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lunes, 25 de marzo de 2024

DD - Capítulo 263

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Capítulo 263
La Hortensia Azul de los Farnese (VIII)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: pendiente
- ¡Maldita sea! ¡maldita sea...! Un caballero de mediana edad maldijo. Los caballeros de Heidelberg fueron patéticamente expulsados de la ciudad. Solían haber 900 de ellos, pero después de su gran derrota durante el ataque nocturno, su número había disminuido drásticamente a solo 200. La mayoría de esos eran aprendices, ya que todos los caballeros veteranos e incluso el capitán fueron aniquilados. - ¡Esa maldita Pesadilla de Bruno! ¡Maldito demonio! El hombre de mediana edad que lideraba a los 200 miembros restantes era el vicecapitán. Llevaba varias horas insultando a Dantalian. Su cara estaba completamente roja. Esto se debía a que se había pasado toda la noche bebiendo. Los aprendices murmuraban entre ellos mientras seguían al vicecapitán. - ¿Por qué lleva maldiciendo desde anoche? - Dicen que el que predijo el ataque nocturno fue la subordinada de ese Señor Demonio. Entiendo por qué está tan molesto. El vicecapitán solía tener un camino directo al éxito extendido ante él. Solía ser el segundo al mando de una tropa de casi 1.000 caballeros. Sin embargo, los caballeros de Heidelberg fueron completamente derrotados. Si volvían así a la capital, lo único que les esperaba era la disolución de su unidad. La situación era un poco mejor para los caballeros normales y los aprendices. Pueden ser reasignados a otro lugar. Pero eso no es posible para él. Probablemente se le dirá que asuma la responsabilidad de la derrota y será expulsado para siempre del ejército. - Si ese bastardo no existiera... ¡maldita sea! Si fuera un general con talento, entonces podría haber servido como un funcionario. Sin embargo, el vicecapitán ascendió a su posición a través de su habilidad moderada, conexiones y forma de vida. Ninguna de estas cosas era suficiente para sacudirse el deshonor de la derrota... Su vida como caballero había terminado. - ¡Muere... muere como un perro...! - Sssh. Esta era la razón por la que él estaba borracho y maldiciendo por enojo. Los otros caballeros suspiraron al ver esto, pero también comprendieron cómo se sentía el vicecapitán, así que caminaron en silencio. Fue un poco más tarde cuando se dieron cuenta de algo mientras marchaban por un camino de tierra. Había un hombre de aspecto desaliñado sentado en medio del camino. Su aspecto no era impresionante, pero no sólo la capa negra sobre sus hombros era claramente lujosa, sino que lo más extraño era el hecho de que estaba sentado en una silla de mármol colocada en medio de un camino de tierra. Esto era sin duda una vista extraña. - ¿Qué le pasa a este tipo? -¿No será un mago? El vice-capitán balbuceó mientras hablaba. El asistente hizo todo lo posible por explicarlo mientras trataba de no ofender a su jefe. La cara del vice-capitán se torció extrañamente. - ¿Un mago? - Sí. Los magos siempre han tenido fama de excéntricos. He oído que de vez en cuando bloquean el camino así y preguntan a la gente acertijos. Dejan pasar a los que resuelven el acertijo y convierten en sapos a los que fallan. - Hmph. Qué retrasados. El vicecapitán resopló. Sin embargo, el hecho de que bajara la voz dejaba claro que estaba siendo precavido para que el mago no lo escuchara. Los magos eran personas que siempre provocaban miedo y temor. - Dile que se largue. - ¡Entendido! El asistente salió corriendo tras recibir la orden. Conversó cortésmente con el mago antes de regresar junto a su jefe con una mirada preocupada. - Jefe. Ese mago pregunta si somos los caballeros de Heidelberg. - ¿Eh? ¿Me estás diciendo que sabe quiénes somos?. - No, si nos hubiera reconocido, debería haberse apartado de nuestro camino antes. ¿En qué estará pensando? - Bueno, uhm... Dice que no se apartará pase lo que pase. El vice-capitán se bajó de su caballo. - ¿Qué? ¡Realmente es un retrasado! Le preguntaré a este gran mago si de verdad no se apartará de nuestro camino pase lo que pase. Desenvainó su espada de 2 manos. Era un arma que podía decapitar fácilmente a alguien. El vicecapitán emitió su aura mientras se acercaba al hombre en el trono. - Soy el vicecapitán de los caballeros de caballería