Capítulo 402
Una Noche Lluviosa (XI)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
Llegué al palacio imperial de Habsburgo gracias a la magia del teletransporte.
Los Señores Demonio se reunieron en la plaza del palacio con una atmósfera tumultuosa cerniéndose sobre ellos. La luz de la luna era excepcionalmente brillante esa noche, y las nubes esparcían de vez en cuando una suave bruma violeta. Entre ellos había un Señor Demonio que aún estaba en ropa interior. Habían salido corriendo urgentemente sin preocuparse por su atuendo tras escuchar la noticia de que Paimon y yo habíamos sido atacados. Así es, era Sitri. Incluso desde la distancia, era evidente que mantenía un silencio premonitorio.
Esta inquietud se cernía sobre toda la plaza como una espesa niebla. Independientemente de la facción, Montaña, Llanuras o Neutral, todos los ojos estaban silenciosamente fijos en nosotros.
- ...
Avancé. Sentía como si una pesada capa de niebla se me hubiera pegado a los tobillos. A cada paso que daba, en lugar de salir de la niebla, sentía que me hundía más en ella, ya que me llegaba hasta las pantorrillas.
Atravesé la puerta principal, adornada con un perfil dorado, y caminé directamente hacia la plaza. Era un espectáculo peculiar. De vez en cuando, el ritmo de mis pasos parecía sincronizarse con la alternancia de luces en el cielo nocturno. La luz de la luna se derramaba intermitentemente a mis pies, sólo para ser oscurecida de nuevo por las nubes que pasaban.
- Ah...
Alguien dejó escapar un sonido. O tal vez fue un grito. A medida que me acercaba, los Señores Demonio se dieron cuenta de que no caminaba solo y que llevaba a alguien en brazos. Una doncella cuyo pelo era más rojo que las rosas. Los Señores Demonio jadearon.
- Imposible...
- Dioses míos.
Algunos se taparon la boca, absolutamente conmocionados, mientras otros me miraban fijamente. Las nubes de la noche se alejaron, permitiendo que la luz de la luna cayera sobre la plaza. Gracias a ello, los demás Señores Demonio pudieron observarnos con mayor claridad.
Paimon era un desastre ensangrentado. Su pálido rostro estaba ensuciado por la sangre que había salido de su boca. Mis labios y mi mejilla izquierda también estaban cubiertos de su sangre. Coloqué con cuidado a Paimon en el centro de la plaza antes de levantarme para mirar a mí alrededor con la espalda recta.
- No... esto no puede ser. Esto es mentira...
Sitri se derrumbó en el suelo. Los demás Señores Demonio de la Facción de la Montaña hicieron lo que pudieron para sostenerla. Con ambos brazos apoyados en ellos, Sitri murmuraba “Esto es mentira...” una y otra vez como una caja de música rota.
‘Así es, Sitri. He sido yo. Yo maté a esta mujer. Hice que esta mujer se equivocara, exploté sus creencias, manipulé y distorsioné la verdad, y le prometí la mayor felicidad, sólo para arrebatarle esa felicidad con mis propias manos. El nombre de esta mujer era Paimon.’
- Mis queridos camaradas. Hace apenas 30 minutos, nuestra más querida y honorable doncella exhaló su último suspiro. Se convirtió en un cadáver sin vida aquí mismo, entre mis brazos.
Podía recordar claramente las palabras que me dijo. Mientras mis palabras se dirigían a los Señores Demonio, mi mente estaba preocupada por Paimon.
- Creo que debemos pedir cuentas al Señor Demonio Rango 71 Dantalian antes de comenzar la reunión y el baile.
- Dantalian golpeó a Andromalius hasta la muerte sin ninguna vacilación. Esta dama no puede evitar expresar sus dudas. ¿Es realmente un Señor Demonio como nosotros? ¿Cómo podría un Señor Demonio matar a otro Señor Demonio con tanta facilidad? - ¡Hay otra cosa sobre la que esta dama desea interrogar a Dantalian! |
Nuestro primer encuentro fue prácticamente el peor. No sabíamos nada el uno del otro.
- Los traidores... fueron 8 de los archiduques. El cerebro era el archiduque Utpala. Estos traidores planeaban encarcelarnos a Paimon y a mí para forzar una Noche de Walpurgis. Pretendían utilizarnos como rehenes para establecer la esclavitud como un sistema irreversible. Ese era el motivo detrás del plan del Archiduque Utpala... Esos malditos hijos de puta.
