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viernes, 30 de mayo de 2025

DD - Capítulo 440

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Capítulo 440
Daisy (IV)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
La palabra “ciudad natal”. A mí siempre me trajo sentimientos de hambre y humillación. Cuando tenía unos 4 años, me di cuenta de que procedía del entorno más miserable que se pueda imaginar. Los campesinos de tala y quema no pertenecían a ningún país ni ciudad, eran vagabundos. En una vida en la que la supervivencia significaba arrasar los bosques para dejar sitio a los campos, no existía el asentamiento ni la permanencia en un lugar. El borde del mundo. Así me refería a mi pueblo en mi corazón. Cuando miraba el bosque infinitamente vasto, no podía evitar sentirme así. Especialmente en invierno, cuando la nieve se amontonaba silenciosamente por todos lados, la aldea se sumía en un silencio tan profundo que a veces me preguntaba si toda la humanidad había muerto. El invierno. Invierno para un agricultor de tala y quema. Una estación tan fría y hambrienta que había que hacer cualquier cosa, cualquier cosa, para sobrevivir. - Sólo por un tiempo, eso es todo. - Sí, Daisy. Esto no es nada, de verdad. Hacía tiempo que sabía que los adultos de mi pueblo tenían sentimientos extraños hacia mí. Recordándolo ahora, creo que era porque yo era demasiado madura. Física y mentalmente, de formas extrañas, estaba por delante de otros niños de mi edad. Incluso a los 8 años, la melancolía ya persistía en mis ojos. Quizá era eso lo que despertaba la lujuria de los adultos. Un pueblo aislado del mundo exterior. Una niña nacida con una belleza, tal vez, excesiva para un lugar así. El resultado sólo podía ser uno, en cierto sentido, ya estaba grabado en piedra. Podría haberme resistido. Fácilmente. Pero si tomaba una comida menos, eso significaba que quedaría más para mis padres o para Luke. Mi mente era demasiado rápida con los números y las ganancias como para simplemente ignorar ese hecho. Así que dejé que los adultos jugaran con mi cuerpo. - Daisy, eres realmente hermosa. - ¿Cómo puede ser tu piel tan pálida y suave? Cuando mis padres estaban fuera trabajando en el campo y Luke se había ido a jugar con los chicos del vecindario, como un reloj, ese juego familiar se producía en algún rincón del pueblo o en la esquina de alguna choza destartalada. Yo miraba en silencio a los hombres que manoseaban frenéticamente mi cuerpo. ‘Son como perros callejeros mordisqueando sus propias sombras.’ Nunca me consideré especialmente infeliz. Sólo que, cada vez que el frío viento invernal golpeaba, sordo y lento, contra la pared exterior de la cabaña, no podía evitar preguntármelo. ‘¿Por qué la gente sigue viviendo en lugar de morir?’ La lengua de alguien recorrió mi piel. Como si fuera la fruta más deliciosa. Según los adultos del pueblo, mi cuerpo supuestamente olía a melocotón. Pero los campesinos indigentes como nosotros no habíamos probado nunca un melocotón, así que debieron decir lo que se les ocurrió. Son todos unos mentirosos. Por ejemplo, la esposa de cierta familia había muerto. Era una mujer que salía durante el día a recoger hierbas. 3 días después de su desaparición, la encontraron en las montañas. Su cuerpo había sido despedazado por los lobos. Su marido se desesperó y lloró de dolor, y los aldeanos le consolaron diciéndole que era una desgracia terrible. Pero en realidad, la mujer había sido asesinada por los hombres. La banda se jactaba mientras jugueteaba con el cuerpo. Habían tendido una emboscada a una mujer que vagaba sola por los senderos de la montaña y la habían violado hasta matarla. No parecían sentir culpa alguna. Era una prueba innegable, expuesta ante mis ojos, de que la moralidad no existía en este mundo. - Eh, tú. Quizás al notar mi mirada, uno de los hombres de la banda se acercó a mí. Albert. Era el más violento del grupo secreto que supuraba como un cáncer en este pueblo. El hombre me dio una bofetada. - ¿Te crees especial para mirarnos así? No eres más que una puta que apenas sobrevive al invierno gracias a nosotros, ¿y aun así te atreves a menospreciar a tus benefactores? - ... - Ramera asquerosa. El hombre escupió en mi pecho. No había mucha diferencia, mi cuerpo ya estaba cubierto de la saliva de los adultos. Pero tal vez sólo el acto de humillarme