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viernes, 14 de junio de 2024

DD - Capítulo 322

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Capítulo 322
El Rey del Invierno (X)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
- Discúlpenme un momento. Me excusé de la Santa y me alejé. Podría haber sido un malentendido, pero me pareció que la joven noble de pelo plateado había girado su cuerpo hacia mí en el instante en que levanté el pie. Inmediatamente me di cuenta de que no era un malentendido después de dar el primer paso. La otra parte venía hacia aquí. Las miradas de la gente se centraron en nosotros. Normalmente, los pasos se vuelven más pesados cuando ocurre esto, pero extrañamente me sentí despreocupado. Era como un actor experto que salía al escenario con pasos precisos mientras percibía la mirada del público y me sumergía en mi papel. En ese momento, sentí que se me hinchaba el pecho con más seguridad que nunca. No exageraba. Mis pasos nunca habían tenido una dirección tan clara. Todos los pasos que das en un camino pueden parecer claros, pero en realidad son vagos y están llenos de nada más que un sentido caótico de la dirección; este tipo de ambigüedad no existía en mí en absoluto. Ahora bien, hagámonos una pregunta. ¿Qué otra dirección podría tomar ahora mismo que no fuera hacia ella? Era una sensación extraña. Siempre consideré que venir a este mundo era una maldición. Sin embargo, si me dijeran que fui arrojado a este mundo para dar todos y cada uno de mis pasos en este momento, entonces lo creería. Como cuando Alejandro Magno apuntó con su espada a las murallas de la India, como cuando Julio César apuntó al otro lado del río Rubicón, mis pies se dirigieron directamente hacia ella. Mis pasos eran inevitables. Me daba cuenta de que me arrastraba un cierto sentimiento de inevitabilidad. Ya no era un extranjero. Ella me estaba dando el derecho a ser un residente permanente en este mundo. Cuando vi sus ojos azules, me di cuenta de que ella también pensaba lo mismo. Nos pusimos uno frente al otro. Yo tenía la sonrisa más increíble que podría poner en mi cara en este momento. - Me llamo Dantalian. - Yo soy Elizabeth. No necesitábamos más presentaciones. Ya había un acuerdo implícito entre nosotros. Señor Demonio, Conde Palatino, Cónsul, el Último Imperial. Era un acuerdo mutuo que reconocía el hecho de que ninguno de estos títulos nos encajaba en este momento. Tú eres Elizabeth y yo soy Dantalian. Yo garantizo que tú eres Elizabeth y tú garantizas que yo soy Dantalian. Sin embargo, los dos éramos demasiado astutos para creernos nuestras garantías con una sola confirmación. Nos lanzamos preguntas como si ambos estuviéramos ciegos y tanteáramos cuidadosamente el rostro del otro. - Intercambiamos cartas hace un tiempo, pero no estoy segura de si mis sentimientos se habían transmitido correctamente o no. - No se puede obtener lo que no se desea. Cuanto más obtienes, menos deseas. Elizabeth sonreía. - Eso es muy probablemente lo que una mujer hermosa tiene en común con el mundo, Dantalian. - No se han dicho palabras más ciertas. Me reí. Como esperaba, Elizabeth había visto a través de la carta que había enviado con “el mundo” escrito en ella. Aunque le diera la vuelta al mundo, Elizabeth sería la única que habría entendido su significado. - A pesar de ello, tú y yo hemos pisado el mundo y estamos aquí. ‘Ahora era el turno de Elizabeth.’ - ¿Qué te hace seguir de pie en esta tierra? - Jaja. Era un poco gracioso. Cuando la santa Longwy pudo echar un ligero vistazo a mi verdadero rostro, preguntó: “¿No te molesta?”. Por otro lado, mira esto. Elizabeth me preguntó: “¿Qué te hace continuar con tu vida?”