Capítulo 51
Aventureros de Rango E (V)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Zura ja nai, Lord
Corrección: Zura ja nai, Lord
- ¡Goblins, los goblins están invadiendo!
- ¡Péguense a las vallas! ¡Joder, no huyas! ¡Pégate a las valla!
- ¡Sefar, hijo de puta! ¡Sólo piensa en huir y me aseguraré de que tu familia también muera!
El pueblo ya estaba en completo caos. Los aldeanos se reunían detrás de las vallas de madera, pero como había gente gritando a los otros aldeanos que se pegaran a las vallas, gente intentando alejarse lo más posible de las vallas, gente gritando impotente y gente recogiendo lo que podían para prepararse para la batalla, estas diversas acciones que la gente tomó se mezclaron y crearon la situación caótica que se desarrolla. Observamos el pueblo desde la distancia. Los campos escalonados alrededor de la aldea no hacían que el paisaje fuera precisamente romántico, pero seguía siendo una vista bastante pastoral. Si no hubiera gente corriendo desesperada por los campos y hacia el pueblo, claro.
Hablé pausadamente.
- Es sorprendente ver que nadie intente huir.
- Cuando se trata de implacabilidad, ningún grupo es tan implacable como los humanos que viven en las montañas. Son mundos aparte de los cobardes que viven en las llanuras.
Parsi actuó engreído. Me pregunto si hay mala sangre entre los montañeses y los llaneros. Sonreí con amargura. Si hay diferencias externas, los humanos son de los que meten cualquier razón para que se distingan sus diferencias.
- Esa gente son vagabundos de clase baja.
Laura me informó desde mi lado. Se apartó el pelo rubio que ondeaba al viento, pero la forma en que lo hizo era tan genial que casi hace que me olvidé de que iba montada en un burro. En otras palabras, parecía divertirse.
‘Definitivamente voy a regalarle un excelente corcel más adelante.’
- Fueron conducidos hasta esta cordillera plagada de monstruos para evitar a los recaudadores de impuestos y a los señores regionales. Están decididos a proteger lo que es suyo. El mundo ha hecho que no puedan sobrevivir si no se resuelven.
- ¿Se sienten culpables por atacar a gente inocente?
- Ellos son los que se atrevieron a apuntar con sus espadas a Su Alteza primero. A esta jovencita nunca le enseñaron a sentir simpatía por los enemigos de Su Alteza.
Ella dio una respuesta fiable. Fue entonces cuando los goblins empezaron a gritar, aunque yo no se lo había ordenado. Parecía una turba de monigotes con voces ligeramente roncas cantando al unísono mientras ignoraban por completo toda entonación y ritmo. Los goblins daban saltitos al azar, cantaban en un idioma que no entendía. Sonaba más o menos como sonidos de alguien haciendo gárgaras, algo como “Kuruguruguruguru” y bailaban como si agitaran las extremidades. Uno de ellos golpeó un tambor de cuero verde y consiguió que los demás siguieran un ritmo. Este era el himno de los goblins.
- Una batalla de espíritu.
- Qué interesante. De toda la música que he escuchado antes, ésta es la que más me gusta.
- Mis disculpas, Su Señoría, pero ¿hay algún género musical que le guste particularmente más?
- No me gusta la música.
Laura rio entre dientes.
Los aldeanos del otro lado de las vallas alzaron la voz en represalia. Su canción trataba sobre la protección de la abundante cantidad de maíz que se cosecha en una montaña. Utilizaron todo tipo de instrumentos, similares a los de una orquesta. Su talento musical era claramente superior al de los goblins. Cada vez que el cantante principal empezaba una línea, la mayoría de los aldeanos la seguían. Incluso había un par de personas que cogían un instrumento y seguían el ritmo.
Me di cuenta de algo sorprendente. Había un gong entre los instrumentos que usaban los aldeanos y, si he de ser sincero, ese es el instrumento que más odio. Siempre me he preguntado para qué tipo de música se inventaron los gongs. Sin embargo, el misterio que no pude resolver en mi mundo original se resolvió aquí. Ahora estoy seguro de que los gongs son instrumentos que se usan profesionalmente en la guerra. A pesar de los fuertes gritos de los goblins y los humanos, el gong logró sonar y penetrar a través de todo ese ruido.
- ¡Maten a esos malditos bastardos, mátenlos!
- ¡Escuchen, escuchen!
- ¡Maten a esos malditos bastardos, mátenlosss!
Las colinas cercanas a la aldea pronto se llenaron de cánticos y del sonido de instrumentos. Honestamente, podría ser una exageración referirse a esto como música. No, esto era sólo ruidos fuertes. Grité. Mi voz estaba casi enterrada bajo el ruido.
- ¿Cuánto tiempo tenemos que esperar?
- ¡Mis disculpas, Señoría! Normalmente, ¡hay una norma sobre los himnos cuando se enfrentan ejércitos humanos! ¡Hay un acuerdo implícito sobre lo que se debe hacer para ganar o perder! Sin embargo, es la primera vez que este humilde ve a monstruos y humanos enfrentarse con sus himnos, ¡así que no estoy seguro!
