Capítulo 428
Un Otoño Dorado (XII)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
Esa noche, los Señores Demonio de la Facción de las Llanuras fueron encarcelados en la mazmorra subterránea. Incluso mientras los arrastraban, maltrechos y rotos, gritaban desafiantes. Más bien parecían fanáticos.
- ¡Juramos morir con Su Alteza Barbatos! Ya sea en el campo de batalla o en la plaza, ¡no importa! No importa qué malvados planes tengas, ¡no puedes romper nuestro juramento!
Sus gritos estaban llenos de intensa pasión. Tal vez se sentían conmovidos por la camaradería de sus compañeros, o tal vez intentaban borrar cualquier duda pasajera que tuvieran sobre Barbatos. En cualquier caso, los Señores Demonio de la Facción de las Llanuras se turnaron para lanzarme maldiciones.
- ¡Eso es! No hagas ningún truco, vil traidor.
- ¡No obtendrás nada de nosotros salvo nuestras vidas!
Gritaban como si morir fuera fácil y vivir fuera el verdadero desafío. Iban escoltados por mí y por los Señores Demonio de la Facción Neutral. Me dirigí a ellos con calma.
- Por favor, no actúen por impulso. Creo que ninguno de ustedes está implicado en la muerte de Paimon. Sólo aquellos que han cometido un crimen deben ser castigados. Necesitamos su cooperación para asegurarnos de que así sea.
- ¡Su Alteza Barbatos nunca se rebajaría a algo tan bajo como el asesinato!
Uno de los Señores Demonio gritó a pleno pulmón.
- ¿Estás tratando de negar el hecho de que eres inocente?
Sin embargo, la mayoría de los Señores Demonio de la Facción de las Llanuras parecieron hacer oídos sordos a mis palabras y optaron únicamente por la rabia y la resistencia. 8 de los Señores Demonio fueron recluidos en celdas de aislamiento separadas, donde continuaron jurando en voz alta que morirían junto a Barbatos. Sólo 2, el Hermano Zepar y el Hermano Beleth, mantuvieron su silencio con expresiones diferentes. El Hermano Zepar permanecía callado, como si no supiera qué decir, mientras que el Hermano Beleth tenía una sonrisa en la cara, como si estuviera a punto de estallar en carcajadas.
En cuanto a Barbatos... No sabía qué expresión tenía... Ya que no la miré.
Inmediatamente después de que todos los Señores Demonio de la Facción de las Llanuras fueran encarcelados, yo, acompañado de Daisy por protección, fui primero a visitar al Hermano Zepar en su celda solitaria. Todas las celdas estaban completamente cubiertas con protecciones antimágicas, y los prisioneros estaban fuertemente atados contra las paredes. El hermano Zepar también estaba completamente atado. Me miró fijamente en cuanto abrí la puerta de hierro y entré en su celda. Su mirada me preguntó por qué había venido.
- Iré directo al grano, Hermano.
El hermano Zepar dejó escapar una risa seca, una risa tan árida que parecía evocar el aire de un desierto.
- ¿Hermano...? ¿Sigues creyendo que hay alguna razón para que te dirijas a mí así?
- Lo que tú digas es irrelevante. Sólo debes saber esto, mañana Barbatos estará sin duda muerta.
- ...
- Barbatos realmente asesinó a Paimon.
Un fuerte golpe resonó cuando el Hermano Zepar torció su cuerpo. Aunque había perdido un brazo, fue apuñalado repetidamente con cuchillas envenenadas, y ahora estaba completamente atado por cadenas de hierro imbuidas con antimagia, la celda solitaria aún temblaba momentáneamente.
- Esto es una hipótesis, pero ¿y si Barbatos realmente asesinó a Paimon, y hubiera pruebas firmes que lo demostraran? No sólo eso, sino que Marbas esperó intencionadamente a que nuestra Facción de las Llanuras atacara a la Facción de la Montaña.
- ¿Intencionadamente...?
- ¿No te pareció extraño?
Saqué mi pipa del bolsillo y me la llevé a la boca. Con un movimiento fluido, Daisy prendió la llama de forma natural.
- Marbas dijo que no tenía más remedio que ejecutar a Barbatos para mantener el equilibrio de las facciones. Sin embargo, si su único objetivo era castigar a Barbatos, no había razón para que se quedara de brazos cruzados mientras la Facción de la Montaña era aniquilada.
- ¿De qué estás hablando?
- Hubiera sido más apropiado que se aliara con la Facción de la Montaña y atacaran juntos a la Facción de las Llanuras. Sin embargo, Marbas permitió la destrucción casi total de la Facción de las Montañas. Luego, pasó a purgar la Facción de las Llanuras. ¿Entiendes lo que esto significa, hermano?