. Era una pregunta parecida, pero el matiz era totalmente distinto. - Me lo pregunto. No creo que éste sea un lugar apropiado para tener una conversación profunda. - Mmm. Elizabeth miró a su alrededor. La gente nos miraba y escuchaba nuestra conversación. Elizabeth y yo éramos famosos por tener una relación enfermiza desde el suceso de las Llanuras de Bruno. También tuvimos una feroz batalla diplomática hace unas semanas. Estábamos conversando a pesar de esta relación entre nosotros. Cualquiera querría escuchar a escondidas. - ¿Qué te parece? ¿Vamos a tomar el aire al jardín? Elizabeth asintió y nos dirigimos al jardín que se había construido fuera del salón de baile. La alta sociedad podría volverse ruidosa durante un rato. El jardín cercano al salón de baile se utiliza a menudo con fines vulgares. Por ejemplo, mantener relaciones sexuales con tu pareja. Por supuesto, no hay muchos amantes tan valientes y la mayoría se limitaría a compartir un ligero beso mientras pasean por el hermoso jardín. ¿Elizabeth y yo envueltos en un escándalo? Independientemente de cómo pudiera utilizar esto políticamente, encontré esta situación bastante divertida. ¿No éramos el dúo menos compatible del mundo entero? - Quiero escuchar tu respuesta ahora. - Muy bien. Me detuve y me gire hacia Elizabeth. Estaba lanzando a mi alrededor un hechizo antimagia preparado de antemano en mi collar. Ahora no había forma de que nadie pudiera escuchar a escondidas. - Por el bien de un mundo distinto, Elizabeth. - ¿Un mundo distinto? - Así es. No debo excusarme por el camino que he recorrido hasta ahora. Es lo menos que puedo hacer por las decenas de miles de vidas que han caído en todo el continente. - ¿Eres un espectro en busca de un lugar donde morir? Se lamentó Elizabeth. - No puedo pensar de esa manera. El hecho de que tú y yo somos asesinos es innegable. Sin embargo, ¿no es porque somos asesinos por lo que debemos realizar un ideal de valor equivalente al de las vidas que han caído en nuestras manos? Dejó escapar una pequeña risita. - Lo más probable es que nuestros puntos de partida sean diferentes. - ¿Nuestros puntos de partida? - Tú llevabas una causa clara a tus espaldas cuando mataste a tu hermano pequeño. “Por el bien de Habsburgo, por el bien de tu pueblo...”. Por lo tanto, tu causa tiene prioridad sobre el asesinato. Te vuelves más incapaz de abandonar tu causa a medida que continúas matando a tus enemigos. Eso haría que las vidas que has matado carecieran de sentido. Por lo tanto, no puedes abandonarla en absoluto... - ... - Pero no para mí. No hay claridad en absoluto. Simplemente he matado y vuelto a matar por mi vida y mi estabilidad. Declarar alguna causa sólo sería hipócrita. Por eso dije un mundo definido. Supongamos que una persona que cometió un asesinato deseara de repente la paz mundial y fuera realmente capaz de conseguirla. ¿Qué podrían hacer en ese momento los familiares y amigos de los fallecidos? Si el asesino resultara ser una buena persona, esta sería la historia que se establecería. Aunque se vengaran del asesino, no les dejaría un buen sabor de boca. Esto le da al asesino una excusa... - Mucha gente está siendo asesinada por otros. Puede que lleven espadas, pero sólo son para blandirlas. Deseo dar a esas espadas un claro sentido de la dirección. - ...Entonces nunca llegará el día en que dejes de hacer el mal. - Por supuesto. Es parecido a cómo tú eres incapaz de renunciar jamás a tu ideal, Elizabeth. No es una cuestión de voluntad. La cuestión son los papeles que se nos han asignado. No actúo porque sea capaz de hacerlo. Lo hago porque debo hacerlo. Elizabeth contempló el cielo nocturno. - La voluntad del destino. Lo que ocurre primero y lo que ocurre después. La única diferencia es el orden de las cosas, y sin embargo, todo lo decide el destino... Bajó la cabeza y me miró fijamente. - Ahora lo entiendo claramente. No hay lugar para el compromiso entre nosotros. - Así es. - Te quitaré la vida. Después de hacerlo, cargaré con las decenas de miles de vidas a tus espaldas junto con la tuya. No había ni una pizca de vacilación en los ojos azules de Elizabeth. Qué espléndida. Sus ojos eran sencillos y claros. Estaba seguro de que no me arrepentiría de nada si moría en sus manos. Levanté las comisuras de los labios y me regocijé en silencio. Ella levantó un dedo y me señaló el pecho. - En primer lugar, haré que esta reunión de representantes sea un