Volumen 1 Capítulo 44
Un Zorro Y Un “Ciervo”
Traducción y corrección: Radak
Edición: Radak, Sho Hazama
aswasa
Edición: Radak, Sho Hazama
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Tigu caminó a paso lento por la propiedad de su amo, inspeccionándola en busca de rastros de intrusos. Era una tarea ingrata, pero infinitamente más emocionante que lo que el Maestro estaba haciendo en ese momento. ¿En serio, ver el hielo derretirse? Seguramente era por alguna razón profunda, y ella lo elogiaba y le permitía acariciarla cuando se daba cuenta, pero esas cosas estaban por debajo de su nivel.
Tenía que mantener una patrulla. Tenía que entrenar su cuerpo. Consintió en aprender los extraños números que le enseñaba el Maestro, pero sentarse allí era aburrido. ¡Era una criatura de acción! ¡Encontraría a los enemigos de su Maestro y los mataría!
Pero hoy no había enemigos. Lo que una vez había sido una escaramuza casi constante contra una marea de inmundicias se había calmado dramáticamente desde que ella había matado a los bandidos. Bi De había dicho que una maldición había sido limpiada de la tierra después de que derrotaron a Sun Ken. El Maestro destruyéndola era una señal de que la consideraba lo suficientemente poderosa como para no necesitar el enjambre de ayudas de entrenamiento, pero ahora... No había nada.
No había nada que cazar. No había nada que tomar como presa. No se le permitía comerse al glotón. Podía quitarle sus escamas acorazadas y sorprendentemente gruesas cuando quisiera, pero el Maestro le había prohibido comerse a los que tenían chispa.
Ninguno de los otros intercambiaría consejos. Bi De era... Bueno, era. Una existencia poderosa que actualmente la superaba. Ella lo vencería eventualmente, pero chocar constantemente su cara contra una pared era estúpido. Ri Zu huyó de ella y no estaba disponible. Wa Shi se sentaba en su río y le escupía agua, el bastardo glotón. Chun Ke solo pensó que era un juego, corriendo alegremente tras ella. Eso era bastante agradable, pero ella había intentado realmente intercambiar consejos y convertirlo en un verdadero combate, una vez.
Una vez. La pelea se había detenido tan pronto como había comenzado cuando ella sacó sus espadas de cinco filos. La ira de la hermana Pi Pa había sido magnífica. Ella era verdaderamente una bestia… Una dama muy poderosa. Pi Pa era una dama. Tigu la respetaría y la llamaría así. Ser tragada era una experiencia decididamente desagradable, incluso si hubiera logrado abrirse paso luchando.
Había sido un buen entrenamiento, hasta que el gallo acicalado le puso fin a su diversión. Ahora Pi Pa pasaba el tiempo mirando fijamente y evitando a Tigu mientras el Maestro estaba ausente. Una lástima que estuvieran tan intimidados por su poder.
No es que ella quisiera jugar con ellos ni nada.
Tigu suspiró de aburrimiento. ¡Ni siquiera tenía la ayuda de entrenamiento del Maestro! Sus garras finalmente lo habían derrotado hace dos días, y aunque el Maestro le había prometido otro, aún no estaba listo para ella.
Deseaba tenerla todavía. Deseaba tener fuerza. ¡Crecer en fuerza era lo correcto!
Comer carne era lo correcto, sin importar cuánto se quejara y balbuceara Chun Ke, el tonto.
Frunció el ceño mientras pensaba de nuevo en la historia del Maestro. Su relato de por qué había venido aquí. Ah, ¿por qué el Maestro se contentaba con esto? Podía gobernar este mundo con facilidad; estaba segura de ello. ¡Su fuerza superaba a la de cualquier otro hombre! ¡Conformarse solo con la tierra que lo rodeaba era tan extraño!
Puedes irte si quieres, pero aquí siempre tendrás un lugar.
Podría irse de aventuras. Podría simplemente salir unos días. Encontrar alguna bestia y matarla. Embarcarse en una de esas “aventuras.”
Sacudió la cabeza y apartó esos pensamientos de su mente. No, no podía. No podía hacer eso… El Maestro la necesitaba allí. Ella era la persona más confiable. Ella era la más reconfortante. ¡Ella era la que mejor lo comprendía!
Aunque ella no comprendía por qué decía que había renunciado al poder, seguramente era una artimaña, ¿no?
Ella miró fijamente el límite entre la tierra y el exterior.
Ella sacudió la cabeza y luego se dio la vuelta. Tal vez... Tal vez la próxima vez. ¡Tal vez expandiría el territorio del Maestro! Sí, la próxima vez que saliera, iría y conquistaría en su nombre.
Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el Maestro. Le permitiría que la acariciara nuevamente por haber decidido expandir sus tierras. Sí, eso era lo que haría.
Aunque se preguntó qué era ese sonido atronador, se acercó rápidamente y vio al Maestro atacando furiosamente el suelo helado mientras Wa Shi observaba y golpeaba con sus aletas la orilla del río.
Ese... Ese era un gran hoyo el que estaba cavando. Chun Ke había subido después de él y estaba usando sus colmillos y su nariz para ayudar al Maestro en su misión.
¿Se trataba de algún tipo de entrenamiento? Supuso que atravesar el suelo endurecido podría resultar un desafío. Y era mejor que trabajar con números infernales.
Tigu saltó al agujero. ¡La tierra no podía soportar el poder de sus cuchillas!
❄️❄️❄️
Cuando me fui por primera vez a las Colinas Azures, había planeado ser un ermitaño. Había planeado hacer todo yo mismo y visitar a la menor cantidad de personas posible. Si no hubiera sido un cultivador, ese plan probablemente me hubiera matado. Pero, de nuevo, si no hubiera sido un cultivador, probablemente no hubiera decidido convertirme en un pionero en primer lugar. Había demasiadas cosas que podían salir mal.
Pero al diablo con esa mentalidad. Puede que esta fuera la tierra de los xianxia, pero eso no significaba que todos fueran unos imbéciles, que buscaban puñaladas por la espalda y traiciones como en mi antigua secta. Tenía amigos. Tenía una futura familia. Incluso Xiulan era bastante genial, y era una cultivadora. El caso es que tenía gente que me ayudaría. Y eso hacía que todo valiera la pena.
Necesitaba darme prisa si quería terminar la casa a tiempo para la llegada de Meimei. Los días se estaban volviendo más cálidos. Había pasado mucho tiempo valioso cavando un pozo gigante para almacenar hielo. Como... Mucho hielo. El suelo helado no hizo mucho para evitar que anhelara un gran y bonito depósito subterráneo. Honestamente, fue principalmente fruto de la frustración por el hecho de que mis experimentos con hielo no estaban saliendo tan bien. Las varias toneladas de hielo que ahora se sentaban tranquilamente en su búnker era yo finalmente perdiendo la cabeza.
En otras palabras, había estado posponiendo la terminación de mi casa, porque tenía mi atención atrapada en un proyecto tonto, uno que había arruinado. Para cuando me di cuenta de cuánto trabajo le había puesto, había despojado de todo el hielo a un pequeño lago. Sin embargo, fue un buen alivio del estrés. Tigger era realmente buena cortando el hielo en bloques perfectos.
Y una vez le enseñé a hacer esculturas de hielo. Aunque no sabía muy bien cómo sentirme ante la réplica de tamaño real de mí, de pie triunfante sobre una pila de enemigos derrotados.
Supongo que todos tenían sus peculiaridades. Y, en realidad, era una escultura fantástica. Incluso había logrado que pareciera que tenía gotas de sudor rodando por mi pecho desnudo. Yo... Supongo que debería alentarla. ¡Era arte! ¡Ella tenía un pasatiempo!
Mis pies avanzaban lentamente por el derretido camino de regreso a casa desde Colina Verdeante. El Señor Magistrado me había enviado una carta, diciéndome que mi vidrio había llegado, justo a tiempo para que pudiera terminar mi casa antes de la boda. Este era el último paso. Los hermanos Xong me habían ofrecido su ayuda y yo la aceptaría.
Probablemente podría hacerlo todo yo solo, pero la pregunta era: ¿Por qué?
Tener ayuda me costaba algo de comida, y conseguí algunas manos extra y algo de compañía. Siempre era un fastidio instalar ventanas y lijar pisos. Esas cosas eran aburridísimas. Incluso cuando podías hacerlo tan rápido como yo. Después de todo, muchas manos hacen el trabajo más liviano.
Los hermanos estaban en el bosque cuando los visité, así que su madre me invitó a entrar para esperarlos. Todavía vivían con sus padres, como era habitual aquí, ya que varias generaciones vivían en la misma casa. Sinceramente, era bastante agradable. Nunca me gustó la mentalidad de “expandirse a los dieciocho años” que tenía mucha gente en el Antes.
La matriarca de la familia Xong, Nezin Hu Li, tenía un nombre muy apropiado: Huli significa zorro. Me di cuenta de dónde había sacado Yun Ren su apariencia. Tenía los mismos ojos de zorro que su hijo, rodeados de líneas de expresión.
