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viernes, 17 de mayo de 2024

DD - Capítulo 308

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Capítulo 308
Solo hay 2 en este Continente (IV)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
El Conde Bercy estaba hasta arriba de trabajo. Su rango había subido de Barón a conde. Además, había sido nombrado consejero legal del Imperio. En el Imperio, el cargo de consejero jurídico estaba justo por debajo del emperador y del primer ministro. Se había convertido instantáneamente en un pez gordo. Además, el Imperio Franco carecía de emperador y primer ministro. El emperador Enrique III había muerto. El cargo de primer ministro fue ocupado temporalmente por Henrietta de Bretaña. Ambas personas habían desaparecido. Su Excelencia la Emperatriz Viuda estaba presente, pero era un “hombre de paja” y sólo tenía un valor simbólico. Además, ya era anciana. Se mirara como se mirara, el conde Bercy era ahora el jefe del gobierno. Ascendido de mero barón a responsable de la administración del Imperio Franco en su conjunto... Probablemente debería ser aceptable decir que trajo gloria al nombre de su familia. Sin embargo, el Conde Bercy honestamente no estaba muy feliz por ello. - ¿Cómo es esto un imperio...? El Conde Bercy presionó su mano contra su frente mientras hojeaba algunos documentos. El estado actual de Imperio Franco estaba escrito en los documentos. Su estado actual iba más allá de ser simplemente malo. Sus asuntos financieros, judiciales y militares eran un completo desastre. Estas 2 palabras brillaron en el cerebro del Conde. - Esto no puede continuar. El Conde Bercy dejó caer los documentos que tenía en las manos. Sentía que el cráneo le iba a estallar si seguía leyendo. ¿Cuántos días hacía que sólo era capaz de dormir 3 horas diarias? 4, 5, 6 días... Conde Bercy dejó de contar después de medio mes. - ¿Qué estoy haciendo? El Conde se despreció a sí mismo. Parece que hasta su cabeza se había vuelto extraña... El Conde Bercy hundió la espalda en el respaldo de su silla, a lo que siguió inmediatamente una oleada de agotamiento. Cerró los ojos. ¿Cuánto tiempo había pasado? El empleado que estaba fuera de su despacho tomó la palabra. - Su Excelencia, Su Excelencia la Emperatriz Viuda ha llegado. - Mmm. Los ojos del Conde Bercy se abrieron de golpe. Rápidamente se limpió la cara con un pañuelo antes de levantarse para ajustarse los botones de la camisa y alisarse la ropa. Todo esto ocurrió en un lapso de 5 segundos. Otros 2 segundos los empleó en aclararse la garganta. - Date prisa y hazla pasar. Sus movimientos fueron literalmente perfectos. La puerta se abrió y una anciana entró en el despacho. El Conde Bercy estaba a punto de acercarse a ella y arrodillarse, pero la mujer le hizo señas con una sonrisa. - Saltémonos las formalidades, Conde. Las cosas ya son agotadoras. - Mis disculpas. La Emperatriz Viuda se adelantó y se sentó antes de que el Conde pudiera siquiera retirar su silla. Las damas de la realeza tendían a ser más estrictas con las formalidades a medida que envejecían, pero la Emperatriz Viuda era una excepción. ‘Probablemente fue amazona en su vida pasada.’ - ¿Cómo está la situación? ‘Directo al grano, ¿eh?’ - Para ser honesto, es increíblemente mala. - Aah. Eres un hombre que no sabe ser reservado. - Mis disculpas. La Emperatriz Viuda arrugó la frente, molesta, pero no lo estaba de verdad. Prueba de ello era el ambiente acogedor que se extendía por todo el despacho. A lo largo de este último mes, el Conde ha sido capaz de descifrar la personalidad de la Emperatriz Viuda. Desprecia las formalidades innecesarias y tiene un gran orgullo a pesar de sus crudas palabras... Se trataba de la emperatriz viuda que dio a luz a 3 emperadores, Catalina de Medici. - Su Excelencia, ¿cómo están los nobles? - Ni siquiera los mencione. “Por favor, recupere las tierras que perdí, por favor, restituya a mi familia...” ¡Los cerdos que estaban callados cuando estaba Bretaña ahora actúan con bastante descaro! El Conde Bercy no pudo evitar reír. La forma en que hablaba era elegante y perfectamente cortés, pero las palabras que estaba usando eran como las de un tipo salvaje. Sus palabras eran crudas, pero extrañamente le quedaban bien. La Emperatriz Viuda era una compañera de conversación más entretenida de lo que él había imaginado tiempo atrás. La Emperatriz Viuda frunció las cejas. - ¿Te parecen mentiras mis palabras? No estoy bromeando. Cada día recibo más de 70 peticiones de audiencia de cualquier Tom, Dick y Harry. Conde, esto es abuso de ancianos. - Eso sólo significa que hay tantas familias que se rompieron debido a la participación de Bretaña, Su Excelencia. Sus ojos se volvieron serios. - Hasta yo sé eso. A pesar de todo, Conde, no tengo intención de reintegrar a las familias de toda esa gentuza. Hicieron la vista gorda cuando la familia imperial de la nación estaba en peligro. - Entonces... - El prestigio y la tierra son inmerecidos para aquellos que desatendieron sus deberes. ¿No estás