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martes, 30 de septiembre de 2025

BC - Volumen 3 Capítulo 43


Capítulo 43
El Tigre Contra La Hierba
Traducción y corrección: Radak
Edición: Radak, Sho Hazama
El día era brillante y soleado. Tigu estaba de pie en el tejado, con los ojos bien abiertos mientras observaba el horizonte. "¿Sigues esperando a Jin?" Preguntó Gou Ren mientras subía al tejado junto a ella. “Sí”, dijo ella, antes de sentarse y suspirar. “Yo... No creo el Maestro llegue.” Gou Ren también miró al horizonte antes de estirarse y alborotarle el pelo. “Debió haberse quedado atrapado en la ciudad, o algo lo retuvo. Quizás Bi De se topó con unos bandidos otra vez y tuvo que encargarse de ellos.” “Como si los bandidos pudieran detener al Maestro” se burló Tigu. “Aunque no esté aquí, Yun tiene muchas fotos. Puedes presumir de tus peleas y contarle todo lo que pasó", dijo Gou Ren. Tigu se inclinó hacia él y asintió antes de levantarse de un salto. "¡Tienes razón! ¡Le contaré una historia que eclipse por mucho la de Wa Shi! ¡De mis batallas con oponentes fuertes, y la mayor hazaña de todas: encontrar una mujer digna de ti!" Gou Ren tosió. "Técnicamente no la encontraste tú..." “Ya derroté a la Hoja de Hierba en esta batalla, ¡así que hoy es solo una formalidad! Estanque Húmedo puede pedirle tu mano al Maestro y a la Dama cuando reúna el valor... ¡Lo permitiré!” "¿No debería pedírsela a mis padres? Espera, ¡se supone que solo los chicos pueden hacer eso!" "¿En serio?", Preguntó antes de encogerse de hombros. "Eh.” “Cállate y baja. Ya está lista la comida.” Él refunfuñó. Tigu sonrió con suficiencia y lo siguió saltando. La casa estaba bastante vacía, salvo por Ri Zu y Yun Ren. Ri Zu tomaba notas, mientras Yun pulía cuidadosamente su cristal grabador. Incluso tenía un aceite caro que había traído con el dinero que había ganado vendiendo sus imágenes. Hacía que el cristal azul casi brillara. La Hoja de Hierba estaba en la mansión principal con los Pétalos. Afirmaron que había un "conflicto de intereses" para dormir bajo el mismo techo esa noche, lo cual era una pena. Algo sobre que algunas personas se envenenarían mutuamente o algo así, como si alguno de ellos fuera a hacer algo tan grosero. Tigu tuvo que conformarse con dormir con Yun Ren, aunque Xiulan era una mejor almohada. Habría ido con Gou Ren, su segunda opción, pero Estanque Húmedo se quedó hasta bastante tarde, obligándole a apoyar la cabeza en su regazo. Aunque esta vez fue menos forzado. Gou Ren parecía haber desistido. Ella comió su comida y volvió a subir al tejado. El tiempo hasta la última pelea transcurrió con una lentitud insoportable. Vigilaba los caminos hacia el pueblo, pero no apareció nadie. El resto del tiempo, observaba a la multitud y la cima. La espera en sí era peor que lo que le esperaba. Sabía lo que era luchar contra Xiulan. ¿Esto? Era simplemente molesto. Así que se distrajo. Jugó con Gou Ren y escuchó a Ri Zu hablar sobre la pierna de Chico Nuboso, mientras el sol ascendía en el cielo. Por fin llegó el momento. Le habían ordenado ir al Este de la ciudad... Donde la esperaba una sorpresa. Ella sabía que la Hoja de Hierba sería escoltada por su Secta a la montaña por última vez, pero ella esperaba ir allí sola. En cambio, quienes no pertenecían a ninguna secta al comienzo del torneo formaron una guardia de honor para ella. Varios le dieron una palmada en la espalda. Otros asintieron con firmeza. Cerraron filas, formando un círculo de diecinueve. Una mezcla de ropas toscas y seda. Azules, marrones y violetas, con todos los colores representados. “El primer equipo independiente en la final en mil veinticuatro años”, le susurró el hombre con el uniforme de organizador del torneo. “Tuvimos que rebuscar en los archivos para encontrar los protocolos adecuados.” Chico Ruidoso sonrió