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lunes, 9 de junio de 2025

DH - Capítulo 324

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Capítulo 324
El Despertar (IV)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Madeline miró sin comprender a su alrededor. La escena que la rodeaba le resultaba extremadamente familiar. Cuando recobró el conocimiento, supo que se encontraba en el Castillo Rojo Oscuro. Sin embargo, no sabía por qué estaba allí. El espacio que la rodeaba estaba lleno de energía frenética, pero la naturaleza de esta energía hizo que se sintiera extremadamente acogedora y relajada. Se bañaba en esta energía que podía destrozar a la gente como si estuviera dándose una ducha maravillosa. Esta energía le gustaba tanto como antes, pero por alguna razón, ahora parecía haber un rastro de desconocimiento que las separaba. Era como si hubiera dormido demasiado tiempo. Madeline se movía con extrema lentitud. Veía y sentía muchas cosas, pero no sabía lo que eran. De repente, sintió una energía extremadamente familiar y, como resultado, extendió la mano sin pensarlo. Esperaba que una enorme espada volara hasta sus manos por sí sola. Sin embargo, después de esperar un segundo entero, todavía no sentía nada en sus manos. Estaba un poco sorprendida. Cuando giró la cabeza hacia el origen de la energía, vio una enorme espada medio insertada en una piedra negra. Los cristales incrustados en el cuerpo de la espada eran opacos y sin brillo. No había ni rastro de fuerza vital. Para Madeline, un segundo ya era un tiempo extremadamente largo, pero aun así perdió varios segundos. Sólo entonces recordó el nombre de la espada “Prisión de la Muerte”. La cual era extremadamente obediente, hasta el punto de que ya podía considerarse una extensión de su propio cuerpo. Madeline sólo sentía como si su propio estado mental hubiera entrado en un pantano, siendo cada movimiento extremadamente difícil. Si antes se podía decir que la Prisión de la Muerte tenía su propia inteligencia, hoy prácticamente no se diferenciaba de un trozo de acero obstinado. La energía que liberaba de vez en cuando era similar a la respiración de una muerte cercana. Madeline luchaba por hacer funcionar sus pensamientos mientras caminaba hacia la Prisión de la Muerte. Instintivamente, su cuerpo sólo dio unos ligeros golpecitos con las puntas de los pies, y entonces cambió ligeramente sus pensamientos. Su mano izquierda se extendió para agarrar el aire. En su conciencia, esto ya debería ser suficiente para llevarla al lado de la Prisión de la Muerte, así como agarrar el mango de la espada. En cuanto al tiempo que tardaría en recorrer los cerca de 10 metros, era completamente insignificante. Al menos, este tiempo no era suficiente para que la mayoría de los enemigos reaccionaran. Mientras lo deseaba, su cuerpo se movió, pero no hacia el lado de la Prisión de la Muerte. En su lugar, perdió el equilibrio, y luego cayó desde el lado del ataúd de acero. Su mano que estaba agarrando hacia fuera no hizo contacto con la empuñadura de la espada. Junto a los bordes agrietados del altar, los restos de la llama azul ardían ferozmente en sus dedos, liberando ligeros sonidos chi chi. La mano izquierda de Madeline presionó suavemente el altar. Basándose en un razonamiento normal, aunque estuviera sometida a una gravedad varias veces superior a la normal, este poco de fuerza debería hacerla volar 10 metros por los aires. Luego flotaría allí para evaluar la situación. Pero las cosas no salieron como ella deseaba. Su movimiento de presión fue débil e impotente, completamente incapaz de detener su propio movimiento de caída. Cayó del altar de 5 metros de altura, golpeándose fuertemente contra el suelo, ¡y de cabeza! El impulso la hizo dar continuas vueltas por el suelo. Durante este proceso, intentaba continuamente reajustar su postura y volver a ponerse de pie, y la cantidad de fuerza que empleaba era cada vez mayor. Sin embargo, su cuerpo se sentía completamente diferente a como era en el pasado. Cada vez que intentaba controlar su postura, la caída se agravaba. De repente, relajó el cuerpo y, tras 2 caídas más, se detuvo. Madeline se puso en pie y, de forma inesperada, notó que su respiración era un poco acelerada y que su ritmo cardíaco se aceleraba. Las zonas de su cuerpo que entraban en contacto con el suelo tenían una sensación de dolor. En el pasado, sólo cuando era golpeada directamente por alguien con el séptimo nivel de habilidad sentía ocasionalmente un poco de dolor. Madeline bajó la cabeza y miró su propio cuerpo. No llevaba nada de ropa y su pecho blanco, fino y redondeado, subía y bajaba rápidamente. La piel delante de su pecho era un poco roja, los rastros de la fricción que aparecieron después de que ella cayera del altar y aterrizara en la piedra negra áspera y dura. Al ver sus pezones rojos, tiernos y brillantes, frente a su pecho, desarrolló de repente un pensamiento que nunca antes había surgido en su mente. ‘Si algún hombre viera este tipo de cuerpo, ¿se convertirían todos en bestias que sólo actúan por instinto? No, una persona podría no hacerlo. No, no era sólo “podría”. Definitivamente no se volvería así.’ En el fondo del corazón de Madeline, emergió la apariencia de Su. Lo que emergió junto con él fue también la cálida y suave luz del sol. Bajo la luz del sol, cada mechón de pelo rubio claro de Su parecía irradiar un tenue resplandor. - Su... ahhh Su... Su corazón llevaba emociones indescriptibles. En silencio, se acercó a Prisión de la Muerte y agarró la empuñadura, deseando tirar de ella y llevársela consigo. Sin embargo, la enorme espada que era casi ingrávida en sus manos estaba ahora inmóvil como una montaña. En su lugar, la hizo caer una vez más. - ¡Bien, soy Madeline! Esta caída finalmente devolvió sus pensamientos a su velocidad normal. Se levantó de nuevo. Miró sus manos, y luego su cuerpo. Entonces cerró los ojos antes de experimentar cuidadosamente la energía dentro de su cuerpo. El poder que antes rugía en su interior había desaparecido por completo sin dejar rastro, y lo que descansaba en su lugar era un vacío sin fondo, así como una sed extrema de poder. Este tipo de sensación no era algo desconocido para Madeline. Finalmente comprendió que había completado otra transformación completa, y poco a poco fue recordando lo que había sucedido antes de caer en el sueño. Al lado de la Prisión de la Muerte descansaba la pesada armadura que estaba acostumbrada a llevar, sólo que, ella sabía que, ya que no podía mover la Prisión de la Muerte, entonces había aún menos posibilidades de que pudiera llevar la armadura, la cual es aún más pesada. Junto a la armadura había un conjunto de ropa femenina ordinaria. Después de algunas dudas, decidió ponerse esta ropa de estilo claramente femenino. Una camiseta, una chaqueta corta, unos vaqueros y unas zapatillas; después de ponérselos, se ató el pelo a la espalda. Madeline parecía una estudiante de secundaria de la época antigua. ¿Dónde se vería algún rastro de aquella imponente santa oscura que estaba sentada en el centro más oscuro de la Ciudad de las Pruebas, cuya sola voluntad haría caer una lluvia de sangre?

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