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martes, 22 de abril de 2025

BC - Volumen 2 Capítulo 41

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Volumen 2 Capítulo 41
Apuesta Tu Vida
Traducción y corrección: Radak
Edición: Radak, Sho Hazama
‘Ahora extendemos la laca. Esto la protegerá de los elementos y le dará el color adecuado’ instruyó Bi De. Tanto la coneja real como la serpiente quemada lo miraron con curiosidad. Habían pasado dos días desde que había preguntado por qué Yin se consideraba un arma, y Bi De todavía no estaba seguro de cómo abordar el tema. ¿Debería simplemente enfrentarlo sin rodeos? ¿No debería decírselo nunca? No lo sabía. Sin embargo, ambos se estaban encariñando con él. Compartir comidas tenía una forma de unir a la gente. ‘Huele a mierda’ observó Yin, parpadeando con sus largas pestañas ante el brebaje. En ese lugar no tenían laca, por lo que Bi De había regresado a una aldea anterior. Se habían acordado de él y se la habían proporcionado por un precio modesto. Las monedas ligeramente carbonizadas que le había dado Miantiao habían cubierto fácilmente el costo, después de que la serpiente se negara a dejar que Bi De pagara por ello. ‘Lenguaje’, regañó Miantiao sin mucho entusiasmo. Yin resopló. ‘Esta declara que huele realmente repulsivo’, corrigió con voz altiva. Miantiao ignoró el descaro y Bi De carcajeó. ‘De hecho, es ligeramente venenoso y mancha con facilidad. Ten cuidado de que no te caiga nada en el pelaje.’ ‘Si se mancha, se mancha’, respondió Yin encogiéndose de hombros, despreocupada. ‘Sssi te mancha, sssignifica que fuissste dessscuidada. No permitasss que ni una gota te caiga a ti ni al sssuelo’, ordenó la serpiente, y Yin se enderezó de inmediato, con los ojos encendidos. ‘Sí, Shifu. Ni una gota.’ Agarró el balde de laca con la boca y se dirigió hacia el santuario reconstruido, con paso decidido. ‘Capas delgadas’ gritó Bi De mientras su figura se alejaba, y ella asintió, con los ojos fijos en ella. Se recuperó fácilmente de sus propias emociones conflictivas. Ardió con fuerza y ardor por un momento, antes de calmarse. Franco, directo. ‘No creo que la cantidad de veneno sea suficiente para hacerle daño’, le dijo Bi De a la serpiente, y ladeó la cabeza hacia un lado. ‘No sssabría decirlo. Losss venenosss me eluden... Aunque no por falta de intentosss’ murmuró. ‘Debería cuidarssse mejor, aunque essso que digo pueda sssonar hipócrita. Tiene una vida por delante. Tendrá una vida por delante.’ Fue una convicción silenciosa, pero absoluta. ‘No nosss sssirve de nada holgazanear. Enssséñale a esssta vieja serpiente cómo esssparcir laca', declaró. Se pusieron a trabajar con sus pinceles. Miantiao era sorprendentemente diestro; incluso con la espalda rota, sus capas de laca quedaban finas y uniformes. ‘¿Podrías contarme algo sobre tu Maestro?' Preguntó Bi De en tono conversacional mientras trabajaban. Miantiao hizo una pausa. ‘Sssupongo que es jusssto. Nosss hasss hablado de tu Gran Maestro y de tu Fa Ram.’ ‘No tengo recuerdosss que no comiencen con él. Éramos jóvenesss los dosss. Muy jóvenesss cuando me encontró en el bosque y me acogió. Yo essstaba débil y hambriento. Sssin embargo, me recogió. Me acogió y me alimentó. Me dio mi nombre, porque era alto y delgado. Miantiao.’ 'Él era el hijo del jefe de aquí. Productoresss de lasss mejoresss vasijasss de barro y de vidrio, con la arcilla del río y la arena del gran arenero cercano. Esssos de ahí’—Miantiao señaló una sección de escombros—‘ssson los restosss de los grandesss hornosss que lasss cocían y de losss grandesss hornosss que calentaban el vidrio.’ 