Capítulo 101
Un Rey y su General (XIV)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
- ...
Tragué saliva. Podía intuir que ahora se iba a desarrollar una batalla caótica. Tanto cargar contra un solo punto con jinetes como atacar a distancia con arqueros montados ya no funcionaba. Al ejército imperial sólo le quedan 2 opciones. La primera opción es retirarse. No hay general que elija retirarse sin lograr nada o cuando no hay nada que ganar retirándose. Por lo tanto, en realidad sólo les queda 1 opción y era atacar. Entonces una ola negra y sombría se acercó desde el muro de niebla junto con una pieza de refinada música de marcha propia de los humanos. A diferencia del ruidoso tintineo de gongs interpretado antes por los aldeanos de las montañas, el ejército imperial tocaba con cuernos y tambores. El sonido de los cuernos resonaba por toda la niebla.
- Ha comenzado.
Una batalla cuerpo a cuerpo con soldados a pie al frente. Los piqueros imperiales formaron una línea mientras se acercaban lentamente. Los lanzadores de jabalina orcos y los honderos goblins los atacaban sin descanso. Sin embargo, perdían fuerza ya que sus proyectiles chocaban al menos una vez contra las numerosas picas que sostenían. Al igual que las ondas de un lago se calmaban al cabo de un rato, los soldados imperiales no se inmutaban ante nuestros ataques a distancia.
Fue en ese momento cuando se utilizaron nuestras catapultas colocadas en la retaguardia. Eran las mismas catapultas que nos causaron muchos problemas en las Montañas Negras. Sacrificaban alcance por potencia, y en vez de usarse para asedios, eran perfectas para batallas nocturnas como ésta. El general Zepar había tomado todas las catapultas de las fortalezas para este preciso momento. 10 rocas surcaron el cielo al mismo tiempo. Volaron más allá de la niebla y bombardearon al enemigo de abajo. Debido a la característica de los piqueros, avanzaban en formaciones bastante compactas, y este tipo de formaciones son extremadamente débiles al bombardeo. Dado que los cañones aún no se habían inventado en este mundo, las catapultas eran la peor pesadilla de un piquero.
- ¡Esquivenlas!
- ¡No las esquives! ¡No abandonen sus posiciones!
Grandes rocas acababan con los piqueros imperiales dondequiera que aterrizaban. No sólo estaban sufriendo una pérdida sustancial, sino que también estaban experimentando un golpe psicológico. Imagínense, las rocas caían como meteoritos desde el cielo brumoso. Sólo unas pocas personas podrían mantener la compostura y permanecer en formación cuando caen rocas del cielo. Laura hizo una simple evaluación.
- Hm, su error fue usar todas sus catapultas para contener a nuestra ala izquierda y al ejército central.
- Terminaron perdiendo estratégicamente después de perseguir obstinadamente una victoria táctica.
El ejército imperial naturalmente también tiene catapultas; sin embargo, ya que es difícil usar catapultas debido a su visión limitada en la niebla, decidieron usarlas para disparar implacablemente hacia el ala izquierda y el ejército central del ejército del Señor de los Demonios en aras de mantenerlos atados. El ejército imperial logró su objetivo, pero al precio de ser bombardeados por nosotros en este momento. Todas las tácticas tienen sus pros y sus contras. Observé con calma a las tropas enemigas antes de chasquear la lengua.
- Tsk.
Esperaba que las catapultas tuvieran un mejor efecto a la hora de arruinar la formación enemiga. Mis esperanzas fueron fácilmente traicionadas. El ejército imperial entró en pánico, pero su formación no se derrumbó. Mantuvieron su ritmo mientras poco a poco invadían nuestra posición. Estos locos bastardos.
- Lo mismo ocurrió con los soldados de las fortalezas. ¿Está el ejército imperial lleno sólo de súper humanos? Nunca retroceden. Esto va en contra del sentido común.
- Lo más probable es que sean tropas regulares y no soldados conscriptos. Es bien sabido que las tropas regulares del Imperio de Habsburgo son valientes. Incluso podrían ser soldados bajo el control directo del Margrave Rosenberg. Soldados que se han entrenado constantemente con el objetivo de proteger a la humanidad. No son como los soldados normales.
- Maldita humanidad. Para la humanidad. Para proteger a la humanidad. Todo eso son frases hechas que apestan. Permíteme que te diga la verdad, Laura. No es posible mover a un gran número de personas si no hay nada que ganar. El Imperio de Habsburgo proporcionó a sus soldados el cebo adecuado para esta expedición suya.
Considerando todas las cosas, yo soy el que provocó esta guerra. Desde hace varios meses, he estado utilizando la red de información de la Compañía Keuncuska para tener un firme conocimiento de lo que estaba sucediendo en todo el continente. Incluso sé qué tipo de propaganda utilizaban los principales miembros del Imperio de Habsburgo.
