Capítulo 350
Nación Neutral (III)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
La mañana del 15º día del 3º mes del año 1512 del Calendario Imperial. El 3er mes era cuando el frío del invierno empezaba a desvanecerse. En tiempos de guerra, los ejércitos se encerraban en sus campamentos y sólo empezaban a moverse cuando llegaba el tercer mes. Para la gente, el 3er mes era cuando las guerras comenzaban de nuevo, por lo que el mes estaba dedicado al Dios de la Guerra, Ares.
Ese día estaba prevista una gran reunión. Un nuevo año comenzaba al acercarse la primavera. Así pues, estaban invitados los Señores Demonio, los archiduques del continente demoníaco y los representantes ciudadanos de las ciudades libres. Entre los archiduques y los representantes de los ciudadanos había varios vampiros, por lo que la reunión se celebró al anochecer en consideración a ellos. Esto era extraño para los humanos, que normalmente celebraban sus actos por la tarde, pero se consideraba una cortesía común entre los demonios.
Tras considerarlo detenidamente, los Señores Demonio independientes decidieron llevar a cabo su asesinato ese día. Había varias razones para ello. Primero, el palacio estaría increíblemente ocupado preparándose para un gran número de invitados. Segundo, no les parecería extraño entrar en el palacio durante una ocasión como esta. Tercero, si muestran la grabación de Gamigin siendo violada con los otros Señores Demonio y archiduques como miembros de la audiencia, entonces podrían racionalizar la muerte de Dantalian más efectivamente...
Incluso si Barbatos y algunos otros Señores Demonio favorecen a Dantalian, no podrían hacer nada si la grabación se muestra durante una ocasión en la que incluso los archiduques están presentes. Esto haría más difícil encubrir el crimen...
Se podría decir que los Señores Demonio independientes tenían una oportunidad de oro en sus manos. Podrían deshacerse de Dantalian y también ganarse el apoyo de las masas. El día 15 del tercer mes era literalmente el día perfecto para ellos.
- ...
Los Señores Demonio independientes esperaron ansiosos a que Gamigin entrara en el palacio. Alguien intentó lanzar una broma para aligerar el ambiente, pero no funcionó. Ninguno de ellos estaba en un estado de ánimo alegre. Todos sabían que si su plan tenía éxito, toda la nación caería en una confusión incontrolable. Al final, su pequeño grupo tendría que asumir la responsabilidad del caos resultante...
Valefor sonrió irónicamente. Era irónico. Se había distanciado de la política durante cientos de años porque no quería involucrarse en las disputas entre facciones. Pero aquí estaba, preparándose para ponerse al frente de la política.
- Qué contradicción.
- ¿Perdón?
- Me recluí en una playa serena por mi odio a la política, así que no puedo evitar reírme de mí mismo, ya que potencialmente puedo acabar situándome en la posición más política...
Un Señor Demonio independiente expresó su acuerdo.
- Yo soy igual. Me convertí en Señor Demonio por casualidad, pero no tenía ningún interés en el continente. No me importaba la política mientras pudiera pasar mi tiempo coleccionando estatuas.
- ¿Oh? ¿Tenías la afición de coleccionar estatuas?
- La tenía hasta que Dantalian prohibió coleccionarlas con el pretexto de proteger los patrimonios culturales.
El Señor Demonio se encogió de hombros. Cuando lo hizo, Valefor y algunos de los Señores Demonio que escuchaban la conversación se echaron a reír.
- Ese hombre mete las narices en todo.
- Ya lo creo.
El ambiente se suavizó. Todos sonreían sinceramente. Fue en este punto que Valefor realmente sintió como si se hubiera convertido en camarada de los individuos presentes con él.
- Incluso nos hace pagar impuestos al Imperio. Hasta un perro se reiría si supiera que un Señor Demonio paga impuestos al Imperio.
Valefor asintió.
- Sin embargo, hay una cosa que Dantalian nos ha enseñado. Es el hecho de que el poder no es algo que caiga simplemente sobre nuestro regazo. Debemos luchar para recuperar nuestra autoridad.
- Ahh, supongo que este es el adiós a mis días de comodidad y ocio.
El Señor Demonio rio entre dientes.
- Si he de ser totalmente sincero, una parte de mí desea en parte que Gamigin fracase. Imaginar qué clase de futuro nos espera me produce escalofríos en la espalda...
