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jueves, 9 de noviembre de 2023

DH - Capítulo 2

Capítulo 2
Una Era Completamente Nueva (II)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
El rostro de Turner se volvió pálido. Miraba fijamente el montón de heno con las comisuras de los ojos. De repente usó la boca del arma para esparcir el montón de heno, y lo que vio debajo eran sólo rocas cubiertas de mugre. Todavía no había rastros de Lobos jóvenes. - Lucas, tú... Antes de que aquel individuo terminara su frase, fue duramente interrumpido por Turner. - ¡Cállate de una puta vez! ¡Lucas no cometería un error! Turner se agachó y sacó un cuchillo afilado para desenterrar un trozo de heces de lobo que aún parecía relativamente fresco. Después de inspeccionarlo cuidadosamente, se levantó de repente y apretó el gatillo de su M3A con un fuerte ruido. - ¡Esto es una trampa! Nos vamos. Un viejo veterano le siguió y le dijo. - Eh, líder, ¿quién podría habernos tendido una trampa? ¿No me digas que crees que han sido los Lobos Putrefactos? Jaja... Se rio un par de veces, pero tras comprobar que nadie pudo responder a su pregunta, sólo pudo detenerse resentido y encogerse de hombros. Él también tenía un mal presentimiento, pero este tipo de bromas debían aliviar un poco el nerviosismo. Turner aceleró el paso y dijo con voz llena de dudas. - ¡Lo más probable es que sean los Lobos Putrefactos! Dios, espero equivocarme. Salieron rápidamente de aquel lugar y, en unos instantes, dieron la vuelta final antes de la entrada de la cueva. Sin embargo, ¡las espaldas de los 2 individuos estaban encorvadas y temblorosas mientras se adentraban en la cueva! Turner se precipitó directamente hacia la entrada de la cueva sin mediar palabra y tiró hacia atrás de aquellos individuos para que miraran fuera de la cueva. Los ojos de Turner se abrieron de repente. Reflejados en sus pupilas marrón oscuro se veían Lobos Putrefactos por toda la cueva. - ¡Cielos! ¡Hay al menos 300 Lobos Putrefactos! El corazón de Turner se contrajo de repente, ¡haciéndole sentir como si no pudiera respirar! De repente, Turner sintió un ligero olor a podrido. Los instintos adquiridos tras años de experiencia le hicieron retroceder rápidamente. Al mismo tiempo, disparó a la entrada de la cueva. Una figura negra surcó el aire y sus afilados dientes querían desgarrar el cuello de Turner. Poco después, 5 balas desgarraron completamente su estómago. Se trataba de un Lobo macho de al menos 30 kilos que, en ese momento, salió despedido varios metros hacia el exterior por el aluvión de balas. Después de caer al suelo, a pesar de que casi todos sus órganos internos parecían haber caído, todavía luchaba por ponerse de pie. Se tambaleó hacia la entrada de la cueva mientras lanzaba un rugido intimidatorio y sólo se detuvo cuando otro Lobo le partió el cuello de un mordisco. Turner cayó pesadamente al suelo, derribando a los 2 soldados que tenía detrás. Sólo cuando le ayudaron a levantarse se dio cuenta de que el sudor había empapado toda su ropa. Uno de los veteranos se asomó a la cueva e inmediatamente sintió que su rostro se drenaba de su sangre. - Líder, parece que estamos atrapados. Otro individuo miró el transmisor que llevaba en la mano y negó con la cabeza. - No hay señal de la base. - Podemos durar 10 días con la cantidad de comida y agua que hay aquí. - Nuestra munición es escasa también. No es suficiente para matarlos a todos. Los veteranos tomaron la iniciativa de dar un informe sobre las circunstancias de sus suministros. Cuanto más escuchaba Turner, más fea se le ponía la cara. Se asomó con cuidado a la cueva, a un metro de la entrada, sintiendo que el escalofrío en el fondo de su corazón se hacía más fuerte cuanto más observaba. Los Lobos Putrefactos, fuertes y robustos, deambulaban de un lado a otro. A medida que su saliva goteaba sobre las rocas abrasadoras del valle, se elevaban hilos de niebla blanca. A pesar de lo hambrientos que estaban, todos se mantenían a una distancia fija de 500 metros fuera de la entrada de la cueva. Era como si supieran que fuera de esta distancia, la potencia y la precisión de los rifles automáticos disminuirían enormemente. Los 300 Lobos Putrefactos que rodeaban este valle dejaban a la pequeña tropa de Turner en una situación desesperada. Si abandonaban la protección de la cueva, los rápidos y ágiles Lobos los rodearían por todos lados. Un solo asalto haría pedazos fácilmente a su pequeña tropa. Turner se retiró a la cueva y se sentó apoyándose en las paredes. - Parece que estos Lobos Putrefactos quieren atraparnos hasta la muerte. 