mientras levantaba la bandera, que tenía el símbolo de las Colinas Azur. Tigu caminaba con la cabeza bien alta por las calles. La gente la aclamaba y la vitoreaba, y ella los saludaba de vez en cuando con una sonrisa. Era divertido, y los volvía locos cuando lo hacía. La llevaron desfilando por las calles hasta la montaña. El sol estaba en su cenit cuando entró en la enorme caverna y se dirigió al ascensor. Al principio todo estuvo en silencio, salvo por el ruido metálico de las cadenas a medida que subían más y más alto antes de que Tigu saliera del ascensor… … Y entró en una cacofonía tan fuerte como la ceremonia de entrada. Había gente en las gradas gritando su nombre. Los tatuados del Hombre Azul zapateaban. Los amigos del Guapo golpeaban con fuerza sus yunques; Guapo mismo martillaba con fuerza tres piezas de metal. Los matones y rufianes de Trapos lanzaron aullidos y de algún modo lograron hacerse oír. La cabeza de Tigu se giraba de un lado a otro mientras saludaba a todos, provocando más risas y vítores. ¡Esto es divertido! A diferencia de Tigu, Xiulan mantenía esa aburrida actitud de "con la cabeza bien alta" que a veces hacía. Su mirada estaba fija únicamente en Tigu. Ambos grupos se detuvieron. Los Pétalos, con sus uniformes, se pararon frente a los que no pertenecían a ninguna secta. Era una imagen contrastante. El bloque unificado frente al estilo salvaje de los independientes. Se miraron fijamente desde el otro lado de la arena. Tigu pudo haber sido su adversaria en algún momento, pero para muchos, de repente, era la prueba de que, a pesar de su falta de apoyo, podían llegar tan alto como ella. Tigu dejó de saludar y se quedó mirando únicamente a la Hoja de Hierba. En su rostro apareció un atisbo de sonrisa desafiante. Tigu le devolvió la sonrisa. Las banderas fueron plantadas una vez más bajo el estandarte del Imperio. El locutor Bai Huizong subió al estrado. Su sonrisa se extendía por todo su rostro. Uno de sus hombres tenía un cristal de grabación desplegado, observándolos fijamente. Tigu también saludó con la mano. “Honorables invitados. Honorables combatientes. Gracias por venir. Antes del combate final, tenemos algunos rituales finales que realizar...”
❄️❄️❄️
"Lo siento", gritó Gou Ren al chocar con alguien. Sujetaba firmemente sus premios. "Lo siento", se disculpó el otro, con las manos extendidas, listo para atrapar cualquier cosa de Gou Ren si se caía. Gou Ren señaló con la cabeza escaleras abajo, y el otro asintió, echándose un poco hacia atrás y dejándolo pasar, antes de acercarse al vendedor. Gou Ren se coló entre otra persona y regresó a su asiento. Tras plantar las banderas, hubo un breve intermedio mientras el resto de la gente salía de la arena y se dirigía a sus asientos. Tigu y Xiulan habían sido enviados a meditar, lo que les dio una última oportunidad para prepararse. Gou Ren aprovechó ese tiempo para conseguir algo más de comida y bebida, sobre todo porque su grupo de compañeros de asiento había aumentado constantemente... Y quizá no pudieran conseguir nada más tarde. Si antes las gradas estaban abarrotadas, hoy no entraba ni una hormiga. Era un mar de gente. Más gente de la que Gou Ren había visto jamás en la ciudad. Las conversaciones y los gritos eran aún más intensos que en la ceremonia inaugural, y el rugido constante resonaba por toda la arena. Después de unas cuantas esquivadas torpes más, llegó a la sección donde estaba sentado su grupo. Les entregó bebidas a Bowu y a los amigos de Trapos, quienes le estaban enseñando al niño varias palabras que probablemente no deberían usarse en compañía de los demás. Se sentó junto a Xianghua, quien había reclamado su lugar. Ella le sonrió cálidamente y entrelazó sus brazos. Él sintió que se sonrojaba por su cercanía. Aún no sabía qué sentía por Xianghua. Era un poco extraña y un poco