Capítulo 398
Una Noche Lluviosa (VII)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
Los archiduques estaban realmente encantados de oír que Paimon se uniría a mí. No importa cuán sinceramente me disculpara, ellos no serían capaces de sentir esa sinceridad de mi parte. Pero era otra historia si Paimon también estaba involucrado. Si alguien tan popular como Paimon agachaba la cabeza, los archiduques podrían salvar la cara. Esto era sólo otra forma de política.
Hice todos los preparativos necesarios. Ivar iba a atender a Paimon mientras yo iba a ser atendido por Daisy. Ivar y Daisy parecían jóvenes inocentes en apariencia, pero sus poderes de combate eran en realidad inmensos. Por un lado, había una titiritera que podía controlar 50 muñecos de combate al mismo tiempo. Por otro lado, había una heroína equipado con la gran espada de Baal. Podría decirse que eran las mejores armas. No había nadie más fiable que ellos para proteger mi bienestar.
- Señor Dantalian, todavía estoy preocupado.
Sin embargo, no fue suficiente para apaciguar las preocupaciones de mi diligente Ministro de Asuntos de Estado.
- Últimamente, el continente demoniaco no tiene una opinión favorable de usted.
- ¿Qué? ¿Te preocupa que los archiduques intenten asesinarme?
Lapis me respondió mientras me ajustaba la capa.
- Ya has sufrido un intento de asesinato una vez. Es cierto que la señorita Ivar y la señorita Daisy son capaces, pero por si acaso...
- No habrá ningún “por si acaso”.
Sujeté suavemente la mano de Lapis. Era natural que estuviera preocupada. No fue otra que ella la que resultó herida en mi lugar cuando se produjo aquel intento de asesinato en mi contra en el continente demoniaco. Gracias a que ella me cubrió, salí ileso. Sin embargo, esta vez iba a ir al sin ella...
- Excluyendo esa ocasión, todos los demás intentos de asesinato que ocurrieron fueron planeados por mí. Lapis, la muerte puede venir por mí algún día, pero ahora no es ese momento. Los archiduques no son idiotas, después de todo. Son decentemente inteligentes y decentemente estúpidos.
- Recientemente...
Lapis abrió la boca para decir algo, pero se detuvo. Es muy raro que Lapis, que siempre es precisa y ordenada, se corte a mitad de frase. Esperé generosamente a que continuara.
Lapis cerró los ojos. Entonces pareció serenarse, me miró fijamente y habló.
- Mi madre era una súcubo que vendió su cuerpo.
- ...
- Soy el vástago mestizo de una prostituta súcubo y un humano desconocido. Después de sólo medio mes de haber nacido, mi madre me abandonó y huyó a alguna parte. Crecí saltando de establo en establo dentro de una aldea.
Lapis nunca me había hablado de su pasado. Yo tampoco había sacado nunca a relucir mi pasado. Fue porque acordamos implícitamente que no necesitábamos hacer algo así. Esta era... la primera vez que Lapis sacaba a relucir su pasado.
- Los otros demonios me trataron como una maldición y una vergüenza. Los súcubos ya son despreciados como putas, pero añadir la sangre humilde de los humanos lo empeoraba. El término “intocable” probablemente se creó para gente como yo. No había un solo día en que no tuviera desperdicios de comida para mis comidas, y no había un solo día en que no cubriera mi cuerpo con harapos.
Tenía la sensación de que así era. No sabía que su madre era prostituta, pero sabía que lo más probable era que Lapis no hubiera tenido una buena infancia desde el momento en que me dijo que tenía sangre humana. Por eso, deliberadamente, no le pregunté por su pasado.
Decidí que la dejaría hablar si alguna vez ella misma sacaba el tema, pero nunca sería yo quien preguntara primero. Tenemos una cierta relación entre nosotros y algo como mi curiosidad es totalmente trivial dentro de ella.
- Un día, me golpeó en la cabeza una piedra lanzada por uno de los aldeanos y me desmayé. Cuando abrí los ojos, no podía decir cuántos días habían pasado. Lo único que podía decir era que tenía la garganta extremadamente reseca.
