté tranquilamente en el suelo. Pude sentir que Jeremi se me acercaba por detrás. - ¿Debo proceder ahora? - Sí. No olvides tu deber ni por un segundo. Mordí un trozo de goma. La saliva fluía por mi garganta. Mi piel hormigueaba como si estuviera prediciendo el dolor que iba a sentir. Cerré los ojos. Normalmente, lo correcto sería ejecutar a Laura porque había infringido la ley. En otras palabras, este castigo sustituía a una ejecución. Jeremi pidió misericordia, pero eso era absurdo. Esto ya era suficientemente misericordioso ya que estaba sustituyendo una ejecución por un castigo. Primero, Lapis fue castigada como representante de los vasallos, el castigo de Laura siguió después, y ahora era el castigo para mí. Laura compartía su castigo con su señor y la canciller, individuos cuyos cargos eran ambos superiores al suyo. Esto fue apenas suficiente para evitar una sentencia de muerte. Por supuesto, era una incógnita si mi cuerpo podría soportar este castigo o no. Siempre he estado fuera de forma y, literalmente, volví de entre los muertos hace poco. Sin embargo, estas cosas no importaban. Teniendo en cuenta que este castigo se supone que está a la par con una sentencia de muerte, esto es natural. Este deber natural simplemente se está llevando a cabo. Eso es todo. Y entonces... el dolor golpeó mi espalda. - ¡Uuuuh...! Mis ojos se abrieron de golpe. Un inmenso dolor recorrió mi espalda. El chasquido del látigo y la sensación de mi carne desgarrada se armonizaron. Apreté la mandíbula. Si no estuviera mordiendo la goma, sentía que mis dientes se habrían roto al quinto golpe. Segundo golpe. Fue increíblemente doloroso. Ser azotado sólo por segunda vez ya era mucho más doloroso que la vez que una flecha atravesó mi muslo y cuando me corté mis propios dedos. Sentí algo burbujeando en mi espalda. Probablemente era mi sangre. Tercer golpe. Cuarto golpe. Quinto golpe... Sentí que se me iban a salir los ojos. Se me hizo un nudo en la garganta al sentir que algo fluía hacia arriba. Luché por respirar. Intenté desesperadamente respirar entre cada latigazo. Mis dientes debieron morderme la lengua porque el interior de mi boca también sabía a sangre. Sabía asqueroso. - ¿Se... ñor? ‘¿Se despertó por el sonido del látigo?’ Laura, que estaba encadenada al techo por los brazos, se esforzó por abrir los párpados. Desde su lado de la habitación, me miraba distraída. No la miré porque mi visión se había nublado por completo. Incluida Laura, todo me parecía borroso. Ella parecía que aún no había recuperado el sentido. Su cara parecía como si no pudiera entender lo que estaba sucediendo ante ella. No fue una sorpresa ya que mi castigo comenzó después de que ella se desmayara. Su cara tardó menos de 10 segundos en llenarse de shock. Mi cuerpo empujó hacia delante. Hacía todo lo posible por mantener mi posición sentada, pero mis brazos ya temblaban como locos. Esta vez ni siquiera solté un grito. Un jadeo seco me subió por la garganta. - Ah. ¿eh...? ¿Hm...? La expresión de Laura se desmoronó. El séptimo azote me golpeó sin piedad, independientemente del estado de Laura. Mis entrañas gritaron. No era una simple sensación de dolor en mi carne. Mis músculos y huesos también estallaban de dolor. Un precio sin sacrificio no puede existir. Si se permite un castigo a medias, entonces la administración del gobierno se oxidará sin hacer ruido. Si no se hacen sacrificios, se sacrificarán los cimientos del propio Estado. Así es la política. Lo más probable es que mis vasallos también se den cuenta de esto una vez que se tranquilicen más tarde. - ¡Ah, ahhhhhh, ahhhhhh! Los ojos verdes de Laura se abrieron de par en par. ¿Ahora entendía lo que estaba pasando? Abrió la boca, sin embargo, sólo pudo exprimir los pulmones como un animal debido a la repentina conmoción. Y entonces, el octavo golpe. - ¡Ahhhh! ¿Qué le estáis haciendo a Su Señoría? Laura sacudió su cuerpo. Las cadenas sujetas al techo se sacudieron con fuerza. Abrió mucho los ojos y forcejeó tan desesperadamente que no se diría que hacía un momento había recibido 30 latigazos. - ¡Para! ¡Deténgase ahora mismo! ¡Señorita Jeremi! ¡Deténgase, por favor, deténgase...! Noveno golpe. - ¡Ahhh! ¡Cómo te atreves! ¿¡Qué le estás haciendo a mi señor!? ¡Te voy a matar! ¡Si no te detienes en este mismo instante, te mataré, Capitana! ¡No es demasiado tarde! ¡Si te detienes ahora...! Décimo golpe. Undécimo golpe. Duodécimo golpe. Me desmayé por un momento debido al dolor. Era como si mi conciencia hubiera sido forzosamente desconectada. ¿A esto se le llama diente por diente y ojo por ojo? El inmenso dolor que sentía en la espalda me obligó a recuperar el conocimiento. Era un dolor completamente distinto al que había experimentado hasta ahora. El agua fría corría por mis heridas abiertas. Dejé caer la cabeza. Sentí que me desmayaba mientras me mantenía sentado en posición vertical. Caían gotas al suelo. Algo fluía de mi boca, así que pensé que era mi saliva, pero pude ver débilmente que el líquido era rojo. Jeremi contaba los latigazos en voz alta antes de cada golpe. Gracias a esto supe que estábamos en el decimotercer golpe. ‘Si ahora estábamos en el golpe 13, entonces ¿cuánto faltaba para el 60? No puedo hacer las cuentas. Todo lo que podía concluir era que aún estábamos increíblemente lejos de terminar.’ La sangre fluyó por mi barbilla y cayó al suelo de la caverna. Por alguna razón, no sentía los dientes. Sólo sentía dolor. - Por favor, Señor... lo haré mejor... así que por favor detén esto... Laura estaba llorando. Una vez que se produjo el decimocuarto golpe, el llanto cambió inmediatamente a gritos. Gritó algo terrible, pero no pude distinguir sus palabras. Sentía la cabeza mareada. El olor a vómito y sangre se mezclaba y asaltaba mi cerebro. Me costaba respirar. ‘Le había hecho algo malo a Laura. Sé por qué torturó a Daisy. Entiendo su razonamiento. Lo más probable es que estuviera tan preocupada que no pudiera controlarse. Incapaz de controlar sus desbocadas emociones, su afecto se vio distorsionado por la rabia y tuvo que desatarla sobre alguien.’ - No, Su Señoría, no quiero esto... Basta... No lo volveré a hacer, por favor... Esta era mi responsabilidad. Laura originalmente no era alguien que se dejara llevar por sus emociones. Incluso durante su último momento antes de saltar desde una rampa, levantó la barbilla y miró fijamente al héroe. Esta era la clase de persona en la que se suponía que debía convertirse. ‘Porque se dejó llevar por una persona como yo. Esa hermosa niña. Yo arruiné a Laura.’ - Ah, uuaa, ahh... Alto... No... no... Señor... Señor... El conteo continuó después. Fue alrededor del trigésimo golpe cuando de repente se hizo un silencio larguísimo. Me encontré desplomado en el suelo. Levanté sólo la parte superior de mi cuerpo y me gire para mirar a Jeremi. El rostro pálido de Jeremi entró en mi visión. El interior de mi boca estaba lleno de sangre. Quería escupirla, pero no tenía fuerzas para hacerlo. Lo mejor que podía hacer era abrir ligeramente la boca y dejar que saliera de forma natural. Hice suficiente espacio para mover la lengua. -¿Cuántos? - Estamos en el... 32, Su Alteza. Silenciosamente la fulminé con la mirada. “¿Por qué no sigues?” Esto era lo que decían mis ojos. Jeremi vaciló. - Su Alteza no puede soportar más que esto... No sentí la necesidad de darle una respuesta verbal mientras continuaba mirándola en silencio. Jeremi apretó los dientes mientras levantaba lentamente el látigo. ‘Bien, eso es lo que deberías estar haciendo. Estás cumpliendo tu papel más que de sobra con esto.’ Le hice un gesto de aprobación con la cabeza antes de volver a apoyar la parte superior del cuerpo en el suelo. Quería sentarme erguido, pero ya no tenía fuerzas para hacerlo. Grité al recibir el trigésimo tercer golpe. Al parecer, la goma de mi boca se había caído mientras estaba desmayado. Esto significaba que no tenía fuerzas ni siquiera para los dientes. No importaría si intentaba morderla de nuevo. Laura parecía haberse agotado mientras lloraba ya que su boca sólo podía abrirse y cerrarse ahora. Era un resultado natural puesto que su cuerpo ya era un desastre debido al castigo que también había recibido. Sin embargo, las lágrimas seguían brotando de sus ojos. Acabé desmayándome cada 3 azotes, así que el castigo duró mucho más de lo esperado. Ivar no podía seguir mirando y provocó un alboroto. Parsi la detuvo, pero fue inútil Se añadieron 10 latigazos más a mi castigo. Una vez que eso ocurrió, Ivar tenía una mirada de desesperación mientras retrocedía. Jeremi se negó con vehemencia a añadir los azotes adicionales, pero yo me mantuve firme con la orden que había dado. Al final, 10 se sumaron a los 60 y acabé soportando 70 azotes. - ...Setenta. Jeremi habló como si estuviera dando su último aliento. De principio a fin, no soltó el látigo. Esto por sí solo era suficiente para merecer elogios. La hubiera elogiado por un trabajo bien hecho si me fuera posible hablar. Todo había terminado. Con esto, la disciplina dentro de mi ejército de Señor Demonio fue establecida. Esto probablemente nunca volverá a suceder. Fue tan doloroso que pensé que iba a morir, pero no fue así. Esto fue suficiente. Exprimí las fuerzas que me quedaban para hablar. - Casti... go... comple... to. Perdí el conocimiento antes de terminar de hablar. Fue alrededor del cuadragésimo golpe cuando no pude distinguir entre consciencia e inconsciencia, así que sería más preciso decir que cerré los ojos ya que no había necesidad de permanecer consciente. Estaba bien seguir cerrando los ojos. Nunca pensé que esto sería una bendición tan grande. El sonido de varias personas gritando “¡Alteza!” resonó a mí alrededor. El sonido provenía de justo a mi lado, pero sonaban muy lejanos. Me envolvió la oscuridad... y me permití descender al fondo absoluto del vacío. Todo mientras pensaba que estaría bien si permanecía sumergido en esta oscuridad para siempre.

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