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martes, 16 de septiembre de 2025

BC - Volumen 3 Capítulo 39


Capítulo 39
Tramos Revestidos En Oro
Traducción y corrección: Radak
Edición: Radak, Sho Hazama
Se oyó un clic. Luego, una vez más, la conexión. Una chica con un casco amarillo jadeaba por el esfuerzo, pero sonreía al pequeño y prístino camino dorado que había creado. Estaba mejorando en esto. Esta parte del camino... Era mala. Terrible. Era de lo peor que había visto. Bueno, eso no era del todo cierto. Había un tramo cerca de donde había ido el Conectado, su Conectado, cerca de ese lago maldito, donde no quedaba nada en absoluto. Allí, el camino estaba tan destrozado que no había rastro, salvo donde la red terminaba abruptamente. ¿Aquí? Bueno, al menos quedaban trocitos. Montones, montones de pequeños trocitos. Y más allá... Caminos rotos. Caminos como los que había cerca de su casa, destrozados en mil pedazos, apenas filtrando gotas de la energía que se suponía que debían contener. Una parte de sí misma. Una parte con la que solo tenía una conexión muy tenue, pero sabía que, si seguía adelante en su camino, las piezas se unirían. Y una parte de ella misma encajaría en su lugar. Ella extendió una mano. Dolorterrorasustadatraicionadaporquéporquéporqué Apretó el puño e hizo una mueca, retrocediendo. Se tambaleó hacia atrás y chocó contra un cuerpo enorme. El enorme jabalí hecho de tierra resoplaba preocupado; un casco amarillo también le cubría la cabeza. La niña refunfuñó y apretó la cara contra el flanco del jabalí, buscando consuelo. Su fiel corcel rugió reconfortante, acariciándola con el hocico. La niña se subió a su hocico y Chun Ke levantó su cabeza obedientemente, permitiéndole rodar hasta quedar boca arriba. Se hizo un ovillo y se quitó el casco. Era algo incómodo, con su ala extraña y sus colores brillantes. ‘Casco duro para proteger el melón de la Hermanita Mayor. La Hermanita Mayor está construyendo, necesita un casco’, declaró el jabalí con autoridad. Así que los hizo. Los hizo con pedazos de sí misma y de su Qi. ‘Jefa’, decía el caracter del frente. Una distracción divertida. La niña suspiró con frustración y dejó caer la cosa amarilla sobre su cara. “¿Te Duele y te da miedo?” Rugió el jabalí debajo de ella. “Sí” le susurró la niña. “Da miedo. Pero... Debería... Debería acabar con esto. Necesito...” El jabalí negó con la cabeza. ‘Está bien. Ve despacio. La Hermanita Mayor va a su propio ritmo. Y cuando esté lista... Familiares y amigos, ayudarán como puedan.’ Sus puños apretaron la hierba de color rojo óxido que formaba su pelaje y se mordió el labio. ‘Además, Chun Ke golpeará cabeza como le hiciste a Flor Bonita y a Tigu'er si vas demasiado rápido. No es bueno no seguir las propias palabras.’ La niña rio a su pesar. "¿Ah? ¿Quieres desafiar mi cráneo?" ‘Chun Ke tiene la cabeza como una roca. ¡Ganaré!’ El jabalí rio alegremente. La niña le dio una palmada a la espalda de piedra del jabalí y rodó, riendo con él hasta que su alegría se apagó. ‘La Hermanita Mayor ahora está con el Hermano Mayor... ¿Qué tal si nos adelantamos un poco? Nos reunimos con Tigu'er, Rizzu, el Hermano Menor Gou, Flor Bonita y Yun. ¿Le hacemos camino al Hermano Mayor esta vez, en lugar de al revés?’, le preguntó Chun Ke. La niña reflexionó sobre la pregunta. No eran sus Conectados, pero... Bueno... Gou Ren le revolvió el pelo y la llevó a caballito... Antes de arrojarla a un pozo de barro. Los sueños de un niño perseguido por un espíritu de zorro y una espada que él no notó. La observaron con ojos cariñosos, mientras le mostraba su última obra maestra. Un gato tonto, con el mismo deseo que ella una vez tuvo. Una bailarina que no sabía bailar correctamente. Su gente. La niña saltó del lomo del jabalí y se puso el casco de nuevo en la cabeza. El jabalí olfateó el aire.
