Capítulo 41
La Noche de Walpurgis (VI)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Zura ja nai, Lord
Corrección: Zura ja nai, Lord
- Parece que debería estar bien terminar la audiencia aquí.
Marbas habló.
- Según nuestras tradiciones, determinaremos el resultado de la audiencia mediante una votación. Incluyéndome a mí, el moderador, Paimon y Dantalian no podrán votar. Todos los presentes...
Paimon gritó con urgencia. Marbas levantó una ceja.
- ¡Espera un momento!
- Hm, ¿tienes algo más que decir?
- ¡Hay otra cosa sobre la que esta dama desea interrogar a Dantalian!
Marbas se quitó el monóculo y limpió la lente con un paño de seda.
- Paimon, puede que no seamos amigos, pero llevamos juntos cientos de años. Igual que tú me conoces a mí, yo también te conozco a ti. No debería decir esto como moderador, pero si tuviera que expresar mi opinión ahora mismo...
Marbas volvió a colocarse lentamente el monóculo. Entrecerró ligeramente los ojos hacia Paimon. Eran los ojos de alguien a quien la situación le resultaba muy fastidiosa.
- No creo que hayas revelado honestamente tus motivos.
- Esta dama...
- Esta es la Noche de Walpurgis. Paimon, es la Noche de Walpurgis. Esta reunión que solía ser obligatoria para todos los Señores Demonio ha perdido su gloria, ya que apenas logramos satisfacer con la asistencia de la mayoría de los Señores Demonio. ¿Quién soy yo? Soy el Señor Demonio de Rango 5. Baal, Agares, Vassago, Gamigin. ¿Qué hacen ahora los Señores Demonio de rango superior al mío?
Paimon bajó la cabeza.
- Sé muy bien... que eres el más devoto a nosotros.
- No deseo que los Señores Demonio que no están presentes hoy se rían de nosotros. Si la pregunta qué queréis hacer a Dantalian es trivial u obscena, entonces pienso terminar directamente la audiencia aquí.
- Por favor, denle a esta dama una última oportunidad. Admito que no manejé el caso de Andromalius de forma adecuada. Deseo disculparme con usted, con Dantalian y con todos los presentes en ese sentido.
Paimon sujetó los costados de su vestido e hizo una reverencia en las cuatro direcciones. Debe haber sido una sorpresa ver a un Señor Demonio de alto rango disculparse sinceramente, ya que varios de los Señores Demonio parecían sorprendidos.
- Hm.
Marbas asintió. Le estaba diciendo que procediera. Paimon respiró hondo. Ya no intentaba sonreír. Ahora me miraba seriamente, era más aterrador que cuando fingía estar relajada.
- Ahora por fin llegamos al tema principal.
Gané el primer partido. Mientras no seas un idiota, era imposible haber perdido eso. El mero hecho de que ella estaba tratando de abogar por Andromalius la estaba presionando. Este próximo segundo encuentro es el realmente importante.
- Creo que muchos de ustedes saben que esta señora tiene un asesor en la Compañía Keuncuska. Como la posición de esta dama lo ordena, la Compañía Keuncuska asignó a un ejecutivo de alto rango para ser el consultor de esta dama. Hace poco, ese ejecutivo me ha dado una noticia sorprendente.
Tenía mis sospechas, pero parece que estaba en lo cierto. Paimon sacó el tema que yo esperaba. Miró a cada uno de los Señores Demonio mientras continuaba.
- Estoy seguro de que todos son conscientes de la calamidad que ha empezado a asolar el continente hace poco tiempo. Me refiero naturalmente a la Peste Negra. Esa temible maldición se ha cobrado indiscriminadamente las vidas de humanos, hombres bestia y demonios. Los leales subordinados de esta señora también se han visto muy afectados.
Los otros Señores Demonio asintieron, reconociendo el hecho de que conocían la enfermedad. El Reino de Cerdeña fue la única región menos afectada. Los conocimientos médicos transmitidos permitieron al Reino de Cerdeña actuar con rapidez y poner en cuarentena los primeros lugares infectados e incendiarlos para evitar que la enfermedad siguiera propagándose.
Por otro lado, al igual que ocurrió en la época medieval en mi mundo, la enfermedad se extendió por el resto de naciones porque tenían una comprensión distorsionada de la ciencia médica. Se estaba llevando a cabo una matanza de gatos porque la gente pensaba que los gatos eran la fuente de la enfermedad, pero en realidad eran las ratas. Por lo tanto, como los humanos sacrificaban a los gatos que eran los principales depredadores de esas ratas, indirectamente ayudaban a que la enfermedad se propagara. Aunque se sabía que las Hierbas Negras podían curar la enfermedad, la mayoría de la gente no podía permitirse comprarlas, ya que una sola raíz costaba varias monedas de Oro. Los plebeyos tenían que pedir dinero prestado a sus señores locales tras prometerles la cosecha del año siguiente. La gente que ni siquiera poseía tierras de labranza no tenía forma de ganar dinero. Incluso durante la calamidad de la historia de nuestro mundo, los señores y los farmacéuticos fueron las únicas personas que hicieron fortuna durante ella.
