Capítulo 431
El Orgullo de Existir (III)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
- ...
- No hace falta que me mires como si fuera una criatura lamentable. Ya te he dicho que aquí no pasa nada.
Algo se aferró a mi tobillo. Parecía una presencia húmeda y sombría. Si me mirara el tobillo, la sensación seguramente desaparecería. Pero eso sólo sería caer en una trampa. Yo personalmente lo llamaba cosquilleo. Cuando me picaba el tobillo y me lo rascaba, extrañamente, empezaba a picarme la cintura. Cuando me rascaba la cintura, luego me picaba el hombro. Así, si dejaba que mi mirada se detuviera en esas sombras, se producía un ciclo interminable.
Mirándome el tobillo, luego la cintura y luego el hombro, mientras intentaba ahuyentar esas sombras, me encontraba inevitablemente acorralado. Aunque no podía ver nada, las sensaciones permanecían, tirando de mis muñecas, tobillos y espalda. Era como si unos insectos me royeran todo el cuerpo.
Permítanme decir que no era una sensación agradable.
- No te acostaste con nadie después de la muerte de Paimon... Estúpidamente pensé que era porque te habías cansado de mí...
Barbatos murmuró, casi en un sollozo. No, era un sollozo.
Di una calada profunda a mi pipa.
- En efecto, me cansé de las mujeres. De la gente. Resulta que el deseo sexual también desaparece cuando te cansas de la gente. No sabía que pudiera sentirse tan bien estar libre de deseo. Es como ser una prostituta que ha conseguido escapar de un chulo vicioso.
- ¡Es porque sigues alucinando que Paimon está aquí...!
En silencio saqué un pañuelo. Sin querer cogí uno rojo, pero lo devolví a su sitio y en su lugar saqué uno blanco. Entonces me acerqué a Barbatos y le limpié la cara llena de lágrimas.
- ¡Esa mujer... realmente te ha arruinado...! ¡Maldita sea! ¡Sabía que esto pasaría! Sabía que esto pasaría hace mucho tiempo, ¡y aun así dudé estúpidamente...! ¡Debería haberla matado sin hablar contigo primero!
- Deja de llorar.
- ¿Dónde está? ¿Se aferra a mí? ¿Su imagen se sobrepone con cada mujer que ves? Ahh, Dantalian, idiota... estúpido bastardo...
Sacudí la cabeza.
- No pasa nada. Puedo ver tu cara perfectamente.
Por suerte, las cosas no eran tan terribles como pensaba Barbatos. Si Paimon realmente se aferrara a cada mujer que veía como una especie de espíritu vengativo, no habría sido capaz ni de mirar a ninguna mujer a los ojos. Era todo lo contrario.
- Entonces, hablemos de negocios ahora.
Paimon estaba detrás de mí. Con su brazo derecho alrededor de mi pecho y el izquierdo alrededor de mi cintura. Su barbilla descansaba sobre mi hombro derecho, y su voz susurrante fluía directamente a mi oído. Como una caja de música rota, repetía, una y otra vez, las últimas palabras que había dejado atrás. Esporádicamente. Como si respirara. Algo húmedo goteaba continuamente por mi hombro y mi pecho. Probablemente era sangre. En cierto modo, era como un tipo de cosquilleo más intenso.
- No me mates, Dantalian... No puedes matarme. Por favor. En lugar de eso, enciérrame en la prisión de Permafrost para siempre. Si aparezco ante ti como una figura muerta, será realmente el fin... Sabes mejor que nadie que nunca podrías soportar eso...
‘Qué palabras tan tontas. Encarcelar a un poderoso Señor Demonio como Barbatos en Permafrost conllevaba demasiados riesgos. Había muchos en el continente demoníaco que adoraban a Barbatos. Incluso si su crimen de asesinar a Paimon fuera totalmente expuesto, un puñado de demonios seguramente trataría de liberarla. Era el juicio obvio.’
Racionalmente hablando, no era una carga que pudiera soportar. ¿Percibió la desesperanza en mi expresión? Barbatos rompió a llorar, sollozando incontrolablemente.