intimidante, pero quien amaba tanto a su hermano no podía ser una mala persona. Así que simplemente “se dejó llevar por la corriente”, como Jin había sugerido una vez. Y la corriente tenía una muchacha bonita que le sonreía, preguntándole seriamente sobre su casa y escuchando atentamente acerca de cómo cultivar arroz. A pesar de todo lo que gritaba y alardeaba, era sorprendentemente buena escuchando. Aunque a menudo adoptaba una expresión bastante intensa en su rostro, como si estuviera memorizando completamente lo que él decía. Gou Ren echó un vistazo a la parte superior de la arena, donde lo que parecían ser varias peleas se repetían en el aire. Y no solo las de este torneo. Había gente que Gou Ren nunca había visto chocando entre sí. ¿Eran peleas de torneos anteriores? Mientras observaba, la extraña ilusión se desvaneció y se detuvo, entre los abucheos furiosos del público. Su hermano, al otro lado de Xianghua, chasqueó la lengua con fastidio. La atención de Gou Ren vagaba por la arena. Habían encendido enormes braseros, y se alegraba de que estuvieran tan arriba, porque de lo contrario, el calor del verano combinado con las llamas habría sido insoportable. En cambio, proporcionaba el calor justo para protegerse del frío. Gou Ren notó movimiento con el rabillo del ojo, así que miró a la gente que se acercaba. Se acercó, presionando contra Xianghua mientras Trapos, Chico Ruidoso y algunos otros que habían estado con Tigu subían a las gradas. An Ran y el resto de los Pétalos estarían en el palco de la Hoja Verdeante para este encuentro. Chico Ruidoso sonrió con aprecio cuando Gou Ren le entregó un baozi. “Gracias, hermano” dijo el niño, antes de meterse la comida en la boca y masticar ruidosamente. Miró emocionado la arena. “¿Quién crees que ganará?” Preguntó de repente el Chico Ruidoso, mientras se sentaba junto a Gou Ren. Gou Ren hizo una pausa y reflexionó. "¿Xiulan? Nunca las he visto enfrentándose, pero sé que Tigu ha ganado un par de veces antes de que ella lograra transformarse... eh, completar uno de sus movimientos.” "Entonces... ¿Tiene alguna oportunidad?", Preguntó Chico Ruidoso. “¿Quizás? La he visto meter la cabeza de Xiulan en el estanque muchísimas veces...” De repente, se escuchó un silbido cuando Bai Huizong subió al estrado de cristal y lo golpeó. La conversación comenzó a apagarse. “Amigos míos, amigos míos. Invitados de honor. Guerreros que lo dieron todo. Ha llegado la hora. Nuestros últimos combatientes ya están preparados.” La multitud guardó silencio. “¡Qué torneo! Un torneo del que se hablará durante generaciones. Una batalla para la historia. Y ahora...” El hombre juntó las manos y el sonido resonó. “¡En el lado Este! No se dejen engañar por su pequeño tamaño: ¡esta chica es una tigresa feroz! ¡Si fuera cualquier otro torneo, ya habría ganado! ¡La independiente que surgió de la nada, arrasando en el torneo! ¡La implacable, la inquebrantable Rooooooouuuu Tiguuuuuuu!” La multitud estalló y Gou Ren agregó su voz a los gritos… Él estaba animando a ambas, ¡así que no era como si tuviera favoritas! Tigu se puso de pie de un salto, aparentemente contenta de que la meditación hubiera terminado. Su cuerpo prácticamente vibraba de energía. “¡En el lado Oeste! ¡Conocen su nombre! ¡Conocen sus hazañas, escritas en canciones y obras! ¡La Orquídea Matademonios! ¡La Joven Dama de la Secta de la Espada Verdeante! ¡La hermosa, la virtuosa Cai Xiulaaaaaaaaaan! El rugido de la multitud igualó los gritos de Tigu. La gente sostenía carteles de Xiulan de obras de teatro, muñecos con su imagen, y en una sección incluso había una efigie de Sun Ken que la gente golpeaba alegremente con porras. Los pasos de Xiulan eran más mesurados, moviéndose con una gracia que Gou Ren no sabía que fuera posible antes de conocerla. Se acercaron una a la otra en el centro del ring… Y se