Capítulo 262
La Hortensia Azul de los Farnese (VII)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: pendiente
Corrección: pendiente
La gente no descansaba, pues de vez en cuando gritaban con fuerza o murmuraban entre ellos.
La cuestión era a quién iban a sacrificar. Los de clase alta temían que los de clase baja se unieran e intentaran echarles la culpa a ellos y los de clase baja temían que los de clase alta intentaran calumniarlos y perseguirlos. Todos eran conscientes de que se trataba de un problema extremadamente difícil. “No importa quién sea elegido, tengo que asegurarme de no ser uno de ellos.”
En tiempos como estos, hay que aceptar lo que digan los demás. “Si intentas alzar la voz, puede que acabes sobresaliendo y te elijan.” Por ejemplo, ¿qué pasaría si alguien diera un paso al frente e intentara presionar a otro para que se convirtiera en un sacrificio? Podrían evitar el peligro inmediato. Sin embargo, volverían a sus vidas normales después de la guerra. ¿Qué pensaría de ellos la gente de su entorno en ese momento?
La persona que traicionó y arrinconó a otro compañero de la ciudad. Un asesino que mató a otro para salvar su propia vida... Este tipo de etiquetas se les pegarían para el resto de sus vidas. Al final, no serían capaces de vivir en la ciudad.
- Cualquiera.
- No me importa quién sea, ¡pero que alguien dé un paso al frente!
Este era un momento en el que se necesitaba un instigador. Una persona con una voz fuerte sólo tenía que aparecer y gritar. Por ejemplo, algo parecido a... “¡Todos! ¿Quiénes fueron los que nos hicieron sufrir durante el año pasado? ¿Fueron los esclavos? ¿Los plebeyos normales? ¿O fueron los de la clase alta que son dueños de esta ciudad y querían protegerla? La clase alta debería asumir su responsabilidad.” o “¡Todos! No tenemos otra opción que elegir un resultado que provoque las menores pérdidas dentro de esta trágica situación. Debemos elegir personas que no traigan ningún demérito a la ciudad si desaparecieran. Así es, propongo que seleccionemos a 6 mendigos.” Cualquier opción estaba bien. Mientras no fueran ellos.
- ...
Fue en ese momento, cuando un anciano se levantó. El anciano vestía ropas de seda. Le escoltaban 2 sirvientes, pero el anciano les hizo un gesto para que se marcharan antes de avanzar él solo. Los enviados se apresuraron a dejar paso al anciano mientras éste subía a la plataforma.
- Gente de la ciudad.
La voz grave del anciano resonó por toda la plaza gracias a un artefacto. El anciano era conde. Perdió todos los privilegios que acompañaban a su estatus tras la revolución. Extraoficialmente, se referían a él como conde, pero ahora era una reliquia sin poder real que se limitaba a mostrar su rostro en eventos sociales entre ancianos mientras esperaba su eventual muerte.
Sin embargo, un conde seguía siendo un conde. El anciano tenía bastante influencia ahora que el alcalde había muerto. De todos modos, no le quedaba mucho tiempo de vida. Estaría bien que él mismo asumiera toda la responsabilidad y seleccionara los sacrificios. Ahora iba a comenzar. La gente empezará a nombrar sacrificios en el momento en que el viejo abra la boca y dé su opinión...
- Yo moriré primero.
* * *
- ¿Estás diciendo que debemos elegir a 6 personas para asumir la responsabilidad?
- Eso es correcto. El pecado de resistir todo este tiempo y el intento de asesinato. No creo que se atrevan a pedir perdón por estos asuntos. No obstante, creo que el asesinato fue algo que el alcalde cometió por su cuenta.
- ¿Entonces...?
Le di una palmadita comprensiva en el hombro al enviado.
- No creo que tengamos que matar realmente a 6 personas. Sin embargo, también tenemos nuestra dignidad. ¿Cómo seríamos capaces de mantener nuestra majestuosidad ante nuestros subordinados si no se lleva a cabo un castigo apropiado después de un incidente así? Aunque se hagan sacrificios, elijan sólo a los que se ofrezcan voluntariamente. En el momento final de la ejecución, perdonaremos los sacrificios. Piensa en esto como una pequeña obra planeada de antemano.
- ¡Muchas gracias!
Los enviados se arrastraron una vez que pensaron que serían perdonados. Los miré con desprecio.
- Por supuesto, hay una condición para esto. Los sacrificados deben ser nobles. Sólo pondría una mancha en nuestras caras si envías a gente al azar. ¿Lo entiendes?