“Por favor, siéntase como en casa, Maestro Jin” dijo con recato mientras nos preparaba un poco de té. “Ha ayudado mucho a los hijos de esta Hu Li y a ella le gustaría agradecerle por ello.”
“Por favor, solo Jin. Soy buen amigo de Yun Ren y Gou Ren. No es necesario que sea tan formal conmigo”, le dije y tomé un sorbo de té.
“Bueno, si eso es lo que quieres, entonces chévere, ¿ajá?” Casi escupí mi té ante el cambio de ‘anfitriona formal y recatada’ a cualquiera que fuera su acento. Sonaba casi como si fuera de Brooklyn. Déjenme decirles que escucharlo salir de una pequeña dama asiática era... gracioso.
Su sonrisa era tan amplia que le partió la cara en dos cuando vio mi mirada divertida.
“¿De dónde es eso?” Pregunté.
“Un resto de mi tribu,” dijo sin acento. “A una semana de viaje hacia el Norte, a través del bosque.”
Volvió a cambiar de tema. “Entonces, ¿vas a agarrar a uno de mis mocosos para algo?”
Solté una carcajada. “Sí. Gou Ren me va a ayudar y aprenderá a cultivar arroz como yo lo hago. Debería mejorar mucho el rendimiento, pero también es bastante más trabajo.”
Ella asintió. “A mi hijo le gusta quejarse, pero siempre hace un buen trabajo. Cuídalo, ¿me oyes?”
Asentí. “Gou es un buen amigo. Y usted es bienvenida a visitarnos cuando desee.”
Ella sonrió de nuevo. “Puede que acepte tu oferta. La pequeña Mei necesitará una mujer con quien hablar, en cualquier caso. Hay algunas cosas que los hombres no pueden manejar”, dijo con autoridad.
Asentí. Ella sería más capaz de manejar los “problemas femeninos” con los que Meimei podría necesitar ayuda. Si Meiling quería incluirme en ese tipo de cosas, yo estaba absolutamente de acuerdo con ayudar, pero si ella no, esa era su elección.
Ella pareció un poco sorprendida por mi fácil rendición, sus ojos vulpinos se abrieron por completo. Eran de un hermoso color ámbar, igual que los de sus dos hijos.
La sorpresa se fue tan rápido como llegó.
“Entonces, ¿cómo se conocieron usted y su esposo?” Pregunté.
“¿Ah? Ten Ren se lastimó en el bosque y yo lo encontré. Al principio él pensó que yo era una especie de espíritu zorro y yo pensé que él era una especie de mono ascendido. Ahora se las afeita, pero en aquel entonces... ¡Las patillas! Bueno, lo cuidé hasta que se recuperó y terminó desafiando a mi padre a un concurso de caza para ganar mi mano...”
Escuché la historia bastante divertida de las estrategias cada vez más locas de Ten Ren para ganar la mano de una chica tribal.
Finalmente, él simplemente se coló en medio de la noche y la secuestró. Que era aparentemente lo que tanto ella como su padre habían estado esperando, a juzgar por los suspiros cariñosos y el rubor que ella recibió al transmitir esa información.
Está bien, eso es un choque cultural, pero a juzgar por la historia fue consensuado, así que no voy a juzgar.
“Y entonces mi tío lo miró fijamente. Ten Ren siempre dice que se salió con la suya, pero no le creas ni una palabra”, me dijo con tono conspirador.
“—juro que la madera está defectuosa. Se partió justo por la mitad de nuevo”, escuché que Yun Ren exclamaba en voz alta desde afuera.
“Mi arco no estaba defectuoso. Si lo repites, te golpearé has que los dientes se te incrusten en la nuca. Es otra cosa. ¡Esa cosa está maldita, te lo aseguro, maldita!”
Los hermanos entraron, luciendo bastante molestos, mientras Hu Li entrecerró los ojos.
“¿Y de qué se quejan ahora? ¿Del ciervo misterioso de Yun Ren?” Preguntó.
Ambos niños saltaron.
“¡Madre!” Gritó Yun Ren.
“¿Jin?” Llamó Gou Ren.
Hu Li miró a sus hijos con enojo.
“¡No estaba ni a una hora del pueblo!”, protestó Yun Ren. “Había arrancado un montón de nieve para llegar a un trozo de césped todavía verde. Intenté alcanzarlo, pero el arco de Gou se rompió.”
Gou Ren se quejó.
Hu Li frunció el ceño y miró a Gou Ren con una ceja levantada. “Entonces, ¿es real y no una historia fantástica?”
Su hijo menor asintió. “No creo que sea una Bestia Espiritual. Parece demasiado tonta. Ven, déjame mostrarte. Yun Ren no sabe dibujar nada y me dijiste que averiguara como se ve.”
