Capítulo 53
Aventureros de Rango E (VII)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Zura ja nai, Lord
Corrección: Zura ja nai, Lord
- ¿Qué tontería es esa?
- Como he dicho, la milicia civil se niega a...
- Maldición, ¿crees que mis oídos no funcionan? Tienen una razón para decir eso, ¿verdad? ¿Por qué la gente que vino aquí voluntariamente de repente se niega a ir a la mazmorra?
El joven se movió inquieto mientras no respondía. Sólo se había enterado de que la milicia civil se había negado a salir, nunca se había planteado preguntarles por qué no querían ir. Simplemente había venido corriendo porque pensaba que el líder querría enterarse cuanto antes. Riff pudo darse cuenta de que así era por el semblante del joven. En otras palabras, se confirmaba una vez más lo incompetentes e ignorantes que eran sus compañeros. Riff contuvo el suspiro y habló.
- En serio... Maldita sea, ve a enterarte de por qué no quieren ir.
- Entendido.
El joven estaba abatido mientras se daba la vuelta.
- No, espera. Diles a los jefes de cada una de las milicias civiles que vengan ellos mismos.
Riff cambió rápidamente de orden. Por el comportamiento del joven, se dio cuenta de que lo más probable era que tampoco se enterara bien de sus razones. Salió precipitadamente de la casa mientras no entendía el sutil significado detrás del cambio de orden de su líder.
‘Maldita sea. Este grupo no puede hacer nada sin mí.’
Riff se rascó la cabeza. Luego de un tiempo 5 hombres entraron. Eran los jefes de las milicias civiles de cada aldea. Entre los jefes, 2 de ellos habían perdido sus pueblos natales a manos del ejército goblin. Cuando se enteraron de que habían matado a sus amigos, padres, cónyuges e hijos, se les llenó el pecho de rabia. Anhelaban exterminar a la población goblin del mundo.
Riff logró captar con agudeza lo que pasaba por sus cabezas.
‘No hay razón para echar aceite a las llamas.’
Inmediatamente puso la expresión más desolada que pudo reunir en su rostro. Dado que la anterior ocupación de Riff era la de leñador, sus rasgos eran toscos. Tampoco había nada tan genuino como el rostro desolado de un hombre rudo. Riff empezó a hablar. Riff y los jefes de la milicia civil mantenían una relación en la que se referían el uno al otro como hermano.
- Hermano, he oído la noticia... No puedo decir nada más que ofrecer mis condolencias.
El cuello de uno de los hombres que había perdido su pueblo se puso rojo por la rabia.
- ¿No tienes nada que decir? ¿Acabas de decir que no tienes nada que decir? ¡Por lo que he oído, ya has dicho todo lo que querías decir!
- Hermano, por favor, cálmate. No sé por qué estás enfadado, pero seguramente...
- ¿No sabes por qué estoy enfadado? ¿Acabas de decir que no sabes por qué estoy molesto?
Se giró para mirar a Riff y lo señalo con enfado.
- ¡Dijiste que recibiríamos una gran parte si asaltábamos la mazmorra! ¡Que daríamos un giro a nuestras vidas! ¡Pero mira lo que ha pasado! El Señor Demonio tomó represalias después de que nos sedujerais. ¡En lugar de cambiar nuestras vidas, las has arruinado por completo! ¡Completamente! ¡No debimos molestarlo!
- Esto nunca hubiera pasado si no nos hubieras arrastrado a esto. Todo es culpa tuya
Riff cerró la boca. Estaba estupefacto.
- ¿Acaso son niños?
No, ¿nunca consideraron la posibilidad de que sufrieran pérdidas en el momento en que decidieran ir contra un Señor Demonio? Incluso llegaron a amenazar a un par de aldeas con el pretexto de adquirir provisiones. ¿Nunca consideraron la posibilidad de que esas aldeas acudieran al Señor Demonio y le pidieran ayuda?
- Entonces, ¿qué quieres que haga? ¿Debería disculparme? ¿Ayudará eso a calmarte?
- ¿Qué? Bastardo maleducado.
- Los modales son algo que te puedes meter por el culo. Yo también perdí a la mitad de mis camaradas a manos de ese bastardo Señor Demonio. ¿Pensaste que por intentar robar a un Señor Demonio se iba a poner en plan “Oh aventureros, oh humanos, por favor, tomen todo el oro que he reunido”? El aire frío debe estar entrando en tus pulmones. ¿Nadie te ha enseñado que tienes que resolverte a perder algo si quieres coger otra cosa?
- ¡Ja, eres peor que un perro! ¡Tú verdadera cara se ha revelado ahora!
