Capítulo 226
La Profecía de la Bruja (V)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
- Vaya. Es muy agradable poder sostener tú mano así.
Gamigin sostenía una copa de vino en su mano izquierda mientras palpaba mi mano con la derecha. Abrí la boca para hablar.
- Tu tacto es como la seda comparado con el mío.
- Sitri, ¿te importa dejarnos un momento? Hay algo de lo que quiero hablar con Dantalian~.
Gamigin se dirigió a Sitri en tono amable. Hablaba con bastante educación a pesar de que era una Rango 4 la que le hablaba a una Rango 12. Sitri hinchó las mejillas como un hámster, ya que parecía disgustada por la idea de marcharse de mi lado, pero volvió a donde estaban reunidos los demás miembros de la Facción de la Montaña. Entonces Gamigin habló.
- ¡Yo no paraba de lanzarte miradas amorosas allá en Llanuras de Bruno, pero tú las ignorabas! Casi perdí mi confianza como mujer.
- Era porque tenía como madeimoselle a una dama bastante aterradora.
- ¿Estás diciendo que no soy rival para Barbatos~?
Por supuesto que no, respondí.
- Todas las cosas proceden según el destino, así que la vida entera de uno puede cambiar dependiendo de a quién conozcas primero y a quién conozcas después. Señorita Gamigin, sólo puedo lamentar no haber conocido primero a un individuo tan hermoso como usted.
- Jeje.
Gamigin soltó una tímida carcajada una vez que le di cortésmente una respuesta caballerosa. En realidad había estado sonriendo incluso antes de acercarse a mí. Sólo había 2 tipos de personas en el mundo que sonreían sin motivo aparente. O eran personas increíblemente amables...
- Entonces, ¿qué quieres?
O personas muy peligrosas. Además, si esa persona no era un individuo normal, sino una persona que ocupaba el 4º puesto de todos los Señores Demonio, entonces... no era difícil adivinar lo que eran. El número de humanos que Gamigin había masacrado por sí misma probablemente se contaba por decenas de miles. Mantuve la sonrisa en mis labios mientras hablaba.
- ¿Qué es lo que deseo? Naturalmente, sólo deseo su buena voluntad, señorita Gamigin.
- ¿Eh? ¿Vas a fingir ignorancia? Juju, no hay necesidad de eso. Sé muy bien que Dantalian no es confidente de Barbatos. ¿Recuerdas la carta que envió en el pasado para fastidiar a Paimon? Desde entonces me pareció extraño. No entendía por qué era Dantalian quien enviaba la carta y no Barbatos~.
Anteriormente, Paimon había intentado aniquilar a Barbatos formando una alianza con Elizabeth. Me di cuenta de este plan y envié una carta personal a los demás Señores Demonio de alto rango. Gamigin decía que eso era extraño.
- Habría sido mucho más creíble si Barbatos hubiera sido quien enviara las cartas, y sin embargo, no lo hizo. ¿Quizás Barbatos no estaba al tanto de tu plan? Juju.
- Mm. Eso es preocupante. Permíteme ser sincero. No tenía la certeza absoluta de que Paimon llevaría a cabo tales acciones o no. Lo planteé intencionadamente de forma que me permitiera asumir toda la responsabilidad si mi predicción era incorrecta...
- Entendido.
En ese momento, los ojos entrecerrados de Gamigin se abrieron de par en par. Gamigin repitió la frase “te tengo” una y otra vez mientras acercaba su cara a mí. Sus brillantes ojos rojos rebosaban de una alegría incontrolable mientras brillaban siniestramente.
- Te tengo. Te tengo~. Dantalian. Dije que Barbatos podría no haber estado al tanto de “tu plan”. El plan de convocar a todos los comandantes para denunciar a Paimon... Como pensaba, ¿fuiste tú, quien lo planeó todo por sí mismo en lugar de Barbatos~?
- ...
- Al final, también fuiste tú quien nos dio una razón para luchar por las tierras de Habsburgo. Ah, no te preocupes. Lancé un hechizo insonoro a nuestro alrededor, ¡para que nadie pueda oírnos!
‘Mierda.’