'Mi conciencia llegó de repente. Fue durante el invierno. Este normalmente dormía durante las nievesss, acurrucado en una caja. Pero esssa noche... Essa noche me desperté. No essstoy ssseguro de por qué, sssolo que tenía que hacerlo. Tenía que ver a mi Maestro. Lo que vi entonces fue la bellezzza misssma. Había ssserpentinas de Qi de fuego, en medio de la noche, mientras mi Maestro realizzzaba algo indessscriptible. Inclussso losss otrosss hombresss se quedaron mirándolo, paralizzzados por sssu habilidad.’ 'Desssde essse día, desssde essse amanecer... Nunca volví a ssser el mismo. Copié los movimientosss de mi Maestro, para su deleite. El resto de los aldeanosss me llamaban la ssserpiente danzzzante. Y cada sssolsssticio, él danzzzaba. Danzzzaba toda la noche en las motasss de fuego, y yo danzzzaba con él. Él me enssseñó. Confió en mí. Habló de su sssueño de viajar por la tierra y presssenciar estas danzzzas, y desssentrañar los sssecretosss de la danzzza del fuego.’ 'Durante muchos añosss trabajó para honrar a su padre y ganar sssuficiente dinero para viajar durante un tiempo. Moldeamosss el vidrio y la arcilla en nuevasss formas. Creamosss. Sssé poco de carpintería, es cierto, pero este sssabe cómo hacer que el vidrio cante.' La mirada de Miantiao se perdió en la memoria, su sonrisa triunfante. ‘Parece un maestro maravilloso’, lo felicitó Bi De. ‘Sssí. Sssí, lo era.’ El triunfo se desvaneció. ‘Y luego me lo arrebataron.’ 'La víssspera de su partida, ya casssi un hombre adulto... El demonio llegó. El pueblo fue incendiado. Mató y descuartizzzó sssin ningún cuidado. Yo quedé aplassstado bajo la casssa, una de las vigasss cayó sobre mi essspalda. Luché. Luché tan duro para salir. Y mi Maessstro... Oh, mi Maessstro. No corrió. Fue a enfrentarssse al demonio. Ssse rieron de él. El demonio misssmo vino a matarlo personalmente. La danzzza de mi Maessstro le permitió esssquivar tresss golpesss. Tresss golpesss frussstró, y a cambio golpeó uno. Un simple hombre mortal, contra un demonio, y asssestó un golpe. Pero todo lo que essse golpe hizzzo fue enfurecer a la bestia. Al final, mi Maestro no pudo hacerle frente.’ 'El demonio lo mató, lo destrozzzó de un sssolo golpe. Y todo lo que pude hacer fue mirar. Mirar cómo las llamasss consssumían la casssa, me consssumían a mí. Tal era mi odio, mi furia ardiente, que lasss llamasss sssolo pudieron llevarssse mi carne. Sssobreviví a la noche, herido y lisssiado, pero vivo. Pensé que los cielosss me habían perdonado por una razón: venganzzza.' Su ojo brilló con algo feo, antes de que se desvaneciera. Miantiao suspiró y comenzó a aplicar laca nuevamente. ‘¡Y entonces Shifu me encontró!’ Dijo Yin alegremente. ‘¡En la noche del solsticio! Estaba rodeada de enemigos; él los derrotó y me acogió.’ ‘Síííí, los cielos me bendijeron con una estudiante’, dijo Miantiao con cariño. ‘Ella incluso sabe danzar.’ ‘¿Incluso? ¡Danzo mucho mejor que tú!’ Yin dejó de trabajar y saltó al suelo para poder comenzar su danza. Ella era muy buena. Su pelaje parecía la luz de la luna capturada. Su aura, elegante y refinada. ‘Supongo que yo dirigiré las danzas, y Shifu puede dirigir la aldea’ declaró con la convicción de alguien que busca desesperadamente un propósito. ‘¡Una vez que toda la gente regrese, todo será mejor!’ Ella no vio la mueca en el rostro de la serpiente, ya que estaba girada hacia el bosque. Sin embargo, la serpiente puso cara de satisfacción a medida que avanzaba el día. Estaba animada, se movía y le gritaba órdenes a Yin, para su deleite. Ella las cumplía todas sin fallar. 