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jueves, 29 de febrero de 2024

DH - Capítulo 62

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Capítulo 62
Carta de Triunfo (II)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
La cálida iluminación complementaba a la perfección su impresionante belleza. Este enorme cuarto de baño, decorado de forma ridícula, no podía acaparar ninguno de sus focos, sino que le servía de telón de fondo. Sólo que su belleza parecía ser completamente inútil contra Su. Este depositó su “equipaje” en el suelo y salió silenciosamente del cuarto de baño. Ni siquiera giró la cabeza una sola vez, y mucho menos buscó una excusa para quedarse en el baño. Perséfone no se dejó vencer por esta pequeña frustración. Cuando se cerró la puerta del baño, enderezó el cuerpo y levantó la cabeza para mirar una pequeña lámpara de pared que había en la esquina del baño. Entonces sonrió. En el cuartel general de Jinetes de Dragón Negro, la pantalla del anciano captó por casualidad la belleza serena y salvaje de Perséfone en ese momento. La vio cerrar un ojo, formar el signo de una pistola con la mano izquierda y luego apuntar perfectamente a la zona del entrecejo del anciano. ¡Bang! De aquellos labios eróticos que estaban ligeramente abiertos, ella emitió el sonido que hace una pistola. La pantalla de la mesa del anciano se oscureció inmediatamente y luego soltó un humo de color verde. El anciano tosió, y la vergüenza volvió una vez más a su rostro. Su abrazó la Barrett mientras se apoyaba en la cabecera de unas escaleras. Su mente era un completo caos. Aunque el escenario del tercer encuentro de los Jinetes de Dragón Negro se había reproducido varias veces en su cabeza, no había forma de que hubiera imaginado la extraña situación de hoy. Se esforzó por adivinar la siguiente acción de Perséfone, pero no pudo obtener la más mínima información a través de los métodos que estaba acostumbrado a utilizar para analizar a sus oponentes. A fin de cuentas él ni siquiera podía adivinar el verdadero propósito de su llegada. Después de perderse en sus pensamientos durante un rato, la puerta del dormitorio principal se abrió silenciosamente. Perséfone salió envuelta en vapor y suspiró satisfecha. Ya se había cambiado de su clásico atuendo profesional. Un camisón de tirantes de color claro envolvía su piel después de la ducha. El dobladillo de la falda apenas cubría la parte superior de sus muslos. Hacía tiempo que se había quitado las medias y había cambiado los zapatos por unas zapatillas ligeras. Bajo la luz, sus pies resultaban extremadamente deslumbrantes. Su pelo gris seguía recogido por encima de la cabeza, pero parecía mucho más desordenado. Las gafas de montura negra empezaron a emitir una sensación tentadora. Una botella de whisky abierta apareció en la mano izquierda de Perséfone, y en la derecha había 2 vasos. Se paró frente a Su y lo miró fijamente. - Parece que abrazas a tu arma como si abrazaras a una mujer. Su levantó la cabeza. Desde su ángulo actual, prácticamente podía ver dónde estaba el otro extremo del par de largas piernas blancas como la nieve. Sin embargo, todavía era “prácticamente” porque todavía faltaba 1,5 centímetros. Para Su, que era un experto francotirador, el número “1,5 centímetros” lo dejaba realmente indefenso. No pudo evitar admitir que el encanto de Perséfone era demasiado grande. Acarició la tela que envolvía a Barrett en sus manos. Sonrió y respondió. - Las mujeres son poco fiables, mientras que las armas son diferentes. Perséfone esbozó una leve sonrisa y se sentó junto a él. Parecía haber extendido sus largas piernas blancas como la nieve justo delante de la cara de Su. - Esta frase no debería decirse delante de una mujer, ¿sabes? ¿Quieres un trago? Su postura actual parecía mostrar completamente su impresionante figura. Cuando sus ojos pasaron por su cuerpo, un pensamiento entró automáticamente en su mente. ‘Ella no llevaba nada debajo.’ Sus ojos midieron por sí solos el grosor del camisón y llegaron a esa conclusión. Esta conclusión llegó extremadamente rápido, hasta el punto de que ni siquiera pudo contenerse. De repente sintió como si las reacciones instantáneas en las que había confiado en el pasado no parecieran ser tan útiles. Al ver a Perséfone empujar un vaso de whisky, Su se sintió extremadamente incómodo. Tras dudar unos segundos, con la resolución de enfrentarse a una muerte inevitable, se bebió el vaso de un trago. Perséfone también se lo acabó de un trago. Sacó la lengua rosada y se lamió lentamente los restos de whisky de los labios. Luego se sirvió otro vaso hasta el borde. Se inclinó hacia delante y apoyó el brazo en el hombro de Su. Con la punta de la nariz casi rozando el pelo rubio, dijo suavemente. - ¿Por qué no vienes conmigo de vuelta a los Jinetes de Dragón Negro? - Puedes llevar mi cadáver de vuelta. - No eres divertido. Ella vació su vaso de alcohol, y su mano derecha arrancó un poco de las vendas alrededor de la cara de Su. Casi pegada a su oreja, y con voz extremadamente suave, dijo. - Tengo una última carta que sin duda hará que quieras seguirme encantado, pero no quiero usarla todavía. Tu cara es una que siempre podré ver, pero quiero que me la muestres tú mismo... ¿me oyes? Ella sopló suavemente en el oído de Su, ¡y