Los demonios tienen un sistema inmunológico más fuerte por naturaleza, así que tuvieron menos bajas que los humanos, pero aun así las tuvieron. Para los Señores Demonio que residen en el mundo humano, naturalmente tomaron este asunto en serio ya que esta plaga afectó a sus fuerzas también.
- La buena noticia es que existe una cura para esta gran enfermedad. ¿Pero saben quién descubrió que las hierbas negras pueden curar la Peste Negra? Fue Dantalian. Esto es lo que me dijo un ejecutivo de la Compañía Keuncuska.
Los Señores Demonio empezaron a agitarse. Hice todo lo posible para mantenerme calmado.
- ¿Cómo es posible que Dantalian haya descubierto la cura para una enfermedad sin precedentes y además tan rápidamente? A esta dama le cuesta comprenderlo.
- Fue por pura casualidad.
- No sé por qué hablas de esto durante una audiencia. A mí personalmente me interesa la herboristería. Cuando estalló la enfermedad, recogí todo tipo de hierbas y las probé. Las Hierbas Negras eran una de ellas.
Paimon me miró directamente.
- ¿Es así? Eso es muy diferente de lo que le dijeron a esta dama. Por lo que me contaron, te aprovisionaste de Hierbas Negras desde antes de que estallara la Peste Negra. También predijiste con exactitud que se produciría esta enfermedad.
Los Señores Demonio se agitaron con más fuerza. Paimon me señaló con el extremo de su abanico.
- Por lo tanto, Dantalian, no sólo sabías cuándo se produciría la Peste Negra, sino que casualmente también sabías cuál sería la cura. ¿Cómo puedes explicar esto? Dantalian, ¡todo esto es imposible a menos que seas el culpable detrás de la misma Peste Negra!
- ...
‘Qué gracioso.’
Lancé una mirada a un punto un poco a la izquierda del centro del salón de baile. El más alto ejecutivo de Keuncuska, Ivar, estaba allí de pie. Su expresión se volvió increíblemente sombría. Era natural, proteger la intimidad de sus clientes era una de las reglas más fundamentales de los comerciantes.
Paimon declaró que había recibido información de un ejecutivo de la compañía Keuncuska. En otras palabras, lo que acababa de decir era lo mismo que decir que tenía libre acceso a la información de los clientes de la compañía Keuncuska. No había nada más vergonzoso que eso. Sin embargo, tenía mis dudas sobre Ivar.
‘Si esa mirada es un acto o no...’
Esto es lo que creo que pasó, la Compañía Keuncuska y yo hemos estado llevando a cabo una extraña guerra psicológica el uno contra el otro debido al incidente con Andromalius. Yo fui el que dio el primer golpe. Les amenacé diciéndoles que podría contar a la gente cómo la empresa permaneció como espectadora mientras moría un Señor Demonio.
Una vez que lo hice, la empresa trató de convertir a la hija de un influyente aliado suyo en mi amante. Intentaban que me uniera a su bando para librarse por completo de mi amenaza. Pero rechacé esta oferta. Sin embargo, al hacer que su empleada, Lapis, me acompañara a este baile, les decía que no tenía la intención de ser hostil contra ellos.
A pesar de ello, la compañía Keuncuska no se sintió aliviada. Después de todo, mi amenaza seguía viva. Así, se acercaron al Señor Demonio Paimon, que era pro-humano entre los Señores Demonio. Le dijeron que yo, Dantalian, era el culpable de la Peste Negra.
El personal que pusieron a cargo de Paimon fue Torukel. Ese viejo goblin y yo no tenemos una relación amistosa. Probablemente me puso en esta angustiosa situación de buena gana. Como la Peste Negra era una situación grave para la pro-humano Paimon, ya que esta plaga podía llevar potencialmente a la humanidad a la extinción, naturalmente albergaba hostilidad hacia mí, ya que creía que yo era el culpable del brote.
La compañía Keuncuska incitó a Paimon a través de Torukel. Coincidentemente, el asunto con Andromalius existía, así que lo más probable es que tuvieran la intención de hacerme probar una amarga experiencia.
‘Me enfadé en silencio.’
