Capítulo 161
Debilidad (V)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
Su no le prestó atención y en su lugar sacó su tableta táctica, conectándose directamente a una línea preestablecida. Varios segundos después, apareció la imagen de Helen. Al igual que Perséfone, que siempre estaba luchando independientemente de cuándo cogiera el teléfono, Helen parecía estar siempre enterrada en el trabajo sin dar señales de descanso. Los ojos de Helen miraron a su alrededor, y después de ver a Li que estaba completamente desnuda y a Su medio desnudo, habló en un tono bastante indiferente.
- Parece que ahora no es el mejor momento para hablar. ¿O es tu intención mostrarme tu reacción fisiológica? Son buenas noticias, pero sólo cuando lo hagas delante de mí serán realmente buenas noticias.
- Aquí ha estallado una tormenta y hay 7 personas que se han empapado. Necesito que el hospital haga los preparativos. En cuanto deje de llover, los enviaré.
La pantalla mostró a Helen bajando de nuevo la cabeza para concentrarse de nuevo en su trabajo. Ni siquiera levantó la cabeza tras oír lo que dijo Su.
- Por favor, sea un poco más específico, teniente Su. No recuerdo que el número de personas de su ejército que pueden recibir tratamiento en mi hospital llegue a 7.
Su reprimió su ansiedad interior y ralentizó sus palabras. Primero explicó lo que acababa de ocurrir y luego dijo.
- Así es la situación. Li y 6 soldados necesitan tratamiento. La radiación de este aguacero era especialmente alta.
Helen levantó la cabeza y, tras echar una mirada a Su, volvió a ocuparse de su trabajo. Con voz poco entusiasta le respondió.
- Incluyéndote a ti, los que recibieron la lluvia deben llegar a 8.
- Estoy bien. No temo a la radiación.
Helen mostró un claro ceño fruncido. Dejó de hacer lo que estaba haciendo y, tras pensar un rato, habló.
- Realmente existe esa posibilidad. Además, deberías conocer tu cuerpo mejor que yo. Por supuesto, esta situación es sólo temporal. En cuanto a los que pueden recibir tratamiento, puedes traer a Li, pero a los demás no. Usted debe tener su médico de campo de batalla para tratarlos
- Entonces, ¿qué hacemos con esos soldados? No tengo un médico de campo de batalla, ¡ni tengo medicamentos! ¡Este nivel de radiación no les permitirá durar ni un solo día!
Li no dejaba de mirar a Helen en la pantalla, y de repente ella dijo.
- Yo no necesito tratamiento. Entonces puedes tratar a mis soldados, ¿no?
- ¡Cállate!
Su le gritó. Inesperadamente la hizo temblar antes de retroceder involuntariamente. Su miró a Helen, y con voz calmada, dijo.
- ¿No deberías explicarte un poco?
- ¿Esto también necesita una explicación? Teniente Su, ¿de verdad es tan ingenuo?
Su voz era extremadamente apagada, pero Su podía oír una tremenda burla en ella. En ese momento, Su se calmó y dijo.
- Realmente no lo entiendo.
Helen dejó las cosas en las que estaba trabajando. Cruzó los brazos y miró hacia la pantalla, y con la frialdad de una máquina, habló con una voz completamente monótona.
- Entonces bien, te daré una explicación. Desde un punto de vista sistemático, sólo los Jinetes o subordinados tienen las cualificaciones para recibir tratamiento en los hospitales de Ciudad Dragón. Por supuesto, podría hacerse una excepción con los hospitales privados, por ejemplo, la mujer de ese subordinado tuyo. Sin embargo, esto fue bajo la premisa de que Kane pagó lo suficiente. Ahora, hablemos de razones más prácticas. El tratamiento para este tipo de radiación aguda es mucho más difícil que el tratamiento de tejidos mutados, y el precio de una sola porción de medicina es de 250.000. Teniente Su, con su saldo actual y la situación de la misión, sólo estoy dispuesta a darle a Li el tratamiento por adelantado. Además, si ella está dispuesta a cumplir con mi investigación, incluso puedo reducir una parte del costo. En cuanto a los 6 soldados, Teniente Su, usted no tiene la capacidad de responder por ellos en absoluto.