‘Por ahí’, declaró, señalando con el hocico. La niña asintió y dio un paso hacia adelante, hacia la oscuridad. Cada paso fue trazado en oro.
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La noche que pasé en la Colina de Cristal fue bastante tranquila, salvo por el hecho de que un grupo de monos decidió que tenía forma de almohada. Probablemente habría sido insoportablemente caluroso, si esas cosas ya no me molestaran a menos que realmente pensara en ello. El calor, la humedad, incluso el frío... Podía sentirlo, y sentir cuando las cosas estaban bien, pero realmente no sudaba ni experimentaba el calor a menos que estuviera realmente trabajando. Por otra parte, también podía meter la mano directamente a los hornos o nadar en lagos congelados sin problema, por lo que no era tan sorprendente. Y por la mañana tuve la suerte de disfrutar un poquito de un sueño mío de la infancia. Monos mayordomos. Bueno, no eran monos mayordomos, sino una manada de monos que encendían fuegos para cocinar y picaban ingredientes bajo la atenta mirada de Song Ten. Era como la sinfonía de espadas de Xiulan por las mañanas, o como Wa Shi preparando todos los ingredientes. Traté de ayudar... Pero me hicieron señas para que volviera a la mesa, ya que era un invitado. En cambio, Fideo, Big D y yo repasamos la formación con el Maestro Gen. Él había terminado el borrador durante la noche. Al parecer, ya estaba casi terminada, así que solo estaba usando una versión modificada de uno de los diseños de su Maestro. “Entonces, ¿estamos de acuerdo con este diseño?” Preguntó el Maestro Gen. Lo observé con atención. No vi nada obvio que fallara. Rou no tenía una base muy sólida en formaciones, y yo tampoco, pero rebuscar en sus recuerdos nos permitió comprender un poco. El Abuelo le había enseñado principalmente a reconocer las cosas que podrían hacerle daño y a romper ciertos puntos en ellas, en lugar de cómo funcionaban y cómo combinarlas. Y todo el conocimiento de Rou al respecto era, como mucho, teórico. Asentí. "¿Sabes? Esperaba que fueras un poco más cauteloso con esta información", le dije al jefe mono mientras un par de bebés me peinaban. Los mocosos habían decidido que era un juego de niños, aunque en realidad no me importaba. El brusco Maestro Gen parecía estar cogiendo cariño, al menos un poco. Resopló mientras Yin cruzaba la habitación corriendo, perseguida por una pequeña horda de monos, ululando y chillando. Pequeñas linduras. El Maestro Gen miró el pergamino. “El Maestro insistió en que todas las formaciones que consuman tanto Qi serán revisadas por ambas partes. Dijo que era muy fácil colar algo si alguien no tenía escrúpulos.” Bueno, esa era la mentalidad paranoica del cultivador, pero... Bueno, no podía culparlo. Era una buena idea, y como me iba a enganchar, tenía que asegurarme de que no hiciera nada malo. Parecía que iba a volver a ser una batería. “Entonces comenzaremos la construcción de la formación” declaró el mono brusco y sensato. Dio una calada a su pipa y entonces su mirada cambió sutilmente. ‘Llamo a mis parientes. ¿Quién escuchará este llamado?’ dijo, volviendo al habla de Qi. Su voz resonó de forma extraña. Los monos que nos rodeaban se animaron, como si les hubiera caído un rayo. Parecían oscilar descontroladamente entre ser... Bueno, monos, y ser tan coordinados como un humano. Una chispa de algo se filtró en los ojos de algunos. Su llamado fue atendido. Rápidamente, diez monos se alinearon, portando picos y cinceles. ‘Hai Ten, Feng Ten, Po Ten, Li Ten...’ susurró el viejo mono con cariño mientras se levantaba, caminando hacia ellos y dándoles una palmada en el hombro a cada uno. ‘Gracias.’ ‘Esta habilidad... Debo confesar mi ignorancia sobre cómo funciona’, observó Big D. El Maestro Gen observó a los monos, que eran casi Bestias Espirituales. “Es una inspiración espiritual. Puede usarse para controlar... Pero no soy un emperador. Son mi familia. ¿Controlarlos, sacrificarlos por capricho? Sería un pecado imperdonable.” Big D miró al mono por un momento antes de inclinar la cabeza y levantar las alas en señal de respeto. ‘Maestro Gen, aprecio que me haya ilustrado’ entonó el gallo. El Maestro Gen tosió, con aspecto algo avergonzado. “Ya basta. Este ritual debe realizarse en un lugar específico. Debemos ir al subsuelo.” Big D hizo una mueca.
