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viernes, 25 de octubre de 2024

DD - Capítulo 399

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Capítulo 399
Una Noche Lluviosa (VIII)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
El Archiduque nos condujo a la sala de banquetes del palacio. Excluyendo al Archiduque Serpiente, los otros 14 archiduques ya estaban sentados. La mitad eran vampiros y elfos, mientras que la otra mitad estaba formada por hombres bestia, centauros, orcos y trasgos. Esto daba una idea clara de cómo eran los de arriba y los de abajo entre las razas del mundo demoníaco. Todos los archiduques se levantaron y se inclinaron respetuosamente. Paimon y yo les estrechamos la mano uno a uno. - Estas preciosa como siempre, Alteza. - Sus Altezas están tan radiantes que su presencia basta para cegarnos. Tras intercambiar formalidades, nos sentamos en los asientos de honor. Daisy e Ivar estaban a nuestros lados como nuestros guardias. - Pueden sentarse. - Sí, Su Alteza. - Voy a ir directamente al grano. Me gustaría disculparme formalmente por haberme dirigido a ustedes de una manera tan imponente durante el último baile. Lo que hice fue básicamente como despreciar los logros y el estatus que todos ustedes han acumulado durante un largo período. El Archiduque Serpiente habló como representante de los demás. - Sus palabras son inconmensurables, Su Alteza. ¿Cómo podría uno de los amos de la raza demoniaca bajar la cabeza ante humildes siervos como nosotros? El reconocimiento de nuestros esfuerzos es un honor más que suficiente. - Me gustaría agradecer su amabilidad una vez más. Por la raza demoniaca. Levanté una copa de vino. Una vez lo hice, los archiduques respondieron del mismo modo mientras alzaban sus copas. “Por la raza demoniaca”, repitieron antes de beberse el vino. Los sirvientes fueron rellenando las copas que habían quedado vacías. Llegó el momento del plato fuerte. - La abolición de la esclavitud se planteará una vez más en la próxima Noche de Walpurgis. - ... - La razón por la que no salió adelante durante la última reunión fue debido a una diferencia de opinión entre las Facciones de las Llanuras y de la Montaña. La disputa era sobre si los humanos también debían ser incluidos entre los esclavos a liberar. Además... Me giré para mirar a Paimon, que respondió con un movimiento de cabeza. - Nuestra Facción de la Montaña decidió ceder un paso a la Facción de las Llanuras. - En ese caso, Alteza, durante la próxima Noche de Walpurgis... -Sí, todos los esclavos, excluyendo a los humanos, serán liberados. Un estado de ánimo incómodo se asentó sobre los archiduques. - Mm... - Ehem. Los archiduques habían ganado su inmensa autoridad y riqueza utilizando a otros demonios como esclavos. De ninguna manera se alegrarían de oír que les iban a arrebatar sus derechos adquiridos. Tras un momento de pausa, el Archiduque Serpiente habló. - Alteza, no dude de nuestra lealtad. Nadie enfatiza la causa de que toda la raza demoniaca sea igual bajo el Señor Demonio más que nosotros. - Lo entendemos perfectamente. El Archiduque Serpiente juntó las manos como un mercader y las agitó ligeramente. - Todo lo que deseamos es misericordia generosa. Por desgracia, el mundo requiere un mal necesario. Obligando a un pequeño número de esclavos a realizar arduos trabajos, en última instancia podemos aliviar a los ciudadanos libres de la carga del sustento, permitiéndoles participar activamente en la política. Siempre que había una expedición de la Alianza Creciente, proporcionábamos importantes fuerzas voluntarias del continente demoníaco. Sin embargo, si no fuera por los esclavos que apoyan las industrias en la retaguardia, habría sido imposible formar tales fuerzas de voluntarios. - ... - Alteza, una gran parte de nuestra devoción proviene de los esclavos. Le pido que ponga esto en consideración. Si los esclavos son liberados, su autoridad y riqueza disminuirán. Si esto sucede, la cantidad de fondos y tropas que