- Desde principios de este año, todas las naciones del continente han comenzado a cosechar Hierbas Negras en gran cantidad. Y aun así, los plebeyos siguen muriendo a causa de la Peste Negra. ¿Sabes por qué? Es porque están dando Hierbas Negras a sus ejércitos primero. Las Hierbas Negras están siendo cultivadas por todos los organismos gubernamentales. Tienen mucho de sobra, incluso después de tratar a todos sus soldados regulares. A pesar de esto, se niegan a abrir sus almacenes... ¡Le están diciendo a la gente que se una al ejército si quieren recibir Hierbas Negras!
No hay nación que vaya a la guerra sólo con sus soldados regulares. En esta época, los soldados conscriptos son convertidos en piqueros y utilizados como escudos de carne. Al intentar reclutar más soldados, no sólo tienen que enfrentarse al fuerte descontento y resistencia de las aldeas que visitan, sino que consumen mucho tiempo viajando a todas y cada una de las aldeas de la región. La mayoría de las naciones decidieron utilizar las Hierbas Negras como cebo para que la gente acudiera y se presentara por sí misma. Al final, la gente dejaba atrás sus aldeas y caminaba hacia los lugares de reunión del ejército con tal de obtener las Hierbas Negras. Para llevar medicinas a sus familias. Para proteger sus aldeas. Muchos enfermos arriesgaron sus últimas esperanzas para arrastrarse hasta allí. Sin embargo, los enfermos rara vez llegaban hasta el final del largo viaje. A menudo morían en el camino. En todos los rincones del continente, los enfermos se lanzaban a una aventura inútil...
- Algo como la protección de la humanidad no es más que un pretexto. Si esos señores hubieran respondido correctamente al principio, entonces habría disminuido drásticamente el número de plebeyos afectados por la Peste Negra. Cultivaban Hierbas Negras con el dinero que pagaban sus ciudadanos, pero eso ya no era suficiente, pues empezaron a amenazar a la gente para que se alistara en el ejército si quería hacerse con las Hierbas Negras. Toda la responsabilidad y el sufrimiento se trasladaron al pueblo. Llamar a eso en aras de la humanidad... ¡No hay gilipollez tan grande como ésta!
El Margrave Rosenberg era igual. Se aseguró de dar Hierbas Negras a sus soldados de caballería y caballeros de élite. Esta es la razón por la que casi ninguno de sus soldados de élite desertó después de que perdiera sus tierras mientras se retiraba. Les había mostrado bondad. Desde la perspectiva del margrave, lo más probable es que fuera una sabia decisión, pero ¿qué hay de la gente que le quedaba? Los desechó con la justificación de proteger a la humanidad. ¿Quién es esa humanidad? La gente naturalmente comenzará a preguntarse esto. Si los plebeyos no existen en la humanidad que el imperio y los margraves quieren proteger, entonces sólo queda una humanidad. Una nación para aristócratas. La familia real. ¿Qué clase de humanidad es esa? Lo más probable es que los plebeyos quieran escupirles en la cara.
Por eso no les costó mucho esfuerzo a los plebeyos pasar de servir a los aristócratas a los Señores Demonio. Bajo mis instrucciones, nuestra 6ª legión distribuyó Hierbas Negras, las mismas Hierbas Negras que el margrave se negó a repartir. La Compañía Keuncuska había firmado contratos con granjas de hierbas y comenzó a cultivar Hierbas Negras en grandes cantidades desde el año pasado. Según mi contrato con la empresa, poseo alrededor del 5% de todas las Hierbas Negras que cultivan. Eso es lo que distribuí. Las familias que tenían la muerte esperando en sus puertas se salvaron. Los plebeyos alabaron a nuestro ejército. Aceptaron voluntariamente a la comandante Barbatos como su nueva condesa... ¿Quién protegió a la humanidad?
Al final, el Imperio de Habsburgo esgrimió una justificación que sólo sirvió de boquilla mientras engañaban al mundo y engañaban al pueblo. Yo destruiré esa fachada suya. Todavía no, pero tampoco muy lejos en el futuro. Aplastar el orgullo de los fuertes que esgrimen su justificación como lo hacen estos tipos es algo que disfruto mucho haciendo. Estoy deseando que llegue ese día. Laura puso cara de preocupación al ver mi expresión.
- Mm. Su Señoría está pensando en algo malo...
- Por favor, no me calumnies. Ningún otro Señor Demonios tiene pensamientos puros y brillantes como yo.
- Siento que acabo de escuchar una palabra que no encaja ni un poco con Su Señoría, ¿esta jovencita escuchó mal?
- Escuchó mal. Un completo malentendido.
Laura dejó escapar un suspiro por la nariz mientras sonreía satisfecha. Parece que su respeto por su señor se estaba desvaneciendo poco a poco. ¿No era realmente una vasalla engreída? Una vez que esta batalla termine, voy a tener que enseñarle pacientemente la cortesía entre un soberano y su súbdito encima de una cama.
- ¡Empujen! ¡Empújalos hacia atrás!
