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lunes, 29 de septiembre de 2025

DH - Capítulo 395

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Capítulo 395
Echando Raíces (IV)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Mirando a Perséfone, que estaba a 100 metros de distancia, Eileen finalmente no pudo evitar preguntar. - Hermana mayor, realmente no pensé que aguantarías hasta ahora. - Tu vida desde que naciste tampoco debe de haber sido mala, ¿no? Si tú has podido aguantar hasta ahora, ¿por qué no iba a poder yo? - ¿Cómo podríamos ser iguales tú y yo? Mi mente es extremadamente única, ¡por supuesto que he podido aguantar hasta ahora! La respuesta de Eileen dejó a Perséfone completamente estupefacta, pero después de luchar en esta batalla a vida o muerte durante varios días seguidos, ambas habían desarrollado un profundo conocimiento mutuo, hasta el punto de que se conocían mucho mejor que sus supuestos amigos íntimos. Por eso Perséfone se había acostumbrado desde hacía tiempo a las impactantes palabras de Eileen. No pensaba dejarla pasar, así como así, por lo que de repente le preguntó. - Eileen, ¿tu poder de recuperación no es bueno? ¡Siempre tengo la sensación de que, incluso después de haber descansado, no parece que hayas recuperado mucho poder! En realidad, la batalla de burlas formaba parte del plan de batalla de ambas, hasta tal punto que era una parte extremadamente importante. Perséfone no contaba con que Eileen le diera una respuesta sincera, pero esta le respondió con extrema seriedad y corrección. - ¡Es algo muy natural! Mientras lucho contra ti, también estoy pensando en una forma de fastidiar a Claudia. Ya te he hablado de Claudia. Es una persona muy molesta, la que enviaron para perseguir a tu precioso niño. Sin embargo, está claro que no tiene mucha suerte. Descubrí que parece haber sufrido heridas muy graves, además de lesiones de las que es muy difícil recuperarse. Por eso, durante los últimos días, no he dejado de pensar en formas de empeorar su suerte, y así, quién sabe, quizá muera a causa de sus propias heridas. ¡Esto también consume energía! La respuesta de Eileen dejó a Perséfone sorprendida, pero realmente era una buena noticia. Ella preguntó sin pestañear. - ¿De verdad no te gusta Claudia? - No, no es que no me guste, ¡la odio! Cuando Eileen dijo la palabra “odio”, toda su pureza y ternura desaparecieron al instante, sustituidas por un resentimiento indescriptible. Su expresión volvió inmediatamente a la normalidad y, tras aclararse la garganta, esbozó una leve sonrisa y dijo. - Aunque es una pena que no pueda cortar en pedazos a esa zorra asquerosa personalmente, que muera incluso un minuto antes sigue siendo algo bueno. Sin embargo, hermana mayor, aunque fuera Lord Bevulas, no dejaría que te hiciera daño. Puedo sentir que Claudia ya no puede aguantar mucho más. Quién sabe, en solo 1 o 2 días, puedo maldecirla hasta la muerte. Cuando llegue ese momento, hermana mayor, ¡no tendrás más oportunidades! - ¿Es así? Puede ser, pero ¿has pensado si tendrás una oportunidad 2 días después? Replicó Perséfone con una sonrisa. Aunque su rostro tenía marcas de quemaduras y manchas de sangre, cuando sonreía seguía siendo tan hermosa que los ojos de los demás se iluminaban. Al menos, los ojos de Eileen se iluminaron bastante. Sus palabras insinuaban varias cosas. Durante la batalla que estas 2 habían librado durante los últimos días, en realidad, ambas mujeres habían crecido rápidamente. El arma energética no era la carta de triunfo definitiva de Perséfone, su verdadero método letal residía en el hecho de que podía producir energía de diferentes atributos en la lanza condensada a partir de energía. Esto no afectaba demasiado a la capacidad de condensación del arma energética, que seguía estando dentro de la categoría de habilidades de octavo nivel. La verdadera base de este tipo de modificación provenía del talento de Perséfone y de su comprensión de las habilidades en sí, pero aun así aumentaba sustancialmente el poder del arma condensada de energía. Durante su batalla de los últimos días, no solo las diversas habilidades de atributos que Perséfone producía con la lanza se volvían cada vez más poderosas, sino que incluso desarrolló un campo de energía magnética. Además, originalmente, los diversos atributos de energía que liberaba de la lanza eran aleatorios, pero ahora parecía poder controlarlos vagamente. Si era capaz de dominar esto verdaderamente, entonces la habilidad de arma formada por energía daría un salto al umbral del noveno nivel y, en combate real, este tremendo poder situaría la fuerza de combate de Perséfone por encima de la de los usuarios de habilidades de noveno nivel normales. Mientras tanto, después de que Perséfone rompiera las tormentas de energía de Eileen, estas se redujeron en escala, pero aumentaron mucho más en número. Su control sobre ellas también se volvió cada vez más fluido. Su fuerza también aumentaba rápidamente. Durante esta batalla, sus habilidades y genes estaban aumentando y fortaleciéndose ferozmente. Si se tenían en cuenta los puntos evolutivos, la cantidad que adquirieron era aproximadamente la misma. Sin embargo, los niveles generales de habilidad de Perséfone seguían siendo un poco inferiores a los de Eileen, por lo que su ritmo de mejora era más rápido que el de Eileen. Por otra parte, si se consideraba el combate real, la tasa de aumento de Perséfone también era ligeramente más rápida que la de Eileen. Era tal y como había dicho Perséfone, en 2 días, podría no haber ninguna diferencia entre su fuerza de combate. Claudia era una espina venenosa en el corazón de Eileen. El significado de las palabras de Perséfone era que Eileen debía renunciar a esa espina venenosa a cambio de su propia superioridad. Sin embargo, la existencia de esa espina venenosa perjudicaba en mayor o menor medida la fuerza de combate de Eileen. Era extremadamente difícil evaluar las ganancias y las pérdidas. En cuanto ella comenzara a sopesar ambas cosas, el objetivo de Perséfone ya se habría cumplido. ¿Quién podría haber imaginado que Eileen rechazaría rotundamente la tentación de Perséfone, sin mostrar ni la más mínima vacilación? - ¡No quiero! Mientras pueda hacerle daño a esa mujer hasta matarla, aunque yo muera inmediatamente después, ¡estoy dispuesta a hacerlo! Esta vez, fue Perséfone quien se sorprendió. Realmente no entendía cómo una persona podía odiar hasta tal punto. Sin duda había alguna razón subyacente, pero no era algo que ella pudiera entender. El mundo de Perséfone siempre estaba lleno de luz. El odio profundamente arraigado y ese tipo de cosas oscuras no tenían ningún rincón donde esconderse. Por eso, aunque podía sentir el odio ilimitado de Eileen, no podía entenderla. Quizás era realmente como decía Eileen, que era una psicópata nata.

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