de Heidelberg. El cuerpo del vicecapitán que era tan grande como el de un oso proyectaba una gran sombra en el suelo. - Los magos pueden recibir un trato especial, pero para bloquear el camino de los caballeros, hay un límite a la grosería. ¡Quítate del camino! El hombre tenía las manos entrelazadas cómodamente. - Hmmp. Así que lo has conseguido. Bueno, para ser exactos, has llegado hasta aquí. No, no importa cómo se describa. - ¿Aaah? ¿Qué tontería estás diciendo? - Digo que los he estado esperando. El hombre sonrió. Aunque había un caballero emitiendo una inmensa cantidad de aura con cientos de caballeros más detrás de él, el hombre no parecía asustado o preocupado. Al contrario, fue el vicecapitán quien se sintió inquieto. ‘¿No me digas? ¿Este tipo es realmente un mago de alto rango?’ Más que nada, estaba increíblemente acostumbrado a hablar informalmente. Era difícil que alguien pudiera hablar informalmente así al vicecapitán a menos que fuera una persona con grandes habilidades o un noble. - ¿Por qué razón nos estabas esperando? El vicecapitán habló en un tono algo cortés. Su forma de vivir que le había ayudado a llegar a su posición actual estaba enviando señales de alarma. - Tonto. La mirada del hombre se volvió despiadada por un momento. El hombre con una sonrisa cálida y amable en su rostro no aparecía por ninguna parte. Una espesa aura de intención asesina fluía de él. Su mirada era tan amenazadora que el vicecapitán, que nunca antes había perdido en una batalla de valor, se estremeció. - ¿Por qué otra razón estaría esperando a un cerdo bastardo como tú? - ¿Qué? - Parece que estás paseando muy a gusto bajo el sol a pesar de no haber cumplido debidamente las órdenes de Su Excelencia. El vicecapitán jadeó. Se dio cuenta de quién era el hombre sentado. Sólo había un tipo de persona que pudiera mencionar “órdenes de Su Excelencia” delante de él. ¡Este hombre era sin duda un emisario enviado por Su Excelencia el Gobernante de la Gran República! El vicecapitán dispersó inmediatamente su aura. - Yo... yo... no te reconocí. - Apestas a alcohol. Qué espectáculo. Ya debes saber que la horca te espera de vuelta en la capital puesto que parece que ya has estado tomando tus últimas copas. - ¡Gueh! No había nada más que decir. El vice-capitán tiró a la basura su orgullo de caballero mientras arrojaba a un lado su espada de 2 manos. - ¡Por favor, perdónenme! ¿Se dieron cuenta de que el ambiente estaba cambiando hacia una dirección nefasta? Los hombres detrás del vicecapitán empezaron a agitarse. El vicecapitán se arrodilló en el suelo sin vacilar. El orgullo era importante; sin embargo, el orgullo era algo que podías volver a construir más adelante. Pero solo si estás vivo. El hombre sonrió cruelmente. - ¿Perdonarte? ¿Qué me pides que perdone? ¿Entiendes cómo has perjudicado a la gran líder y a la República? Bien. Adelante, intenta contarme tus crímenes con esa boca intoxicada que tienes. - Fallamos al asesinar a un ejecutivo del ejército del Señor Demonio... - ¡Cómo te atreves a intentar volver a la capital siendo consciente de ello! El mago dejó escapar un rugido. El grito fue tan fuerte que uno podría confundirlo con el sonido de un trueno. El vicecapitán bajó la cabeza sorprendido y los caballeros de caballería que tenía detrás casi se caen de sus caballos. Estaba claro que el hombre había utilizado un hechizo que amplificaba su voz. - ¡Cerdo! ¡Intenta poner una excusa! - E-Este humilde intentó formar parte del grupo de enviados... pero ese zorro astuto canalla puso una condición que prohibía incluir caballeros entre los enviados... así que el alcalde tuvo que ir solo... La voz del hombre se aflojó ligeramente. - Hmm. Su Excelencia la Líder les dio una orden secreta, ¿no es así? - S-Sí. Por supuesto. - En otras palabras, ustedes también son responsables del incidente del asesinato. - Eso es correcto... La pregunta del hombre parecía algo extraña, pero el vicecapitán siguió manteniendo la cabeza agachada. Una palabra equivocada y podría terminar siendo ejecutado inmediatamente. Su prioridad ahora mismo era salir vivo de esta situación. - Hay una cosa que has hecho bien. ¿Sabes qué es? ¿Fue gracias a que tiró por la borda su dignidad y orgullo? La voz del hombre se hizo mucho más suave. El vice-capitán se regocijó en su mente mientras respondía cuidadosamente. - E-Este