inclinó sin que Huizong se lo pidiera, quien asintió. “¡Podemos esperar una lucha honorable de estas dos, de eso no hay duda! Pero ya es suficiente por mi parte. Los Dignatarios están preparados. El escenario está listo. ¡Combatientes, a sus posiciones!” Ambas chicas se separaron a pocos pasos y se pararon una frente a la otra. Las espadas de Xiulan flotaron tras ella. “¡Miren a su rival! ¡Su oponente predestinado! ¡Háganle saber su fuerza!” Los labios de Xiulan se curvaron en una sonrisa burlona y le dijo algo a Tigu que Gou Ren no pudo entender, pero que hizo que Tigu le rodara los ojos con tanta fuerza que pudo verlo desde allí. Xiulan respiró hondo y luego cerró los ojos. El Qi emanaba de ella. Fluía a su alrededor, saturando el aire y volviéndose casi sólido. Con las espadas apuntando al cielo y la luz del sol sobre ella, parecía la entrada a un pequeño campo. Las Colinas Azures en pleno verano, con una hierba verde y saludable que se extendía por miles de kilómetros. Por un breve instante, la hierba y las espadas ondearon con la brisa, con una sensación de paz. Hasta que Xiulan abrió los ojos y la hierba se quedó quieta. Cada hoja de hierba estaba lista para lo que estaba por venir. Ya no era solo una persona, sino un paisaje, listo para la batalla. Un tigre se formó detrás de Tigu. Apareció sigilosamente. En lugar de la masa de Qi furioso y dominante que la había caracterizado en otros combates, el tigre permanecía silencioso. Nebuloso y envuelto. Sus ojos llameantes estaban fijos, enfocados únicamente en Xiulan. Los músculos de sus piernas, se enroscados y tensaron, encarnaban a un depredador en plena cacería. Hubo silencio mientras la multitud contenía la respiración. El hombre en el podio de cristal miró hacia la parte superior de la arena, donde estaba el enorme gong, y levantó la mano. Gou Ren también lo miró. En lugar de doscientos hombres con cadenas, ahora apenas quedaban treinta. Gou Ren reconoció a uno de ellos: el padre de Xiulan, el Maestro de la Secta de la Espada Verdeante. Los demás eran desconocidos para Gou Ren, pero en su mayoría eran ancianos. Sin embargo, en lugar de las masas jadeantes y gruñonas que normalmente retiraban la pieza gigante, los hombres que estaban en la cima de la arena se movían con soltura y gracia. Treinta tiraron con solo una mano cada uno sobre su carga. "¡Que comience la final del Torneo de los Picos de Duelo!", Gritó Bai Huizong mientras bajaba la mano en alto. Los ancianos lanzaron el bastón gigante. Este se balanceó, como un ariete que destrozaría las murallas de cualquier castillo de un solo golpe. Por un breve momento, Gou Ren temió que el gong se rompiera al ser golpeado. El estruendoso repique hizo temblar toda la arena. Era una nota perfecta y nítida. El sonido rugió desde la cima hacia las colinas. Y mientras la nota se mantenía, las barreras alrededor de la arena parpadearon, haciéndose visibles por un breve instante mientras el repique del gong reverberaba y se doblaba sobre sí mismo hasta que sintió que el mundo entero se ahogaba. Hizo que el corazón de Gou Ren latiera con fuerza en su pecho, y podía sentirlo en sus huesos. A su lado, su hermano había bajado su cristal grabador, con el asombro reflejado en su rostro. Chico Ruidoso y Trapos estaban boquiabiertos. Otros tenían las manos en el pecho, el gong resonando claramente en cada uno de ellos. Lentamente, el tono prolongado se desvaneció en el silencio. Y con la última nota que se desvanecía, comenzó la batalla. [Artes de Espada de la Hoja Verdeante: Treinta y Dos Hojas de Hierba] [Artes de Garra: Segadora de Diez Capas] Las espadas de Xiulan se lanzaron hacia adelante como flechas disparadas desde un arco. Un bosque de espadas apuntaba a terminar la pelea al instante. Tigu cayó al suelo sobre cuatro patas. Ya se había quitado las sandalias. Tenía los dedos