Capítulo 382
Cara a Cara (IV)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
- ¿Por qué?
Esta vez, era Li quien estaba confundida.
- Porque...
Madeline parecía no querer decirlo, pero tras dudar un poco, finalmente dijo en voz baja.
- Porque creo que, incluso en el momento más peligroso, tú no abandonarías a Su.
Algo dentro de Li pareció conmoverse, pero antes de que pudiera pensar con claridad, Madeline añadió rápidamente.
- Además, aunque te diera oportunidades día tras día, ¿serías capaz de matarme? Por eso te dejo marchar.
El tono despectivo de Madeline no volvió a enfadar a Li, que se enfadaba fácilmente. Li luchó un poco, pero, naturalmente, fue inútil. Estaba muy abatida. De repente, Li recordó algo y, apretando los dientes, preguntó.
- ¿Por qué demonios llevas una cuerda contigo?
- Para ocuparme de ti.
Madeline fue extremadamente sincera. Li se puso aún más triste.
- ¿Te ofendí antes? Por supuesto, aparte de hoy.
- Me ofendiste.
Madeline respondió con extrema firmeza. Sin embargo, Li realmente no podía entender como la había ofendido, así que le hizo una pregunta tras otra, pero Madeline no estaba dispuesta a responderle e incluso adoptó una postura de espada. Como resultado, Li comprendió que no iba a responderle ni a dejarla en paz, así que también se calmó y comenzó a pensar en sus propios asuntos mientras colgaba del árbol. El bosque se quedó en silencio.
En ese momento, Su ya había corrido más de 40 kilómetros. Afortunadamente, encontró un pequeño arroyo. Desafortunadamente, el agua del río contenía altos niveles de radiación, por lo que parecía que la parte alta pasaba por una región de alta radiación. Rara vez había señales de presencia humana en lugares cercanos a fuentes de radiación. Este arroyo no era una excepción. Se paró junto al río y miró hacia él. El agua era extremadamente clara y había muchos peces mutados moviéndose a velocidades asombrosas en su interior.
Su bajó la espada militar y comenzó a quitarse la ropa. Cuando se quitaron las vendas que cubrían su cuerpo, debajo de ellas había cortes entrecruzados de diferentes tamaños. A través de los 2 cortes más profundos junto a las costillas, ¡incluso se podían ver los órganos internos retorciéndose! La carne que rodeaba las heridas tenía un extraño color grisáceo. Parecía que su capacidad de recuperación era completamente inútil.
Dio 2 pasos hacia el río y, de repente, escupió una bocanada de sangre. Su cuerpo se debilitó y sus rodillas se doblaron, ¡lo que le hizo arrodillarse en el suelo! Apoyó las manos en el suelo mientras respiraba con gran dificultad. Tras la feroz batalla, Su comprendió verdaderamente lo terrible que era Claudia. Sus ataques poseían una extraña energía que hacía que las heridas que infligía fueran difíciles de curar. Después de alejarla, libró otra amarga batalla contra los elegidos. Aunque la batalla no duró mucho, agotó toda su resistencia y le hizo perder el momento óptimo para recuperarse de sus heridas. Durante los últimos días, siempre había soportado un gran dolor.
Después de descansar un rato, se le ocurrió una idea. La sangre que había derramado se convirtió en una ola de sangre que rebotó en el suelo y regresó a su cuerpo. Se levantó tambaleándose. Luego, con la espada militar en la mano, caminó paso a paso hacia el río.
La tranquila superficie del agua produjo de repente grandes cantidades de espuma. Muchos peces mutados salieron a gran velocidad, abriendo sus bocas llenas de dientes afilados, ¡y luego mordieron ferozmente el cuerpo de Su! Se encontraba dentro del agua del río, que le llegaba por la cintura. La espada militar trazó una elegante trayectoria, atravesando los cuerpos de los peces carnívoros mutados. Luego, con un movimiento de su brazo, los peces mutados volaron hacia la orilla uno tras otro.
En un abrir y cerrar de ojos, ya había matado a más de 20 peces carnívoros mutados. El río se calmó una vez más. Parecía que ya no había más peces carnívoros mutados cerca. Como resultado, Su arrastró su pesado cuerpo hasta la orilla, sacó una cantimplora y primero drenó toda la sangre de los peces. Luego, agarró un pez y, como el viento danzante, la espada militar lo desmembró por completo de inmediato. Después de rebuscar entre la carne del pez, que había sido cortada en más de 10 trozos, finalmente encontró unos pocos trozos de carne apenas comestible.
Su ya estaba muy satisfecho con este resultado. En aquel entonces, cuando estaba en el desierto, a menudo pasaba varios días sin encontrar ni un solo bocado de comida comestible. Su situación actual era obviamente diferente a la del pasado. Mientras se mantuviera lejos del territorio de los Jinetes de Dragón Negro y eliminara a todos los asesinos que Bevulas enviaba en su contra, con su fuerza actual, encontrar comida para sus subordinados y Madeline no era, naturalmente, un problema.
La espada militar bailaba sin cesar. La carne mutante se descomponía rápidamente. Sin embargo, debido a que las cabezas de estos peces eran demasiado grandes y sus bocas ocupaban la mayor parte de ellas, después de eliminar las partes que definitivamente no se podían comer, no quedaba mucho. Cuando se sumaron los 20 peces, la carne que se extrajo apenas alcanzaba para una sola comida.
Su guardó estos peces mutados mientras se metía en la boca las partes que los demás no podían comer. Incluso él solo podía absorber una pequeña cantidad de nutrientes de esta carne. La mayoría de las veces, era un esfuerzo inútil. De repente, su cuerpo se tensó. Sus piernas se movieron, adoptando ya una postura medio agachada. ¡El resplandor de su ojo azul izquierdo se hizo cada vez más intenso!
- Sal.
Su dijo con frialdad. A unos 100 metros, sobre una roca, apareció lentamente la figura de Claudia. Estaba sentada en lo alto de la roca, mirándolo. Sin embargo, no había mucho odio ni hostilidad.
- Viéndote así, ya ni siquiera tengo ganas de matarte.
Claudia dijo con un suspiro. Su se rio y dijo.
- Sin embargo, como lo has visto, tengo que matarte.
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