'Bi De, no eres malo. ¡Hoy, hiciste feliz a Shifu!’ Tenía una pequeña sonrisa de satisfacción en su rostro mientras se sentaban afuera del santuario, con el interior terminado. ‘¡Quizás incluso comience de nuevo con las lecciones de combate pronto!’ Bi De asintió, pero estaba preocupado por la ruptura entre estudiante y maestro. ‘Iré a ocuparme de las tumbas y empezaré a preparar cosas para la cena.’ Yin se bajó de un salto, dando saltitos. Estaba tan feliz. Y su Maestro... Bi De respiró hondo. Todavía no sabía qué estaba pasando. Ya basta de andarse con rodeos. Se acercó a la serpiente con la intención de enfrentarse a ella.
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Hace años que... Miantiao no sabía por qué se hacía esto a sí mismo. Por qué regresaba a la aldea todos los años, después de buscar el resto del tiempo algo, cualquier cosa para mejorar sus posibilidades contra el demonio. Pero había algunas cosas que debían hacerse. Esta era la última forma en que podía honrar a su Maestro. Las tumbas estaban cubiertas de nieve, pero aún eran visibles. Su cuerpo le gritaba que descansara, pero no podía. No podía dormir. Cada momento era precioso en su búsqueda. Pero sabía que fracasaría en su misión. Estaba débil. Aún estaba demasiado débil. Con sus heridas, empezaba a dudar de si alguna vez podría ser lo suficientemente fuerte para matar al demonio. El odio empezó a aflorar a medida que se mezclaba con la desesperación. Había sobrevivido al incendio. ¿Y para qué? Lo único que podía decir ahora era que tal vez la casa que se le cayera encima no le haría tanto daño. Reflexionó sobre su siguiente curso de acción mientras se preparaba. Deslizarse por la nieve era una tarea monumental, especialmente con su espalda como estaba, pero el movimiento era algo que había dominado desde hacía mucho tiempo. Cavó con cuidado la nieve, dejando al descubierto el suelo. Llenó los braseros con leña. Y cuando comenzó la noche más larga, honró la danza de su Maestro. El Qi era débil, como siempre. Apenas estaba allí, girando en el aire. Miantiao danza y se lamentó. Rezó a los cielos por una señal, por algo que le permitiera abatir a su odiado enemigo. Las llamas se encendieron a su alrededor. Miantiao detuvo su danza mientras el vapor de Qi rojo se flotaba. Partió de inmediato. Era una señal. ¡Los cielos habían escuchado sus plegarias! Su cuerpo se abrió paso a través del frío cortante, a través de la nieve en polvo, y sobre la colina. Hasta que la encontró, sentada en la nieve junto al pilar de piedra. Fría. Temblando. Cerca de la muerte por sus heridas... Y con un lobo muerto a su lado, asesinado por sus patadas. Los otros lobos lucían heridas. Miantiao contempló una joya, una chispa plateada y brillante. Y la codiciaba. Los cielos habían escuchado sus plegarias. Su cuerpo ya era tan fuerte que podía luchar contra sus enemigos, y ella era todavía tan joven. Ahuyentó al resto de las bestias y luego la tomó a ella. La llevó a la casa y la calentó junto al fuego.
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Ella se despertó al día siguiente asustada y cansada. ‘Me salvaste’, susurró con asombro y respeto. ‘Lo hice. Dile a esssta vieja ssserpiente, ¿por qué essstabas afuera, en el frío, sola?’ ‘Estoy perdida. Mi familia me echó de casa. No sé qué hacer.’ En verdad, los cielos le habían sonreído. ‘Entoncesss deja que Shifu te dé un propósito.’ Si Miantiao no podía matar a Sun Ken... Crearía un arma que... Podría.