de las manos y de los pies clavados en la piedra. Tigu se puso en movimiento. Se arrojó a una tormenta de manchas verdes. Gou Ren recordó el cuidado con el que Guo Daxian tuvo que navegar entre las hojas de hierba, y los cortes que se habían formado en él al más mínimo toque. La multitud se quedó sin aliento cuando Tigu se estrelló contra las espadas intentando impedir su camino. Tigu atrapó algunas cuchillas con su piel. La mayoría se deslizó, dejándole marcas, mientras que otras penetraron más profundamente y le hicieron sangrar. Sin embargo, su ataque siguió. Xiulan se vio obligada a bloquear. Las cuchillas de Qi chocaron con las de color verde jade de Xiulan, con un chirrido de metal contra metal que la hizo resbalar ligeramente hacia atrás. Gou Ren se dio cuenta de que chocar nunca había sido la intención de Tigu. Atacó a Xiulan, manteniéndose por delante de algunas de las espadas que habían girado para seguirla, e intentó golpear a su oponente por la espalda. Ese era su plan, o al menos el que Tigu le había contado. Se ponía habladora cuando se aburría, y ahora Gou Ren sabía más sobre el estilo de lucha de Xiulan de lo que jamás hubiera esperado. Tigu era más rápida que las espadas de Xiulan, aunque apenas. Tenía que seguir avanzando. Tenía que quemar energía para mantenerse un paso por delante de la derrota. Tigu aterrizó y saltó de nuevo de inmediato. El aire gritó en protesta, rompiéndose bajo su velocidad. Giró demasiado rápido como para verlo, acercándose desde otro ángulo, y se estrelló contra la defensa de Xiulan como Chun Ke. Un ariete viviente de cuchillas de Qi y músculo. Ella atacó a Xiulan una, dos, tres veces, abriendo cráteres en el suelo dondequiera que aterrizaba y rebotando, buscando una apertura. "¡Y por primera vez, alguien logra presionar a la Orquídea Matademonios!" Gritó el anunciador entre los vítores del público. "¡Un reino por detrás, pero aun dando batalla!" Xiulan estaba tan tranquila como siempre. Ajustaba cada paso. Cada vez que Tigu la embestía, ella la bloqueaba. Su mirada era calculadora. Parecía presionar un poco más con cada paso. Hasta que, en el cuarto paso, avanzó para atacar. Las espadas desviaron el ataque de Tigu y un puño se clavó en su estómago. La chica más pequeña se atragantó y se estrelló contra el suelo de la arena. Rebotó por el impacto antes de ponerse de pie. Ambas mujeres se detuvieron un momento, observando a su oponente. Xiulan arqueó una ceja con delicadeza. El rostro de Tigu se iluminó con una sonrisa salvaje. Xiulan le devolvió la sonrisa, con la diversión brillando en sus ojos. "¡Y esta serie de intercambios rápidos es solo el calentamiento!" Gritó Bai Huizong. "¡Amigos, nos espera una sorpresa!" Las marcas en el rostro de Tigu parecieron desvanecerse y volverse irregulares. Sus músculos se flexionaron y endurecieron. Gou Ren hizo una mueca. Casi parecía que la hubieran desollado viva. Nada de grasa. Nada de blandura. Solo músculo. Una depredadora de pies a cabeza. La mirada en sus ojos amarillos, mientras se concentraba en Xiulan, le provocó un escalofrío. Tigu se movió. Xiulan la encontró. Y Gou Ren dejó de poder seguir completamente la pelea. Las cuchillas de Qi de Tigu chocaron con las de Xiulan en choques que resonaron como truenos. Sus manos se desdibujaron al avanzar, intentando penetrar la guardia de Xiulan mientras la mujer más alta desviaba los golpes. Las espadas de jade se acercaron sigilosamente por detrás de Tigu, tendiéndole una trampa. Avanzaron desde los puntos ciegos de Tigu, y Gou Ren pensó que ese era el final. [Artes de Garra: ¡Cazador de Media Luna!] En ese momento, las cuchillas se formaron en los talones de Tigu como las espuelas de un gallo mientras ella se lanzaba a una patada voladora. Un aura de energía la rodeó, haciendo estallar las espadas. Xiulan estaba visiblemente