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jueves, 9 de enero de 2025

DH - Capítulo 235

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Capítulo 235
La Justicia en la Venganza (II)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Dio un paso atrás, dejando que la mujer cayera débilmente al suelo. Ella no dejaba de temblar mientras gemía. Sacó una servilleta de su bolsillo y, mientras limpiaba las manchas de sangre del mango del látigo, preguntó a las mujeres restantes. - ¿Quién de ustedes puede decirme dónde está el dinero de Kafen? Me gusta la gente honrada. Delante de mi cara, sin duda habrá beneficios al decir la verdad. Todas las mujeres, incluida la que estaba en el suelo, guardaron silencio, sin responder a la pregunta. Tidan parecía tener mucha paciencia. Señaló a Ricardo a lo lejos y les dijo. - Es mejor que todas dejen de hacerse ilusiones. Aquí no hay nadie que pueda salvarlas, ni en el cuartel general, ni en el Parlamento de Sangre, y aún hay menos posibilidades de que lo hagan los amigos de Kafen. De hecho, dudo mucho tuviera amigos. Incluso si los tenía, probablemente fueron asesinados por la gente de allí. ¿Ves a ese tipo que lleva la ametralladora? Ese es el que mató a Kafen, tu marido, tu padre, y me los vendió. Mi nombre es Tidan, será mejor que lo recuerden. Una persona inteligente no olvidaría el nombre de su nuevo dueño. Las cejas de Su se fruncieron ligeramente, y esta vez ni siquiera Ricardo lo detectó. Una sonrisa despreocupada se dibujó en su rostro, y el cañón de la máquina apoyado bajo sus costillas se balanceó ligeramente de un lado a otro. La áspera voz de Tidan seguía resonando en el aire. - Comprarlos a todos me costó bastante dinero. Si los vendo a todos como esclavos, tendría un 20% de pérdidas. Sin embargo, ¡los beneficios que espero de esta transacción deberían ser mínimo del 50%! Que tal esto, quien me diga donde está escondida la riqueza, dejare libre a esa persona. Además, por cada 10% de ganancia después de eso, ¡permitiré que otra persona de su elección sea liberada! Todas ustedes son mujeres inteligentes, por lo que deben saber lo que estoy tratando de decir. Ahora mismo, ¡déjenme inspeccionar primero mi mercancía! Tidan levantó la mano derecha, apuntando con su dedo hacia los niños apiñados. Sólo después de balancearse por detrás unas cuantas veces descendió. 2 robustos mercenarios aparecieron inmediatamente por detrás de Tidan y arrastraron a una niña de unos 10 años hasta que quedó frente a Tidan. Había 3 mujeres que claramente soltaron un suspiro de alivio, pero había una mujer que apretaba fuertemente su uniforme. Su sabía lo que iba a pasar sin siquiera verlo por sí mismo. Respiró hondo y dijo con voz apagada. - ¿Es necesario? - ¡Lo es! Ricardo agarró el brazo de Su, no permitiéndole actuar a ciegas sin pensar. Cuando volvió a hablar, lo hizo con un tono incuestionable. - María es una mujer extravagante que no sólo no guardó ningún ahorro, sino que contrajo una gran deuda. Mientras tanto, Kafen era un buen padre y marido que no despilfarraba su dinero. Sin duda dejó suficientes bienes para sus mujeres e hijos, por lo que Tidan centraría aquí la mayor parte de su atención. Te he traído aquí precisamente para que veas el proceso por ti mismo. La prohibición de las ganancias de las luchas internas hace de la venganza el principio de la justicia. Desde el primer día, todos y cada uno de los Jinetes aprendieron claramente que no sólo tienen deberes y responsabilidades para consigo mismos, sino también para sus subordinados y su familia. Durante una lucha interna, una vez ganado el desafío, entonces tienen derecho a vengarse de los familiares y subordinados del enemigo. Su, esas son las reglas del juego, así que debemos cumplirlas, ¡y también debemos defenderlas! Por eso, todos y cada uno de los Jinetes tienen que hacerse cada vez más fuertes, especialmente los que no tienen una familia que los respalde. Sólo aquellos individuos que renuncien a su fuerza individual y trabajen para el cuartel general recibirán la protección de éste, por lo que estarán exentos de esta regla. Creo que deberías entender este razonamiento. ¿No es tu sádica matanza hacia Kafen y María precisamente para intimidar a los enemigos ocultos? - Eso es diferente. Kafen y María eran ambos soldados. - No hay mucha diferencia. Es una regla no escrita que las familias de los soldados son iguales que los propios soldados. - ¡Sólo son mujeres y niños sin ninguna habilidad! Su replicó. En ese momento, la niña ya había sido desnudada, y su tierno cuerpo se enrojecía bajo el gélido viento. Un llanto lastimero resonaba a lo lejos. Sin embargo, la mayoría de la gente que rodeaba este lugar tenía una frialdad indiferente, y una pequeña parte incluso apreciaba su cuerpo que aún no había madurado. Ricardo agarró con firmeza el brazo de Su y le dijo. - Las mujeres no son más que herramientas para desahogar nuestros deseos y producir hijos. Además, son hijas de Kafen. ¿Quieres que cuando crezcan te encuentren para vengarse de tus mujeres o de tus hijos? Por eso su