Mi mano con el pañuelo vaciló.
- ¡Huye conmigo en su lugar...! Huyamos juntos, ¿vale? ¿Por qué tienes que soportarlo todo solo? A algún lugar del continente demoniaco... a un lugar donde ni la gente ni los monstruos pongan el pie... Si nos quedamos allí durante cientos o incluso miles de años, todo irá bien.
Entonces, ¿viviría solo con Barbatos? Convertirnos en un matrimonio normal, construir una pequeña cabaña en un tranquilo valle de montaña, y vivir allí. Los Señores Demonio no necesitan mucha comida. Tampoco estaríamos ocupados con las tareas domésticas. Tal vez la agricultura como pasatiempo no estaría mal. Tengo bastante talento para ello.
Barbatos probablemente se burlaría de mí, diciendo “¿Por qué estás tan obsesionado con algo tan aburrido?”. Se reiría al verme blandir los instrumentos de agricultura, burlándose del gran Dantalian por haber elegido ser agricultor. Y sin embargo, cuando terminaba mi trabajo, ella sonreía suavemente y decía “Buen trabajo”.
Fluiría una eternidad de paz. Cada noche, cuando me atormentan las pesadillas y las alucinaciones, Barbatos me abrazaba suavemente, con una expresión completamente distinta a la burlona que usaba durante el día, sonriendo con amabilidad mientras me acariciaba la espalda. Me diría que no pasa nada. Que está a mi lado. Que pase lo que pase, siempre y para siempre, ella estará ahí, y todo irá bien... Aunque nos hayamos enfrentado a la tragedia, mientras nos tengamos el uno a al otro, si podemos confiar el uno en el otro, inquebrantables, aunque nos lleve 100 años o 1.000, seguro que perduraremos.
- Dantalian...
Barbatos me miró, suplicante. Puse una expresión de profunda tristeza. Luego, como si me burlara de algo, las comisuras de mis labios se torcieron en una mueca. Incapaz de soportar esa mueca, bajé la cabeza.
A continuación, cogí las mejillas de Barbatos con ambas manos. Apoyé suavemente las palmas sobre su piel, temiendo agrietarla. Lentamente, levanté la mirada, acercando mi rostro al suyo. Y entonces torcí los labios en una mueca de desprecio.
- ¡Es imposible que un futuro así sea posible! Incluso si fuera posible, yo, Dantalian, ¡no lo permitiré! ¿Huir? Qué patética te has vuelto, Barbatos.
En los ojos de Barbatos parpadeó una sonrisa parecida a la de un demonio.
- ¡Sería un grave error pensar que lo olvidaría todo bajo la apariencia de la felicidad! ¿Empezaste a sentir pena por la desgracia de la persona que amas? ¿Parezco Atlas, agobiado por los males del mundo? Ridículo. Te has vuelto así porque te distraes con cosas sin sentido. Es muy sencillo. ¡Sólo hay una verdad que ha existido desde antes y es la única que seguirá existiendo! ¡Debes asumir la responsabilidad de tus actos! ¿Cómo puede llamarse rey alguien que ni siquiera puede hacer eso?
Levanté la barbilla de Barbatos. Las lágrimas que brotaban de sus ojos y el temblor de sus cejas estaban demasiado cerca.
- D-Dantalian...
Me reí a carcajadas. Era necesario reír. La mayoría de la gente mata cosas con ira y maldiciones. Pero yo mato con la risa. Ni siquiera 400.000 almas vivas podrían interponerse en mi camino. ¿Creías que esas muertes podrían detenerme de algún modo? Era como el dolor fantasma de la existencia; por muy vívida que fuera la agonía, ¡al final sería derrotada por mí! ¡Cómo se atreven meras ilusiones a intentar invadir mi espacio!
Miré directamente a los ojos de Barbatos, a escasos centímetros de distancia.
- ¡Me aconsejaste que me convirtiera en rey, Barbatos! Esta es mi respuesta. No seré un rey que sólo se responsabiliza de los súbditos vivos en este momento. Por la presente declaro que todas las vidas que he matado, todas las almas que he masacrado, ¡son ciudadanos legítimos de mi tierra!
