Capítulo 284
La Raíz del Mal (IV)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
- Sólo un Teniente Coronel, que ya tiene 40 años. No se atreverá a traerme problemas.
Respondió Su con calma. Curtis entrecerró sus pequeños ojos y evaluó un poco a Su. Dijo lentamente.
- Jovencito, parece que has cambiado un poco.
- No sólo un poco, he cambiado mucho, y además... bastante a fondo.
La sonrisa de Su seguía siendo tan bonita como antes, pero contenía un rastro de amargura difícil de detectar.
- Muy bien. ¿Para qué has corrido hasta aquí? No me digas que quieres que te haga otra pistola, ¿verdad? Aclaremos algo antes, esta vez, tendré que cobrarte, ¡y ni un céntimo menos! El tiempo que llevas como Jinete no es poco, ¡pero sigues siendo como esos tipos de las tierras salvajes! Ni siquiera sabes traer 1 o 2 botellas de buen alcohol antes de venir.
Su no prestó atención a las burlas de Curtis. En su lugar, tras elegir cuidadosamente sus palabras, dijo.
- Quiero aprender el arte del combate. Si es posible, también deseo que te unas a mis tropas.
Curtis soltó una gran carcajada que sonó como la de piezas de acero chocando entre sí. Su voz alta y clara sacudió las paredes del almacén hasta hacer caer trozos de óxido.
- Si quieres que me una a ti, es fácil. Lo único que necesitas es dinero. Sin embargo, tiene que ser efectivo y no a crédito.
Las astutas y despiadadas palabras del capitán dejaron a Su sin habla con una sola frase. Curtis comprendía claramente su situación financiera. Después de experimentar el campo de entrenamiento del capitán, Su obviamente sabía que su cerebro que era como un trozo de acero negro estaba tan desarrollado como sus músculos.
- En cuanto al arte del combate, creo que ya te lo he enseñado antes durante el campo de entrenamiento. Realmente no hay nada nuevo...
Sin embargo, después de mirarlo durante un minuto entero, Curtis finalmente se sintió derrotado y dijo impotente.
- ¡Muy bien, jovencito! Espérame un poco y luego iremos al campo de entrenamiento. Maldita sea, no está tan cerca, ¡espero que ese Dodge mío aún pueda arrancar!
Con 10 minutos de retraso, una anticuada camioneta cubierta de óxido y cuya pintura original era imposible de distinguir retumbó al salir del almacén. Su temblorosa carrocería no podía sino hacer presentir que, si sobre ella pesara siquiera un trozo de roca ligeramente mayor, esta antigüedad que debería haber explotado hace mucho tiempo se vendría abajo. Este vehículo, que debería tener 2 filas de asientos, tenía la parte trasera arrancada desde hacía mucho tiempo, y el asiento del conductor se había extendido hasta atrás. A pesar de ello, el capitán apenas cabía dentro. En realidad, el capitán no era tan grande en comparación con aquellos tipos tan fornidos que solían medir más de 2 metros. Sin embargo, era bastante ancho, ¡ancho hasta un grado aterrador!
Su estaba fuertemente apretado contra la puerta del vehículo, hasta el punto de que era casi como un cuadro colgando de la puerta. Sólo así evitó ser accidentalmente golpeado por el codo del capitán.
- ¡Jovencito! No lo hago por ti, sino por Perséfone. Su situación actual no es muy buena.
Dijo Curtis bastante abatido.
- Lo sé.
- ¿Qué está pasando con Mitchels? ¿Por qué dice esa chica que hay que matarlo?
- Ese es mi asunto personal. Sólo tienes que saber que debo matar a Mitchels.
La voz de Su era siempre tranquila, como si estuviera diciendo un nombre completamente insignificante. Curtis pisó con fuerza el acelerador hasta el fondo y rugió.
- ¡Pero ese viejo no es fácil de tratar! Además, se trata de un acontecimiento importante, así que ¿por qué se entera hasta una niña que no sabe mantener la boca cerrada? Perséfone necesita un hombre que esté vivo, ¡no un cadáver deforme!
Al ver al rugiente capitán, Su dejó a un lado su expresión fría y dijo con seriedad.
- Yo maté a Sarton, así que ya no hay forma de que Mitchels y yo nos reconciliemos. En cuanto a por qué le conté a esa chica estos asuntos, es para que difunda la noticia. Si Mitchels quiere matarme, que venga a buscarme al desierto.
El capitán permaneció en silencio durante mucho tiempo, luego dijo.
- Aunque tus habilidades están un poco por debajo de la media, sabes elegir tu propio terreno, así que tu muerte no está garantizada. Sin embargo, Mitchels es un viejo zorro astuto. No caerá en tus trucos.
- ¿Es así? Entonces seguro que se arrepiente, porque el tiempo estará siempre de mi parte.
Curtis giró la cabeza, casi como si Su fuera alguien a quien nunca hubiera visto antes. Después de mirarle detenidamente durante un buen rato, sacudió la cabeza y dijo.
- Jovencito, sí que has cambiado.
- Sí cambié, es más, extremadamente a fondo.
Una hora más tarde, el Dodge que escupía humo espeso y ruido atravesó las puertas del campo de entrenamiento de los Jinetes. Este vehículo, que debería haber sido desguazado hace mucho tiempo, atrajo la atención de todo el mundo. Frente a los nuevos edificios de los alrededores, esta antigüedad de la era industrial parecía extremadamente fuera de lugar. Al igual que cuando subió al vehículo, el capitán salió del mismo con dificultad. Condujo a Su a un edificio de entrenamiento de 4 pisos que ocupaba 1 kilómetro cuadrado.
Un hombre flaco y arrugado como un mono saltó y gritó con fuerza.
- ¡Eh, capitán! ¡¿Quieres que llene a tu bebé de aceite?!
El capitán arrojó las llaves del coche mientras rugía.
- ¡Claro que sí! Si no le pongo aceite, ¿quieres que le ponga pilas de combustible?
El hombre flaco y arrugado cogió las llaves y soltó una sonora carcajada. No se olvidó de gritar.
- ¡Viejo amigo, el aceite es mucho más caro que las pilas de combustible!
La cara de Curtis estaba bastante negra para empezar, pero ahora, claramente, se volvió aún más oscura. Escupió un terrón de saliva y luego miró a Su antes de decirle con odio.
- ¡Tú pagas!
Antes de entrar, el capitán le dijo a la joven y guapa recepcionista.
- Tercer piso subterráneo, área de entrenamiento de combate de alto nivel región A, maniquíes de grado B y 3 maniquíes de grado A. ¡El tiempo es de 24 horas, este Teniente Comandante Su está pagando!
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