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Un salvador llegó en su momento más oscuro, ofreciéndole todo lo que siempre quiso.
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‘¡Treinta másss!’ ordenó con severidad. ¡Sí, Shifu!’ gritó la coneja. Miantiao empujó. Empujó y empujó esa pequeña chispa, empujándola todo lo que pudo, pero conteniéndola apenas lo suficiente para que no se rompiera. Todas las noches, él le hablaba del demonio malvado, y todas las noches, ella juraba ayudar a matarlo.
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El entrenamiento fue duro, pero a ella le encantó. La sensación de hacerse más fuerte. Ella sabía que el demonio tenía que morir. Incluso soñó con ello. Lo que había hecho daño a su amable Maestro tenía que ser malvado y merecedor de la muerte.
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Le llevó años. Años de viajar. De entrenamiento. De forjar su espada. De verla florecer como una estrella en el cielo. Trabajaron en conjunto. Él ofreció todo por la causa. Buscaron poder por todas partes. Se toparon con otro que había despertado. Este protegía celosamente su parcela de Hierba Espiritual y no escuchaba sus súplicas de una porción. ‘Yin.’ ‘¿Sí, Shifu?’ ‘Una prueba de tus habilidades.’ La coneja sonrió y luego hizo lo que le ordenó, siempre confiando en su Maestro. Miantiao solo probaba bilis. Era exactamente como Sun Ken había sido. Descendiendo sobre los inocentes y masacrando a quienes se resistían, todo por sus propios fines. ‘¡Lo hice, Shifu!’ La coneja vitoreó, de pie sobre la figura rota de su adversario. Él oraría por sus almas cuando esto sucediera, incluso mientras se manchaba a sí mismo y a Yin. Pero él mataría a Sun Ken.
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Él siempre le conseguía lo mejor. Encontraba a sus oponentes. Le daba todo el Qi que necesitaba para ser fuerte. Curaba sus heridas. Le acariciaba el pelaje. Le enseñaba a danzar. Ella amaba a su Maestro. Él la había salvado y le había dado algo por lo que luchar.
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Encontraron la aldea que Sun Ken había destruido. Encontraron el rastro. Ella era fuerte. Y él estaba dispuesto a darle la oportunidad que necesitaba. Su campeón enviado del cielo no le fallaría.
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Había llegado el momento y Yin estaba lista para cumplir su destino.
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Se sintió como si le hubieran aplastado la espalda de nuevo. La gente aplaudiendo. Las risas. Ellos contando cómo la Orquídea Matademonios había resultado victoriosa. Su demonio, apagado como una vela. Su venganza, sin rumbo y sin propósito. Todo lo que le había hecho a Yin… Para nada. Cada vez que la había obligado a teñirse las manos había sido en vano. ¿Qué había hecho? ¿Para qué había servido todo aquello? Yin… Yin parecía igual de devastada, pero se recuperó rápidamente y giró hacia él. ‘¿Qué hacemos ahora, Shifu?’ Preguntó ella, con la simple convicción de que él lo sabría. Miantiao no lo sabía. Todo lo que podía sentir era el vacío. Vacío y vergüenza mientras Yin lo miraba con ojos tan confiados. Ella era la niña que lo veía como un padre. La niña que él había usado como arma, moldeado y preparado para la violencia. Una vez más, sintió el sabor de la bilis.