sorprendida, y aún más sorprendida por el pie que la golpeó en la mandíbula, haciéndole caer la cabeza hacia atrás. “¡Y la Orquídea Matademonios recibe un golpe contundente! ¡Un golpe poderoso! ¡Es la primera vez en el torneo que la han tocado de verdad! ¡Rou Tigu hace lo imposible!” Gritó Huizong, provocando un frenesí aún mayor entre la multitud. “¡Ja! ¿Te atreves a intentar eso conmigo?” Gritó Tigu con alegría, tan fuerte que se oyó por encima del rugido de la multitud, y luego se lanzó de nuevo hacia adelante, con la intención de aprovechar la sorpresa de Xiulan. “Ya ha funcionado bastante, hermanita” replicó Xiulan mientras retrocedía, escupiendo sangre del labio partido. “¿Lo aprendiste del Primer Discípulo? ¡Creí que dijiste que no era digno de ti!” Tigu se rio justo antes de abordar a Xiulan, logrando agarrar su brazo. La chica de cabello naranja la tiró hacia abajo e intentó darle un cabezazo a la mujer más alta. Xiulan la obedeció. Se oyó un crujido desagradable al chocar. Gou Ren hizo una mueca de simpatía al oírlo. Salieron despedidas hacia atrás, pero Tigu pareció llevarse la peor parte. Xiulan simplemente patinó hacia atrás, mientras que Tigu cayó al suelo de la arena, rodando tres veces antes de ponerse de pie de un salto y frotarse la frente. Xiulan no hizo ningún movimiento para seguirla mientras sus espadas una vez más se formaban a su alrededor. "¡Es injusto!" Gou Ren escuchó gritar a Chico Ruidoso. Tigu una vez más tuvo que abrirse paso a través de la tormenta de espadas para acortar la distancia con Xiulan. El chico parecía enojado porque Xiulan se retiraba en lugar de acercarse de nuevo. "¿Injusto?" Exigió Xianghua, fulminando con la mirada a Chico Ruidoso. "Se está tomando a Tigu en serio. ¿Qué clase de idiota acorta la distancia con esa pequeña bestia? ¡Mírala, ya ha sanado algunos de los cortes del principio!" Xianghua tenía razón. La sangre que manaba de las heridas más profundas se había detenido. Solo quedaban en los hombros, brazos y piernas de Tigu pequeñas líneas blancas que se resaltaban marcadamente sobre la piel bronceada. Tigu se preparó para la llegada de las espadas. Levantó los brazos y endureció su guardia. Sus manos se extendieron, rematadas con garras de Qi. Reanudó su ataque, estrellando algunas espadas contra el suelo con tanta fuerza que se quedaron atrapadas. Gou Ren vio la mueca de Xiulan cuando, en lugar de desplegarse para continuar la persecución, se sacudieron y traquetearon, atascadas. Tigu cerró la brecha: las espadas de Xiulan, las originales y no las copias, se encontraron con Tigu. Las garras volvieron a chocar con las espadas, mientras Xiulan desviaba con destreza cada golpe, fluyendo a través de los salvajes golpes de Tigu. Con un suave toque y una finta, los brazos de Tigu se abrieron de golpe. La espada de Xiulan descendió. Tigu apenas logró interponer una de sus cuchillas de Qi, pero la fuerza del golpe la arrojó a un lado, estrellándola contra el suelo. Xiulan descendió sobre ella. Tigu logró levantarse del suelo, rodando para esquivar el siguiente golpe. Se retorció como si no tuviera huesos, esquivando los golpes con solo rasguños. Con una patada, logró desviar una espada y crear distancia, rodando hasta ponerse de pie. Pero su postura era baja y agachada. Jadeaba. Tigu se estaba cansando. Y aunque Gou Ren notó un poco de sudor corriéndole por el rostro a Xiulan... Su respiración era mucho más regular. Tigu rio, se levantó y echó a correr. Atacó la fortaleza de espadas de Xiulan una y otra vez. Cada vez era rechazada. Xiulan, con calma y metódicamente, rodeó a su oponente con un avance implacable y aplastante de espadas y contraataques. "Pequeño mocoso resistente", Gou Ren escuchó que alguien murmuraba. “¡Vamos, Tigu!” Tronó el Chico Ruidoso. Su voz se alzó por encima de la multitud. “¡Tigu!” La multitud entonó