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Fue un largo camino hacia abajo. Entramos de nuevo al taller y luego a uno de los túneles que había más allá. Los túneles que en su mayoría habían sido construidos para criaturas de apenas un metro de altura. Yo medía un metro ochenta y cinco y... Bueno, era corpulento. Al menos no estaba solo con mi claustrofobia. Big D tampoco parecía muy entusiasmado con estar allí abajo, aunque Yin y Fideo no les importaba. En algunas partes tuve que ponerme de pie cuando el techo se expandió. La mayoría de los túneles por allí estaban iluminados por cristales, aunque había largos tramos de oscuridad que estaban iluminados por hongos. Hongos brillantes recorrían los colores del arcoíris, creciendo en las paredes y el suelo. Tenían un tono casi neón, como la portada de un álbum de synthwave o esos minigolf que brillan en la oscuridad. Distraídamente, toqué uno y un destello de esporas se desprendió, brillando en la oscuridad y cubriéndome el dedo. "¿Son comestibles?" Pregunté con curiosidad, esperando distraerme. El Maestro Gen hizo una pausa en su marcha y arrancó uno de la pared. “No son venenosos... Pero no saben particularmente bien.” Encogiéndose de hombros, le dio un mordisco y gotas de un icor púrpura brillante, casi como tinta, salpicaron el suelo. Masticó y tragó antes de abrir la boca y revelar que estaba brillando. Solté una carcajada y saqué el hongo de la pared. Sabía un poco a... Bueno, a algo así como a masticar cuero. Cuero viscoso. Con un toque a ese juguete pegajoso que antes era súper popular... Sí, para mi vergüenza, sé exactamente a qué sabe. Sí... Definitivamente no los voy a comer muy a menudo. Pero ahora tengo una boca verde brillante, así que obviamente fui el ganador. Y entonces Yin empezó a frotarse contra ellos a propósito, de modo que su pelaje quedó pintado de neón. Le sonreí a la coneja y ella soltó una risita, y luego empezó a pintarle las plumas a Big D. Estaba tan distraído que no se dio cuenta. “Un poco más lejos”, dijo el Maestro Gen, sonriendo con sus dientes de neón brillando en la oscuridad. Solo tuvimos un par de apretones más hasta que terminamos. Naturalmente, fue entonces cuando me quedé un poco estancado. El pánico se apoderó de mi garganta y respiré hondo ante la repentina sensación de opresión en el pecho, la piedra se agrietó y se desmoronó, la roca madre se desmoronó y se convirtió en polvo por mi respiración. Por suerte, sin colapsar el túnel. Tragué saliva con fuerza. “¿Todo bien por ahí?” Preguntó el Maestro Gen. Miré de nuevo a Fideo, quien levantó su ceja buena. “¡Genial! ¡Todo bien!” Grité mientras doblaba la última curva y observaba la zona. Se me cayó la mandíbula. Había una jungla bajo tierra. Vi helechos enormes con frondas tan grandes que podían usarse como mantas. Alfombras de musgo cubrían el suelo, formando una alfombra suave y elástica bajo nuestros pies. Cascadas caían por las paredes, levantando nubes de niebla y humedeciendo el aire tanto que el agua se condensaba en la piel. El techo estaba presidido por un conjunto de enormes cristales de luz, tan brillantes y relucientes que uno podía pensar que estaba al aire libre bajo el sol. Finalmente, había un espacio en el centro de los ríos, directamente debajo del centro de los cristales en la habitación aproximadamente circular. Solté un silbido. El Maestro Gen frunció el ceño mirando al techo. “Un poco más brillante de lo habitual…” murmuró antes de sacudir la cabeza. “Aquí es donde realizaremos la transferencia.” El Maestro Gen sacó su pergamino, se concentró en la formación en la página y luego cerró los ojos. Los monos se animaron, tal como lo habían hecho cuando el Maestro Gen los llamó. ‘Esto es lo que hay que hacer, hermanos míos.’ Se desengancharon los picos de sus correas. Se prepararon los cinceles. El Maestro Gen se colocó el casco. Los monos comenzaron su trabajo.
