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martes, 25 de febrero de 2025

BC - Volumen 2 Capítulo 19

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Volumen 2 Capítulo 19
Un Jabalí
Traducción y corrección: Radak
Edición: Radak, Sho Hazama
Tigu no podía clasificar lo que estaba sintiendo en ese momento. No era la furia al rojo vivo, esa amiga tan familiar. No, era un pozo de agua sucia. Había algo de ira, pero estaba sumida en otras emociones: vergüenza, frustración, decepción. Ella caminó a través del bosque. Lejos de la estúpida rata y de la estúpida "dama". Ambas eran tan estúpidas. Ambas no habían entendido con qué estaba tratando de ayudarlas Tigu. El día había comenzado molesto. Era capaz de admitir… Su temeridad. Debería haber escuchado la conferencia de Ri Zu sobre las abejas. Había descubierto la mayor parte de lo que le dijeron a través de ensayo y error. Ese tiempo podría haberlo empleado en aprender una técnica para capturar al insecto. Había estado tan concentrada en la caza que se había olvidado de capturar algo. La sensación del Qi de Ri Zu deslizándose por su cuerpo, toques ligeros que reaccionaban con su Qi en el té. Qi que Tigu no había notado, sus pequeñas cantidades no se podían sentir. Los músculos de Tigu se tensaron. Tigu se estremeció. Era un truco astuto y deshonesto, pero había demostrado que había algún peligro en atacar a la rata. Tigu era fuerte. Era poderosa. Y unos cuantos sorbos de té la habían hecho caer al suelo, con el Qi de Ri Zu arrastrándose por todo el de ella con impunidad. Ella había tratado de interrumpirlo, pero Ri Zu había ignorado por completo los intentos, su Qi clavándose como las propias garras de Tigu para mantenerla firme. El control era perfecto. Ella lo había sentido con cuidado, manteniendo el paralizante concentrado en los músculos que usaba para moverse, guiando el veneno a través de su cuerpo e intensificándolo. Y cuando Ri Zu agitó su pata, la sensación desapareció por completo. Ella no sufrió ningún daño. Pero se había sentido indefensa. Indefensa ante algo mucho más débil que ella. Debería haber sido capaz de sacudirse esa sensación de encima al instante. Pero no pudo. Su orgullo ardía con ese pensamiento. La rata incluso le había dado la razón, en cierto modo. No podía entrar en combate directo. Tuvo que envenenar su bebida, un acto de cobardía. La rata había dado el primer golpe. Aunque a Tigu le preocupaba más el hecho de que la hubieran golpeado en lugar de como la habían golpeado, ahora que sabía qué buscar (el Qi de Ri Zu y el extraño símbolo que la rata tenía que hacer) estaba segura de que no tendría que temer comer comida en la casa. Aunque ella vigilaría a la rata, por si acaso. Lo que la rata había demostrado era que incluso una pequeña cantidad de veneno podía abatir a algo más fuerte que ella. Si hubiera asestado un solo golpe con su brillante aguja, ¿habría obtenido la victoria? El Qi y el cuerpo de Tigu eran más fuertes. Mucho más fuertes. Pero no tenía defensa contra el truco que Ri Zu le había preparado. Ri Zu había ganado esta ronda. Una derrota humillante, pero no una derrota completa. Tigu cortó una rama de un árbol y luego la tomó con la boca. Saltó por el tronco del árbol, hacia las ramas. Seleccionó una rama que le llamó la atención y sus garras comenzaron a tallarla en forma de rata. La pequeña Ri Zu, sus ojos estúpidos y sus chillidos molestos. Tigu puso el ídolo de madera entre sus dientes y lo aplastó. Cortó otra rama. ¿Quizás podría destripar esta? Decisiones, decisiones. El sonido de las pisadas rompió su concentración. Probablemente era Pi Pa, que venía a regañarla por no comportarse como una dama o algún otro dicho idiota. Tigu ya era la dama perfecta. Era increíblemente hermosa y sublimemente letal. Incluso La Hoja de Hierba, su… Par en combate, la había llamado atractiva. Ella miró hacia abajo desde su árbol, lista para atacar a la cerda con sus palabras. Pero los pasos eran demasiado pesados. En lugar de Pi Pa, apareció Chun Ke. Él miró hacia el árbol con ojos bondadosos, entrecerrando los ojos para poder verla. ‘¿Tigu'er está bien?’ Preguntó con su voz apagada y arrastrada. Sus palabras eran un poco arrastradas y su discurso era tan lento y entrecortado como siempre, pero puso el sufijo cariñoso al final de su nombre como lo hizo el Maestro. ‘Vete’ le ordenó, aunque sabía que era inútil. El jabalí era terco como una roca. ‘¿Tigu'er está bien?’ Preguntó de nuevo. ‘No’ dijo ella bruscamente, con la intención de ignorarlo. ‘Chun Ke te escuchará’ dijo. Su sinceridad era, como siempre, absoluta. No tenía ni una pizca de malicia en su cuerpo. Su sonrisa tonta extendía sus cicatrices por su rostro. De todos ellos, él era el menos ofensivo para ella en ese momento. Incluso si tenía tres colmenas a su nombre, nunca se había jactado. El Maestro y la Maestra se habían ido. También la Hoja de Hierba. El resto... Ni siquiera intentó comprender. Así que lo único que quedaba era hablar. Hablar, o intentar encontrar un nido de abejas. Ni siquiera quería mirar a una de las malditas criaturas. ‘Está bien’ dijo Tigu, ablandándose. No sabía cómo podría ayudar, pero lo consentiría. Al menos, él se tomaba en serio su entrenamiento, aunque no le gustara entrenar con ella. Y los demás siempre decían que era perspicaz, aunque ella apenas podía creerlo.
❄️❄️❄️
‘Y luego envenenó el té’, concluyó. Había bajado del árbol al comienzo de la historia ante la insistencia de él de que nadie los molestara y se sentó junto a su enorme cuerpo. El vapor salió de ambas fosas nasales de Chun Ke y frunció el ceño. ‘No es bueno’, resopló. ‘La comida envenenada no es buena’. Parecía enojado. Enojado en nombre de ella. ¿Cuándo alguien se había enfadado por ella? No es que lo necesitara, por supuesto. Podía cuidar de sí misma. Pero era… Agradable. Aunque él parecía más molesto que ella. Supuso que el veneno era un tema sobre el que él tenía opiniones firmes. ‘Es un acto de cobardía, pero el honor es dominio de los fuertes. Con el tiempo superaré esta limitación.' Chun Ke carcajeó ante su declaración. ‘Chun Ke lo cree’. Tigu se pavoneó ante esas palabras. ¿Por qué le había desagradado de nuevo? Era un poco lento, pero las palabras que decía eran buenas. ‘Rizzu no es una cobarde, sin embargo’ dijo Chun Ke, arrastrando las palabras para pronunciar el nombre de Ri Zu. ‘No sabe cómo luchar contra la fuerte Tigu'er. Engaña en lugar de someterse.’ Ah, sí, defendió a la Rata. ‘Al menos sus ojos pueden ver el Monte Tai. Pero no hizo nada para que esta Joven Dama se equivocara.’ Tigu suspiró. ‘Ella necesita saber cómo luchar, de lo contrario perecerá y nos traerá vergüenza a todos. Y el Maestro podría estar...’ molesto por su fallecimiento. ‘Tigu'er puede tener razón. Sería triste si Rizzu muriera. Pero aun así lo hizo de forma equivocada. Fue demasiado cruel con Rizzu’, dijo. ‘Al principio, Tigu no intentó ayudar. Solo le hizo daño. Cuando Tigu cambió y empezó a intentar ayudar, no lo dejó claro.’ Tigu quiso protestar... Pero hizo una mueca. Todos parecían sorprendidos de que Tigu hubiera intentado ayudar a La Rata. ¿Realmente había quedado tan mal? Desechó la idea y se burló. ‘Ah, y supongo que soy la única que se equivocó, ¿no?’ ‘Rizzu se equivoca. Tigu'er se equivoca. La esposa también se equivoca’ dijo sencilla e inmediatamente. Los ojos de Tigu se abrieron de par en par. ¿Incluso reprendiendo a Pi Pa? ‘Todos cometen errores. Todos hacen daño a los demás. Tigu'er intenta forzar el entrenamiento. Su esposa intenta forzar la amistad. Rizzu intenta forzar el respeto. Ninguna funcionó’ dijo simplemente, volviendo los ojos hacia ella. No estaban tan apagados en ese momento, brillando con algo en sus profundidades. ‘No se pueden forzar estas cosas. La fuerza solo se convierte en resentimiento.’ Suspiró y luego se quedó en silencio, obviamente considerando sus siguientes palabras. Su mente era lenta en el mejor de los casos, por lo que Tigu le dio tiempo para pensar. Fue muy, muy extraño oírle hablar tanto, y era obvio que se estaba esforzando. ‘Peleamos. Nos hacemos daño. Así es la vida. Tigu'er ha sido muy mala con Rizzu. Trató de lastimar, le faltó el respeto y la presionó hasta que finalmente Rizzu le devolvió el daño. De aquí vienen dos caminos. Tal vez el dolor sea demasiado. Tal vez Rizzu y Tigu'er se odien para siempre. Tal vez la Farm tenga una mancha negra para siempre. El otro camino...' Se quedó en silencio, como si nada, y Tigu se dio cuenta de lo que estaba insinuando. Le dolió, haciendo que lo que quedaba de su orgullo ardiera. ‘Tigu da el primer paso. Tigu demuestra que es fuerte y sabia al intentar curar heridas. Rizzu puede decir que no, y esa es su decisión. Pero el Gran Hermano siempre dice que uno debe al menos intentar hablar. Es mejor intentarlo. Que Tigu'er y Ri Zu se ayuden mutuamente es mejor que hacerse daño mutuamente.' Con eso, sus ojos brillantes se apagaron y dejó escapar un gruñido. Una guerra de veneno y espada se desarrollaba en su mente. O algo silencioso y purulento. Miradas furiosas y palabras cortantes. El Maestro decepcionado con ella. Una parte de ella le exigía que mantuviera su rumbo, que dominara todo lo que se le presentara. Que las palabras de Chun Ke eran los pensamientos de un cobarde y un debilucho. Pero él no era ninguna de esas cosas. Casi había muerto en defensa de la Fa Ram. Había resistido a Chow Ji, y si la rata realmente había sido superior a Ri Zu... No era débil en absoluto. Tigu suspiró y lamió la nariz de Chun Ke. Él resopló, complacido de que ella lo honrara.
❄️❄️❄️
Ri Zu pasó por el curso. Fue doloroso y agotador, pero se mantuvo firme, incluso cuando Bi De tuvo que regresar y cumplir con sus deberes. El Maestro siempre decía que uno debería dedicar tiempo a estudiar solo. Su forma con la aguja había sido ridícula. Se dio cuenta de que Bi De no quería insultarla, pero declaró que tenían que comenzar de nuevo. Ella lo hizo como él le había enseñado. Su aguja destelló, pero aún no se sentía del todo bien. ‘Tu pie está fuera de lugar. Corrige hacia atrás y hacia la derecha’, dijo Tigu sin inflexiones. Ri Zu casi se sobresaltó ante la interrupción. Se quedó congelada, mirando con el rabillo del ojo a la gata que esperaba. Estaba sola con Tigu. Quería salir corriendo, correr hacia otro discípulo, huir, pero mantuvo su cuerpo en el lugar. La gata no dijo nada más, se limitó a observar. Durante varios minutos se quedaron mirándose la una a la otra. Tigu, por una vez en su vida… No parecía enojada. Estaba mirándola con una expresión neutral en su rostro. Ri Zu respiró profundamente y luego movió el pie como le había recomendado Tigu. Se sintió un poco mejor. El patrón continuó, Tigu observaba a Ri Zu con ojo clínico mientras ella repasaba el patrón. No hubo comentarios sarcásticos. Ni insultos. Solo instrucciones simples y directas.
❄️❄️❄️
Esa noche, todos se sentaron juntos a la mesa. El ambiente estaba tenso mientras Ri Zu cocinaba para todos ellos, incluso para la gata. Ri Zu colocó una taza de té frente a Tigu. La gata la miró… Y, mirándola directamente a los ojos, comenzó a beber. No fue un verdadero perdón, no fue una reconciliación, pero el ambiente en la mesa era un poco más relajado. Wa Shi, que había estado descansando en el río antes y claramente no tenía idea de lo que estaba pasando, las miró fijamente y luego se encogió de hombros. Sacó una baya fresca del fondo de su jarrón y se la entregó a Chun Ke.

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