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viernes, 13 de septiembre de 2024

DD - Capítulo 374

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Capítulo 374
El Encuentro de 2 Heroínas (II)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Efectivamente, el Marqués pasó a la ofensiva con sobornos. De 3.000 a 5.000 monedas de oro no se consideraba mucho ahora. Al final del día, los comandantes de regimiento venían a mí diciendo. - Uhm, Conde Palatino. Esta es la cantidad que he ganado hoy. Cada uno de esos días, alababa al comandante que más ganaba y gritaba de rabia al que menos ganaba. - ¡Qué tonto! ¡No puedes aferrarte a todo lo que se te ofrece! Hay que mantener un nivel de empuje y tracción. - ¿Cómo puede alguien que ha tenido muchas amantes no seducir a un viejo marqués? ¡Qué imbécil! Si mañana no eres capaz de ganar más que esto, ¡entonces te daré a probar el infierno! - ¿¡Estás bromeando conmigo ahora mismo!? ¿¡Qué piensas hacer con sólo 1.000 monedas de oro!? ¡Un niño probablemente recibe más que eso como mesada! Después de 4 días, los comandantes del regimiento crujían los dientes. A pesar de la peculiar naturaleza de la situación en la que se encontraban, en la que se les había concedido permiso para aceptar sobornos, los comandantes se apresuraron hacia el marqués como devotos yakshas. Se acercaron con expresión solemne y los ojos inyectados en sangre para informar de que habían recibido sumas que oscilaban entre los 3.000 y las 5.000 monedas de oro. - Hm. Me quedé bastante satisfecho. - Bien. Creo que ya puedo informarles mi plan secreto. - ¿Plan... secreto? El curso especial de Dantalian se celebró entonces en secreto. - ¿Quién te crees que soy? Soy Dantalian. Soy el Señor Demonio que ha tenido éxito a pesar de mi posición de Rango 71. Usa el agua del río Trebia para limpiar tus oídos y presta atención a mis palabras. Se filtrará información falsa mientras que se filtrará información real. Si todos actúan en cooperación, el marqués sospechará. Lo importante es hacer que el marqués se equivoque y piense “Aunque no pude persuadir a esa persona, pude ganarme a esta otra”. ‘Podemos ganarnos la confianza de la otra parte filtrando información falsa.’ - La mitad de la información debe ser siempre cierta. Si le dices que los suministros pasarán por aquí a esta hora, entonces los suministros no deben pasar por ese punto en ese preciso momento. La hora que le digas debe ser una hora antes o una hora después de la hora real. La baronesa Juliana de Blanc levantó cuidadosamente la mano. Estaba anotando mis palabras con un cuaderno y una pluma. - Eh... ¿Su Excelencia? ¿No haría eso dudar al Marqués de nosotros? - Todo lo contrario, en realidad. Mientras el marqués no sea idiota, seguirá dudando constantemente. En tiempos como estos, es mejor cometer errores deliberadamente. La otra parte pensará que si intentas engañarle, entonces intentarás engañarle por completo. Sin embargo, siendo un poco descuidado, eso le tranquilizará contrariamente haciéndole creer que no hay engaño. A fin de cuentas mezclar errores deliberadamente tranquilizará a la otra parte. Crear una ilusión de superioridad en la otra parte es crucial. Cometiendo estratégicamente errores calculados, podemos alimentar la sensación de confianza del marqués. A medida que le ofrezcamos menos de lo que espera a pesar de la generosa compensación, se irá volviendo cada vez más asertivo. Es esencial implantarle la falsa creencia de que lleva las de ganar... Haciendo creer a la otra parte que tiene las de ganar, se disipan sus sospechas. - ¿Entendido? - Sí, Excelencia. Mi conferencia especial terminó después de 3 horas. Los capitanes mercenarios me miraban ahora con mucho respeto. Sin embargo, eso todavía no se comparaba con el respeto que le mostraban a Laura. Si su mirada hacia Laura era como “¡Nuestra Comandante Suprema es realmente asombrosa!”, entonces la mirada hacia mí era como “Su Alteza Dantalian es, ¿cómo decirlo? Sí, es una persona realmente impresionante...”