fue lo suficientemente satisfactorio para él, mientras se daba la vuelta y volvía con sus compañeros. La ausencia de culpa. La habilidad de justificar la propia maldad. Pasara lo que pasara, culpaban a los demás. Eran personas que habían perdido por completo la capacidad de responsabilizarse de nada. Llegué a aceptar que esto era simplemente la naturaleza de la humanidad. Tal vez, para ellos, esa desvergonzada astucia era una herramienta necesaria, algo indispensable para sobrevivir a unas vidas aplastadas bajo el peso de la miseria. Mientras miraba a los hombres que frotaban sus genitales ahora calientes contra mi muslo, que ya estaba embadurnado de saliva, me sentí, extrañamente, a gusto. Y entonces... Este mundo grotescamente retorcido del pueblo de tala y quema fue pisoteado casualmente. Una redada. Una masacre. Mientras los golems, distintos a todo lo que había visto antes, rodeaban la aldea, alguien se adelantó en silencio. - Soy el amo de todos los demonios, Señor Demonio de Rango 72 Andromalius. Era un hombre completamente vestido de negro. El pelo le caía sobre los ojos y una capa negra le cubría el cuerpo. Nos miraba lentamente, como si nos pusiera a prueba, y sus ojos brillaban con silencioso escrutinio. Más tarde supe que, en aquel momento, había ocultado su verdadero nombre. - Deja a un lado tus preguntas como por qué te estoy amenazando y por qué decidí atacarte. A partir de este momento, no se te permite hacer ninguna pregunta y sólo debes darme respuestas. Los aldeanos estaban aterrorizados tras la repentina invasión. Era comprensible, habían matado a 8 hombres. Yo recordaba claramente cada uno de sus nombres. René, Albert, Jean, Toby, Abel, Bruno, Thibault, Lucien... Claro que los recordaba. Eran todos los hombres que me habían utilizado como a un juguete. - Oh Oh Gran Ser, por favor concédenos misericordia. El jefe de la aldea habló. Pensé en lo tonto que era. Hacía unos momentos, el hombre de negro le había ordenado “Responde sólo a lo que te pida”. El jefe acababa de desafiar una orden recién dada. No fue una decisión inteligente. En efecto, uno de los subordinados del hombre lanzó una daga. El jefe fue alcanzado en el centro del cuello y murió en el acto. Los aldeanos gritaron, pero no era más que lo que ellos mismos se habían buscado. - Esta es mi última advertencia. No les permitiré hacer ninguna pregunta. Su única misión es darme respuestas. Si no son capaces de darme una respuesta adecuada, entonces mataré a otra persona como ejemplo cada vez. El hombre habló con calma. Sólo entonces, quizás al darse cuenta de la verdadera intención del hombre, todos se callaron. Realmente no había nada que se pudiera hacer con gente tan lenta para entender. - ¿Hay un chico llamado Luke aquí? Por alguna razón, el hombre buscaba a mi hermano mayor. Al principio, los aldeanos se resistieron. Todos intentaron superar la crisis permaneciendo en silencio. Sin embargo, el hombre era mucho más astuto que ellos, y desbarató fácilmente su plan. - Pensar que se atreverían a ignorar mi orden, son todos unos descarados. El hombre soltó una leve risa burlona. Hasta ese momento, había observado la situación con cierta indiferencia. Aunque no sabía por qué el hombre buscaba a Luke, había una verdad innegable, no teníamos poder para resistirnos. No podíamos derrotarlo. En lugar de oponer una resistencia inútil, era más beneficioso quedarse quieto. Sin embargo, al momento siguiente, abrí la boca. - Pierre, María, y el resto de los humanos que viven quemando el bosque, ahora les diré por qué deben morir y por qué el chico llamado Luke también debe hacerlo. Aunque el hombre poseía un poder abrumador, mostró respeto a los aldeanos. Les explicó clara y lentamente por qué debían morir y por qué no tenía más remedio que matarlos. - Por lo tanto, descendí sobre esta aldea para matar a este muchacho llamado Luke. Es una desgracia que debe ser difícil de aceptar para todos ustedes, así que no haré más comentarios innecesarios. Por mi bien y el de los otros Señores Demonio, y yendo más allá, por el destino de la raza demoniaca, debo hacer que todos ustedes mueran aquí hoy. Podría habernos matado sin ofrecer una sola palabra de explicación. Sin embargo, como si incluso desgraciados como nosotros, que vivíamos en una aldea de tala y quema, mereciéramos una “razón para morir”, habló con