fin será o convertirse en esclavos o morir. ¡Esto es algo que Tidan y yo ya hemos acordado! Cuando Kafen aceptó el contrato para matarnos, ya debería haber comprendido las consecuencias de la derrota. El apretón de Ricardo se hizo cada vez más fuerte. Y continuó con voz helada. - ¿Sabes por qué estoy aquí, protegiendo además las acciones de Tidan? Es porque, como mínimo, soy el heredero de primer rango de la Familia Fábregas, aunque sólo sea de nombre. ¡Cualquiera que interfiera en mis asuntos ahora no es muy diferente de oponerse directamente a la Familia Fábregas! Todo el mundo sabe que los Tenientes Coroneles de los Jinetes son pedazos de carne grasa, y Kafen lo es especialmente. Teniente Coronel Su, si sólo estuvieras tú aquí, te darías cuenta de que el número de los que interfieren sería mucho mayor. ¿Qué haría entonces? ¿Matar a todos aquí? ¿Tienes la fuerza para oponerte a todos dentro de Ciudad Dragón? Si mueres, ¿qué pasará con tus subordinados? ¿Deseas que se conviertan en la gente que tienes ante tus ojos ahora mismo? Su permaneció en silencio sin hacer ningún movimiento. Sin embargo, aún había una fuerza explosiva gestándose en su interior. El tono de Ricardo se suavizó un poco. Soltó el brazo de Su y dijo. - Su, piénsalo un poco. Tú no eres Dios, y yo tampoco. Ya es bastante asombroso poder cuidar de los que están a nuestro lado. Su respiró hondo y su cuerpo se calmó. De repente, Tidan se dio la vuelta y soltó una inquietante risita en su dirección. Parecía que había estado prestando mucha atención a la actividad de este bando todo este tiempo. Ante este oscuro tipo de provocación, la respuesta de Su fue sólo una mirada serena. Entonces, en el momento en que sus ojos se encontraron, su pupila verde se encogió de repente en forma de cruz. Desde las profundidades de ese resplandor verde, uno sólo podía sentir un frío infinito. En realidad, no había ningún cambio en la temperatura corporal de Su. La frialdad helada que se emitía desde su pupila debería ser sólo una ilusión, ¡sin embargo, Tidan sintió inmediatamente que su cuerpo se congelaba! De repente dio un paso atrás, casi cayendo al suelo, y sólo entonces se liberó de la pesada y pegajosa mirada de Su, que casi parecía poseer el poder de destrozar el alma. Los soldados a las órdenes de Tidan corrieron inmediatamente a ayudarle a levantarse. Sólo después de tomarse un momento para serenarse, su expresión se recuperó gradualmente; sin embargo, el sudor frío ya empapaba sus ajustadas ropas. Ya no se atrevía a mirar a Su, y comprendió claramente que provocarlo no era una decisión sensata. Debajo de ese bonito exterior podría haber un corazón diabólico. Su suprimió la ira que surgía en su interior con cierta dificultad. No era su intención, sino la reacción instintiva de su cuerpo, como una bestia salvaje cuyo honor ha sido desafiado. Justo cuando su humor se sentía ligeramente agitado, sintió de repente una leve sensación de escozor procedente de su mejilla. No era una sensación real, sino algo similar a lo que sintió cuando le apuntaron antes, sólo que mucho más débil. La mente de Su estaba un poco agitada. Sin siquiera tomarse el tiempo para pensarlo, inmediatamente inclinó ligeramente la cabeza hacia atrás para evitar a duras penas que le apuntaran. La mira delantera se movió una vez de forma ágil, fijándose de nuevo en la cabeza de Su. La sensación de haber sido apuntado esta vez fue muy diferente a la de un francotirador ordinario. No sólo la sensación era más bien vaga, sino que la posición original desde la que apuntaba el tirador también parecía cambiar constantemente, por lo que le resultaba casi imposible fijar la posición del francotirador. Aunque se tratara de un Jinete de Dragón Negro que hubiera recibido un estricto entrenamiento contra el francotirador, se daría cuenta de que, aunque supiera que le estaban apuntando, no sería capaz de tomar ninguna contramedida eficaz. Los Jinetes con una capacidad de percepción un poco más débil sólo se darían cuenta de que les estaban disparando cuando la bala ya hubiera entrado en su cuerpo. Este era sin duda un francotirador extremadamente sobresaliente que superaba con creces a todos los especialistas en francotiradores que había encontrado en el pasado. Estas habilidades que podían interferir con las reacciones de la otra parte y ocultarse eran cosas que ni siquiera Su poseía. La especialidad de este francotirador debía ser precisamente cazar a esos especialistas anti-francotiradores. El cuerpo de Su se balanceó ligeramente, alejándose continuamente del punto de mira, deteniéndose cada vez una vez que apenas evitaba la puntería del francotirador. Después de evitar varias veces la mira del francotirador, se dio la vuelta de repente. Su ojo verde formó una línea invisible que recorrió las ilimitadas construcciones de la ciudad antes de posarse finalmente en un edificio aparentemente normal. Sus largos y finos dedos se movieron ligeramente hacia su cuchillo militar. La sensación de ser un objetivo se desvaneció.

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