de acuerdo? El Conde Bercy tragó saliva. Bretaña había disuelto por la fuerza las tierras de numerosos nobles. Una gran cantidad de tierras pasaron a ser propiedad de la familia imperial. Naturalmente, los nobles se rebelaron, pero fueron aplastados bajo las botas del ejército invasor. Ahora, con el nuevo gobierno de Parisiorum, los nobles supervivientes no han dejado de molestar a la familia imperial para que les devolviera sus honores pasados. La Emperatriz Viuda se negaba a hacerlo. - No pensé que pondrías una cara tan seria. Tenía la impresión de que eras republicano. - ...Su Excelencia, le pido disculpas, pero no tenemos la mano de obra de repuesto para manejar una rebelión si los nobles se sublevaran. Incluso una parte de la seguridad de Parisiorum estaba a cargo de la República de Batavia. Prometieron montar guardia de forma gratuita durante un año, pero era poco probable que se involucraran activamente si se producía una rebelión. - Tampoco hace mucho que terminó la guerra civil. Todos los habitantes de Imperio Franco desean la paz. Los nobles son necesarios para reconstruir nuestra nación. La Emperatriz Viuda respondió con firmeza. - Les robaré su fortuna privada. El ejército de la República se uniría más que gustoso si les arrojamos alguna paga adicional. - ... La Emperatriz Viuda parecía decidida. - Conde, si miras esto desde una perspectiva diferente, esto es una oportunidad. - Una oportunidad, ¿dices? - El Imperio Franco actualmente no tiene ni un solo duque. Todos fueron masacrados por la reina de Bretaña. El número actual de condes y barones es abismal comparado con antes. ¿Ha habido alguna vez una época en la que la facción noble fuera tan débil? Parecía que la Emperatriz Viuda tenía otros motivos ocultos además de su forma republicana de pensar. El Conde Bercy decidió escuchar con atención. - No, Su Excelencia. Los nobles son ciertamente débiles en este momento. - ¿Qué pasaría si decidiéramos reinstaurar a esos nobles ahora? Intentarán recuperar la riqueza que les fue arrebatada por Bretaña, y sólo hay una fuente de la que pueden exprimir el dinero. - ...Explotarán cruelmente al pueblo. La Emperatriz Viuda asintió. - ¿Entiendes, Conde? Es bueno desear la paz. Sin embargo, si cooperamos con los nobles, entonces el pueblo sólo sufriría. Si eso sucede, entonces el pueblo iniciaría una rebelión. - O los nobles inician una rebelión o lo hacen los campesinos... ¿Es esa la única diferencia? El Conde Bercy gimió. Definitivamente era una línea de pensamiento racional. Ya fueran nobles o plebeyos, los últimos años habían sido increíblemente difíciles. Todos estaban al límite de sus fuerzas. Una rebelión era inevitable en este punto. - Si una rebelión va a suceder de todos modos, entonces al menos deberíamos considerar el futuro del Imperio Franco. - ... - No dejaré nuestro futuro en manos de un puñado de cerdos que no conocen la lealtad. Había una mirada aguda en los ojos de esta anciana que rondaba los 70 años. Una cortina de silencio cayó sobre ellos. Poco después, la Emperatriz Viuda se dio la vuelta y murmuró. - Es culpa mía por dejar que el Imperio cayera tan bajo. - ¿Su Excelencia? - Estaba confiada cuando me enviaron aquí desde Cerdeña para casarme. Iba a dar a luz a un espléndido emperador y crear una nación y un castillo envidiados por todos... pero acabé siendo una madre fracasada. Pensé que debía ser estricta con su hijo para criar a un gobernante sabio. Y sin embargo, todos mis hijos crecieron siendo tímidos. Fue porque fui demasiada estricta... Al final, el Imperio Franco cayó en desgracia por culpa de mis pobres enseñanzas. La emperatriz viuda sonaba tan miserable que el Conde Bercy no se atrevió a abrir la boca. - ... - La familia imperial ya no puede mantener al país. Lo mismo ocurre con la mayoría de los nobles. Creo que mi misión final es entregar esta nación a otra persona y no a la insensata familia imperial o a los defectuosos nobles. El Conde Bercy bajó la cabeza. ‘¿Por qué la mujer que tenía delante tenía que sufrir tanto?’ El Conde se sintió frustrado. No tenía sentido. Ella era un individuo que debería haber tenido una familia feliz y vasallos competentes a su lado. Era lo suficientemente noble como para merecerlo. Fue en ese momento cuando el Conde Bercy decidió iniciar una guerra civil. En el pasado, se enfadó con el Emperador y la Reina de Bretaña por iniciar una guerra civil, pero ahora era su turno de comenzar una. Era como el sacerdote Jean Bole había dicho. Permanecer como espectador era imposible ahora. Por el bien de Imperio Franco y del pueblo, tenía que sacrificarse. La historia probablemente lo recordará como la persona que comenzó otra guerra después de que la paz finalmente había llegado. Los nobles le guardarán rencor con lágrimas de sangre mientras que el pueblo le llamará tirano. No habría honor en esto... Sin embargo, no podía agachar la cabeza para siempre. Tenía una voz que lo guiaba. - Conde, ¿me acompañará en el último deber que me queda? - Sí, Su Excelencia. Dedicaré mi vida a ello.