humilde es ignorante, así que sólo he pensado en mis crímenes. - Es el hecho de que voluntariamente me diste estas piezas confidenciales de información. - ¿...? El vicecapitán levantó la cabeza. El hombre sonreía alegremente. La cara del vice-capitán se congeló. - Espera un segundo. Ahora que lo pienso, este tipo aún no ha revelado su identidad... El vicecapitán no pudo continuar su pensamiento. De repente, su campo de visión se volvió al revés antes de volverse negro. Una cortina negra cayó sobre el mundo. - Tenía la sensación de que Elizabeth no daba órdenes secretas a una sola persona. Gracias por responder amablemente a mis preguntas, vicecapitán Frederick. Con un ruido sordo, la cabeza del vicecapitán cayó a tierra y rodó. La espada que surgió de la sombra del hombre se hundió de nuevo en el camino tras decapitar al vicecapitán. Los demás caballeros quedaron conmocionados por la tragedia que acababan de presenciar. Sin embargo, no tuvieron mucho tiempo para sorprenderse ya que las espadas empezaron a salir también de sus sombras. - ¡M-Magia! ¡Está usando magia! - ¡El vice-capitán ha muerto! Los caballeros entraron en pánico. El hombre recuperó la cabeza del vicecapitán antes de sacar un artefacto. Un hechizo de teletransporte se activó en el momento en que rasgó el pergamino. El hombre fue teletransportado al bosque cercano junto con su silla. El hombre escondió su cuerpo entre el follaje mientras observaba a los caballeros caer uno a uno desde lejos. Los caballeros cayeron indefensos ante las espadas que surgían de las sombras. Si hubiera un caballero veterano entre ellos, entonces se habrían dado cuenta de que los caballeros de la muerte eran los que estaban detrás de este ataque y que no se debía a la magia. Entonces habrían procedido a decirles a todos que el anfitrión debía estar cerca y que simplemente tenían que encargarse de él, pero un veterano así no existía en este grupo de caballeros que prácticamente ya había sido aniquilado. Al final, alrededor de 100 de los 200 hombres fueron masacrados y los restantes huyeron sin poder llevarse su equipo. - ... El hombre se arrancó la máscara de piel de la cara, revelando el rostro de Dantalian. El cual murmuró como si se estuviera reprendiendo a sí mismo. - Con esto, he pagado mi deuda con Paimon por perder en la guerra civil del Imperio Franco. Era natural que la gloria de la victoria y el objetivo de la batalla fueran todos directos a Paimon. Si Dantalian se ponía nervioso y buscaba venganza por el intento de asesinato, entonces ella no habría tenido más remedio que aceptar. Después de todo, Dantalian y Laura habían sido los que más habían contribuido a la captura de Heidelberg. Pero Dantalian se contuvo. Al igual que Paimon le perdonó la derrota en el Imperio Franco, él tampoco se quejó y sólo tuvo en cuenta los beneficios políticos. Incluso si su subordinada fue casi asesinada, no podía buscar venganza... - Pero ustedes, bastardos, se metieron con mi subordinada. Dantalian miró la cabeza del vicecapitán que había dejado caer al suelo. Él era muy consciente de que Laura era una niña que no buscaba activamente la venganza. Era alguien que se conformaba con servir a su señor, y si su señor quería ayudar a Paimon, entonces ella descartaría más que gustosamente la venganza de su mente. Sin embargo, Dantalian hizo una promesa antes. Prometió vengarse en lugar de sus subordinados si éstos quedaban en ridículo. No era en absoluto una promesa que hubiera hecho a la ligera. Dantalian había pasado 2 días consecutivos rastreando a los caballeros para cumplir su promesa, antes de elegir finalmente un lugar apropiado para llevar a cabo la venganza. Él colocó en secreto la cabeza del vicecapitán en la habitación de Laura dentro de la mazmorra. Ella se sorprendió por la nueva adición a su colección de cabezas, pero enseguida se dio cuenta de que el objeto que envolvía la cabeza era la bandera de los caballeros de Heidelberg. Entonces se dio cuenta de quién lo había hecho y por qué. - ¡Su Señoría es más pervertido! - ¡No, Laura es más pervertida! Pero Laura no dijo nada al respecto a Dantalian. Dantalian tampoco hizo ningún tipo de insinuación al respecto. El amo y la criada se insultaban y se pasaban el día riéndose. Así compartían sus sentimientos.

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