Maldije mentalmente. Todavía no. Todavía tenía excusas que podía inventar. Sin embargo, fue justo cuando estaba a punto de abrir la boca con calma. Gamigin soltó suavemente la copa de vino que tenía en la mano izquierda. La copa descendió y dejó escapar un sonido clamoroso al hacerse añicos. Ella me miraba directamente a los ojos todo el tiempo.
- Dantalian. Tienes la expresión “congelada”. Por desgracia, la gente que se crea un papel y se sumerge en él es incapaz de escapar de su papel aunque ocurra algo inesperado. Como un actor de tercera que sigue actuando como un rey cuando un espectador sube de repente al escenario.
Gamigin pisó los fragmentos de cristal. El sonido del cristal resquebrajándose resonó desagradablemente.
- Un cristal acaba de romperse, pero en lugar de sorprenderte, sigues sonriendo. Tu expresión sigue igual. No deberías hacer eso, Dantalian. No deberías. Actuando así puedes ser capaz de engañar a la gente que vive su vida con seriedad, pero una “actriz de primera” naturalmente se dará cuenta.
- ...
Mi mente se congelo.
- Cielos, ahora te estás poniendo demasiado serio. Esto era sólo un poco de diversión. Deberías disfrutarlo conmigo.
- ¿Puedo preguntar por qué estás tratando de sondearme?
- Ah. Porque sentí una sensación de parentesco. El mundo está demasiado jodido como para limitarse a vivir sonriendo, ¿verdad? Si quieres vivir en un mundo sonriendo, entonces tienes que convertirte en una persona más jodida que todo el mundo. Por eso siempre estoy sonriendo. Creo que tú eres igual, Dantalian.
- ¿Tú y yo somos el mismo tipo de persona?
Una emoción desagradable empezó a hervir dentro de mi pecho.
- ¿No te molesta mucho la gente como Barbatos y Paimon~? La gente como ellas cree que algo como la justicia existe en el mundo. Probablemente ellas no lo admitirían, pero se parecen mucho. No paran de hablar de cosas grandiosas como los deseos de la raza demoniaca y la paz del continente demoniaco, así que no quiero jugar con ellas. He querido matarlas tantas veces, pero apenas he podido contenerme.
- Te equivocas. Me gusta Barbatos.
Gamigin me dio un golpecito en la frente bromeando.
- Me lo pregunto. ¿Estás seguro de que no es sólo anhelo? Soy la Rango 4. Yo era Rango 70 hace 2.800 años. Rango 4, esta posición era lo más lejos que podía llegar. No importaba cuántas veces engañara e insultara a la gente, no podía llegar al rango 3 o mayor. Ahí es donde están los verdaderos monstruos. ¿Comprendes? Soy lo más lejos que puedes llegar.
Gamigin estaba en una situación peor que la mía en el pasado lejano. En aquel entonces, había monstruos de alto rango que se rebelaban para no ser controlados por los Señores Demonio aunque fueran demonios. Además, el ejército de los Señores Demonio se extinguía tratando de derrotar a los dragones antes de que pudieran siquiera poner sus ojos en el continente humano.
Gamigin me contó que empezó en el rango 70 y subió al rango 4. Probablemente tuvo que pasar por todo tipo de pruebas. Probablemente tuvo que pasar por todo tipo de penurias para sobrevivir. Además, también dominaba la misma habilidad de supervivencia que yo... La traición.
‘Como esperaba, Gamigin sonreía en apariencia, pero era una persona que tenía serpientes en su interior.’
- Déjame darte una predicción como tu superior y semejante. Yo, Gamigin, digo esto como la bruja más grande entre todas las brujas, ¡una gran desgracia caerá sobre aquellos que confunden el anhelo con el amor! Dantalian, deja de actuar y tengamos una conversación más constructiva.
- ¿Una conversación constructiva?
- Te lo he preguntado antes, ¿no? ¿Qué quieres? Un niño inteligente como tú no habría ido contra Agares y contra mí sin ninguna razón. Probablemente hay algún tipo de beneficio que sólo tú puedes ver. Por eso te pregunté sin rodeos qué querías.
‘Ya veo. Efectivamente, Gamigin y yo éramos parecidos. Ella actuaba sólo después de pensar a fondo las ganancias y las pérdidas. Cosas como los ideales, las creencias y la rectitud no eran más que palabras vacías para Gamigin. La supervivencia era lo único que tenía valor, así que sacrificaba todo lo demás por ella.’
