Capítulo 395
Una Noche Lluviosa (IV)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
- Pasemos al siguiente punto del orden del día.
Continué impasible con el siguiente tema. Absolutamente no podía mostrar una mirada amarga o disgustada en esta situación. Tengo que superarlo rápidamente como si no fuera para tanto. Cuanto más nervioso parezca, más pensarán los Señores Demonio que el liderazgo de nuestro bando está dividido. Y ten esto en cuenta: no hay liderazgo que parezca más incompetente que un liderazgo que parezca dividido. Los líderes siempre deben llevar una máscara para que sus verdaderas intenciones sean inescrutables.
- ...
Desafortunadamente, parece que Paimon no recibió el memo. Sus ojos parecían escupir lava. Estaba mirando a Barbatos tan intensamente, que parecía que quería azotar a Barbatos hasta la muerte en ese mismo instante. Por otro lado, Barbatos sonreía a Paimon con una expresión que parecía preguntar “¿Qué? ¿Estás frustrada?”
- La Noche de Walpurgis de esta noche será clausurada aquí. Me gustaría dar las gracias a todos los que han participado hoy.
Al final, la atmósfera permaneció tensa hasta que la reunión concluyó. Los Señores Demonio empezaron a marcharse en grupos de 2 y 3. No podía oír exactamente lo que decían, pero era obvio lo que susurraban.
Hice un gesto a Vassago con la mirada antes de salir de la habitación. Mientras calmaba lentamente mi frustración en el pasillo, él no tardó en acercarse a mí. Ni siquiera me giré para mirarlo mientras murmuraba.
- ¿Cuál es tu verdadero motivo?
- Barbatos vino a verme anoche y me dijo que votara en contra.
Vassago se apoyó en la pared y sacó su pipa. Era un hombre que originalmente no fumaba, pero en algún momento había adquirido el hábito de fumar, como yo. exhaló una bocanada de humo.
- Creía que me estabas transmitiendo indirectamente tu mensaje a través de Barbatos, pero viendo cómo me has invitado aquí de esta manera, veo que lo ignorabas por completo. ¿Qué se siente, oh gran Dantalian? ¿Qué se siente al ser traicionado por un amante de confianza?
Vassago dejó escapar una risa burlona.
- ¿Por eso diste deliberadamente una opinión contraria al principio?
Al principio de la reunión, Vassago expresó una opinión contraria a la de Barbatos. Gracias a ello, consiguieron dar la impresión de no estar en el mismo bando. La razón por la que había votado en contra de la abolición era porque estaba en contra de la abolición “completa” de la esclavitud. En otras palabras, estaba en contra de la abolición de la esclavitud tanto para los demonios como para los humanos... Así es probablemente como la mayoría de la gente interpretará su decisión.
Vassago asintió.
- Barbatos me dio un guion y me dijo que expresara una opinión contraria al principio.
- ¿Para qué le des una oportunidad de sacar el tema de la esclavitud humana a continuación?
- Efectivamente.
Intercambiamos palabras en voz baja, de espaldas a la pared. En lugar de mirarnos el uno al otro, nuestras miradas estaban fijas en el espacio vacío que teníamos delante. Ambos sabíamos muy bien que no era necesario que nos esforzáramos en hacer gestos y miradas para intimidar a la otra parte.
- Vassago, has cometido un error.
- Teniendo en cuenta la situación, parece que sí.
- Siempre te he expresado directamente mis intenciones. Abiertamente. Cara a cara. Puede que Barbatos sea mi amante, pero no hay forma de que la “utilice” para transmitirte mensajes, ¿verdad? Barbatos no es mi mensajera, y tú no eres mi subordinado. ¿Me tomaste por alguien que transmitiría mensajes a través de su amante por pereza? ¿Creías que te respetaría tan poco?
Vassago bajó el tono al hablar. Había un ligero matiz de enfado en su voz.
- Admito mi error. Como sabes, eres un chico increíblemente arrogante y engreído. Una persona como tú haciendo que Barbatos actuara como tu mensajero no me pareció extraño en su momento.