el cántico. Primero Trapos, luego Tie Delun. Luego, algunos de su sección, mientras Tigu, una vez más se estrellaba sobre el suelo, y aun así se las arreglaba para evitar la derrota por los pelos. Y de nuevo, acortó distancias, implacable. No fue un esfuerzo descuidado. Varió su enfoque. Intentó engañar a su oponente. Con fuerza y habilidad, resistió. “¡La tenacidad! ¡El empuje! ¡Rou Tigu ataca de nuevo!” Rugió el locutor. Pero la pequeña demonia de pelo naranja no pudo aguantar más. Gruñó alegremente, su pelo se alborotó, su cuerpo se contorsionó y su carne pareció hervir como si algo intentara salir de su piel... Tigu jadeó y se estremeció. El corte casi grotesco de sus músculos comenzó a desvanecerse, adquiriendo un aspecto más natural. Sus rasgos salvajes comenzaron a estabilizarse. Una espada que no logró desviar se clavó en su bíceps; la más profunda había logrado penetrar su piel. Xiulan avanzó. Todas las espadas estaban dispuestas tras ella, un campo de hierba ondulante rodeaba su cabeza en una formación circular. Fluyó en lo que parecía el inicio de una danza. Cruzó las manos y arremetió hacia adelante. Lo que se precipitó hacia Tigu fue un muro de espadas. Tigu respiró hondo. Juntó ambas manos, apuntándolas al frente, directamente hacia su oponente. Las cuchillas de Qi en sus manos se engrosaron y alargaron, tocándose para formar un escudo puntiagudo frente a ella. Casi parecía la técnica de Chico Ruidoso. [Artes de Garra: ¡Avance Estruendoso!] El aire protestó cuando Tigu se lanzó hacia adelante una última vez. Xiulan corrió a su encuentro, retirando el puño. Diez espadas, luego veinte, giraron en espiral alrededor de su brazo. Las puntas se tocaron, formando lo que parecía un taladro. [Artes de Espada de la Hoja Verdeante: Flor de Loto…] Las espadas chocaron con las garras. Un sonido como el de un gong resonó por toda la arena, haciendo que la barrera se iluminara con fuerza. Tigu, por un instante de valentía, resistió. Dio un paso al frente. Luego otro. Abrió la boca y rugió. Su escudo se quebró. [... Florece] Entonces se hizo añicos. Las espadas dieron en el blanco. La pequeña chica de cabello naranja fue arrojada hacia atrás, se estrelló contra el costado de la arena y se quedó quieta. Su camisa había sido abierta de par en par, mostrando los cortes del ataque final, parecidos a pétalos de flores tallados en la piel. Tigu hizo una mueca e intentó incorporarse. Intentó volver a la lucha. Unas espadas flotaron sobre ella como advertencia. Gimiendo, se desplomó derrotada. La multitud explotó. “¡Qué final! ¡Un combate explosivo! Debo admitir que dudaba que esto pudiera ser tan emocionante como Tigu contra Xianghua, ¡pero Rou Tigu resistió con valentía! ¡Realmente demostró el poder de alguien en la cima del Reino del Iniciado! Aunque no logró acortar distancias este día, ¡demostró lo que incluso un cultivador en el Reino del Iniciado es capaz de hacer!” Xiulan le tendió la mano a Tigu. La gata convertida en niña la tomó, poniéndose de pie y luego continuó tirando, hasta que ella y Xiulan se abrazaron. Varios gritos de aprecio se oyeron mientras Xiulan, con evidente cariño, apartaba un poco del cabello de Tigu de su rostro. Luego, levantó una ceja. Las piernas de Tigu aún temblaban. Pero se movió, logrando esquivar a Xiulan y agacharse para cargar a la mujer más alta sobre sus hombros. “¡Ja! Sé que también les encanta ver lo que veo, amigos. ¡Un vínculo que no se ve afectado por la derrota! De verdad, este torneo ha sido algo especial.” Hubo una ovación en respuesta a las palabras. Gou Ren añadió su voz. Su hermano, Chico Ruidoso, Trapos y el resto de la gente sentada con ellos aullaban y pateaban el suelo. Los ojos de Xiulan y Tigu se posaron en su dirección y ambas mujeres saludaron. Gou Ren, incapaz de evitar la sonrisa en su rostro, les devolvió el saludo.