Por lo tanto, hice una declaración.
- Gamigin, soy diferente a ti.
- ¿Sigues intentando echarte atrás? Cielos, no hay razón para eso.
- No, lo digo en serio. Hay una diferencia decisiva entre tú y yo.
‘Era tan decisiva que bastaba para decir claramente que no éramos de la misma especie.’
- Gamigin, tú formas parte de los fuertes. Has escalado hasta una posición elevada y tratas a los demás de simples marionetas mientras los menosprecias. Para ti, Barbatos y Paimon no son más que tontas que dicen tonterías. La supervivencia es la verdad última. Todo lo demás es falso y delirante... Seguramente estás segura de esto. Es un punto de vista correcto.
- Mhm. ¿Y qué?
- Ignoras la belleza de los delirios.
Si estuvieras en mi lugar, probablemente no habrías tomado las mismas decisiones cuestionables que yo. No habrías intentado perdonarle la vida al mercader de esclavos, Jack Aland. No habrías perdonado las vidas de Daisy y Luke, que estaban destinados a convertirse en héroes en el futuro.
- Son valores que no tienen sentido. Sin embargo, el acto de batir las alas infructuosamente hacia cosas como los deseos de la raza demoniaca y la paz es lo que es hermoso. No es repugnante porque no tenga remedio. Es porque no tienen esperanzas que son contrariamente conmovedoras.
- ¿Qué?
- Oh querida. Parece que no entiende mis gustos, Señorita Gamigin. Piénsalo. De todos modos, todo va a desaparecer. Digamos que, como esperaba Barbatos, la raza demoniaca es capaz de alcanzar una sociedad ideal. Incluso si lo consiguen, todo desaparecería sin dejar rastro al cabo de unos millones de años. Señorita Gamigin, a usted también le ocurre lo mismo. Incluso los Señores Demonio no son eternos.
‘Era emocionante. No había habido un solo momento aburrido desde que había caído en este mundo. Incluso Gamigin, a quien yo creía una simple señorita obscena, resultó ser una espléndida persona de gran carácter. También me gustaba la gente como ella.’
- Fundamentalmente, el mundo es como un coliseo. Los gladiadores se juegan el pellejo para sobrevivir cada día. Atraviesan la piel de sus oponentes, derraman sangre y lanzan gritos de victoria. Sin embargo, ya sea al día siguiente, al siguiente o 3 años después, ¡un día perderán y tendrán una muerte fría!
- ...
- Como Señor Demonio, ¿no puedes evitar amar esa lucha de cucarachas, absolutamente inútil?
Agarré la mano de Gamigin y la estreché. Ella había lanzado un hechizo de insonorización, así que grité todo lo que quise.
‘Aah, puede que me encuentre con un camarada que entiende mis preferencias. Era imposible que no me alegrara.’
- Barbatos probablemente perecerá sin realizar su ideal. Lo mismo ocurre con Paimon. Esos individuos que sostienen ideales tan elevados... Llevan fuerzas de voluntad que la gente normal no podría soñar y después de cientos, miles de años esas personas que van hacia adelante... ¡al final caerán! ¡Encontrarán su fin! Sin ningún valor o significado. ¿Esto no te excita?
‘Esto era verdaderamente... Tan magnífico.’
La expresión de Gamigin era rígida. Su sonrisa se había congelado. Me apreté más contra ella.
- En verdad, ¿qué clase de voluntades dejarán tras de sí? ¿Qué hermosas serán sus muertes? Aah, sólo imaginarlo es asombroso. Señorita Gamigin, ¿no está de acuerdo? Qué clase de testamento final dejará Barbatos en su último momento, qué clase de vida nos mostrará Paimon al final, ¿no son estas cosas algo que te quita el sueño? Oh. Hay gente así incluso entre los humanos. Raramente, hay existencias que posean una “voluntad espléndida”.
Recordé a Fabián. Entre la gente reciente que he conocido, él era el más espléndido. Cultivaré una imagen suya en el templo dentro de mi mente para siempre. Pensar en él probablemente me sobrecogerá como un cohete de fuegos artificiales.
- ¡Yo, Dantalian, creo sin lugar a dudas que nuestro deber como Señores Demonio es observar el nacimiento y la caída de estas voluntades!
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