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El gallo frunció el ceño ante la historia. ‘¿Y qué tiene que ver esto con tu mentira?’ Volvió a preguntar, mientras Miantiao miraba fijamente al vacío. Miantiao suspiró, pero supuso que había estado eludiendo la pregunta. ‘Porque essste debe expiar susss pecadosss’ explicó. Bi De entrecerró los ojos. ‘Tomé esa chispa brillante y hermosa y la transformé para mis propios fines. Le sometí a pruebas estrictas. Le sometí a un duro entrenamiento. Ella nunca se quejó. No le enseñé los secretos del cristal ni cómo fabricar una urna. Todo lo que sabe es guerra y violencia.’ Miantiao rio con amargura. ‘¿Y para qué? El demonio essstá muerto. La arruiné, y sssin razón alguna. En lugar de actuar como un verdadero Maestro, en lugar de nutrir su chissspa, como mi Maestro me nutrió a mí.’ ‘¿Cuál esss la mentira, entonces? La mentira esss que me quedaré aquí junto a ella, para reconstruir la aldea con ella. Pero... No puedo. No puedo vivir asssí, en las cenizasss del lugar que amo. No puedo mirar a la niña que rompí. No puedo oírla llamarme Shifu por másss tiempo.’ Miantiao dejó escapar un suspiro. Se sentía bien poder finalmente contárselo a otro. ‘Bussscaré al asssesssino del demonio y le ofreceré mi carne indigna. ¿Quizásss me refinen o me coman? He oído que essste esss el camino de los cultivadoresss humanosss. Quizásss esssta vida miserable finalmente tenga valor y Yin ssse libere de mí.’ El gallo se quedó mirando, atónito. ‘Sssi puedesss, te pediría que la ayudarasss en esto. Tal vez tu Fa Ram sssea másss amable con ella que yo.’ Sabía poco de Bi De, solo que era un alma bondadosa. El gallo seguramente se llevaría la Yin de Miantiao con él y le daría una vida mejor. Se quedó helado cuando el viento cambió y sintió un sabor demasiado familiar. Oh, no. Se escuchó un crujido. ‘¡No! ¡Shifu! ¡No, por favor, no puedes!’ Gritó Yin mientras saltaba de su escondite, con los ojos muy abiertos por el pánico. Miantiao hizo una mueca al ver su apariencia. Miantiao suspiró cuando ella se apretó contra él. 'Niña, niña, niña... Por favor. Te he hecho daño—' ‘¡No! No tienes permitido morir así. ¡Tienes—Tienes que enseñarme más! ¡Tienes que enseñarme como dijiste!’ Suplicó Yin. Qué vergüenza hacer esto con Bi De aquí. En verdad, era una niña muy difícil. Echó un vistazo y vio que el gallo los observaba con ojos desapasionados. ‘Debo hacerlo.’ Miantiao acarició la cabeza de Yin, tratando de calmarla. '¡No lo harás, viejo miserable bastardo!' ‘No lo hará’ interrumpió Bi De. La discusión se detuvo cuando se volvieron hacia él confundidos. Se puso de pie, con los ojos entrecerrados. ‘El asesino de Sun Ken está ante ti y no acepto tu vida.’ ¡Eso era absurdo! La mente de Miantiao se congeló. La luz sagrada llenó el claro. El Qi los presionó a ambos, su poder estaba en el Reino Profundo. Tanto la serpiente como la coneja se quedaron boquiabiertos al ver su resplandeciente figura. 'Este Bi De, en lo más profundo del invierno, luchó contra Sun Ken y lo mató.' Su Qi reverberó por todo el pueblo. Su pureza y poder los obligaron a aceptar la verdad de sus palabras. 'Huir de las consecuencias de tus acciones es cobardía. El camino más fácil. Si estás tan manchado como dices, Miantiao, entonces, como dices, debes expiar tu pecado con tu vida: una vida dedicada a hacer lo que debías haber hecho'. ‘Habla con tu discípula. Los ayudaré de nuevo mañana—o me marcharé’ ordenó Bi De. El gallo los dejó, abandonando el pueblo. Su discípula permaneció pegada a él. ‘No tienes permitido irte’, insistió. ‘¡Te cazaré si lo intentas!’ Miantiao suspiró y volvió a acariciarle la cabeza, pero su corazón estaba perturbado. El asesino de Sun Ken estaba aquí. Aquí. Quizás... Quizás Los cielos todavía lo estaban buscando. 'Ya sssea que me vaya o no… Hagamos una apuesssta, Yin.' Los ojos de la coneja se entrecerraron, pero le dejó hablar.