sinceridad. No podía entenderlo. Incluso los mendigos que sobreviven en un lugar como esta aldea nunca dudan en emplear la violencia contra una joven. Era demasiado fácil para una persona tratar a otra como ganado. Un hombre como el que estaba ante nosotros podría haber masacrado a los aldeanos sin pensárselo 2 veces, podría habernos descartado a todos como basura, pero en lugar de eso, nos trató como seres humanos. Yo era la única que se daba cuenta de ello. Los aldeanos seguían temblando de miedo. Parecía que las palabras del hombre ni siquiera habían llegado a sus oídos. Yo estaba asombrada. Ninguna nación, ninguna ciudad nos había reconocido nunca como personas, y habían maldecido sus vidas por ello; pero ahora, cuando ese reconocimiento por fin se producía ante sus propios ojos, ni uno solo de ellos se daba cuenta. Me levanté. Me pregunté si podría ser alguien que vive en un mundo diferente. ¿Podrías ser alguien que sabe que una persona debe asumir la responsabilidad de los errores que ha cometido, y que esa responsabilidad debe durar para siempre? ¿Eres alguien que puede enfrentarse a sí mismo con honestidad? - Sí, oh Gran Ser. Hablé con fuerza en la voz. Los ojos negros del hombre se giraron para mirarme. Aunque era un niño quien le había hablado, no había ningún signo de condescendencia o desprecio. El hombre me miraba directamente. En el momento en que nuestros ojos se encontraron, sentí algo instintivamente. Aunque aún no se habían pronunciado palabras, tenía una vaga certeza sobre lo que iba a ocurrir. Que él no podría rechazarme, y que yo no podría rechazarle a él, eso era innegable desde aquel simple intercambio de miradas. - Me atrevo a confiar en esa magnanimidad y ofrecerle mis palabras. Hablé con cuidado, asegurándome de no tropezar con mis palabras. Puedo decir con certeza que nunca había prestado tanta atención a mi lengua y mis labios como entonces. Observé el comportamiento del hombre con gran atención. Sentía que él también me observaba con atención, casi con miedo. Llamé al hombre con la voz. Y el hombre respondió con su voz. Y a medida que pasaba el tiempo, nuestra certeza se hacía más fuerte. - Oh Gran Ser. Por lo tanto, deseo confiar en su magnanimidad. Si la profecía está dirigida sólo a Luke, entonces no tienes que matarnos a todos. Por favor, toma la vida de Luke solamente. Si eres como imaginé que eras... el tipo de persona que deseaba desesperadamente conocer... entonces sin duda, responderás a estas palabras. - Sin embargo, por favor, permíteme ser yo quien mate a Luke. Se hizo un breve silencio. El hombre habló en voz baja. - Déjame hacerte una pregunta. - Pregúntame cualquier cosa, oh Gran Ser. - Matar a tus parientes es el mayor de los pecados. ¿Por qué deseas cometer voluntariamente este pecado? “¿Por qué deseas cargar con el pecado?” Esa era la esencia de la pregunta. Sonreí, porque esa pregunta era, al mismo tiempo, una prueba. Si el hombre hubiera tratado a los aldeanos como cerdos y perros, podría habernos masacrado mucho más fácilmente. ¿Qué gran razón se necesita para masacrar ganado? Pero en lugar de eso, eligió deliberadamente tratarnos como humanos. Elevó el acto de sacrificar cerdos y perros al pecado de masacrar personas. Y entre ambos había un abismo inmenso e inconmensurable. ¿Por qué elegir cargar con el pecado? Esa era también la pregunta que le imponía. Sólo había una respuesta. - Es porque, Oh Gran Ser, existe la necesidad de que se recuerde eternamente que yo fui el pedazo de basura que causó la muerte de su propio hermano. Esa era la verdad. Los adultos me trataron como a una prostituta. Violaron a una niña de 10 años que apenas era más que una niña. Pusieron excusas, diciendo cosas como “tuvimos piedad de ti” o “sobreviviste gracias a nosotros”, pero la verdad era que habían violado sin piedad a una niña. Tal vez usted sea alguien que no puede excusarse ni siquiera a sí mismo. Alguien que traza una línea entre usted y la gente corriente, que va por la vida justificando todo lo que hace. - ...la cabeza. El hombre habló. - Levanta la cabeza. Y entonces, nos miramos por segunda vez. Sentí como si fuéramos las únicas 2 personas en el mundo. Un día de invierno, conocí a un Señor Demonio... y por primera vez en mi vida manchada de ceniza, conocí a alguien de mi propia especie.

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