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El restaurante estaba de nuevo abarrotado de gente cuando se sentaron a cenar. Xiulan le pasó un poco de vino a An Ran. "¿Nunca has visto esa obra?", Le preguntó Huyi a Yun Ren, quien estaba mirando su cristal grabador. “No. Vivimos demasiado lejos de las ciudades. Solo tenemos funciones de marionetas, como mucho” dijo. “Pero esos disfraces eran geniales.” “¡Sí, los colores eran admirables! Sonrisa Brillante, ¿esa fue la fundación de tu Secta?” Gritó Tigu desde el otro lado del pasillo. “¡Lo fue! ¡Buena historia, ¿verdad? ¡Mi venerable antepasado tenía una habilidad especial con las palabras!” Gritó Chen Yang, de la Secta del Sol Enmarcado, desde su mesa. "¿No escribió también 'El viento sopla'?", Preguntó Guo Daxian con irritación. Xiulan resopló al oír mencionar el crudo poema. “¡Mentiras y calumnias!” Rugió Chen Yang. “Tengo dos bocas y dos voces, una habla voluntariamente, la otra sin mi consentimiento…”, comenzó Daxian, ganándose varias risas. “¡No tiene autoría! ¿Cómo puede alguien pensar que el venerable creador de palabras sería tan grosero?” Se quejó Chen Yang. Yun Ren negó con la cabeza, sonriendo. “Podríamos intentar nuestra propia producción algún día. Mis imágenes serían escenarios fantásticos.” “Quizás podríamos hacer una producción de la Orquídea Matademonios”, dijo Gou Ren, provocando a Xiulan. Ella lo miró fijamente al ver su sonrisa pícara. Tigu se animó. "¡Ah, puedo representarla a la perfección!" Gritó antes de tomar varios baozi de la mesa y metérselos en la camisa. "¡Miren! ¡Soy la Orquídea Matademonios!" Xiulan se quedó mirando el pecho repentinamente abultado y la expresión altiva de Tigu. Funcionó... Sorprendentemente bien en ella. “Necesitas unas cuantas más ahí”, dijo Xianghua, torciendo los labios mientras le echaba un vistazo al pecho de Xiulan. Xiulan se palmeó la cara. Ella disfrutaba de estos tontos... La mayor parte del tiempo. Tie Delun y Chico Ruidoso se acercaron a hablar con Tigu. Guo Daxian mantuvo la discusión con Chen Yang demasiado tiempo. Gou Ren finalmente se rindió y abrió la boca, a punto de aceptar una ofrenda de una triunfante Xianghua... Cuando Xiulan se le adelantó, metiéndole uno de sus bollos de carne en la boca y ahogándolo. “Entonces, ¿qué haremos mañana?” Preguntó Tigu con entusiasmo mientras regresaban a la mansión. Xianghua y su hermano se habían marchado, dejando solo a los miembros de la Secta de la Espada Verdeante y sus compañeros. “Trapos y Chico Ruidoso quieren ir a apostar!” “¡NO irás a apostar!” Gritaron Yun Ren y Huyi. Xiulan les rodó los ojos cuando Tigu comenzó a quejarse, luego vio a Gou Ren, que caminaba un poco más lento que todos los demás. Parecía contemplativo. “Hermano menor, ¿en qué piensas?” Preguntó Xiulan. Gou Ren se sobresaltó, mirando a Xiulan antes de mirar las espaldas de los demás. Una leve sonrisa se dibujó en su rostro. “Solo estaba pensando en el torneo. Ha sido divertido. Me alegro de haber venido.” Xiulan sonrió ante sus palabras. "Me alegra que también estén aquí. Yun Ren, Ri Zu... Incluso Tigu” dijo ella con ironía. Gou Ren carcajeó.
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La mansión estaba en silencio cuando llegaron, después de que la noche llegara a su fin y todos regresaran a sus sectas. Todo estaba en silencio, salvo por Bolin, el hombre de su padre, quien le hizo señas a Xiulan para que se acercara. “Los Dignatarios desean hablar con usted, Joven Dama” le susurró al oído. Xiulan suspiró y asintió. Ella les deseó buenas noches a sus compañeros y luego entró al edificio principal.

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