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Yin aún no estaba convencida de la apuesta de Shifu, pero la había aceptado de todos modos. Bi De era fuerte. Más fuerte que los dos juntos. Pero eso no la hizo dudar. Ella ganaría. Debería demostrar su fuerza y su maldito Maestro no sería tan estúpido. ¡Cómo se atrevía a hacerle creer que quería morir! ¡Cómo se atrevía a decidir que era malo para ella! ¡Estúpida serpiente! ¡Bastardo de bastardos! Esperaron al gallo en la luz del amanecer. Shifu todavía estaba tranquilo, pero había recuperado el aliento. Estaba tranquilo, controlado y listo. Listo como no lo había visto en meses. ¡Apenas podía esperar! Bi De se acercó. Sus plumas eran majestuosas y era muy guapo. Pero ella ignoró eso. Ahora… Ahora, era el momento. El gallo se quedó en silencio, observándolos a ambos. Finalmente, Shifu habló. ‘Quiero sssaber’ dijo en voz baja. ‘Quiero sssaber sssi fue sssuficiente. Quiero saber sssi hubiéramosss podido matar al demonio o sssi sssimplemente nosss essstaba guiando hacia nuestra perdición. El gallo suspiró cuando Shifu se desenrolló y se puso en postura. Su Qi se elevó a su alrededor. La coneja experimentó la luz de la luna en medio del día. ‘¡Muéssstranosss! ¡Muéssstranosss sssi esssta fuerza hubiera matado a Sssun Ken!’ Comandó Shifu. Todo para lo que había entrenado. Cada moretón. Cada día. Cada momento con Shifu. ¿Estaba mal estar feliz en ese momento, mientras su Maestro estaba tan triste? El sol calentaba su espalda y recordó la danza que le habían enseñado. Yin se movió y estalló hacia adelante envuelta en una luz dorada. [Armadura del Sol] Una armadura dorada se formó alrededor de su cuerpo, sus secciones envueltas en llamas. [Rayos del Amanecer] Los ojos del gallo se abrieron de par en par ante su velocidad. Como el sol que corona el horizonte, iluminando con toda su luz el mundo, se movió, pero no fue lo suficientemente rápido. Un ala se elevó para recibirla. Los ojos de Yin se entrecerraron mientras la detenían en seco. El gallo soltó un bufido y luego comenzó a girar en una danza loca y giratoria. Sus alas se extendieron como espadas, pero ella se agachó y esquivó los ataques. Eran afilados, llenos de la intención de cortar, y tuvo que gastar su Qi más de lo que originalmente había planeado para evitar ser partida a la mitad. Pero ella no se dejó intimidar. Atacó de nuevo, lanzando una serie de golpes mientras intentaba una y otra vez desgarrar al gallo. Ella podía hacerlo. Ella ganaría, ¡y entonces Shifu dejaría de ser un idiota! Y ella sabía que esto era solo una forma de ganar tiempo. Este era solo el primer acto. Su Maestro, después de todo, no estaba tan lisiado como parecía. Y el área que había ocupado estaba vacía. [Visssión Retorcida] Los ojos del gallo se entrecerraron en el momento en que notó que algo no iba bien. El aire a su alrededor se distorsionó, como la luz vista a través de un cristal imperfecto. Un golpe se coló y los guanteletes apuntaron directamente al costado del gallo. Sin embargo, en el último momento, lo esquivó. Con un pulso de Qi, la técnica de Shifu se hizo añicos. El gallo arqueó una ceja. [Caras Divididas de la Media Luna] Yin frunció el ceño ante la técnica, tan diferente de la extraña danza giratoria... Y entonces se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Estaba luchando como lo hacía Sun Ken. ‘Había más de uno’, declaró el gallo de la izquierda, oscuro como la medianoche. ‘Había cuatro cultivadores dentro de su séquito’ dijo el de la derecha con calma, sus plumas brillando plateadas. Atacaron como uno solo. Yin retrocedió, arrojándose fuera del camino de las danzas giratorias; sus alas cortaron el aire de maneras que confundían la vista, ganando impulso a medida que cada golpe conducía al último. [Fragmentosss de la Urna Destrozzzada] De repente, el suelo estalló en un pozo de púas, lo que obligó a los gallos a saltar, y Yin aprovechó la oportunidad. Sus piernas se estrellaron contra el gallo plateado, descargándose con una erupción de fuego. El gallo plateado se hizo añicos… Y luego volvió a formarse. Shifu comenzó a atacar repentinamente desde el suelo, estallando hacia arriba con dientes chasqueantes y ráfagas de fragmentos de vidrio con bordes afilados. Todo se redujo. Solo estaban ellos dos mientras una vez más mataban a una de las sombras del gallo. La imagen de Bi De se desdibujó y se transformó en algo demoníaco que sostenía una espada enorme. Los movimientos de Bi De se volvieron cada vez más rápidos, girando y retorciéndose con una mueca en el rostro. Cada vez era más difícil seguirle el ritmo. Shifu había hecho bromas sobre su resistencia ilimitada, pero la estaban presionando. Estaba fallando. Incluso cuando Shifu agregó su fuerza, ella pudo ver la resignación en su rostro: sabía que esto terminaría en fracaso. No, no terminaría en fracaso. Yin respiró hondo. Respiró hondo, como le había enseñado Shifu. Para alimentar la llama creciente que ardía en su interior. Un ala se coló y se clavó en su costado. Shifu fue arrojado lejos, pero intentó envolver al gallo y obstaculizar sus movimientos. Una patada ardiente golpeó con fuerza cuando Yin se lanzó de nuevo a la pelea, ignorando el dolor. Otro gallo destrozado. Lo único que quedaba era la batalla. Lo único que quedaba eran sus recuerdos de la danza. En medio de esta tormenta de violencia, ella estaba en paz. En su mente, solo estaba danzando. Shifu siempre se alegraba cuando hablaban de esa danza. El gallo se hizo más rápido, y aun así ella siguió su ritmo. Shifu la apoyó como pudo; el mundo se retorció y se deformó a sus órdenes, y dagas de vidrio atravesaron el aire. Ella podía notar que su fuerza flaqueaba, pero él siempre, siempre estaba allí. Una patada se estrelló contra su sinuoso cuerpo mientras recibía un golpe destinado a Yin. Shifu mordió una pierna con colmillos hechos de vidrio endurecido. Había una apertura. [Amanecer En Ascenso] Al igual que el sol, ella se elevó, chocó contra Bi De y lo llevó al cielo. Él parecía sorprendido, pero había una medida de respeto en su mirada. Y entonces la golpearon. Cayó de golpe al suelo. Le dolió. Le dolió mucho, pero inmediatamente se puso de pie nuevamente. El gallo había dejado de actuar como Sun Ken. [Luz de la Luna Llena] El día se convirtió en noche mientras la oscuridad cubría el cielo alrededor de Bi De; él estaba extrayendo la luz del aire y redirigiéndola hacia el disco plateado que se formaba detrás de él. ‘La atravesssaremos, pequeña’ declaró Shifu mientras se acomodaba sobre su espalda. Escupió una bocanada de sangre. [Visssión Retorcida] La distorsión se formó en el aire. Un escudo de cristal, contra la Luz de la Luna Llena. El cuerpo de Yin se convirtió en un cometa resplandeciente mientras se elevaban para encontrarse con la luz de los cielos. La luz plateada pura que se dirigía hacia ellos era un rayo de Qi devorador. La luz impactó en el escudo de cristal de Shifu, girando en espiral, refractándose y desviándose de