Riff sacó el hacha de mano que llevaba en la cintura y la tiró al suelo. El filo del hacha se clavó en el suelo de madera. Esta acción repentina hizo que los hombres se estremecieran. Riff aprovechó la ocasión para dar un paso adelante y acercar su rostro a las cabezas de los milicianos civiles.
- Ustedes, malditos imbéciles, son los que muestran sus verdaderas caras. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que decidieron seguirme? Parecían felices con la oportunidad de haceros con algo de oro y, sin embargo, ¿ahora quieren retirarse? ¿Eh? Los hombres nunca deben retractarse de sus palabras, incluso si mueren, ¿verdad? Ja, el hecho de que pensaran que son las únicas víctimas aquí me repugna tanto que no creo que pueda llamaros hermanos.
- No importa lo que digas, no iremos al calabozo.
Un hombre se encontró con la mirada de Riff y habló.
- No sabemos qué pueblo será el próximo objetivo. Aunque nos hagamos ricos, no sirve de nada si no tenemos casa ni familia a la que volver. Si quieres irte, vete. Vamos a proteger nuestros hogares.
Tiene que cambiar de tema. Riff se devanaba los sesos. El flujo de la conversación no iba bien. Era obvio que la milicia civil daría prioridad a sus pueblos. Si el pueblo natal de Riff estuviera en peligro, entonces él también habría dejado todo a un lado y habría huido a casa. ¿Qué hay más triste que ser un vagabundo solitario? Vagar sin razón después de haber perdido a la familia y a los camaradas era un destino que todos los hombres temían.
Riff buscó un chivo expiatorio, un objetivo hacia el que dirigir su ira.
- Hermanos, la gente pensaría que he cometido un crimen que debe castigarse con la muerte si vieran esto, ¿verdad? Piensen en ello. ¿Quién destruyó vuestras aldeas?
- Qué pregunta tan obvia. Obviamente es el Señor Demonio. Es el que hizo enfurecer a ese caballero.
El pecho de Riff se llenó de ira.
‘¡Lo llamaron caballero! Por alguna razón, esos tipos parecían odiar al Señor Demonio, pero también lo respetaban extrañamente al mismo tiempo. ¡Ese hijo de puta que nos pidió que le perdonáramos mientras lloraba, mintió descaradamente a los humanos y nos golpeó cobardemente por la espalda!’
Riff quiso coger su hacha y clavársela en el cráneo. Sin embargo, dejó sus emociones de lado y habló fríamente.
- ¿No es interesante? ¿No sienten curiosidad por saber cómo el Señor Demonio, de alguna manera, sólo se fijó en sus aldeas?
- ¿De qué estás hablando?
- Estoy diciendo que todos ustedes no saben nada, hermanos. Ha, si tienen cabezas, entonces úsenlas. ¡No hay forma de que ese bastardo Señor Demonio sólo hubiera podido atacar sus aldeas si algún hijo de puta no se lo hubiera dicho!
Sus ojos se abrieron de par en par en estado de shock.
- ¿Entonces?
- ¡Hay un traidor! ¡Hay un traidor entre nosotros los humanos! Es evidente. Uno de los pueblos que nos había dado sus provisiones probablemente fue a mendigar al Señor Demonio. No, puede que no haya sido sólo un lugar, sino todos.
Los jefes de la milicia civil se enfurecieron.
- ¡Esos hijos de puta!
- ¡Lo sabía!
- ¡Vendieron a sus congéneres sólo para poder salvar sus propios cuellos!
Riff les siguió el juego apropiadamente. En poco tiempo, en lugar de ser el Señor Demonio o alguna otra persona, Riff se incluyó entre esas otras personas, estableció firmemente otro enemigo relacionable. La gente que los había vendido. Desde la perspectiva de Riff, la milicia civil que amenazaba a otras aldeas y robaba sus provisiones también eran traidores, pero no había necesidad de mencionar eso.
- Hermanos. La venganza de uno no llegará tarde aunque pasara una década. Eso no es lo importante ahora. En cualquier caso, esos traidores no tienen tropas en sus aldeas. Si nos enfrentáramos a ellos, saldremos victoriosos 10 de cada 10 veces. Se comportan así porque creen en ese bastardo Señor Demonio, así que si nos deshacemos de él primero... ¿Si? ¿No sería tan fácil como romperle el cuello a una gallina deshacernos de esos traidores después?
- Pero, hermano. Dicen que los goblins se cuentan por cientos.
En el rostro del hombre se mezclaban la ira, la tristeza y, más que nada, la preocupación
- No importa lo bien armados que estemos, no podremos derrotar a tantos de goblins.
- Aah, ¿por qué tendríamos que perder el tiempo luchando contra esos goblins?
- ¿Qué?