* * *
- Aaa, aaa...aaah. El sonido de la respiración áspera de vez en cuando se podía oír. Era Ivar Lodbrok. Ivar y yo estábamos desnudos y revolcándonos en el dormitorio preparado en la sede de la Compañía Keuncuska. El primer acto acababa de terminar. A pesar de ser una vampira, Ivar era increíblemente débil en los asuntos nocturnos. Sólo había llegado al clímax unas 30 veces, pero sus ojos ya se habían desenfocado. Un fino rastro de saliva fluía por sus labios rosados. ‘¿Sería porque hacía tiempo que no lo hacía? La sensación era especialmente agradable hoy.’ - Su... Alteza. No más, aaa. No puedo. - ¿Qué pasa, Ivar? ¿Ya te estás rindiendo? Tu apodo de criatura de la noche llorará. Le dije bromeando mientras le mordía el lóbulo de la oreja. El pequeño cuerpo de Ivar se estremeció. Había alcanzado un pequeño orgasmo. Las arrugas de sus pliegues se apretaron alrededor de mi miembro. Sentí como si cada una de ellas se hubiera convertido en una ventosa y se aferrara a mí. Uuhg, dejé escapar un jadeo sin querer. Un instrumento exquisito. El cuerpo de Ivar tenía la capacidad de suplicar más independientemente de las intenciones de su dueño. Sostuve a Ivar entre mis brazos mientras presionaba mis caderas hacia delante. Estábamos sentados en la cama y yo sujetaba su cuerpo por delante. El pequeño cuerpo se movía arriba y abajo débilmente cada vez que yo empujaba. - Su Alteza... Su Alteza, aaaa, Su Alteza... Ivar derramó lágrimas mientras me abrazaba más fuerte. Actuaba como si no fuera capaz de aguantar si no se agarraba a algo. Las piernas de Ivar se envolvieron alrededor de mi cintura. Era bastante linda. ‘¿Sabía que mi miembro penetraría más en su interior cuanto más se aferrara a mí?’ - Jefe Lodbrok, ¿va a correrse? - Aaaa, sí...voy... ya lo he hecho, ¡varias veces...! - Si contestas bien a mi pregunta, entonces iré despacio. Parece que el nuevo gobierno de Imperio Franco se ha resuelto a luchar contra los nobles. Ivar me miró con ojos llorosos. De su boca salía un aliento caliente. - ¡Sí, aaaa...aaa! - Además, ese nuevo gobierno carece de dinero. Manejar sus fondos de guerra será probablemente una gran carga para ellos. ¿Qué te parece? ¿Qué tal prestar dinero a Imperio Franco a través de la República de Batavia? - Ah, aaa... ¡Su Alteza, espere! Otra vez, aaaa, ¡ya me vine hace un segundo...! Aumenté la velocidad e Ivar soltó un gemido. Echó la cabeza hacia atrás, mostrando su pálido y blanco cuello. - Vamos a endeudar su imperio. Deberíamos poder aprovecharnos de ello en un momento crucial. ¿No piensas lo mismo, Lodbrok? Ivar se convulsionó. Todo su cuerpo temblaba como si la electricidad lo recorriera. Decidí experimentar soltándola de mis brazos. La chica rubia cayó al suelo como una muñeca a la que le hubieran cortado las cuerdas. Quedó tendida en el suelo. - ... Ivar miraba a la nada con ojos desenfocados. Incluso ahora, su cuerpo seguía teniendo espasmos debido a los restos del placer abrumador que acababa de sentir.

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