Me mordí los labios mientras gritaba de rabia, con la sangre saliendo ahora de mi piel desgarrada. Ahora podía actuar a este nivel con los ojos cerrados. Ya no tenía que confiar en mi habilidad.
- ¿Tienes un pañuelo?
- Por favor, lleva un pañuelo a partir de ahora. Es el refinado deber de un caballero. |
Así había pasado el tiempo. En todas las pruebas a las que me he enfrentado, tú estabas inevitablemente involucrada. Fue gracias a ti que casi termino en prisión durante aquella fatídica Noche de Walpurgis y casi caigo fulminado durante la expedición de la Alianza Creciente.
- 7 de los archiduques se pusieron de nuestro lado y, al final, hubo una lucha encarnizada entre los archiduques. Al principio, teníamos la ventaja. Logramos expulsar a los traidores. Sin embargo, sus restos eran resistentes, por lo que nuestros aliados los persiguieron para eliminarlos definitivamente. Y... en ausencia de la mayoría de nuestros aliados...
Se me atragantaron las palabras y apreté los labios varias veces. Mis palabras se fundieron en un grumo desordenado debido a la tristeza de mi tono. Todo fue deliberado. Sabía que estaba haciendo una actuación impecable. Mi expresión mostraba claramente ira, tristeza y conmoción. Mientras yo estaba ocupado actuando sólo por mi propio bien, Paimon, tú eras diferente.
- ¿Qué tontos hemos sido los Señores Demonio? Pensábamos que actuábamos por el bien de la raza demoniaca, que luchábamos por ellos. Y sin embargo, los Señores Demonio no eran los que morían en realidad... Qué hipocresía y engaño, la cual no acabará aunque se conquiste el continente. Más bien, arderán aún más fuerte y chamuscarán el mundo entero hasta sus cimientos.
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No fuiste una hipócrita que abandonó a los suyos para amar sólo a los humanos, ni una dogmática que se apartó de lo que era correcto debido a las limitaciones de ser un Señor Demonio. No fuiste una cobarde que no tradujo sus pensamientos en acciones.
- ¿Lo sabías? Esto fue cuando Barbatos y esta señora aún eran amigas.
- En esos momentos, solíamos bromear. En la rara posibilidad, aunque suene completamente ridículo, en la rara posibilidad de que nos enamoráramos de un hombre, ¿qué clase de persona sería ese hombre? - Por favor, cierra los ojos. |
‘Para mí, tú eras la encarnación de la virtud. Por lo tanto, como la persona que te mató, debo ser un villano inexcusable.’
- Paimon... ¡Paimon murió tratando de protegerme! El asesino corrió directamente hacia mí. No pude hacer nada mientras permanecía en mi sitio tontamente... En ese momento, Paimon me abrazó, y el asesino... la apuñaló por la espalda... una y otra vez...
Contorsioné el rostro. Sólo había una razón por la que estaba rememorando mis recuerdos con Paimon. Era para sacar emociones genuinas de mi corazón. No intentaba atesorar mis recuerdos de ella. Estaba tratando de aprovechar esos recuerdos. Para formular la mentira perfecta.
- ¡Una y otra vez! ¡Podía sentir la sensación de la hoja atravesándola! ¡Cada vez que el asesino movía su brazo, el cuerpo de Paimon se hundía más y más! Podía sentirlo... Lo sentí en su totalidad... ¡pero no pude hacer nada! Paimon no me liberó de su abrazo... Me sostuvo con ambos brazos hasta el final... Protegiéndome...incluso mientras tosía sangre, y esa sangre cubría mi cara... Sin embargo, ella continuó...hasta el final...
Me lamenté como un animal herido. No eran necesarias más palabras. Dejé salir toda mi emoción. El aire nocturno reverberó. Me cubrí la cara con las manos y me arañé la piel con las uñas mientras soltaba un grito que helaba la sangre. Los demás Señores Demonio se sintieron presionados por mi ira. Aquí se estaba creando una única verdad.
Entre mis gritos y lamentos, escupí mis palabras.
- ¡Por venganza...! ¡Por, despiadada, venganza! ¡Hasta... el último de ellos...!