pueden ofrecer también disminuirá. Por lo tanto, los archiduques nos advertían de que, “si se suprime la esclavitud, dejaremos de apoyar activamente al Ejército de los Señores Demonio”. - Por supuesto, no tenemos ningún deseo de desangrarlos unilateralmente. - Oh, ¿qué implica eso? - Se les distribuirán tierras en el continente. Los archiduques se revolvieron. - Mis disculpas, Alteza, pero ¿cuánta tierra pretendes darnos, y cómo se dará? - Mapa. Ivar sacó un gran pergamino y lo desplegó. Las tierras que se iban a repartir a los archiduques ya estaban resaltadas en negro en el mapa del Imperio de Habsburgo. - Esta tierra pertenecía originalmente a Valefor y a los otros 6 Señores Demonio. Como puedes ver, es una porción de tierra bastante considerable. - Así es, Su Alteza. - Tenemos la intención de distribuir esta tierra entre ustedes de la manera más justa posible. Si lo desean, también pueden decidir entre ustedes cómo se distribuirán las tierras. Les garantizamos absoluta libertad en este sentido. - Mmm. Los archiduques intercambiaron susurros entre ellos. Lo más probable es que estuvieran sentados de una manera en la que los que estaban en términos amistosos estuvieran sentados uno al lado del otro. Los criados iban de un lado a otro afanosamente para informar a los demás de lo que pensaban sus amos. Tardaron un momento en organizar sus opiniones. El Archiduque Serpiente escuchó lo que su sirviente tenía que decir antes de asentir. - En nombre de todos, extiendo nuestra gratitud por esta generosa propuesta. Sin embargo, Alteza, ¿cree que la agenda de dividir el continente entre nosotros será aprobada en la próxima Noche de Walpurgis? Especialmente considerando que Su Alteza Barbatos puede oponerse firmemente a nuestra expansión en el continente. - Será un acuerdo no oficial. Los archiduques fruncieron el ceño. Sólo el Archiduque Serpiente consiguió mantener la compostura mientras hablaba. - Mis más humildes disculpas, pero el término “no oficial” no suena favorable a oídos de este. - No podemos nombrarlos oficialmente condes y barones ya que eso los pondría en igualdad de condiciones que nosotros, los Señores Demonio. - ¿Entonces? - Todos ustedes serán nombrados burócratas del Imperio de Habsburgo. Esta era una simple forma de engaño. En primer lugar, los territorios arrebatados a los 6 traidores permanecerán ligados a la tierra del Emperador. Sin embargo, los archiduques serán enviados como “administradores” en su representación para gestionar estas regiones. En la práctica, los archiduques se convertirán en los gobernantes de facto de la tierra. - El Emperador tiene derecho a nombrar personalmente a los administradores. No hay necesidad de buscar aprobación durante la Noche de Walpurgis. Incluso si algunos Señores Demonio se oponen, no hay nada que puedan hacer al respecto. Los archiduques volvieron a cuchichear entre ellos. En medio de los murmullos, uno de los archiduques se levantó de su asiento. Tenía una figura corpulenta y la cabeza calva. Era el archiduque de Utpala. Fue uno de los archiduques que se disgustó especialmente cuando le amenacé durante el último baile. Fiel a su estilo, aunque su tono era educado, el contenido de sus palabras era bastante agresivo. - Mis disculpas, Alteza, pero parece que será necesaria una garantía para la propuesta que amablemente nos ha presentado. - ¿Una garantía? Continúe. - Si el Emperador puede designar dogmáticamente la administración de la tierra a individuos, esto significa que puede destituir dogmáticamente a estos individuos cuando lo desee. Los otros archiduques asintieron. - Aunque la promesa de Su Alteza es encantadora, no es eterna. - Para transformar esta promesa en un contrato duradero y no en un consuelo temporal, debe darnos alguna garantía, Alteza. Levanté la comisura de los labios. - ¿Qué es lo que desean? El Archiduque de Utpala bajó parcialmente la cabeza. - Una alianza matrimonial. Matrimonio. Los demás empezaron a agitarse por el repentino uso de esta palabra. El