sus facetas. Pero el escudo no fue suficiente. Shifu arrojó su cuerpo frente a ella. Las escamas ardían, y aun así la serpiente reía. Habían terminado, incluso cuando Shifu cayó de nuevo a la Tierra. [Anillo Solar] Fue un golpe letal. Todo lo que le quedaba quedó atrás. [Rueda de la Luna Creciente] La luz del sol se encontró con la luz de la luna. Sus piernas se conectaron con una onda expansiva que hizo temblar todos los huesos del cuerpo de Yin. Por un momento, ella aguantó. Aguantó contra un cultivador en el Reino Profundo. Y entonces sus fuerzas fallaron. Fue arrojada al suelo, donde golpeó la tierra con fuerza, rodando una vez, dos veces, y luego logró ponerse de pie nuevamente. Su visión estaba nublada. Estaba a punto de perder el Qi. Tropezó y estuvo a punto de caerse. Pero no podía parar. No lo haría. Tenía que demostrarle a su Maestro que valía la pena. Con un rugido, su armadura se encendió una vez más, ardiendo con un calor al rojo vivo. Sus ojos se centraron en el gallo. Su espalda se enroscó mientras se preparaba para lanzarse de nuevo a la batalla. Pero en lugar de prepararse para recibirla, el gallo se relajó por completo y extendió un ala, indicando el fin de la pelea. Yin tropezó, pero se contuvo para no lanzarse hacia adelante. ‘Esa era la fuerza de Sun Ken’, entonó Bi De. Dejó escapar un suspiro y sacudió la cabeza. ‘Su Qi era corruptor y habría matado a tu Maestro. Pero es probable que el demonio también hubiera perecido.’ Yin se sacudió y giró la cabeza para mirar fijamente a su Maestro. Su cuerpo se retorció y se movió: estaba quemado y herido, pero aún estaba vivo incluso después de enfrentar el ataque. ‘¿Habría sssido realmente sssuficiente?’ Preguntó la serpiente. Bi De se encogió de hombros. ‘Nunca lo sabremos con certeza. De una emboscada, muy probable. ¿Por un ataque directo? ¿O en el apogeo de su poder? No lo sé.’ Shifu, carbonizado y humeante, miró al cielo con lágrimas en los ojos. Le dolía el corazón de verlo tan feliz que hubiera muerto matando a Sun Ken. Pero aun así... ‘Gané’, afirmó, mirando fijamente a Shifu. La serpiente parpadeó y la confusión se apoderó de sus rasgos. ‘Sssupongo que sssí, Yin.’ Sus ojos estaban melancólicos, pero aun así le ofreció una sonrisa.
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‘¿Están seguros?’ Bi De les preguntó a la serpiente y a la coneja. Ambos asintieron con firmeza. ‘No podemosss quedarnosss aquí’, susurró Miantiao. La reconstrucción se había detenido. En su lugar, habían colocado un gran trozo de piedra en el centro de la aldea, con los nombres de los caídos grabados en ella. ‘Debemosss encontrar un nuevo propósssito.' ‘Y gané’, afirmó Yin con aire de suficiencia. ‘Sssí, ganassste. Debo seguir viviendo. No sssería bueno renegar de un acuerdo con mi dissscípula. ‘¿A dónde irán?’, les preguntó. Las tumbas habían sido limpiadas por última vez. La serpiente y la coneja intercambiaron miradas. Se produjo una conversación invisible. Giraron hacia él y le hicieron una reverencia. ‘Joven Maestro Bi De, usted tiene la misma misión que una vez tuvo mi propio Maestro: encontrar el secreto de estas danzas. Por favor, permítanos seguirlo en su viaje’, pidió Miantiao. Bi De se acarició las barbas mientras los contemplaba. Era un deseo sincero. Inclinó la cabeza y aceptó su petición, como una vez había aceptado la petición de la hermana Ri Zu. Sacó su mapa. 'Entonces este es el camino al próximo lugar...'

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