Lapis se soltó las cintas del pelo. Su pelo, antes bien atado en coletas, ahora colgaba suelto. Ella giró ligeramente la cabeza y descubrió una zona de la nuca que siempre había ocultado con la mano. Había una clara marca de cicatriz.
- Sentía los párpados pesados y algo pegajoso en toda la nuca. A duras penas conseguí arrastrarme hasta un arroyo cercano para beber un poco de agua. Fue entonces cuando vi mi reflejo en el agua. Toda la parte superior de mi cuerpo estaba completamente cubierta de sangre.
- ...
Lapis me miró con su habitual mirada impasible.
- Ese fue el primer día que anhelé la autoridad. La Compañía Keuncuska era el único grupo del continente demoníaco que evaluaba a los individuos únicamente en función de sus habilidades, independientemente de su estatus social. Por supuesto, incluso en la empresa existían prejuicios tácitos, pero no me importaba. Mi objetivo era alcanzar primero un determinado puesto en Keuncuska... Señor Dantalian, no fue una coincidencia que me pusieran a su cargo. Usted fue tratado básicamente como un mendigo por la Compañía Keuncuska. Comerciantes de mayor rango que yo se negaron, se negaron y se negaron hasta que finalmente el puesto recayó en mí, en la parte inferior de la jerarquía.
Sonreí con amargura. Si lo piensas, el mero hecho de asignar a una chica con sangre mixta entre súcubo y humana como personal exclusivo de un Señor Demonio podría considerarse una ofensa extrema. Normalmente, los hombres bestia, considerados de noble linaje en el continente demoníaco, son asignados a los Señores Demonio.
Por un lado, estaba el Señor Demonio de Rango 71, que era comparable a un mendigo. Por otro lado, había un intocable del mundo demoníaco, una mezcla de sangre entre una prostituta súcubo y un humano. Podría decirse que era una pareja hecha en el cielo.
- Inmediatamente acepté el puesto. La razón era sencilla. Si algún día lograbas adquirir autoridad, yo podría cabalgar sobre tus faldones. Fue un planteamiento calculado y una elección que hice para satisfacer mi deseo de éxito.
Al igual que Lapis era mi único ayudante. Yo también era el único camino que tenía hacia el éxito. Nos utilizábamos mutuamente y éramos plenamente conscientes de ello. En otras palabras, no éramos un señor y un vasallo, sino socios. Ésta era la razón por la que sólo cedía ante Lapis.
- Cuando ideaste la Operación Minerva y declaraste que forzarías a los ejércitos humano y demoníaco a la ruina, estuve de acuerdo. Ya que significaba que si eres capaz de usar la apertura creada por ese caos para obtener autoridad, yo también daría otro paso hacia la autoridad.
- En efecto...
- Cuando decidiste aplastar las aldeas y ciudades humanas, te preparaste para una masacre tras otra, e incluso te infligiste daño a ti mismo, siempre asentí en respuesta. Comprendí que esos eran los atajos hacia la autoridad... Por lo tanto... Soy tu cómplice.
Somos cómplices de los actos que hemos llevado a cabo.
- Ni una sola vez me he quedado de brazos cruzados mientras alguien moría, y no lo haré en el futuro. Yo, Lapis Lázuli, que nací de una madre sin rostro y un padre sin nombre, afrontaré mi vida con mi propio rostro y nombre.
Lapis habló con absoluta sinceridad. La más mínima emoción que pude sentir en ella me transmitió que sus palabras eran puras y genuinas.
- Sé que has estado bebiendo hasta el amanecer desde el día en que azotaste a la señorita Laura. No importa si escondes las botellas debajo de la cama. También sé que mandaste quitar una sección del suelo en el lado suroeste de tu habitación y que te construyeron allí un pequeño almacén de alcohol. Lo demolí anoche.
- Jaja.
- Es espléndido que hayas dejado las drogas. Ahora es el momento de que dejes el alcohol también.
- De acuerdo.
- No intentes responsabilizarte de todo tú solo.
- Sí.
- También haré todo lo posible por aguantar, así que...
- Absolutamente no moriré.
Lapis ordenadamente juntó sus manos y se inclinó.