- En ese caso, si me hubieras informado en cuanto notaste algo raro.
Me giré para ver a Vassago mirándome más serio que nunca.
- Pero tú también tienes la culpa, Dantalian. Sinceramente, nunca pensé que llegaría el día en que fueras incapaz de controlar a Barbatos. Has ido por ahí alardeando públicamente de tu relación con ella.
- ...
- Ni se te ocurra negarlo. Los 2 se pavonean como si el mundo entero fuera su salón. Hmph, por eso los tontos que se juegan la vida en cosas como el amor siempre acaban con la nariz rota tarde o temprano.
Me di la vuelta en silencio y miré al suelo. Estaba implícitamente de acuerdo en que tenía razón.
- Yo tampoco esperaba que pasara esto.
- ¿Qué es exactamente lo que no esperabas?
- Que Barbatos hiciera algo así sin decírmelo.
Saqué mi pipa del bolsillo. Una vez lo hice, Vassago chasqueó los dedos, haciendo que mi pipa se encendiera sola. No pronuncié palabra mientras me llevaba la pipa a la boca.
- Nunca llegará el día en que te consuele. Después de todo, eres un hijo de puta con el que me niego a relacionarme.
- Soy consciente.
- Sin embargo, será problemático para mí si te debilitas. Aposté toda mi vida política por ti, maldito bastardo. Incluso perdí 3 reyes espirituales durante nuestra subyugación de Agares. Reyes espirituales por los que trabajé miles de años. No te muestres débil ante mí, chico. Es tan repugnante que me dan ganas de vomitar. Aunque en el mundo se necesiten comodidades, tú nunca serás beneficiario de ellas. Qué sensación tan desagradable...
No había nada que pudiera decir. Vassago probablemente se enfadaría más si le pidiera disculpas aquí. El silencio era todo lo que podía ofrecer. Por lo tanto, decidí cambiar de tema.
- Pero es extraño. ¿Por qué Barbatos te arrastró a esto?
- ¿Hm?
- Debía saber que me daría cuenta de inmediato. Sin embargo, decidió involucrarte. Estoy seguro de que hay un motivo oculto detrás de esto. Si Barbatos se hubiera negado sola, habría parecido que sólo la Facción de las Llanuras se oponía. Pero si tu voto se mezcla también...
- Parecería que cada persona votó basándose en sus creencias personales. Ya veo. ¿Es eso lo que pretendía?
Vassago soltó un bufido. Me acaricié la barbilla.
- Sí. Barbatos quería lanzar un voto contrario contra mí, pero no quería que pareciera que se estaba enemistando conmigo. Lo más probable es que la razón por la que te involucró esté ahí.
- Parece que de repente me utilizaron en una disputa doméstica. Qué par de desgraciados.
Ahora sólo quedaba una pregunta. ¿Por qué Barbatos lanzó un voto contrario contra mí? Vassago ofreció su opinión al respecto.
- Tal vez esta fue su manera de ventilar sus quejas contigo. No me extrañaría que estuviera enfadada, ya que hasta ahora has utilizado el Imperio a tu antojo.
- Barbatos no es una niña. Es imposible que exprese sus quejas de esa manera. Podría haber expresado sus quejas directamente a mí.
- Hmph, es una niña. Ya sea su apariencia o su mente. Es alguien que abandonó su espada y se convirtió en nigromante para salvar a sus subordinados. ¿Qué otra cosa podría ser sino una niña? Sigue adelante y ten tu disputa doméstica entre un niño y una niña. Es tan infantil que no puedo seguirle la corriente.
Vassago entonces se marchó después de dejar esas palabras. Me quedé en el pasillo fumando mi pipa un rato antes de dirigirme a otro sitio. A la habitación de Barbatos.