- ¡Sí! Es natural.
Los enviados afirmaron con confianza que harían los preparativos por su cuenta antes de regresar.
* * *
Todos contuvieron la respiración.
‘¿Qué acababa de decir el viejo conde? ¿Qué dijo con su propia boca la persona con la sangre más noble de Heidelberg?’
- Orgullosos ciudadanos de Heidelberg, hemos llevado a cabo una batalla llena de desesperación durante el último año. Nos unimos mientras nos enfrentábamos a las aterradoras puntas de las lanzas, y aunque luchábamos por conseguir siquiera una hogaza de pan, compartíamos gustosamente nuestra comida con nuestros vecinos si resultaban estar más hambrientos que nosotros. Todas las personas son iguales ante la muerte.
El anciano citó un famoso aforismo antes de continuar. Contrariamente a las arrugas de aspecto apacible del anciano, sus ojos estaban llenos de determinación mientras observaban la plaza.
- El camino hacia la salvación está ahora ante nosotros. Si nos dividiéramos ahora con nuestra supervivencia ante nosotros después de haber estado firmemente unidos antes de la muerte, entonces no habría nada más risible que esto. ¡Pueblo de Heidelberg! El enemigo cree que todos somos egoístas que sólo nos preocupamos por nuestra propia vida, pero ¿es eso cierto? En verdad, ¿somos los humanos incapaces de dedicar nuestras vidas a los demás?
Una sensación desconocida de calor empezó a surgir entre la multitud. Y el anciano gritó.
- ¡La justicia es una flor que florece con fortaleza! ¡Gente justa! ¡Levántense por el bien de Heidelberg!
2 personas se levantaron casi al mismo tiempo tras esas palabras.
- No podemos permitirnos caer en las artimañas de esos malvados demonios. Mostrémosles el orgullo de la humanidad.
- Este es el escenario perfecto para poner fin a nuestras miserables vidas.
Un barón que formaba parte del grupo de enviados. Un vizconde que también era comerciante y controlaba el comercio de la ciudad. Subieron al escenario y miraron hacia la plaza. Finalmente, otras 3 personas se levantaron también. Todos se sorprendieron al reconocer a las personas que se habían levantado. La madame con una posición reputada en la alta sociedad de Heidelberg, el juez de la ciudad y el arcipreste de la iglesia...
Las 6 personas que voluntariamente decidieron enfrentarse a la muerte eran nobles de altos cargos. La plaza empezó a calentarse.
‘¿Por qué decían los nobles que se sacrificarían? ¿No eran más codiciosos que nadie?’
El anciano asintió con naturalidad mientras recibía las miradas de sorpresa y confusión.
- Naturalmente, los nobles deben llevar cargas más pesadas que los demás.
Los ciudadanos se asombraron de la actitud de los nobles. Rezaron a sus respectivos dioses con la esperanza de que los 6 justos fueran bendecidos. A la mañana siguiente, las 6 personas entraron por la puerta principal en ropa interior como condenados a muerte. La gente de la ciudad salió a la calle para despedirlos a pesar de que era temprano. Se recitaron oraciones sin cesar por el camino que recorrían.
* * *
Hablé mientras explicaba el plan a Paimon.
- Hay 2 razones por las que se mantiene la República de los Habsburgo. La primera, como hemos discutido antes, es la hostilidad hacia el ejército del Señor Demonio. Sin embargo, hay una segunda razón que es más importante que esta, y es la hostilidad hacia la nobleza.
- Una amenaza externa y una amenaza interna, ya veo.
Como dictadora, Elizabeth está poniendo en práctica un modus operandi típico, pero eficaz. El pueblo se uniría demasiado si sólo existiera una amenaza externa. Una nación en la que todos se han unido podría convertirse en una situación en la que el pueblo es más fuerte que el dictador. Naturalmente, un dictador excelente tiene que establecer también una amenaza interna. Desde la posición de un dictador, es más fácil gobernar una nación cuando el sentimiento público está dividido que cuando está unido. Al hacerlo, la nación mantendrá un estado en el que está decentemente unida pero también dividida. Está claro cuál es el objetivo de este tipo de técnica política. No unir a la nación, sino reunir a los partidarios del dictador. En el caso de Elizabeth, convirtió a los nobles tradicionales en el enemigo común.
- Al sacrificar toda la ciudad de Heidelberg, la líder de Habsburgo quería amplificar la posición del ejército del Señor Demonio como amenaza exterior. Es nuestro turno de contraatacar. Reduzcamos la escala del sacrificio de toda la ciudad a sólo los nobles.