. Sin embargo, no importaba. El respeto es respeto de cualquier manera. Me sentí muy complacido. - A partir de este momento, son mis discípulos. No tomo a cualquiera como mi discípulo. - ... - Mis normas son estrictas. No permito ninguna excepción. Deben consumir el tuétano de la familia real de Cerdeña y tomar sus riñones. Los capitanes mercenarios tragaron saliva. - ¡Les deseo buena suerte, hombres! - ¡Cumpliremos su orden, Su Excelencia! Se envolvieron en pura determinación, como un grupo de estudiantes perseverantes que dan otra oportunidad a la selectividad. Mientras los comandantes de los regimientos realizaban el fraude del siglo con el marqués, el resto de nuestro ejército imperial empezó a construir una base logística. La línea de comunicación iba de Novara, Pavia, Piacenza y luego a Parma. Estas 4 bases estaban todas conectadas a un río, usándolo como línea vital. Con esto, el ejército imperial estableció una línea logística firme y sin problemas. Habíamos secado todas las aldeas cercanas en una sola ciudad, por lo que no tuvimos que preocuparnos por las provisiones hasta finales de año. Si alguna vez nos faltaban ciertos suministros, podíamos comprárselos a los lugareños. Por supuesto, los lugareños no querrían hacer negocios con un ejército invasor, pero si tuvieran que elegir entre hacer negocios con nosotros o ser saqueados, obviamente elegirían lo primero. En realidad, nuestro ejército imperial era muy caballeroso, ya que comprábamos suministros con dinero. Por otro lado, la parte continental del imperio continuaba su guerra diplomática. - A pesar de la decisiva victoria de nuestra nación sobre Cerdeña, tenemos la intención de demostrar misericordia y compasión, como es habitual en los vencedores. - Cerdeña debe devolver las tierras que originalmente deberían haber pertenecido a la duquesa Laura de Farnese, es decir, el Ducado de Piacenza-Parma. Además, el Ducado de Milán debe ser incluido en esta tierra como compensación por esta guerra. Si se cumplen las condiciones anteriores, juramos no perjudicar al pueblo ni a la familia real de Cerdeña. Aparte de la región de Pavia, que inició esta guerra, no hemos saqueado ninguna otra región. Esta es la sinceridad de nuestra nación. Gamigin, Lapis e Ivar dirigían la guerra diplomática. Lapis e Ivar transmitieron fielmente mi voluntad, y Gamigin encabezó nuestro cuerpo diplomático basándose en ello. Las damas ejecutaron a la perfección el guion que yo había preparado. Su trabajo en equipo fue fantástico. Los nobles sardos dudaron una vez que las cosas llegaron tan lejos. Tras analizar de nuevo su situación, no había razón para que se desvivieran por entrar en guerra. El duque de Milán ya estaba siendo muy condenado. Empujó al conde de Pavia a su perdición, se quedó de brazos cruzados mientras la estratégica fortaleza de Novara era capturada, y no mostró ninguna reacción cuando el Gran Duque de Florencia sufrió la derrota justo delante de él. Probablemente, a los nobles que no conocían los detalles les pareció una absoluta escoria. A pesar de ello, lo único que quería el Imperio de Habsburgo era el Ducado de Milán. También revelaron que no pensaban invadir ni saquear más tierras. Algo que también demostraban con sus acciones. Era natural que los nobles contemplaran la posibilidad de abandonar el Ducado de Milán en vista de estas circunstancias. “El duque de Milán es el responsable de la muerte del conde de Pavia, de la pérdida de Novara y de la derrota del gran duque de Florencia. ¿No debería asumir su responsabilidad de alguna manera?” Esta opinión fue creciendo poco a poco. Naturalmente, el Duque de Milán montaría en cólera. La Casa de Sforza que gobierna Milán tiene una larga historia, así que no eran como la cola de un lagarto que se pudiera cortar. Sin embargo, a medida que el duque de Milán se agitaba más y más, las miradas que le dirigían se volvían más frías. Si no estaba dispuesto a asumir la responsabilidad, lo menos que podía hacer era predicar con el ejemplo y tomar las armas. Sin embargo, cada vez que alguien le planteaba esta sugerencia, él la desechaba alegando. - ¡Los mercenarios se disolverán solos si aguantamos un poco más! Así es. Este es el punto al que quiero llegar. Aquí es donde el Reino de Cerdeña se dividirá. - ¡Conde Palatino Dantalian...! Fue alrededor de un mes después de haber fortificado nuestra base logística. El Marqués Rody entró en mis aposentos mientras resoplaba por la nariz. Su cuello y su frente, claramente visibles, estaban rojos como manzanas. No había duda de que estaba enfurecido. - Bienvenido, marqués. - ¡Me has engañado! Me ridiculizaste con tus mercenarios. Sonreí ligeramente. Al parecer, el calvo marqués tardó cerca de un mes en darse cuenta