“Puedo dibujar muy bien...” Murmuró su hermano mientras Gou Ren cogía un trozo de carbón y comenzaba a dibujar en la mesa.
Mi primer pensamiento cuando terminó el dibujo fue: Gou Ren es realmente bueno para hacer que las cosas se vean lindas.
El segundo fue: “Eso es un maldito alce.” Bueno, si hay arces azucareros...
Hu Li parecía un poco confundida. “¿Un pezuña de trueno? ¿Tan al sur?”
“Oye, eso es bastante lindo. Bonito dibujo, Gou”, dije, mirando la pequeña imagen. ¡Miren esos ojos de ciervo! Él se sonrojó. ¡¿Cómo pudiste confundir un alce con un ciervo, Yun Ren?!
“Sí, los bebés son lindos. No dirás eso cuando crezca y sea más grande que la casa del jefe”, respondió Hu Li.
Bueno, ¿qué?
“¿Y no son Bestias Espirituales?” Pregunté incrédulamente. “Algunas de ellas sí lo son. La mayoría son grandes. Viven en las alturas de las tierras baldías del Norte, en el Mar de Nieve. Este está realmente perdido por estar tan al sur.”
¡Qué carajo, tierra xianxia!
“¿Quieren que lo ahuyente?” Pregunté finalmente.
Ella negó con la cabeza. “Se irá solo. Y no nos hará daño, siempre y cuando no lo pinchemos con flechas”, gruñó, mirando fijamente a sus hijos. Tuvieron la delicadeza de parecer avergonzados. “De todos modos, son de buena suerte. Se quedará por un tiempo y luego regresará a las tierras baldías.”
Ella negó con la cabeza.
“¡Ahora! ¡Viniste aquí por mis hijos! ¡Llévatelos antes de que causen más problemas!” Exigió, echándonos de su casa.
Sus dos hijos empezaron a quejarse de que necesitaban un cambio de ropa, y ella cedió. Se apoyó contra la pared de la casa mientras preparábamos el equipaje.
“... sabes, a veces los cazadores de la tribu están cerca de la zona donde vives. Les diré que estás abierto a hacer negocios, si quieres algunas cosas de más arriba.”
“Solo dígales que entren por la puerta. Big D y Tigger no toleran a los intrusos”, advertí. Especialmente si esos intrusos llevaban armas.
“Se los diré, no te preocupes. Te diría que cuides bien a la pequeña Mei... Pero no creo que sea necesario que te lo digan.”
Asentí.
“Bueno, ten cuidado y no tengas miedo de golpearlos si hacen un lío”, dijo Hu Li con un gesto de la mano.
“En serio, tratar de cazar un pezuña de trueno”, murmuró.
Me resistí a la tentación de salir corriendo a buscar al alce bebé. Tenía un trabajo que hacer. Tenía que terminar la casa. ¿Quizás pueda ver si puedo encontrarlo después de terminar?
De todos modos, no habíamos pasado mucho tiempo empacando cuando se nos acercaron Meimei, Yao Che y Xian el Viejo.
“¿Qué están haciendo, muchachos?” Preguntó Che con tono autoritario.
“Me van a ayudar con mi casa. Tengo que arreglar las ventanas y los pisos, así que pedí ayuda.”
“Ah, ¿cristalería?” Che remarcó, sin parecer sorprendido en absoluto. “No dejes que estos dos malhechores se encarguen de eso si quieres un toque fino. Ahora tengo poco que hacer y quiero ver de qué han estado hablando estos mocosos.
Hong Xian asintió. “También me gustaría ver tu casa”, preguntó cortésmente.
Bueno, cuanto más, mejor.
Me encogí de hombros. “Suban”, dije, golpeando el costado de mi carreta. “Llegaremos en un par de horas a mi ritmo. Meimei, ¿vienes también?”
Meiling parecía querer hacerlo, pero mantuvo una conversación silenciosa con su padre. Él negó levemente con la cabeza y ella asintió.
“Me quedaré aquí esta vez”, decidió. “Dejaré que algunas cosas sean una sorpresa.”
Bueno, no faltaba mucho tiempo hasta que nos casemos…
Rasqué la cabeza de Rizzo y asentí hacia Meimei.
“Bueno... Entonces nos vemos pronto.” El resto de los hombres parecían estar ocupados con la carreta, así que me apresuré y la besé en la frente.
Ella se rio y me dio un manotazo para alejarme.
Sentí un pequeño cosquilleo en el estómago porque iba a mostrarle mi casa a mi suegro por primera vez.
Le gustaría. Sabía que le gustaría.
Recogí la carreta una vez que todos estuvieron instalados y comencé a correr.