- Por favor, tenga un buen viaje, Señor Dantalian.
* * *
Un anciano abrió los brazos en señal de bienvenida.
- Es un profundo honor que Su Alteza honre mi humilde morada.
Entre los archiduques que gobernaban el continente demoníaco, este hombre era el gobernante del Infierno Serpiente. También era el archiduque con una relación razonablemente buena conmigo. Le tendí la mano derecha al archiduque, que se inclinaba profundamente.
- Ha pasado tiempo, archiduque. ¿Cuántos años han pasado desde mi última visita?
- Jaja. El tiempo es como el agua que fluye. 5 años han pasado en un instante.
El Archiduque Serpiente aceptó agradecido mi mano con las suyas y la estrechó respetuosamente.
Anteriormente, había filmado en secreto un vídeo de SM con Barbatos y lo había utilizado para amenazar a los archiduques. Había un total de 7 archiduques que habían presenciado aquella grabación de memoria. Los 7 fueron excluidos de la purga anterior.
El continente demoníaco, que originalmente contaba con 26 archiduques, perdió a 11 de ellos debido a la purga. Ahora sólo quedaban 15. Entre estos supervivientes, 7 de ellos compartieron conmigo un secreto que tuvieron que llevarse a la tumba. El Archiduque Serpiente era naturalmente parte de esas personas.
- ¡Oh, Su Alteza Paimon!
El Archiduque Serpiente levantó la parte superior de su cuerpo y saludó a la persona que estaba a mi lado de una manera mucho más exagerada. Se inclinó tan profundamente ante Paimon, cuyo brazo estaba enlazado con el mío, que parecía que iba a besar el suelo.
- Este humilde saluda a la gloria de la raza demoniaca, al portavoz de los débiles y al dueño de todos los honores y promesas.
El Archiduque Serpiente hizo un guiño adepto.
- Por supuesto, si Su Alteza me permite añadir otro título, también incluiría que es un honor conocer al “individuo más bello entre todos los Señores Demonio”.
- Juju, esta dama agradece tu sincera bienvenida, Archiduque.
Paimon soltó una risita. La forma en que sonreía con los ojos en momentos así era realmente hermoso.
- Al fin y al cabo, el continente humano es una tierra extranjera. Aunque caiga en la ruina, el continente demoníaco siempre será nuestra patria. Mientras nosotros, los Señores Demonio, estamos ausentes y avanzamos, los archiduques siempre se han quedado atrás y han protegido nuestro hogar para que tengamos uno al que regresar. Estoy personalmente agradecida por la lealtad mostrada por los archiduques.
- Me honra recibir tales elogios.
Paimon tendió la mano. Una vez lo hizo, el Archiduque se arrodilló y besó el dorso de la mano.
De este intercambio se pueden deducir varios gestos políticos. En primer lugar, el Archiduque Serpiente me saludó a mí antes que a Paimon. Esto demostraba que públicamente me daba más prioridad a mí que a Paimon. En segundo lugar, a pesar de ello, a diferencia del breve intercambio conmigo, habló con Paimon mucho más tiempo. Al saludarme a mí primero y dar una bienvenida más calurosa a Paimon, estaba intentando establecer una especie de equilibrio. En tercer lugar, Paimon devolvió la gran bienvenida del Archiduque con una respuesta igualmente grande. Además, adelantó la mano para que el Archiduque la besara. Puede que me saludaran a mí primero, pero Paimon fue el que recibió la mayor cortesía. Al final, cualquier espectador que observara nuestro intercambio creería que el Archiduque Serpiente nos había recibido por igual.
- Su Alteza Dantalian. Su Alteza Paimon.
En reuniones como esta, siempre había muchos más intercambios, susurros, confirmaciones de opiniones y reconocimientos de habilidades entre bastidores de lo que parecía a simple vista. A diferencia de la mayoría de los Señores Demonio, que eran inexpertos en política, los archiduques estaban fundamentalmente curtidos en ella.
- Bienvenidos al palacio de éste. Te guiaré hasta donde están reunidos los otros archiduques.
Este era el mundo de los demonios.
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