¿Qué tan idiota creen que soy para hacer algo así? Incluso si Ivar no fue el que vendió la información, sigue siendo tan claro como el día que la compañía Keuncuska tiene que asumir la responsabilidad de esto.
‘Seas el culpable o no, Ivar definitivamente te haré pagar el precio por esto.’
Por supuesto, yo no tenía el poder para hacerlo en este momento. Incluso si salía victorioso de esta audiencia, sólo recibiría una pequeña compensación a cambio. En cualquier caso, nunca olvidaré lo que ha ocurrido hoy aquí.
El clamor llenó el salón de baile. Los Señores Demonio empezaron a alborotarse por la revelación de Paimon. Algunos de ellos incluso me gritaron para que confirmara si lo que Paimon había dicho era cierto o no. Marbas mantuvo una postura apática todo el tiempo.
- Paimon. Eres consciente de que los rumores infundados no tienen cabida aquí, ¿verdad?
- Naturalmente. Esta señora no se inventa tonterías.
- ¿Cómo iba a saber un empleado de la Compañía Keuncuska que Dantalian había predicho la Peste Negra?
- Al igual que yo, Dantalian también está asociado con la Compañía Keuncuska. Dantalian recolectó Hierbas Negras a través de la Compañía Keuncuska, lo que le reportó un beneficio de 20.000 monedas de Oro.
Marbas llamó a Ivar.
- Ivar, ¿es esto cierto?
- ...Mis disculpas, Su Alteza Marbas, pero no revelamos la información personal de nuestros clientes.
- Así que es verdad.
Como era de esperar, Marbas también es un Señor Demonio. Parece que ver a través de las mentiras de los demás era bastante fácil para él. De repente me di cuenta de lo astuto que era Ivar. No importaba lo que dijera, ya que los Señores Demonio pueden ver a través de él, así que al menos se aseguró de hablar de las reglas de un mercader en la superficie. Marbas se volvió ahora hacia mí. Su mirada estaba nublada, pero podía ver claramente que me estaba mirando a mí.
- Dantalian, ¿es cierto?
- ...
- También debo añadir que tienes derecho a permanecer en silencio. Durante una audiencia, todos los Señores Demonio son iguales independientemente de su rango. No estás obligado a responder a la pregunta de Paimon.
Le devolví la mirada. El salón volvió a quedar en silencio mientras todos esperaban mi respuesta. Si me niego a responder aquí, la audiencia terminará y sólo quedarán las sospechas contra mí. Eso es lo que quieren la compañía Keuncuska y Paimon. Acabaré siendo arrastrado por la otra parte.
Por lo tanto, decidí usar mi mejor movimiento.
- Su Alteza, antes de responder, ¿puedo preguntarle algo a Ivar?
- Lo permitiré.
- Lo que deseo preguntar requiere bastante privacidad, así que por favor permítame susurrarle a Ivar en privado.
- Permitiré esto también.
- Muchas gracias.
Hice un gesto a Ivar para que se acercara a mí. Una vez lo hice, se acercó a mí con pasos apresurados. Él cual se disculpó tan pronto como llegó a mí.
- Mis más sinceras disculpas, Alteza. Parece que alguien de nuestro bando ha cometido un grave error.
- Es bastante desafortunado que nuestro primer encuentro sea así.
- Desenmascararemos al responsable a toda costa y lo castigaremos.
- ¿Es así?
Tratar de sacar los pies del tiesto cuando el criminal ya ha sido obviamente elegido.
- Es un alivio oír eso. No obstante, lo digo porque estoy preocupado por usted Jefe Ivar...
Sonreí y bajé la espalda. Acerqué mi boca al oído de Ivar y susurré.
- Me preocupa si su verdadero cuerpo está bien o no.
- ¿¡...!?
Shock. Pude sentir vívidamente su conmoción.
- ¡C-Cómo te enteraste de eso!
- Tu cabello rubio es realmente hermoso. Actúa a tu propia discreción.
Dije sólo esas palabras antes de volver a levantar el torso. Ivar parecía la encarnación misma del desconcierto. Podía ver incredulidad en sus ojos.
Ivar Lodbrok. Era imposible que no conociera la verdadera identidad de esta persona. El único demonio que traicionó a los Señores Demonio y se unió al bando del héroe en Dungeon Attack. Aunque Ivar sirvió genuinamente a un cierto Señor Demonio en el pasado, una vez que descubrieron que ese Señor Demonio sólo pensaba en ellos como herramientas, le llevó a empezar a despreciar a todos los Señores Demonio. Utilizando el titiritero y el espiritismo en el que se especializaba, Ivar fue una persona que hizo varios clones de sí mismo, lo que en última instancia les permitió ocultar con éxito su verdadero resentimiento hacia los Señores Demonio. También desempeñaría un papel importante a la hora de traicionar a los ejércitos de los Señores Demonio en un momento decisivo, lo que permitiría al protagonista, el héroe, alcanzar la victoria en varias ocasiones.