Los lanceros orcos y los lanceros imperiales finalmente chocaron. Fue una pelea de perros. A pesar de que el otro bando estaba obviamente sosteniendo sus lanzas, no tenían otra opción que sumergirse en el pantano de puntas de lanza. En esta situación, el bando que naturalmente tenía ventaja era el de las lanzas más largas. En términos de longitud y grosor, las lanzas usadas por los orcos eran muy superiores a las de los humanos. Para compensar esta desventaja, el ejército imperial utilizaba caballeros de caballería desmontados. Los caballeros con espadas a dos manos en lugar de lanzas se situaron frente a sus lanceros. Cortaban las lanzas de los orcos con sus espadas de aura y luchaban desesperadamente por abrir una brecha para sus lanceros.
Este método era bastante eficaz. Los caballeros son un contraataque apropiado para los ogros y también se puede hacer que se interpongan entre los soldados para cortar lanzas. Por otro lado, es difícil utilizar a los ogros de esta forma debido a sus enormes cuerpos. La moral del ejército imperial aumentó cuando los caballeros cortaron las lanzas de los orcos.
Estaba esperando este momento. Di una orden en mi mente. Los caballeros de la muerte que se escondían entre las sombras de los lanceros orcos saltaron en cuanto recibieron mi orden. Debido a la repentina aparición de los caballeros de la muerte, los caballeros imperiales acabaron recibiendo un ataque por sorpresa. Los caballeros estaban indefensos mientras eran empalados y asesinados. 10 caballeros imperiales comieron polvo mientras sus caras caían al suelo. El ejército enemigo envió inmediatamente otro grupo de caballeros. Los caballeros cargaron con valentía para luchar contra los caballeros de la muerte a pesar de que numerosas lanzas se clavaban en ellos. Me reí mientras los observaba.
- Un esfuerzo inútil.
Di otra orden. Les dije que se sumergieran. Todos los caballeros de la muerte entraron en sus formas espectrales mientras volvían a esconderse en las sombras antes de que los caballeros imperiales pudieran alcanzarlos. Estos estaban obviamente frustrados ya que empezaron a gritar sobre lo cobardes que somos.
- El mayor cumplido que se puede ofrecer. Nosotros ganamos porque somos cobardes y ellos pierden porque no lo son. El precio de la derrota es la muerte masiva de sus soldados de élite. No hay necesidad de discutir qué opción es más adecuada.
- Lo más probable es que no lo digan sinceramente. Más importante aún, Su Señoría, no creo que esas sean palabras que alguien que afirmó ser puro hace un segundo debería estar diciendo.
- Soy alguien que es puramente cobarde.
Respondí con franqueza. Laura me dirigió una mirada agria, pero ¿qué? No se trata de lo que dices, sino de cómo lo dices. Los caballeros se obstinaron en apuñalar a las sombras con sus espadas, pero aquello fue literalmente una pérdida de tiempo. Pronto se rindieron y volvieron a su tarea principal. Cortar nuestras lanzas con seriedad. Una vez que lo hicieron, parecía que los piqueros imperiales abrumarían al ejército de los Señores Demonios, pero...
Tarareé alegremente como si estuviera dirigiendo una orquesta. Los caballeros de la muerte surgieron de las sombras. Los caballeros imperiales que estaban preocupados por los lanceros orcos volvieron a caer en el ataque sorpresa. Los caballeros imperiales lanzaron un grito al ser abatidos. Esta misma escena se repetía una y otra vez. Los caballeros imperiales tenían que desconfiar constantemente de un ataque abrupto de los caballeros de la muerte mientras eran apuñalados por un grupo de orcos. Esto haría enloquecedor a los caballeros. Ya están lidiando con docenas de lanzas frente a ellos, pero también tienen que preocuparse por el suelo bajo sus pies. Esto es pedir lo imposible. Al final, o los caballeros se quedaban sin auras y eran apuñalados por las lanzas de los orcos o eran masacrados por uno de los caballeros de la muerte.
Las auras no son algo que se pueda mantener para siempre. Sólo los maestros de la espada podían mantener sus auras durante largos periodos de tiempo, pero estos caballeros tenían que usar sus auras si querían cortar las pesadas lanzas de los orcos. Los caballeros imperiales gastaban sus auras a un ritmo drástico. No había nada que temer de un caballero sin aura. Los caballeros imperiales estaban decididos a morir mientras seguían blandiendo sin cesar sus espadas a dos manos. Los caballeros imperiales eran fieles a su fama mientras luchaban desesperadamente. Los lanceros orcos no tuvieron otra opción que retroceder debido a su valor.
Exactamente 5 metros. Los orcos retrocedieron exactamente 5 metros desde sus posiciones iniciales. Más de 50 caballeros imperiales murieron por esos 5 metros. Si haces algunos cálculos simples, entonces tienen que sacrificar 10 caballeros por metro. No sabemos exactamente cuántos caballeros el ejército imperial había enviado aquí. Sin embargo, había una cosa que era cierta. Un campo de batalla donde tienen que sacrificar 10 caballeros por metro, definitivamente no es un compromiso que valga la pena para el ejército imperial.