Ahora yo era la única persona en el mundo que conocía la verdadera naturaleza de Paimon. Si la teñía de mentiras, éstas seguirían siendo la verdad, ya que no hay nadie alrededor que pueda enmendar o corregir esas mentiras. Por lo tanto, tengo una responsabilidad ilimitada sobre la mujer llamada Paimon.
Para hacer imposible cualquier excusa. Para no culpar a Paimon y que ella no tenga responsabilidades que cargar. He saqueado y violado todo lo que ella tiene y ahora soy dueño de su final.
Por lo tanto. Sin un solo punto de desenfoque. Sin la más mínima vacilación. Sin vacilación, arrepentimiento, duda o remordimientoBuenos días madres, padres y acudientes para informarles que la llegada al internado va a ser el lunes 14 de octubre de 3:30 pm a 7:00 pm y que a los que no lleguen a tiempo quedan en concideración para la no renovación del progeama de internado para el proximo año.
- ¡Por favor, vénguenla...! ¡Concédanle la muerte a los traidores con los medios más traicioneros y sucios!
Maté a Paimon. Yo maté a Paimon. Una verdad irreparable podría clavarse en el mundo como un clavo.
Me puse de rodillas. Luego bajé la cabeza al suelo con un ruido sordo audible.
- Por favor... les pido... camaradas míos. Soy consciente de que yo también tengo una gran culpa. Sin embargo, por venganza... ofreceré todo por venganza... se los ruego.
Bang, bang, golpeé mi frente contra el suelo varias veces. Sólo el sonido sordo de mi cabeza golpeando el suelo resonó en el oscuro mundo. La sangre fluía mientras mi piel se desgarraba. Me golpeaba el cráneo contra el suelo como si intentara hacer una máscara de la muerte con él. Sentía como si estuviera derribando un martillo.
En ese momento, sentí el abrazo de alguien. Unas manos cálidas y suaves me rodearon las orejas.
- No pasa nada.
Levanté la cabeza pesada. Ya no podía abrir el ojo derecho debido a la sangre que me había corrido por la frente, lo que me obligaba a mirar hacia delante con el ojo izquierdo nublado.
Sitri estaba allí de pie con una sonrisa. Aunque temblaba como si pudiera derrumbarse en cualquier momento, era innegablemente una sonrisa.
- No pasa nada, Dantalian. No es culpa tuya.
- ...
- Sí, no es culpa tuya... así que todo irá bien. Todo.
Sitri apretó su mejilla contra mi frente. Algo que no era sangre fluyó por mi cara. Eran sus lágrimas. Sus lágrimas se deslizaron por mi cara, limpiaron la sangre y se deslizaron lentamente por mi mandíbula. Un líquido formado por mi sangre, la sangre de Paimon y las lágrimas de Sitri cayó al suelo.
- Todo irá bien... estará bien...
La persona que debería estar más afligida que nadie aquí me consolaba mientras contenía desesperadamente su pena. Sitri probablemente no se ha dado cuenta de esto todavía, pero ahora que Paimon se ha ido, sus acciones podrían ser consideradas como representantes de toda la Facción de la Montaña. Por lo tanto. Mi actuación volvió a tener éxito.
- Es mi culpa... Si yo no estuviera allí... Si yo no existiera, Paimon estaría...
- No. Está bien.
- Paimon estaría...
Dejé escapar lágrimas mientras estaba en el abrazo de Sitri. Hasta ahora, nunca había mostrado este nivel de emociones intensas ante los demás Señores Demonio. Siempre mostraba una actitud fría, tranquila y, en ocasiones, burlona. Pero ahora lloraba como un niño. Lo más probable es que lo inesperado haga que mi actuación parezca más genuina.
No estoy seguro de cuánto tiempo lloré. Llegó un momento en que me desmayé. Cuando abrí los ojos, me encontré en un dormitorio. Daisy estaba sentada junto a la cama cuidándome. Había luz fuera de la ventana, lo que significaba que al menos la noche había pasado.
Me giré para mirar a Daisy sin emoción. Ella también respondió del mismo modo con un rostro sin emoción mientras abría la boca.
- Han pasado 2 días desde que perdiste el conocimiento, padre. Ayer se reunió una Alianza Creciente y partió hacia el continente demoníaco. El comandante supremo es la Señor Demonio Sitri.
- ...
Cerré los ojos y asentí.
‘Así de fácil era engañar al mundo. Así de fácil.’
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