- Ah, ahh...
Retiré mi mano de la barbilla de Barbatos.
- Que la felicidad y la paz sean arrojadas a los perros. Dentro de 2 días se celebrará una ceremonia de ejecución en la plaza de Niflheim. Que sea tu ejecución o la de toda la Facción de las Llanuras depende únicamente de tu testimonio. No querrás que Beleth y Zepar mueran por el asesinato que orquestaste, ¿verdad?
- Y después de todo eso... ¿qué te quedara?
‘Incluso en una situación como esta, ¿seguía más preocupada por mí que por ella misma? Qué mujer tan desesperada. Actuaste con más crueldad que nadie, sin embargo te volviste excesivamente gentil con aquel a quien le diste tu corazón. Ese es tu defecto. Como rey, deberías ser igual a todos. Debes juzgar no sólo a tus amantes sino, en última instancia, a ti mismo con la misma imparcialidad. Aquellos que no pueden hacer esto no son más que tiranos, y Barbatos, tú eres realmente la tirano más amable del mundo.’
- Todo permanece.
‘Estaba bastante agradecido por las alucinaciones. Después de todo, ¿no me impedían perder la cordura? Esas ilusiones me impedían por completo descender a la locura, olvidar todo lo que había hecho, convertirme en un viejo patético y demente.’
Mientras Jack maldecía, Halcón aullaba y Paimon susurraba, mi mente se aclaraba y mi razón se agudizaba. Soy capaz de bloquear por completo cualquier distracción, como la tentación que Barbatos acababa de ofrecerme. Por supuesto, dependiendo de la perspectiva, podría haberme visto como un loco. Pero todo el mundo tiene un cierto grado de locura en su interior. La cuestión no era si uno estaba cuerdo o loco, sino si sucumbía a esa locura.
- No te preocupes, Barbatos. En la ejecución, dentro de 2 días, seré yo quien sostenga la espada. No hay forma de que le pase esa responsabilidad a otro. La llevaré a cabo sin posibilidad de excusas.
- ...
- Asumamos todos la responsabilidad hasta el final.
Me di la vuelta. Los ojos de los cadáveres que me observaban se movieron de acuerdo con mi mirada. Caminé hacia la puerta de la prisión mientras escuchaba el sonido de Barbatos sollozando detrás de mí.
- Dantalian, no... no te vayas... por favor, Dantalian...
Parecía un llanto ahogado en lágrimas. Cerré la puerta de hierro de un portazo, haciendo que el tintineo metálico resonara por el pasillo de la prisión durante un rato. Daisy me esperaba en silencio en el estrecho pasillo.
No me gustó la expresión de su cara. Tenía una mirada que se parecía a las emociones de Barbatos. Como no me gustaba, abofeteé la mejilla de Daisy. Molesto, ella sólo giró la cabeza ligeramente en respuesta.
- Tengo que reunirme con los restantes Señores Demonio de la Facción de las Llanuras 1 por 1 a partir de ahora. ¿Por qué me miras con esa expresión aturdida? Ve delante, tonta.
Daisy murmuró.
- Sólo una cosa. Sólo dime una cosa, Padre.
Sus ojos negros me miraron fijamente.
- ¿La gente de mi pueblo, los que mataste, también son visibles para ti?
Curvé las comisuras de los labios hacia arriba.
- Oh, sí. Los veo bastante bien. Sus ojos están siendo devorados y sus bocas me maldicen mientras son atravesadas por lanzas. ¿Estás satisfecha ahora? ¿Sientes simpatía por mí ahora? ¿Esta revelación te ha dado el deseo de perdonarme? Si es así, eso sólo significa que tu convicción está sólo a ese nivel. Es un gran error si crees que tienes derecho a perdonar sus muertes.
Caminé por el pasillo, arrastrando mi manto tras de mí. Mientras escuchaba el sonido de mis pasos mezclarse con otro murmullo, seguí avanzando. Tal vez porque había reconocido brevemente a las sombras, hoy estaban siendo especialmente ruidosas. Pero no importaba. Yo estaba aquí.
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