Zepar permaneció en silencio, pero no parecía que fuera porque no supiera la respuesta. Lo más probable es que permaneciera en silencio porque despreciaba el acto de simplemente responderme.
- Sólo hay una respuesta correcta. Marbas pretende una dictadura liderada por la Facción Neutral.
- ...
- No, quizás “dictadura” suene demasiado duro. Más bien ha llegado a la conclusión de que ya no se puede confiar ni en la genocida Facción de la Montaña ni en la asesina Facción de las Llanuras. Marbas cree que sólo la Facción Neutral está cualificada para gobernar a los demonios.
Esta era la verdad. Originalmente, había un acuerdo entre Marbas y Sitri para atacar conjuntamente a la Facción de las Llanuras. Sin embargo, él retrasó su ataque a la Facción de las Llanuras para minimizar las pérdidas de la Facción Neutral. Como ya se había decidido purgar por completo a la Facción de las Llanuras, debió de pensar que también había que reducir el número de miembros de la Facción de la Montaña. Al final, Sitri fue utilizada por todos los bandos. Por mí, por Marbas, y por los traidores de la Facción de la Montaña...
Este no era un lugar brillante donde un Señor Demonio puro pudiera vivir sin problemas. Pandemónium. Un lugar donde todos los demonios se reúnen, como su nombre indica. A estas alturas, Sitri debe estar recibiendo tratamiento de magos mientras derrama lágrimas continuamente... Y mientras me imaginaba a Sitri llorando, pensé.
‘Bien. Realmente lo hice.’
Cuanto más hostil fuera Sitri hacia la Facción Neutral, más me beneficiaría a mí. Cuantos menos lugares tuviera Sitri en los que apoyarse, más dependería únicamente de mí. Me favorecía que sintiera desilusión y traición hacia Marbas. Así que esto es lo que quería decir. Soy este tipo de persona.
- Hermano, imagina que los miembros de la Facción de las Llanuras ni confiesan su inocencia ni reconocen su culpabilidad. ¿Qué tipo de narración crees que se desarrollaría? No, permíteme que te lo explique.
- ...
- Toda la Facción de las Llanuras será ejecutada. No sólo Barbatos, sino la sospecha de que cada miembro de la facción estuvo involucrado en el asesinato de Paimon se solidificará. La Facción de la Montaña se derrumbará y la Facción de las Llanuras será aniquilada. Será la victoria de Marbas.
El Hermano Zepar cerró los ojos. Incluso a simple vista, me di cuenta de que parecía dolido.
- Marbas no quiere que los miembros de la Facción de las Llanuras confiesen su inocencia.
- ¿Qué intentas decirme...?
Le supliqué con seriedad.
- Por favor, confiesa tu inocencia. Es la única manera de que la Facción de las Llanuras sobreviva.
Murmuró el hermano Zepar en voz baja.
- No entiendes nada. Aunque confesemos nuestra inocencia, Su Excelencia Barbatos no escapará a la muerte. Una vez que ella se haya ido, ¿qué nos quedará? ¿De verdad crees que la Facción de las Llanuras seguirá existiendo después de eso?
El Hermano Zepar dejó escapar una pequeña burla.
- Hermano, esto es un asunto político.
- Verdaderamente, no sabes nada, Dantalian. Eres fundamentalmente un ignorante del corazón. Este es el asunto menos político de todos. La muerte de Su Excelencia es la muerte de la Facción de las Llanuras. Si no puedes entender eso, entonces nunca entenderás verdaderamente nada...
El Hermano Zepar abrió los ojos. Más allá de sus párpados arrugados, se revelaron sus pupilas grises. Sus ojos estaban claramente desgastados por el dolor, pero aún había una luz feroz acechando en ellos.
- Al final, la cuestión de la vida no viene determinada por cómo se vive, sino por cómo se muere. La forma en que aceptas la vida no determina la forma de tu muerte. Sin embargo, la forma en que aceptas la muerte sí determina el curso de tu vida. Decidimos morir junto a Su Excelencia Barbatos. Morir juntos pase lo que pase. Tal vez, en cierto modo, te hemos forzado a una posición difícil.
El Hermano Zepar me miró lentamente.
- Eras el amante de Su Excelencia Barbatos, pero también eras el amante de Paimon. En efecto, así fue. Gracias a tus esfuerzos por mediar entre las 2 facciones, hubo un breve período de paz. Es una historia retorcida, ¿no? Al final, el destino de la paz y la guerra para todo el Ejército de los Señores Demonio quedó básicamente en tus manos... Viendo a Su Excelencia Barbatos y a Paimon discutir por ti, me hizo pensar que tal vez sería posible una coexistencia pacífica. Pero, como esperaba, aquello no fue más que un sueño fugaz. Al final, no pudiste elegir ninguna de las 2. Para ti, estos últimos meses seguirán siendo un eterno error y una pesadilla...