éxito. Temes que el republicanismo se establezca indiscriminadamente entre humanos y demonios. Sin duda, los republicanos del Ejército de los Señores Demonio deben actuar por su cuenta. - Una deducción espléndida. Casi la aplaudo. - Si este bando se une, entonces el Ejército de los Señores Demonio se dividirá. Dantalian, para alguien como tú que se cree parte de los débiles, lo más probable es que una división sea el peor de los escenarios. - Una vez más, tienes razón. La palabra espléndido no es suficiente para expresar lo impresionante que eres. Esta vez sí que la aplaudí. - La Peste Negra puede haber sido una oportunidad de oro para ustedes, pero por el contrario se ha convertido en una oportunidad de oro para nosotros ahora que la plaga se ha asentado. El número de granjeros ha disminuido drásticamente, lo que ha resultado en la expansión de las tierras de cada granjero superviviente proporcional al número que ha disminuido. Efectivamente. Los campos que antes necesitaban 10 personas para ser cultivados ahora tenían que ser cultivados por 6 personas. - El valor de los agricultores ha superado cotas sin precedentes. El valor de los mercenarios y los ingenieros también ha ido aumentando gradualmente. Esto significa que los agricultores están empezando a alcanzar posiciones lo suficientemente altas como para amenazar a la clase dominante existente. ‘En otras palabras, ahora era la época perfecta para que floreciera el republicanismo.’ - Los imperios y reinos se pondrán mayoritariamente del lado de los nobles. Se producirá un enfrentamiento a gran escala. La formación de ciudades libres no es más que el preludio del enfrentamiento. Dantalian, el republicanismo es un flujo histórico. - Eso si el pueblo logra sublevarse. Retrasaré esa explosión el mayor tiempo posible. Veamos. Yo diría que hasta que usted ya no esté. Así que unos 50 años. - Haré que esa explosión ocurra en 2 años. 50 años o 2 años. Sólo podíamos reírnos de lo drásticamente diferentes que eran nuestros números. No era una risa agradable. Sólo había hostilidad sincera entre nosotros. - Pero, Elizabeth. Ya es demasiado tarde. - ¿...? Elizabeth frunció las cejas. Fue en ese momento. ¡Booooom! Se produjo una explosión en el salón de baile. La explosión fue tan intensa que hizo que todas las plantas del jardín se balancearan al mismo tiempo. Elizabeth se giró hacia el salón por reflejo antes de volver a mirarme. Tenía la cara desencajada. - ¡Dantalian! Me encogí de hombros ante su intimidante mirada mientras continuaba con calma. - Este asesinato fue llevado a cabo por los extremistas que creen que los humanos y los demonios no deben unirse. Lo más probable es que este acontecimiento no se recuerde ahora como una reunión de representantes republicanos. Quedará registrado en los libros de historia como una tragedia que se desencadenó debido a supremacistas raciales que deseaban destruir la paz. Como resultado, la gente reaccionará poniendo más énfasis en la paz entre humanos y demonios... - ¿No me invitaste a este jardín para tener una interacción sincera conmigo? ¡Estaba segura de haberte entendido por un momento...! Una sonrisa se abrió paso hasta mis labios. - Por supuesto, también he venido porque deseaba tener un intercambio sincero contigo. Pero, Elizabeth, ¿hay alguna regla que nos prohíba aprovecharnos de la sinceridad? Ya sea la mía o la tuya. - ¡...! La mirada de Elizabeth se hizo aún más fuerte. Por alguna razón, me sentí más complacido. - Antes me llamaste espectro que busca un lugar donde morir, ¿no es así? Eso es mitad falso y mitad cierto. No me parezco en nada a un espectro, Elizabeth. Ahora mismo, aquí en este momento, soy un único Señor Demonio de pie ante ti. Se oyeron gritos y llantos procedentes del salón de baile. Me pregunto cuántas personas murieron. Lo mejor sería que no muriera nadie, pero podría soportar al menos 6 muertes. ¿Debo confiar en la habilidad de Paimon...? - Por favor, ten esto en cuenta, no planeo particularmente dejarme matar por ti.

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