❄️❄️❄️
Xiulan estaba sola. Sola en el centro de la arena. Su mirada recorrió la multitud. Hasta la sonrisa de aprobación en el rostro de su padre, antes de desaparecer para alzar la arena por última vez. La multitud era ensordecedora. El sol calentaba y la brisa era fría. Xiulan cerró los ojos. Una victoria. Una que esta vez sí se había ganado. Suspiró al disiparse parte de la tensión de sus hombros. Ella estaba satisfecha con esto. Sonó el gran gong. Y luego la Arena Terrenal se movió. Una última ascensión. La más alta de todas. Desde su posición, ascendió suavemente. Más y más alto, hasta que llegaron a la cima de la montaña, y luego por encima de ella. El sol de la tarde se estaba poniendo en el horizonte. El cielo se estaba convirtiendo en noche, y ella podía ver cada punto brillante, cada estrella arriba comenzando a brillar. Se produjo un suave temblor cuando el exterior de la arena se detuvo. Las gradas y el escenario permanecieron en su lugar, pero el suelo de la arena continuó ascendiendo. Como pasos gigantes, cada anillo concéntrico ascendía hasta cierto punto antes de ralentizarse y detenerse. Hasta que el centro, la parte donde ella se encontraba, era lo último que quedaba. Hasta que el pico, que se había dividido en dos, volvió a asemejarse a una sola montaña, conectada por la Arena. Xiulan estaba en el punto más alto. Más alto que el gong. El viento la envolvía mientras estaba en la cima. ¿Cuántas veces había soñado que sería ella la que estaría allí arriba? Hubo un movimiento borroso. En los límites de la arena, los Dignatarios se colocaron en su lugar. Para los mortales, era probable que simplemente aparecieran, materializándose de la nada. Los Dignatarios, al unísono, levantaron sus manos en señal de respeto y luego se giraron hacia el gong. Retiraron su percutor una última vez y lo lanzaron hacia adelante. Se escuchó claro y puro por todas las colinas. Los antiguos caracteres en el suelo de la arena ardían en azul y garabateaban los anillos antes de estallar en el aire. Fluían a su alrededor. Otros vencedores habían dicho que no habían hecho nada. Pero al observarlos, Xiulan sintió una sensación de paz y consuelo. Normalmente, se suponía que el vencedor simplemente miraba al cielo. Xiulan... Bajó la mirada. Observó a la multitud, que la vitoreaba y aplaudía. Este era el final de un capítulo de su vida y el comienzo de uno nuevo. Xiulan sintió firme su convicción. Miró montaña abajo, a la gente. Las sonrisas que le dedicaban. La confianza que sus amigos tenían en ella. Las multitudes incontables, con sonrisas, en lugar de aldeanos sollozando en casas incendiadas. Su poder era proteger. Y se esforzaría al máximo para asegurarse de que nadie allí abajo volviera a experimentar algo como Sun Ken. Quizás era arrogante. Quizás no funcionaría. Quizás intentar romper las barreras entre sectas resultaría más de lo que ella sola podría manejar. El resto de los contendientes subieron. Desde el fondo de la arena hasta los peldaños que estaban debajo de ella, en el orden en que habían sido derrotados. Tigu le sonrió a Xiulan y la saludó. Xianghua le sonrió con suficiencia. Sus Pétalos le sonrieron con orgullo y admiración. Pero... Ella sabía que no tendría que hacerlo sola. Xiulan contempló los premios. Tres Píldoras de Avance Profundo. Una recompensa principesca... Para cualquiera que no fuera ella. Los ocho Núcleos de Bestia Espiritual eran igualmente de poca utilidad, aunque las ramitas de Hierba Espiritual al menos serían útiles para el Maestro Jin, con suerte. La fiesta estaba en pleno apogeo, aunque un poco más discreta que las dos anteriores. Era más una formalidad que otra cosa, sobre todo con varios Dignatarios presentes. Habría pocos problemas con ellos cerca. "No puedo creer que la gente ya esté recogiendo sus cosas. Pensé que llevarían aquí más tiempo", dijo Gou Ren mientras observaba las demás mesas. De hecho, mientras muchos bebían, muchos se despedían o hablaban con los sirvientes. “Las sectas se retiran, en gran medida. Tienen que regresar a sus territorios. Los mortales, sin embargo, se quedarán al menos una semana más”, dijo Xiulan. “Eh, ¿cuál es el plan para nosotros entonces?” Preguntó. “Nos quedaremos todo el tiempo que quieras. Tigu quiere esperar al Maestro Jin” dijo Xiulan. "¿Dónde está Tigu?" Preguntó Yun Ren, mirando a su alrededor, al grupo de gente, esperando verla allí. “Con Chico Ruidoso y Trapos, dijeron que encontraron un buen lugar para observar la ciudad”, respondió Gou Ren. Xiulan asintió y se detuvo al ver a Bolin acercarse. “Dama”. Su voz era de disculpa. Xiulan suspiró. "¿Otra reunión?" Bolin asintió. “Lo siento, Dama. Un invitado importante solicitó su presencia.” Xiulan se levantó sacudiendo la cabeza. “Bueno, Tigu aparecerá tarde o temprano” dijo Gou Ren con un suspiro. “Hasta luego, Lanlan.” Ella les sonrió a sus compañeros y asintió, luego siguió al discípulo. “¿Quién es este invitado?” Preguntó. “La Secta de la Montaña Envuelta, Dama.”

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