- ¡Parsi!
- ¡Es simple! ¡Sólo tenemos que esperar hasta que uno de los bandos deje de morir de cansancio!
Qué norma tan sencilla. Si no fuera porque he tenido que escuchar este maldito jaleo, habría alabado a la persona que creó esta regla.
- ¿Y si esto se alarga en exceso?
- ¡Si se alarga, pues se alarga! Si se aburre, señoría, ¿qué tal si bailamos? Los goblins ya se están volviendo locos.
Efectivamente, los goblins estaban bailando en grupo. Por más que los miraba, me parecía estar viendo a un grupo de brujos celebrando una ceremonia para invocar a un demonio mayor.
‘¿Me estás diciendo que salte al centro de eso y empiece a menear las caderas? Preferiría morir.’
Afortunadamente, al contrario de lo que me preocupaba, la lucha de espíritus llegó rápidamente a su fin. No había más de unos 50 aldeanos. Eso era demasiado poco para enfrentarse a casi un centenar de goblins. A medida que pasaba el tiempo, las voces humanas quedaban sepultadas bajo el himno de los goblins antes de que, finalmente, sólo se oyera de su lado el sonido de un gong. Estaban exhaustos.
- ¡Kerururururu!
- ¡Kiruruk! ¡Keru, kirururuk!
Los goblins celebraron su victoria. Estos también llevaban un buen rato gritando, pero no parecían cansados en absoluto. Extrañamente, en la guerra, la gente tiende a olvidarse por completo de su agotamiento cuando está rebosante de motivación. Por otro lado, si tu espíritu es derrotado, entonces tu fuerza disminuye drásticamente a medida que el estrés, el agotamiento y la sensación de opresión te invaden. Esto era lo que les estaba ocurriendo a los aldeanos ahora mismo.
Su milicia civil había sido transferida temporalmente al grupo de aventureros. Su mano de obra era escasa en comparación con los monstruos. Incluso su moral bajó.
Victoria tras victoria. Los ejércitos que ganan van a la guerra tras haber establecido de antemano su victoria. Aunque aún no se había derramado una sola gota de sangre, los vencedores ya estaban claramente decididos.
- Su Señoría, ya es hora.
- Así es.
- ¿Le gustaría decir algo antes de la batalla?
Me di la vuelta. El enorme ejército de goblins logró entrar en mi campo de visión. Pude verlos a todos de un solo vistazo porque los goblins eran pequeños. Los goblins verdes llenaban las colinas siempre verdes. Casi parecían un montón de orugas retorciéndose.
Rompí un pergamino que tenía un hechizo de amplificación. Una película transparente apareció delante de mi cara. Activé mi habilidad “Actuación” antes de gritar y que 100 goblins voltearan a mirarme.
- ¡Guerreros! ¡Les pido a todos que miren esas vallas!
Extendí la mano hacia la aldea. Los aldeanos también me escuchaban en silencio.
- Esos montañeses han construido arrogantemente esas vallas pensando que esta tierra es suya. Después de crear su aldea y amontonar algo de madera, han empezado a actuar como los dueños de esta cordillera... ¿Eran los humanos los dueños de esta cordillera?
- ¡Kerururuk!
- ¡Kiiruk! ¡Kiiruruk!
Los goblins empezaron a dar saltitos como monos agraviados en cuanto les hice esa pregunta. La rabia de las bestias se extendió por toda la zona. Podía entender claramente sus palabras ya que yo era un Señor Demonio.
- Los goblins han vivido aquí antes de que esos humanos construyeran sus vallas. Los goblins vivían aquí antes de que los humanos empezaran a cultivar. Antes de que esos humanos se atrevieran a pisar esta montaña sagrada, ¡los goblins ya llevaban aquí miles de años!
- ¡Kirururururu!
- Muy bien. Permítanme que les pregunte esto, orgullosa especie de la montaña. ¿Aman a esta cordillera sagrada?
- ¡Keruruk! ¡Keruk! ¡Keruruk!
- ¿Son ustedes los guerreros que gobiernan estas montañas?
- ¡Keruk! ¡Keruk! ¡Keruruk!
- ¿Castigarán a esos cerdos arrogantes que han invadido nuestra gran tierra?
- ¡Keruruk! ¡Keruk! ¡Keruruk!
- ¡Así es! ¡Mátenlos! ¡No perdonen a esos cerdos bastardos que han enturbiado nuestra comida! ¡Destruyan su carne! ¡Desgarren sus músculos! ¡Córtenles los intestinos y sus cabezas! ¡Demuéstrenles quiénes son los verdaderos dueños de estas montañas! ¡Que se den cuenta de que no son más que cerdos groseros! ¡Muéstrenles quiénes son los cazadores y quiénes las presas!
Me volví de espaldas hacia el enorme grupo de goblins mientras hablaba. En ese momento, Laura rasgó un pergamino mágico. Lo habíamos acordado de antemano. El pergamino que rasgó contenía un hechizo de teletransporte de escala media. Mis gólems aparecieron junto con un brillante destello de luz blanca. Un pequeño terremoto sacudió la tierra cuando aterrizaron. Los goblins celebraron su aparición, mientras los humanos gritaban aterrorizados. Entonces di mi última orden.