* * *
No había ni un solo guardia en el pasillo donde se encontraba el dormitorio de Barbatos. Era porque esta zona estaba totalmente protegida por caballeros de la muerte transparentes. Cuando empecé a acercarme desde el otro lado del pasillo, los caballeros de la muerte me miraron fríamente. Su complejo de lolita es irreparable. No me importaba si los caballeros negros me miraban o no. Ni siquiera llamé a la puerta cuando abrí la de la habitación de Barbatos. Ninguno de los caballeros de la muerte pudo detenerme.
La habitación estaba oscura y no tenía ni un hilo de luz. A la sombra de esta oscuridad, Barbatos estaba sentada en el alféizar de la ventana mirando el cielo nocturno. Barbatos ni siquiera se giró para mirarme mientras musitaba.
- Llegas sorprendentemente tarde.
- El shock fue bastante inmenso. Necesitaba un poco de tiempo para recomponerme.
Me senté en una de las sillas de la sala.
- Barbatos. Me has traicionado.
- Lo sé.
- Traición. Esa es una palabra que nunca imaginé que se pronunciara entre nosotros 2. Nunca lo habría soñado. ¿Qué es lo que quieres decirme?
Barbatos habló con un tono de diversión.
- ¿Qué es lo que quiero decir? ¿De verdad no lo sabes, Dantalian? Siempre he sabido que eres un idiota, pero no sabía que tu cerebro fuera tan retrasado.
- Quiero oírlo directamente de ti.
Le respondí secamente. Hasta yo me daba cuenta de que mi tono desbordaba ira.
- No me explico cuándo empezamos a ocultarnos nuestros pensamientos. ¿No prometimos compartirlo todo? No seas cobarde, Barbatos. Si tienes algo que decir, ¡no te andes con rodeos y di tú misma lo que quieras decir! Asume tu responsabilidad.
- Aquí el cobarde eres tú.
Barbatos giró la cabeza hacia mí. Incluso en la oscuridad, los ojos dorados de Barbatos brillaban de rabia.
- Tú presentaste esta ley por esa zorra de Paimon, ¿verdad?
- ...
- ¿Creías que no lo sabría? ¿Que no me daría cuenta y lo dejaría pasar? ¿Pensabas que no me daría cuenta de que los archiduques son sólo una excusa y que todo esto es por esa zorra de Paimon? ¿De verdad creías que no me enteraría? Los Señores Demonio tienen que ser absolutos... A los archiduques hay que mostrarles el castigo... Todo eso son excusas. Si realmente creías que me dejaría engañar por estas mentiras y estaría de acuerdo con tu postura, Dantalian, entonces debes pensar que soy una tonta.
Hablé en un murmullo dolorido.
- Barbatos. Es cierto que los archiduques deben ser castigados. No estaba mintiendo.
- ¡Ja! Entonces, ¿por qué afirmaste que los humanos no pueden ser esclavos también? ¿Es también una medida absolutamente necesaria?
- ...
Barbatos se levantó del alféizar de la ventana. Se acercó a mí y me agarró por el cuello. Su expresión se contorsionó.
- Me di cuenta de la verdad en cuanto me enteré de esta agenda. El hecho de que actuabas por el bien de esa zorra de Paimon. Si me hubieras dicho la verdad desde el principio, entonces sí, podría haber hecho la vista gorda. En cambio, me ocultaste la verdad y trataste de ocultarla con tonterías... ¿Quién traicionó a quién primero? ¿Eh? ¿Quién ocultó primero sus pensamientos? ¡A pesar de que me dijiste docenas de veces que soy tu número uno y que nunca querrías a Paimon más que a mí!
Barbatos me escupió mientras acercaba su cara a la mía.
- Escúchame bien. No puedo seguir viendo cómo retozas con Paimon. En primer lugar, ¡tú tienes la culpa aquí por intentar retenerme a mí y a Paimon al mismo tiempo! Así que haz tu elección. ¿Voy a ser yo o esa perra de Paimon? ¡Dímelo ahora mismo...!
Las lágrimas brotaban de las comisuras de los ojos de Barbatos. Fui incapaz de abrir la boca durante un rato.
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