2 personas vigilarán la entrada de la cueva y cambiaremos cada 2 horas. Lucas, Burke, ustedes primero. El resto, descansen por ahora. Espero que nuestra suerte sea lo suficientemente buena como para que los militares nos encuentren. Los soldados se sentaron, cerraron los ojos y se apoyaron en las paredes de la cueva. Tenían que conservar su energía ahora, porque nadie sabía cuánto tiempo tenían que permanecer aquí. Sin embargo, nadie podía conciliar el sueño. Todos pensaban lo mismo. ‘¿Cómo habían podido estos Lobos Putrefactos volverse tan listos de repente?’ Sabían cómo tender una trampa e incluso conocían el alcance efectivo de sus rifles automáticos. Además, a pesar de su hambre, ni uno solo de ellos cruzó esa línea invisible. ‘¡¡Son como un ejército!!’ - ¡Líder, venga a ver! Lucas gritó de repente en tono urgente. Bajó deliberadamente la voz, como si tuviera miedo de alarmar a algo. Turner se acercó con cuidado a la entrada de la cueva. Su mirada siguió el dedo de Lucas y finalmente vio al lobo líder. Este Lobo era completamente diferente de los demás. Su cuerpo era enorme, y su lustroso pelaje negro era poco común entre los Lobos Putrefactos. Sin embargo, lo más aterrador era que ¡estaba de pie! De vez en cuando caía sobre sus patas, pero pasaba la mayor parte del tiempo de pie, como un humano. Utilizaba gruñidos agudos y graves, así como sus garras delanteras, para comandar a los grupos de Lobos Putrefactos. Uno de los veteranos con más experiencia escuchó durante largo rato antes de suspirar y decir. - ¡Hay al menos 30 sílabas diferentes! Si estas sílabas se juntaran, sería básicamente un lenguaje. ¿Es realmente un Lobo Putrefacto? Turner ya se había sentado con la espalda apoyada en la pared de la caverna. Cerró los ojos y dijo en voz baja. - Claro que es un Lobo Putrefacto. No es tan extraño que un Lobo Putrefacto hable. Hoy en día puede pasar cualquier cosa... ¡Tenemos que encontrar la forma de matarlo! Burke era el francotirador dentro de su grupo. Preparó su rifle de francotirador SVD y lentamente alineó la mira en el visor con aquel Lobo. Había al menos 1.000 metros entre el Lobo líder y la entrada de la cueva. El Lobo líder era claramente mucho más precavido y astuto que los Lobos Putrefactos normales. ‘¡Necesito encontrar una manera de matarlo!’ Burke repetía esto continuamente dentro de su mente. El punto de mira seguía continuamente al Lobo líder. ‘¡Finalmente!’ El Lobo líder enderezó su cuerpo y extendió su cuello en el aire como si estuviera olfateando algo. Burke, naturalmente, no iba a dejar pasar una oportunidad tan buena; ¡apretó inmediatamente el gatillo! ¡Bang! El tremendo retroceso golpeó su hombro, haciéndole retroceder unos 10 centímetros. Sin embargo, en la fracción de segundo en que se disparó el arma, el Lobo líder se movió repentinamente hacia abajo por alguna razón y se escondió dentro del grupo de lobos. Una fracción de segundo después, la sangre brotó de un Lobo Putrefacto, y su cuerpo fuerte y flexible quedó casi completamente destruido. Ahora que había perdido esta oportunidad, no habría una segunda. Burke enterró impotente la cabeza entre los hombros. Una mano grande, áspera y fuerte, aunque cálida, le acarició el hombro. Entonces, la tranquila voz de Turner sonó junto al oído de Burke. - En los últimos 20 años, he vivido muchas situaciones peores que ésta. Muchacho, no pienses demasiado. Si tú no pudiste hacerlo, entonces ninguno de nosotros podrá hacerlo. A veces, sólo tenemos que hacer lo que podemos y dejar el resto a la suerte. Pasaron 3 días. El Lobo líder siguió mandando a los lobos y los mantuvo en orden. A los Lobos Putrefactos que no obedecían los mataba personalmente. Cuando era necesario, se paraba en 2 patas, pero nunca permanecía demasiado tiempo en un mismo lugar. La mayor parte del tiempo, estaba completamente oculto dentro de la manada. Aparte de su apariencia externa de Lobo, su rostro recordaba al de un comandante humano frío, despiadado y astuto. - Tenemos que encontrar una manera de matarlo... En lo alto de la cresta de la montaña, un ojo verde con dibujos grises miraba fijamente al Lobo líder. Nadie sabía cuándo había llegado a esa posición desde la que podía dominar todo el valle. Una gruesa manta de color canela rodeaba todo su cuerpo, camuflándolo perfectamente entre las rocas circundantes. Tras observar durante quién sabe cuánto tiempo, la parte delantera de un arma envuelta en tela marrón emergió lentamente de debajo de la manta. La anticuada mira frontal de la parte superior del arma se superpuso lentamente a la cabeza del Lobo líder.

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