- ¡Todos los soldados! ¡Avancen!
- ¡Khrwuaaaah!
Un rugido muy superior a todos los cánticos anteriores resonó por toda la zona. Los gólems tomaron la delantera. Las vallas de madera se rompieron como cerillas una vez que los gólems blandieron sus voluminosos puños.
- ¡C-Corran!
- ¡Moriremos si nuestra primera línea es empujada hacia atrás! ¡Moriremos si nuestra primera línea es empujada hacia atrás!
- ¡Maldición! ¡No hay forma de que podamos bloquearlos!
- ¡No! ¡Pégate a las vallas! ¡No importa si viven o mueren mientras se peguen a las vallas, malditos idiotas!
Ese movimiento destruyó completamente la formación de los aldeanos. Mis gólems, que tenían un nivel promedio de 7, no eran enemigos que los aldeanos de las montañas, algo robustos, pudieran manejar con facilidad. Si sólo hubieran sido los goblins, podrían haberse defendido durante un rato metiendo sus lanzas entre los huecos de las vallas. Sin embargo, nunca habían considerado la posibilidad de defenderse de los gólems. Una vez que los gólems destruyeron las vallas como arietes, los goblins se precipitaron como agua por las aberturas recién formadas.
Así se acabó todo. Una parte de los aldeanos huyeron sin mirar atrás. Los que se habían quedado a luchar hasta el final perdieron las ganas de combatir en cuanto vieron huir a los demás. Más bien, los corredores y los arqueros chocaron entre sí, causando aún más estragos. Goblins y gólems se abalanzaron también, lo que añadió sal a sus heridas.
- ¡No kiguah!
- ¡Uaah, uaaaah!
No tenía piedad en mis manos. Les di permiso a los goblins para saquear. Para los goblins, saquear significaba arrancar la carne de los humanos. Se llevó a cabo una matanza que no discriminaba entre hombres jóvenes, mujeres, ancianos y niños. Caminé lentamente a través de la masacre. Laura y Parsi me acompañaban como guardaespaldas. Parsi de vez en cuando parecía aterrorizado y horrorizado, pero parece que tenía algo de valor ya que consiguió no quedarse atrás. Todavía no podía creerlo por su aspecto exterior, pero Parsi tiene 16 años.
- Aseguren su granero. Grupo 1, por ahí, y grupo 4, por aquí.
Laura daba órdenes a los gólems mientras caminaba. Como yo había reconocido su autoridad operativa, los gólems la obedecieron sin dudar. Además, la expresión de Laura no había cambiado desde el comienzo de la batalla. Increíblemente, tiene 16 años.
‘Como pensaba, ¿era madura la gente incluso cuando era joven durante la Edad Media?’
Estaba mentalmente conmovido por la gente de esta época. Sinceramente, el mero hecho de que los aldeanos se defendieran de los monstruos que tenían una ventaja abrumadora en cuanto a número era sorprendente. Había retrasado la aparición de mis gólems porque me preocupaba que se iniciara una preocupante batalla en la que los aldeanos intentaran huir en cuanto los vieran. Los humanos son más tenaces de lo que esperaba. Por supuesto, había gente que abandonaba a su familia, a sus camaradas, a todo el mundo para salvar su propio cuello, pero eran una minoría extremadamente pequeña.
- ¡Oh Gran Señor! Te lo ruego, ¡por favor, perdona al menos a este niño!
Una mujer atravesó el muro de goblins y se arrastró ante mí. Se había dejado el brazo derecho en alguna parte, mientras que el izquierdo sostenía a un bebé. Dejé de caminar.
- ¡Este niño... este niño no ha hecho nada malo! ¡Por favor...!
- Laura.
No había necesidad de que le diera una explicación. Laura sacó su larga espada que llevaba en la cintura y atravesó a la mujer por el pecho en un instante. La espada penetró a través del suave pecho de la mujer y salió por su espalda. Laura sacó su espada con un movimiento suave. La sangre salpicó el suelo. Se desplomó en el suelo y siguió suplicando clemencia hasta su último aliento.
Hice caso omiso del cadáver de la mujer y del bebé que llevaba en brazos mientras seguía avanzando. Parsi se acercó a mí.
- Uhm, ¿tenías que desviarte de tu camino para matarla?
- No, no tenia que hacerlo.
Ver a montones de humanos ser masacrados era definitivamente un espectáculo triste. Estaría bien incluso llamarlo tragedia. Los instintos maternales de una mujer que se abría paso desesperadamente entre los goblins a pesar de haber perdido un brazo me dolían especialmente en el corazón. Sin embargo, dejando a un lado mis sentimientos personales, esta es una batalla entre monstruos y humanos. Como soy el líder de estos monstruos, no puedo permitir que los demás me vean simpatizar con los humanos. Hablé con una intención puramente política.
- No obstante, no había razón para perdonarla.