- ¿Entonces debo verlos morir así como así?
- Así es. Las vidas de los que viven en el desierto no son valiosas. Creo que usted lo tiene aún más claro que yo, teniente Su.
Su tenía muy claras las leyes del desierto, y había visto innumerables muertes. Sin embargo, lo que no podía aceptar era que los Jinetes de Dragón Negro tuvieran claramente la capacidad, y sin embargo no estuvieran dispuestos a proporcionar tratamiento, aunque fuera para los soldados que habían librado sangrientas guerras con él.
- ¿No me digas que la vida de una persona puede tener un precio?
Su rio amargamente mientras se decía a sí mismo con impotencia. A lo cual Helen le respondió.
- Correcto. Cada persona tiene un valor determinado. Tú, yo, e incluso Perséfone, todos tenemos nuestro propio precio. Puedes optar por rechazar este punto, pero los demás tendrán su propia valoración de ti. Lo que la mayoría de la gente considere que es tu valor será entonces tu valor en realidad. Si no estás dispuesto a aceptarlo, entonces lo único que significa es que crees que el valor es demasiado bajo.
- Tal vez. La gente sigue teniendo dignidad. ¿La dignidad también tiene un precio?
- Por supuesto. Ya he dicho antes que los que no están dispuestos a vender su dignidad simplemente creen que su propio valor no es lo suficientemente alto. Además, en esta era, aquellos que son capaces de preservar su dignidad están muertos, o han alcanzado suficiente poder como para que nadie pueda desafiar su dignidad. Sin embargo, si alguien así existe, entonces eso significa que aparte de él, todos los demás vivirán completamente sin dignidad.
- ¿Pueden mis soldados ser tratados primero? Pensaré en una forma de pagar los honorarios más tarde.
Su no se sentía esperanzado con su propuesta. Helen inesperadamente se quedó en silencio un rato.
- Su, me has decepcionado mucho. Nunca pensé que me harías este tipo de propuesta. Tienes que recordar 3 cosas. La primera es que en este mundo hay una cosa que se llama interés. La cantidad que transferiste a la cuenta de Perséfone ni siquiera era suficiente para pagar los intereses. Puede que Perséfone no te lo mencionara, pero eso no significa que los prestamistas no le cobraran intereses. En segundo lugar, el tratamiento de Li ya está utilizando su crédito. Si estás dispuesto a admitir que estás dispuesto a cargar con la deuda de Perséfone, entonces, con tu situación actual, no podrías avalar nada con tu crédito actual. Por eso ya estás recibiendo un trato bastante especial. Lo tercero es que tal vez puedas proponer peticiones adicionales a Perséfone, pero no debe ser hacia mí. No existe ninguna relación especial entre usted y yo, y no tengo ningún motivo para hacer nada por tu bien. Teniente Su, te crees demasiado importante. El mundo no gira a su alrededor.
La cara de Su enrojeció inmediatamente. Cada palabra que Helen decía era como una aguja afilada que atravesaba sin piedad su autoestima. Incluso cuando se enfrentaba a enemigos poderosos, su corazón nunca había saltado tan locamente antes. Toda su sangre parecía escapar a su control mientras corría frenéticamente hacia su cerebro.
- Cierto, he recordado algo más. En la era antigua, hay otra frase que encaja con tu situación actual ahora mismo, y es “un hombre que depende de su mujer”. Cuando llegue el día en que no tengas que depender de Perséfone, satisfaré con sumo gusto tu petición. Sin embargo, ahora mismo, Teniente Su, usted no puede salvar a mucha gente, así que por favor no abuse de los recursos de Perséfone. Terminemos aquí. Trae a Li mañana.
Después de hablar, sin esperar a que Su respondiera, Helen cortó directamente las comunicaciones. La tienda permaneció en silencio durante un buen rato. Entonces, Li rompió el silencio.
- Parece que te he traído problemas otra vez.
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