¿Qué pasaría entonces? El alcalde no fue quien salvó Heidelberg. Tampoco fueron los militares. Serían los nobles, despreciados por el gobierno de la República, los que salvarían la ciudad asumiendo la muerte... El pueblo se conmovería ante el espíritu de sacrificio mostrado por los nobles. Hay pocas cosas que puedan conmover más a la gente que el sacrificio personal. La imagen de los nobles cambiará inmediatamente dentro de la República.
- El alcalde elegido por el gobierno intentó llevar a cabo un asesinato por su cuenta y puso en peligro a toda la ciudad. El ejército del que presume el líder de los Habsburgo tampoco ha hecho más que demostrar incompetencia. Los nobles se sacrificarían en estas circunstancias.
Los altos mandos y el ejército perderían prestigio, mientras que los nobles ganarían un mayor derecho de palabra. En otras palabras, los secuaces de Elizabeth se debilitarían mientras sus oponentes se fortalecen.
- Su líder no podrá hacer nada. Independientemente de sus intenciones, los nobles se convertirán en los héroes que rescataron la ciudad. No tendrá más remedio que alabarlos.
- Eres verdaderamente espantoso cuando se trata de estratagemas. Me alegro de que no seas mi enemigo, Dantalian...
- Jaja. Me lo tomaré como un cumplido.
- ¿Tienes la intención de ejecutar a las 6 personas?
- No. Eso sólo arruinaría nuestra imagen. Naturalmente los perdonaremos. Son grandes personas que eligieron voluntariamente la muerte. Si los perdonamos porque su exhibición logra conmover incluso a los Señores Demonio, entonces... Mira. ¿No se convertiría esto en una buena historia?
Nobles justos y misericordiosos Señores Demonio. Un espléndido reparto principal y un espléndido final. Estos eran los materiales perfectos para hacer una gran historia.
‘Los bardos no tendrán que preocuparse por morir de hambre este año. No estoy seguro, pero probablemente haya muchos bardos que se hayan beneficiado gracias a mí.’
- Además, los héroes vivos son mucho más problemáticos que los héroes muertos. Las 6 personas deben vivir y convertirse en molestias vivas para el líder de Habsburgo.
- Los héroes vivos son más problemáticos que los héroes muertos, ¿es así...? Esa es verdaderamente una línea muy Dantaliana. Juju. ¿Te lo ha dicho esta dama antes? Tienes una personalidad bastante perversa.
- No estoy seguro. Es la primera vez que me lo dicen.
Paimon estalló en carcajadas cuando me encogí de hombros. Dobló su abanico y se rio durante un buen rato.
A la mañana siguiente, la ejecución se llevó a cabo según el escenario que habíamos montado de antemano. Paimon rompió a llorar y habló justo antes de que colgaran a los 6.
- Ah, ¿no son éstos los más justos de la ciudad? Sólo perderíamos a los ya pocos justos del mundo si estas personas son asesinadas, así que ¿cómo podríamos ejecutarlas?
Fingí estar enojado mientras gritaba.
- Pero Paimon. Heidelberg ha cometido un grave crimen. Deben ser castigados por sus pecados.
El rostro de Paimon se empapó en lágrimas.
- Esta dama desea preguntar si matar a gente justa es lo correcto. Aunque nos hayamos dividido entre demonios y humanos, ¿existe una división en la rectitud que persiguen tanto la raza demoniaca como la humanidad? Esta señora perdonará a esta gente. ¡Gente justa! Ya que han salvado esta ciudad y demostrado al mundo que la rectitud aún existe, yo, Paimon, deseo otorgarles mi respeto. Todos ustedes serán recordados a través de la historia por su devoción a la obligación de la nobleza.
Las 6 personas fueron liberadas. Ellos ya sabían que iban a ser perdonados. Por eso se levantaron para ser sacrificados. Sea de este lado o del otro, todos estábamos en esto desde el principio. Agradecieron a Paimon una y otra vez mientras decían que ella sería la recordada a lo largo de la historia.
La “obligación de la nobleza” mencionada por Paimon en ese día empezó a estar de moda, ya que los bardos volvieron a pronunciarla muchas veces más tarde. Así funciona la historia.
‘Qué desgracia, Elizabeth. Si yo no estuviera aquí, entonces las cosas podrían haber ido a tu manera. Pero, ¿cuántas cosas en la vida realmente van a tu manera? Deberías tomar esto como una buena lección de vida. La gente debe ser modesta, después de todo...’
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