Archiduque Utpala hizo caso omiso de la atmósfera turbada mientras continuaba. - Por lo que tengo entendido, Su Alteza aún no ha tomado oficialmente esposa o concubina. Alteza, resulta que tenemos nuestras propias hijas. Le pedimos que acepte a nuestras hijas como concubinas. - ¡¿Qué...?! Paimon estaba a punto de levantarse furiosa. Su afecto había alcanzado ya los 80, así que era natural que se enfadara si de repente alguien me pedía que acogiera concubinas. Rápidamente le agarré la mano para detenerla. Se giró para mirarme. - Es una propuesta ridícula. Negué con la cabeza. Al cabo de un momento, Paimon consiguió reprimir su ira y volvió a sentarse. Por otra parte, los demás archiduques empezaban a estar de acuerdo con la sugerencia del archiduque de Utpala. - Estableciendo una alianza con un vínculo más espeso que la sangre, por favor, haz que pueda establecerse una confianza eterna y firme entre nuestras partes. - Su Alteza, creo que la propuesta del Archiduque de Utpala es lógica. - ¡Por favor, concédanos su permiso real, Su Alteza! Poco después, todos los archiduques comenzaron a gritar al unísono... Estaban actuando según un guion predeterminado. Los archiduques actuaban como si fuera la primera vez que consideraban una alianza matrimonial, pero no había forma de que aceptaran este tipo de enorme propuesta tan fácilmente sin ningún tipo de discusión. Lo habían discutido en secreto de antemano y lo sacaban a relucir ahora. Miré al Archiduque Serpiente. Asintió cortésmente. - Este humilde también cree que es una medida apropiada. Por favor, concédanos su real permiso, Alteza. - ... Si aceptara concubinas, los archiduques podrían plantar espías en el corazón del Imperio. Aunque yo sea la máxima autoridad, no podría hacer lo que quisiera con las hijas de los archiduques. Tendría que tratarlas como concubinas respetadas. Así podrían urdir diversas tramas y planes aprovechando su posición de “concubinas del conde palatino”. Un insecto en el corazón de un león. Esto era probablemente lo que tenían en mente los archiduques que hablaban más alto. Por otro lado, pensaba en la palabra “sacrificio”. Un sacrificio necesario. Abrí la boca. - Muy bien, entonces. - ¿Pero por qué...? Paimon me lanzó una mirada atónita. Le lancé una mirada a Paimon que decía “Hablemos más tarde”. Sin embargo, ella seguía con cara de estupefacción. - Sin embargo, sería demasiado para mí aceptar a todas sus hijas. Aceptaré a 7, no a 15. Además, no se trata de una negociación, sino de una condición final. Todos los archiduques se levantaron a la vez e hicieron una reverencia. - ¡Nos sentimos honrados por su gracia! A continuación, como si lo hubieran planeado de antemano, los sirvientes comenzaron a llegar al salón de baile con manjares. La mesa se llenó rápidamente de platos. Los archiduques alzaron sus copas con sonrisas por doquier. Cuando propuse un brindis diciendo “Por la gloria de la raza demoniaca”, los archiduques gritaron “¡Salve, Lord Dantalian! ¡Salve, Lady Paimon!”, e inclinaron sus copas. La sala del banquete se llenó al instante de un ambiente festivo. . ... La única que parecía aislado de este ambiente era Paimon. A pesar de las celebraciones que se intercambiaban, Paimon sostenía en silencio su copa con la mano derecha. Su mirada era oscura. Los archiduques charlaban y reían mientras ella permanecía quieta, sosteniendo su copa en silencio. - Perdónenme. Paimon deja su vaso y se levanta. Se agarró los extremos del vestido y salió rápidamente del salón de baile. Si no me equivoco, una lágrima brotó cuando Paimon se levantó. Una vez que la estrella del baile se marchó, la atmósfera del salón se volvió pesada por un momento. Sin embargo, los archiduques cambiaron hábilmente de tema para reavivar el ambiente. Me levanté de la silla. - Yo también me excusaré un momento. - Tómese su tiempo, Alteza. El Archiduque Serpiente me hizo una reverencia. Seguí a Paimon fuera del salón de baile.

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