- ...
- Su Excelencia Barbatos probablemente asesinó a Paimon.
Abrí la boca para hablar.
- ¡Si ese es el caso, entonces por favor reconozca su inocencia!
- No, Dantalian, es exactamente lo contrario. Sigues sin saber nada.
El hermano Zepar levantó ligeramente la comisura de los labios. Tanto su barba como el área alrededor de sus labios estaban teñidos de un rojo oscuro por la sangre.
- Aunque se enfrentara a una muerte inminente, Su Excelencia Barbatos nunca recurriría a algo como el asesinato. Incluso si su oponente fuera Paimon, sería lo mismo. No, por tratarse de Paimon, su archienemigo, nunca elegiría el asesinato. Eso es una cuestión de orgullo de un Señor Demonio.
- No entiendo lo que dices.
Arrugué la frente. La mitad de mi reacción era una actuación, pero la otra mitad era sincera. Tal y como pretendía, el Hermano Zepar estaba cayendo en mi trampa. Podía ver claramente lo que pensaba y lo que había resuelto hacer como si me leyera el dorso de la mano. Sin embargo, las palabras que pronunciaba no formaban parte de mi plan. Me sentí como si un gran arroyo que fluía se hubiera desviado de repente de su curso en algún punto intermedio. Así era como me sentía.
- Si Su Excelencia Barbatos cometió un asesinato, no fue como Señor Demonio.
- ...
- Dantalian Su Excelencia lo hizo como una joven enamorada de ti. Ella es alguien cuyo orgullo y convicción nunca se quebrarían sin importar las dificultades. Hasta el día de su muerte, mantendría sus creencias por su propio bien. Aah ¿no es ella alguien que realmente se ama a sí misma?
En este momento, mi cara estaba congelada.
Por lo tanto. Precisamente por eso, Zepar dijo mientras continuaba.
- Si abandonara su orgullo, no sería por ella misma, sino únicamente por el bien de otro. Por tú bien.
‘No digas nada más. Ya sabía algo así.’
- Así como Su Excelencia Barbatos se ama a sí misma, también te ama a ti.
Desde el mismo momento en que Paimon fue asesinada, no, mucho antes, ya lo había sabido. Me había dado cuenta, desde el principio, de que todo provenía de mí. No me obligues a enfrentarme a esa verdad delante de mis ojos.
- Su Excelencia Barbatos, a quien veneramos los de la Facción de las Llanuras, no está realmente acabada. Algo tan inmenso como su convicción acaba de nacer. Si eso es amor, Dantalian, con gusto reconoceré la autocontradicción de Su Excelencia Barbatos.
La razón por la que Barbatos derramó lágrimas al darse cuenta de mi traición. La razón por la que no pudo ofrecer ninguna defensa o excusa, y simplemente lloró sin parar. No fue porque yo la traicionara, su socio político, sino simplemente porque, como una mujer que ama, fue traicionada por el hombre al que amaba, y por eso lloró en silencio.
- No puedo dejar que Su Excelencia Barbatos parta sola. Yo, Zepar, he servido a Su Excelencia desde el momento en que comprendí mi propósito. Permaneceré a su lado hasta el final... Dantalian, desgraciadamente no puedo aceptar tu propuesta.
Zepar volvió a cerrar los ojos. Me estaba despidiendo. Salí de la celda de aislamiento en silencio. No tenía más remedio que marcharme. Mientras caminaba por el húmedo y mohoso pasillo, me tambaleé y choqué contra la pared. El corazón me latía anormalmente. Me faltaba el aire. Cuando estaba a punto de deslizarme por la pared y desplomarme, Daisy me sostuvo con cuidado.
- Aaa, uff... aaa...
Esto fue debido a la hierba. Sí, mi corazón se aceleró de repente debido a mi adicción al tabaco. No había otra razón. Tales ataques ocurrían ocasionalmente. Daisy me miró con sus ojos oscuros, inexpresivos. Logré esbozar una sonrisa torcida. Sentía que se me crispaban las comisuras de los labios, pero, de algún modo, conseguí esbozar una sonrisa. Mantener una fachada de calma era el vicio más importante.
- ¿Te parezco patético? Todo va según lo previsto.
- ...
- Levántame, tonta.
Daisy me ayudó en silencio a ponerme en pie. Después de un momento, el mareo se desvaneció. Mi corazón volvió a su ritmo normal. Volvía a ser yo mismo. El mismo de siempre.
‘Bien. La semilla de la duda plantada en la mente de Zepar había florecido. El guion se precipitaba hacia la perfección. Ahora, sólo quedaba Barbatos.’
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