Riff se dio una palmada en el pecho, frustrado.
- Mierda. ¿No les dije que intentarais usar la cabeza por una vez? Miren. ¿Alguna vez se han agrupado cientos de goblins?
- Ah, a nosotros también nos pareció raro.
El hombre frunció las cejas.
- Esos goblins suelen agruparse con sus tribus y sus tribus únicamente, así que, como mucho, serían unos 50 goblins. ¿Qué podría hacer que cientos de ellos se reunieran? Todo se debe al Señor Demonio. Los Señores Demonio reúnen y lideran a los monstruos. En otras palabras, si el Señor Demonio no está, entonces esos goblins se dispersarán y lucharán entre ellos como antes.
Por lo tanto, Riff pronunció y levantó el dedo.
- El Señor Demonio no tiene otra opción que moverse junto con los goblins para poder comandarlos. Su movilidad es lenta porque tiene que dirigir a cientos, así que aprovecharemos esta oportunidad para asaltar su mazmorra vacía.
- Espera. Deja de intentar desviar el foco del problema. Te estamos preguntando qué vas a hacer si atacan una aldea mientras no estamos.
- Ja, en serio... Hermanos, ¿para qué usan la cabeza? Estoy diciendo que deberíais reubicar a toda la gente de nuestras aldeas en una sola aldea. Si hacemos eso, entonces tendremos cientos de personas en una sola aldea, ¿verdad? Si son tantos, entonces deberían ser capaces de defenderse de cientos de goblins durante un par de días y podemos usar ese tiempo para saquear la mazmorra antes de volver a unirnos con la aldea.
Riff sacó su hacha del suelo. Luego empezó a darle vueltas al hacha de forma impresionante, como si fuera un lápiz.
- Los goblins se irían desgastando poco a poco después de intentar atacar la aldea durante un tiempo, ¿no? Mientras ellos se concentran en la aldea, nosotros entraremos por detrás y les destrozaremos el trasero. ¿Crees que serán capaces de hacer algo si son atacados por ambos lados?
- ¡Ooh!
Los hombres aplaudieron. La sugerencia de Riff les sonaba razonable. Riff juzgó que había logrado persuadirlos mientras continuaba. Tenía la intención de mezclar en algunas palabras aquí para agarrar sus corazones.
- Es lo que llaman la táctica del yunque y el martillo. El pueblo será el yunque, mientras que los aventureros y la milicia civil se convertirán en el martillo y golpearán a esos goblins. Han oído hablar de esta táctica antes, ¿verdad, hermanos?
- ¡Seguro que he oído hablar de ella! Sí, de acuerdo. Suena bien.
Ni que hubieras oído hablar de ella, Riff sonrió por dentro.
- La parte más importante de esta táctica es la velocidad. Démonos prisa y recojan sus armas. ¿De acuerdo? Partiremos en una hora después de reunirnos en la plaza. ¿De acuerdo?
Cada uno de los hombres expresó su acuerdo. Salieron caminando con confianza después de haber resuelto vengarse de los traidores después de haber saqueado la mazmorra. Riff los despidió en la puerta.
Riff volvió a su silla y se sentó. Le dolía mucho la cabeza. Cuando volvió la vista, vio que la maga no había prestado ninguna atención a la conmoción mientras leía su libro en silencio. ÉL siempre pensó que los magos estaban locos desde que era niño, siempre había odiado la magia por alguna razón y desde que fue engañado por esa llamada “magia negra” del Señor Demonio Dantalian, la odiaba aún más. Sucedió mientras se preparaba tranquilamente para ir a la batalla. La puerta de madera se abrió y el joven aventurero de antes regresó.
- L-Líder.
- Maldición, ¿ahora qué?
Riff se encontraba maldiciendo cada vez que veía a este joven. ¿Qué noticias oyó para contarle tartamudeando así esta vez? Riff habló en un tono que genuinamente sonaba como si le pidiera al joven que no lo enojara más.
- ¿Qué? ¿Eh? ¿Qué pasa ahora?
- Una tercera aldea. Otra aldea fue destruida...
- Maldita sea.
Eran malas noticias. Si quería que la táctica del martillo y el yunque funcionara, necesitaba suficientes aldeanos para actuar como yunque. Si un pueblo que podría haber sido utilizado como mano de obra es destruido, entonces la táctica pierde mucho terreno también.
Riff dejó escapar un suspiro.
- Haah, ¿qué pueblo fue esta vez?
La expresión de Riff sólo pudo volverse confusa cuando escuchó el nombre de la aldea. Era el nombre de una aldea que no tenía una milicia civil, una de las “aldeas traidoras” que habían asumido se aferraron al Señor Demonio.