- Es comprensible, Ipos. Mentiría si dijera que no siento lo mismo.
Ni siquiera Baal podía hacer nada contra el actual Ejército de los Señores Demonio. ¿Serían capaces de manejar algo que él no podía? ¿Eran capaces de liderar las facciones o purgarlas? Ninguno de los Señores Demonio aquí presentes podía garantizarlo.
- Sin embargo, el Ejército de los Señores Demonio está caminando por el camino equivocado. Aunque sea en nuestro beneficio, algo no está bien si tenemos que compartir lecho con un imperio humano.
Los otros Señores Demonio estuvieron de acuerdo.
- Tienes razón. Es extraño, no importa cómo se mire.
- La gente sólo está entusiasmada porque acabamos de ganar la guerra, pero las dudas y las quejas irán apareciendo a medida que pase el tiempo. Incluso ahora, debe haber un número considerable de demonios expresando sus quejas en secreto. Debemos aprovechar este descontento latente...
Un Señor Demonio habló con tono serio. Llevaba en la mano un monstruo que parecía un ratón.
- Todos. Gamigin acaba de enviar un mensaje... Ha tenido éxito.
- ¡...!
Un aire tenso llenó inmediatamente la zona. Valefor calmo su corazón tembloroso. Miró a su alrededor y vio que todos los demás lo miraban. Inquietud, impaciencia y excitación. Había docenas de emociones en sus ojos. Valefor se dio cuenta una vez más de que esas eran las miradas con las que iba a tener que lidiar de ahora en adelante. Probablemente no le perdonarían si intentaba evitarlo. Sus rivales políticos no se lo perdonarían, la historia no se lo perdonaría, e incluso él mismo no se lo perdonaría.
- La suerte está echada. Vámonos.
- Sí.
Los Señores Demonio salieron de la villa en la que se encontraban. Se dirigieron al palacio con pasos audaces. Lo hicieron para dejar claro a los espectadores que no tenían nada por lo que sentirse culpables. Cuando los Señores Demonio se acercaron, el capitán de la guardia de palacio se apresuró a salir para darles la bienvenida. El Señor Demonio de rango 6 había llegado. Aunque los rangos habían sido oficialmente abolidos, seguían grabados profundamente en el cerebro de los demonios.
- ¡Damos la bienvenida al gobernante del mar y las tormentas! ¡Su Alteza Valefor!
- Mmm. Estoy aquí para participar en la reunión de hoy con mis camaradas.
El capitán de la guardia miró educadamente a los individuos que estaban detrás de Valefor. Había pasado los últimos días intentando memorizar minuciosamente las apariencias de cada Señor Demonio y Duque, por lo que era capaz de reconocer a los 5 Señores Demonio.
- Mis disculpas. Aún queda algo de tiempo antes de que comience la reunión. Permítanme guiarles a una habitación de invitados por el momento.
- No. Llévanos a donde está Dantalian.
- Ah... ¿A Su Excelencia el Conde Palatino?
El capitán de la guardia se echó al hombro un grado de descortesía para preguntar de vuelta. El capitán de la guardia del palacio comprendía perfectamente cuánto poder tenía realmente Dantalian. Era obvio que lo echarían a la mañana siguiente si llevaba gente a verlo de forma descuidadamente.
- Hay una razón por la que vinimos temprano. Estamos aquí para darle al Conde Palatino una queja formal antes de la reunión.
- Comprendo. Llamaré a la doncella principal inmediatamente.
El capitán de la guardia sabía que nada bueno vendría de involucrarse en el momento en que escuchó la razón de Valefor. No planeaba tomar parte en una pelea entre ballenas como un diminuto camarón. Por lo tanto, el capitán de la guardia entregó el poco común y desagradable asunto a otra persona sin dudarlo. Los Señores Demonio entraron en el palacio después de un pequeño trámite. No hubo ningún problema.
Una docena de doncellas salieron corriendo en el momento en que llegaron a la fachada del edificio de la corte. Se pusieron en fila antes de saludar a los Señores Demonio. A las personas de menor rango no se les permitía hablar ante los de mayor rango, así que las sirvientas esperaron pacientemente mientras se inclinaban cortésmente.
- Mmm. Están haciendo un buen trabajo.
La doncella elfa permaneció inclinada mientras hablaba.
- No merecemos tales elogios, oh Gran Ser. Haremos todo lo posible para cumplir cualquier deseo que pueda tener.