Por eso me sorprendió el momento en que descubrí que este anciano caballero era Ivar. Porque el Ivar Lodbrok que yo conozco no es este abuelo bien educado, es una niña que aparenta tener 12 años por fuera.
‘No puedes ocultarme nada. Ya he visto todos tus eventos, he jugado tu ruta y he conseguido tu final. También sé que el verdadero cuerpo de Ivar está escondido en algún lugar de las llanuras heladas del Reino de Moscow. Aunque no sé dónde exactamente. Pero, como Ivar no tiene una manera de saber esto.’
El Señor Demonio de menor rango de alguna manera conoce el secreto que nadie debería saber. Además, es el Señor Demonio que también había predicho anteriormente el brote de la Peste Negra. Estoy seguro de que parezco un aterrador Señor Demonio ahora mismo para Ivar. Debería haber tomado mis palabras de hace un momento como una amenaza, que podría deshacerme de su cuerpo real en cualquier momento.
- ...
Siguió un largo silencio. Y las quejas de varios Señores Demonio resonaron por todo el salón de baile. Probablemente estaban molestos por el largo silencio cuando el culpable detrás de la epidemia posiblemente podría ser revelado en cualquier momento.
Ivar finalmente abrió la boca.
- Las palabras de Su Alteza Paimon son mentira.
Sus palabras hicieron que Paimon abriera sus suaves labios con sorpresa y también que el salón de baile estallara de ira en un instante.
- ¡Ese bastardo está mintiendo!
- ¡Esta escoria de murciélago, ante quién te crees que estás hablando!
Todos los Señores Demonio gritaron sus respectivos comentarios y provocaron un alboroto. Incluso hubo un par de personas que parecían a punto de cargar contra Ivar. Sin embargo, Ivar permaneció impasible con los ojos cerrados. El clamor no se calmó como antes. Aunque Marbas levantó la mano y pidió a todos que se callaran, los demás Señores Demonio siguieron gritando.
- Hm.
Marbas levantó lentamente el pie derecho. Y debido a su golpe todo el salón de baile tembló. Parecía un pequeño terremoto.
Los Señores Demonio cerraron rápidamente la boca. No eran tan tontos como para no saber que esa era la advertencia de Marbas. El Señor Demonio de Rango 5 era lo suficientemente fuerte como para enviar a más de la mitad de los Señores Demonio de aquí directamente a la tumba.
- Silencio. A partir de este momento, prohíbo que nadie hable a menos que yo lo permita.
Marbas se volvió para mirar a Ivar.
- Jefe de Keuncuska, ¿sabes lo que estás diciendo en este momento?
- Alteza, le pido disculpas, pero no he pronunciado ni una sola mentira después de pisar este salón de baile.
Paimon gritó.
- ¡Eso es mentira! Ese hombre está mintiendo, Marbas.
- Alteza Paimon, aunque la habilidad de los Señores Demonio es asombrosamente magnífica, sé que es incapaz de distinguir con precisión la complejidad de las emociones. Es cierto que Su Alteza Dantalian había comprado Hierbas Negras en preparación para la Peste Negra; sin embargo, decir que él también la provocó... eso es algo que este humilde no tiene forma de saber. Si no eres el mismísimo diablo, ¿cómo se podría lograr tal hazaña?
Marbas se acarició la barba como si estuviera sumido en sus pensamientos. Lo más probable era que se diera cuenta de que Ivar no mentía. Me reí por dentro. Ivar había retorcido sus palabras intrincadamente.
- Sin embargo, decir que él también la provocó... eso es algo que este humilde no tiene forma de saber.
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Esta respuesta era muy ambigua. Naturalmente, Ivar sólo tenía sospechas de que yo había causado la Peste Negra, en realidad no fue testigo de que yo mismo la propagara. Por eso no estaría mal decir que no sabía nada. Los Señores Demonio creen fundamentalmente en sus propias habilidades. Dado que son capaces de leer directamente las emociones de los demás, Ivar se las arregló para evitar sospechas indagando en ese hecho. Bastante impresionante. Marbas habló como si se lamentara.
- Ivar no está mintiendo. ¿Qué significa esto?
- ...Eso es definitivamente lo que le dijeron a esta dama.
Paimon respondió.
- Pido que un testigo de un paso adelante. ¡Solicito que Torukel, el alto ejecutivo de la Compañía Keuncuska, dé un paso al frente como mi testigo!