su pelo rubio claro se erizó inmediatamente! Luego, se dispersó lentamente hacia abajo. Aquella noche, Perséfone ocupó, naturalmente, el dormitorio principal. Su sostuvo a su Barrett y se apoyó en la puerta en su antigua posición mientras dormía. Perséfone no expresó ninguna oposición hacia su elección de ubicación, como si nunca le hubiera preocupado en absoluto que se escapara durante la noche. Su tampoco lo pensó. Basándose únicamente en la persecución, esa distancia no era suficiente para él para crear una distancia segura. Además, cada segundo que permanecía cerca de Perséfone drenaba más de su fuerza que durante el combate real. Junto con esa copa de alcohol, él ya estaba mareado. Como tal, se quedó dormido rápidamente. Esta vez, la vigilancia de Su se volvió inusualmente baja, hasta el punto de estar completamente rodeado por la cálida oscuridad. Era la primera vez en mucho tiempo que se relajaba. No tuvo sueños, pero tampoco se despertó. Sólo se despertó de su profundo sueño cuando escuchó el ruido de las máquinas. Su conciencia seguía aferrada a la sensación acogedora, por lo que se resistía a despertarse. A través de la brecha entre la puerta de la base, pudo ver que el cielo ya estaba iluminado, parecía ser alrededor de las 9:45 más o menos. ‘¿Podría haber dormido 12 horas?’ Su se despertó de golpe. En el momento en que sus ojos se abrieron de par en par, su cuerpo se puso rígido. Luego, se relajó lentamente. Sin darse cuenta, la Barrett se había movido de su pecho a su costado, y la dura y helada aleación de metal bajo él tenía una capa de suave manta debajo. También le habían colocado una manta delgada sobre el cuerpo. Incluso se había añadido una almohada detrás de su cuello. Bajo esta situación desconocida, su primer instinto debería haber sido entrar inmediatamente en un estado de combate, sin embargo, la sensación de renuencia a abandonar este ambiente cálido y suave le hizo incapaz de producir inmediatamente una reacción. - ¿Te has despertado? Perséfone se acercó desde la esquina. Hoy se había puesto una camisa azul clara y unos vaqueros. En los pies llevaba un par de zapatillas coloridas ligeras. Llevaba el pelo gris recogido en una sencilla coleta, lo que le daba un aspecto muy puro y deportivo. Lo único que era igual que ayer eran las gafas de montura negra, así como el par de hermosos ojos capaces de una miríada de cambios instantáneos. La bolsa de lona apareció inmediatamente en la mente de Su, calculando automáticamente la cantidad de espacio que ocupaban la ropa y el calzado una vez doblados. Entonces no pudo evitar sentirse un poco incómodo en el instante en que se produjo este reflejo condicionado. Perséfone sonrió de pie. En sus manos había un plato de comida bien caliente, y una llave inglesa sobresalía de su bolsillo trasero. El lápiz negro le servía de horquilla. Los vaqueros podrían revelar mejor las finas líneas de sus largas piernas que la falda lápiz. Su sentía que la Perséfone de hoy era incluso un poco más íntima, y la tentación que se escondía tras su oculta apariencia exterior era aún mayor. Su levantó la manta y estaba a punto de levantarse cuando ella lo detuvo. - No te levantes. Entonces se sentó directamente a su lado. Sus manos acercaron el plato de comida, y entonces ella con entusiasmo le miró a los ojos y dijo. - ¡Desayuno! Lo que había en el plato era de hecho sólo la comida llena de nutrientes que la base producía, pero después de haber pasado por las manos de Perséfone, se volvió bastante fragante. Basado en la línea de pensamiento habitual de Su, después de someterse a una cocción adicional, la comida fabricada llena de nutrientes definitivamente sufrió alguna pérdida de calidad alimenticia, por lo que sentía que era bastante desperdiciada. Sin embargo, mientras miraba este plato de comida, comenzó a sentir que su razonamiento comenzaba a ser desafiado, sintiendo que esta podría no ser tan mala elección también. - ¿Y tú? Su calculó inmediatamente la cantidad de comida que había en el plato y se dio cuenta de que ésta debía ser aproximadamente la cantidad que sobraba en la base. Sin dudarlo Perséfone, sonrió y respondió. - Sólo encontré esto. Eres un hombre y necesitas luchar, así que deberías comer primero. Era una respuesta totalmente adecuada para el desierto. Sobreviviendo en el desierto, con comida y agua limitadas, el orden de distribución debería ser hombres adultos, niños, mujeres, y luego ancianos en último lugar. Su parecía haberse hecho una ilusión, como si ya se hubiera convertido en una mujer modelo del desierto que despachaba a un hombre a punto de salir de caza. Su raciocinio expulsó inmediatamente este tipo de razonamiento absurdo. Olvídate de todo lo demás, sólo por la facilidad con la que le quitó la pistola de las manos a Su, por cómo fue capaz de quitarle el arma y las balas, y por cómo incluso le puso una manta encima demostró lo poderosa que era esta misteriosa y hermosa mujer. Al menos, ninguno de los Jinetes de Dragón Negro que había conocido hasta entonces era comparable. Su cogió el cuchillo de mesa y partió la comida en dos partes. Dejó la mitad pequeña para él y la grande para Perséfone. - Esto es suficiente para mí. Frente a sus ojos brillantes, esto fue lo que dijo Su.

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