por fin de que había estado bailando espléndidamente como una marioneta en un escenario. - No sé de qué me está hablando. ¿Mis mercenarios? No me lo diga. Marqués, ¿acaso entró en contacto directo con mis capitanes mercenarios? - ¡No se haga el tonto! ¡Ahora comprendo perfectamente qué clase de persona es usted, conde Palatino! No me hacía el tonto. ¿Qué pasaría si reconociera mansamente lo que había hecho? No tengo ningún deseo de dar voluntariamente un testimonio que me pondría en desventaja. El marqués Rody se acercó y acercó su rostro al mío. Podía contar todas y cada una de las arrugas del marqués, que representaban los años que había vivido. - Eres un mentiroso hasta los huesos. No te interesa nada más que engatusar y ridiculizar a los demás. A pesar de ello, sigues hablando de la paz del continente y del vínculo amistoso entre nuestras naciones... ¡Te desprecio, conde palatino! Doblé las piernas y coloqué las manos sobre ellas. - Cajolero, traidor y ridiculizador, ¿verdad? Estas palabras ni siquiera me inmutan ahora. Puedes continuar hasta que tu ira se sacie. - Que... - Usted es el embajador plenipotenciario de Cerdeña. Las vidas de 10 millones de sardos descansan sobre sus hombros. Del mismo modo, yo también soy el representante de nuestro Imperio. No me importa si me desprecian mientras nuestro Imperio permanezca a salvo. Miré directamente a los ojos del marqués Rody. ‘Soy alguien que nunca ha perdido ante nadie en términos de espíritu. Ya sea Barbatos, Agares o incluso Baal, ninguno de ellos ha conseguido doblegarme. No creo que usted sea capaz de lograr algo que ellos no han conseguido, marqués.’ - No tengo ningún interés en cualquier estratagema que hayas intentado jugar con mis mercenarios. Sólo hay una cosa que es importante en este momento, Marqués. Y es el hecho de que la guerra continuará si las negociaciones fracasan. - ... - Permítanme ser claro. Has perdido. Sonreí. Al final, el marqués se marchó sin haber vuelto a conseguir nada. Tal vez fuera porque había malgastado una gran suma de dinero, pero sus pasos parecían especialmente débiles esta vez. Al día siguiente, revelé públicamente que la familia real de Cerdeña había intentado sobornar a nuestros mercenarios. Aunque nuestro ejército imperial mantuvo una actitud “caballerosa” en la guerra absteniéndose de saquear, es descorazonador ver cómo el ejército real recurre a tácticas tan “poco caballerescas” como el soborno. Inmediatamente estalló una bomba entre los aristócratas de Cerdeña. La razón por la que el duque de Milán persistió en mantenerse en su puesto hasta entonces se debía a la creencia de que los mercenarios del ejército imperial carecían de financiación. Sin embargo, la familia real de Cerdeña había ordenado al marqués Rody que distribuyera precisamente las monedas que debían faltar a los mercenarios. El duque de Milán condenó enérgicamente a la familia real por haber arruinado su plan. La gran estrategia que había ideado se había evaporado en un instante. El duque de Milán, que hasta ahora no había hecho nada, se enfadó aún más. Probablemente esto también molestó a la familia real. Habían culpado oficialmente al duque de Milán por no haber hecho nada mientras el conde de Pavia moría y el gran duque de Florencia era derrotado. Incluso le habían amenazado con ir a la batalla en ese mismo instante para recuperar su mancillado honor. Los nobles se dividieron en 3 grupos diferentes. Los del bando del duque de Milán, que señalaban como culpable a la familia real. Los de la familia real que querían que el duque de Milán asumiera la responsabilidad. Y el bando que insistía en no perder el tiempo y quería prepararse para la guerra. El Gran Duque de Florencia estaba en este bando. Al final, nuestro ejército imperial terminó de establecer una base logística, continuó nuestra guerra diplomática y consiguió dividir al enemigo, todo en solo 1 mes. Nuestros capitanes mercenarios ganando enormes sumas de dinero fue también un beneficio secundario. Bebí un poco de vino mientras contemplaba las llanuras. Los ríos sardos seguían fluyendo. Murmuré para mis adentros mientras saciaba mi garganta con vino tinto. - Ahora bien. Empiezo a cansarme de esperar. Por favor, date prisa y muéstrate, Elizabeth. Llamé a la única persona que tenía alguna posibilidad contra nuestro Imperio.

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