- Condúcenos al Conde Palatino Dantalian.
La doncella principal hizo una pausa.
- Mis disculpas, pero el Conde Palatino está ocupado preparando la reunión.
- Lo sé. ¿Crees que no lo sabría cuando también estoy participando en esta reunión? Debemos reunirnos con el Conde Palatino un momento porque tenemos algo que deseamos discutir antes de la reunión.
- Eso es...
Las sospechas de Valefor se confirmaron una vez que notó que la doncella principal hacía una pausa poco natural. Estaba claro que Dantalian había ordenado a la doncella principal que no dejara que nadie se le acercara.
- ¿Por qué vacilas? ¿Acaso estás diciendo que ni siquiera tengo el privilegio de reunirme con el Conde Palatino?
- Por supuesto que no. Sin embargo, el Conde Palatino se encuentra actualmente en una reunión con Su Alteza Gamigin...
Valefor habló como si estuviera complacido.
- ¿Oh? Eso hace las cosas convenientes. Estamos aquí para quejarnos a Dantalian sobre el maltrato a los Señores Demonio independientes. Esto es en realidad un golpe de suerte ya que Gamigin también está en la misma posición que nosotros. Date prisa y llévanos ante ellos.
- S-Su Alteza...
Valefor fulminó con la mirada a la doncella principal.
- ¡Tú! ¡¿La orden de un Señor Demonio es una broma para ti?!
El rugido infundido de maná sacudió el patio del palacio. Las criadas entraron en pánico y se arrastraron por el suelo.
- Los Señores Demonio no van detrás del palacio. El palacio es lo segundo para los Señores Demonio. ¿Cómo te atreves a poner algo tan trivial como tu deber entre los Señores Demonio? Si no nos guías hasta el Conde Palatino en este mismo instante, ¡entonces te arrancaré las orejas!
La doncella principal no pudo decir nada a cambio mientras obedecía. Aunque era la primogénita de un archiduque que la había utilizado para sobornar a Dantalian, su posición como uno de los miembros más altos de la sociedad demoníaca importaba poco ante la ira de un Señor Demonio. La doncella principal temblaba mientras guiaba a los Señores Demonio. Después de caminar un buen trecho dentro del palacio, finalmente llegaron a la habitación donde residía Dantalian. La doncella estaba a punto de dar un paso adelante para abrir la puerta, pero Valefor se le adelantó bruscamente.
- ¡Su Alteza! ¡No debe!
- No estamos aquí para una relajante taza de té. ¡Dantalian!
Valefor extendió los brazos y empujó la puerta. Fue en ese momento cuando los Señores Demonio y las doncellas se quedaron inmóviles. La rubia Gamigin estaba atada a la pared. Dantalian sostenía un látigo y se encontraba justo en medio de un balanceo. Su cara pronto se llenó de sorpresa una vez que se dio la vuelta para ver quién había visitado de repente.
- No, qué es...
- ¡Túuuuu!
Valefor estalló de ira. Su ira era en parte una actuación y también genuina. Sabía que Gamigin iba a hacer todo lo posible por crear la mejor grabación de memoria, pero no pensó que llegaría tan lejos. Su suave piel, antes blanca como el mármol, estaba ahora manchada de sangre. Su cabeza estaba caída hacia abajo como si estuviera a punto de desmayarse.
- ¡Cómo te atreves a hacer algo así en este palacio sagrado! Y a alguien de mayor rango que tú.
Sin embargo, eso no cambiaba el hecho de que esta era la oportunidad perfecta. Valefor no perdió ni un segundo y se abalanzo hacia adelante. Llegó justo delante de Dantalian con sólo unos pasos. Dantalian estaba claramente perplejo mientras extendía su brazo derecho.
- E-Espera...
- ¡Paga tu deslealtad con la muerte!
Valefor agarró el brazo extendido de Dantalian y lo retorció. Pudo sentir claramente como sus huesos se hacían añicos. Dantalian soltó un grito.
- ¡Aahhhhh!
Ese grito fue el pistoletazo de salida.
- ¡Cómo se atreve Dantalian a torturar a la señorita Gamigin!
- ¡Maten a ese desvergonzado traidor!
Los otros Señores Demonio independientes vinieron corriendo hacia adelante también. Cada uno de sus brazos brillaba con poder mágico.
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