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jueves, 22 de febrero de 2024

DH - Capítulo 58

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Capítulo 58
Sin Saber qué Hacer (II)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Durante los últimos días, el estado de ánimo de Perséfone era terrible. Ni siquiera los raros rayos de sol que salían por la larga y estrecha ventana francesa la alegraban lo más mínimo. En cuanto abría el icono de tareas pendientes, los innumerables documentos se derramaban como una cascada, convirtiendo la pantalla de su ordenador en un gran montón de basura que sólo se reorganizaba al cabo de unos segundos. Al principio, a ella le gustaba bastante esta característica de la pantalla de recibir documentos, porque a sus ojos, la mayoría de las tareas rutinarias eran basura. Sin embargo, por alguna razón, las cosas de las que tenía que ocuparse aumentaron de repente varias veces. Cada vez que veía el simpático icono de tareas pendientes, a Perséfone le entraban ganas de estrangularlo. Perséfone ya estaba utilizando su velocidad más rápida para ocuparse de los asuntos y, en su fuero interno, había rezado constantemente para que no hubiera tanto trabajo al día siguiente. Sin embargo, bajo la montaña de papeleo, había por fin una forma representativa que lograba evocar incansablemente su furia. Este documento era precisamente la solicitud de seguimiento de la persecución de Su. Ese día, debido a la petición de O’Brien, Perséfone anuló casualmente este plan. Por supuesto, cuando O’Brien planteó este asunto, no sabía que la operación de Luthor ya había fracasado. Simplemente sacó esta conclusión de su impresión de Su y su análisis de la pequeña tropa de Luthor. Cuando Perséfone vio el contenido del informe, aumentó ligeramente su admiración por la decisión de su propio hermano. Era mera admiración y no una aprobación, ya que comparado con la montaña de cosas que llenaban su pantalla, este asunto era realmente un asunto insignificante. La intención original de Perséfone era que, ya que 1 capitán no era suficiente, entonces sólo debía enviar a 2 capitanes. Aunque su firma sólo contuviera una simple palabra de anulación, los experimentados oficiales actuarían con increíble consideración para elaborar un nuevo plan. Luego, seguirían los procedimientos normales para que no volviera a llegar hasta ella. Este asunto debería haber terminado así, pero quién iba a pensar que unos días después, este documento volvía intacto a su pantalla. Ni siquiera miró el contenido de este documento antes de escribir directamente la palabra anulado. Según los procedimientos de los Jinetes de Dragón Negro, el comandante Julio debería haber escrito de nuevo el contenido del nuevo plan y luego buscar a sus propios superiores para que lo aprobaran y no saltarse un nivel para buscarla a ella. Un superior podía saltarse un nivel para examinar y aprobar algo, pero eso no significaba que un subordinado pudiera saltarse un nivel e informar a un superior. Pasó otro día y el plan de seguimiento volvió a aparecer en su pantalla. Además, parpadeó con la notificación de importancia, con lo que pasó a encabezar su lista de tareas pendientes. Perséfone contuvo su ira con dificultad y volvió a escribir la palabra anulado en él, enviándolo de vuelta. Después, volvió a sumergirse en su interminable trabajo. No era una gran trabajadora. Sin embargo, ya que estaba en esa posición, tenía que asumir la responsabilidad correspondiente; eso era algo que tenía claro. Por ello, se obligaba a trabajar de la mañana a la noche, descansando sólo 3 horas al día. Ella actualmente era muy parecida a una oficinista. Mientras Perséfone estaba enterrada bajo el trabajo, el anciano de los pisos superiores a ella estaba extremadamente relajado, cada día pasaba la mayor parte del tiempo observando las actividades de Su dentro de N958. La sexy y exagerada asistente cuyo rostro era tan frío como un témpano de hielo enviaba la respuesta de Perséfone a la solicitud de seguimiento tan pronto como ésta llegaba al escritorio del anciano. Aparte de esto, el anciano no parecía tener otra cosa que hacer. Ocasionalmente, este plan de acción continuaba por la cadena normal de procedimientos y no se enviaba a Perséfone. El anciano utilizaba entonces su propia autoridad para saltarse un nivel y anularlo. Como resultado, al cabo de 2 días, cuando llegaba el nuevo plan, el anciano notaba con satisfacción que el plan había sido enviado de nuevo a Perséfone. En todo el cuartel general de los Jinetes de Dragón Negro, el individuo más desgraciado era el comandante Julio. La derrota de Luthor, que estaba a sus órdenes, se había convertido en un asunto enorme que hasta los guardias del edificio conocían. No hablaban de la vergüenza del fracaso, y en su lugar hablaban de cómo los planes de seguimiento del comandante por alguna razón llamaban la atención de gente importante, además de ser directamente anulados cada vez. Lo más chocante fue que los que participaron en esta anulación no fue una sola persona. Cuando el plan fue anulado por segunda vez, el jefe de Julio cayó enfermo de repente y pidió un permiso de un mes. Pero él no tenía antecedentes familiares y, como tal, no podía pedir ninguna baja por enfermedad, así que sólo le quedaba prepararse y aguantar. Cada vez corrían más rumores sobre el comandante. En cuanto a por qué recibía una atención tan especial de personas tan importantes, había todo tipo de especulaciones. Nadie se atrevía a hablar casualmente de esas personas, y ni siquiera los buenos amigos sacaban el tema. Por ello, todas las especulaciones recaían sobre el comandante Julio. Desde su vientre ligeramente prominente y su piel algo más oscura, hasta la intensidad de su olor corporal y el número de pelos en el pecho, se hacían todo tipo de discusiones sobre él. Sin embargo, nadie dudaba de la capacidad del comandante para manejar los asuntos. Desde el día en que entró en el edificio, el comandante había demostrado su astucia y competencia a lo largo de estos 7 años. Destacaba aún más en la evaluación de la fuerza de los enemigos, la elaboración del correspondiente plan de acción y la selección del personal adecuado para hacerles frente. La fuerza individual del comandante no era nada especial, pero obtuvo su posición gracias a la sabiduría y no al poder físico. Sin embargo, en ese momento, el comandante empezó a dudar de su propia sabiduría. La primera vez que su plan fue anulado, todavía estaba dentro de los límites de sus expectativas. Un solo capitán especializado en el Dominio de la Percepción era un poco débil, aunque el propio Julio pensaba que la fuerza de combate de la pequeña tropa ya era superior a la necesaria. El comandante modificó el plan y añadió un comandante de Dominio de Combate y lo envió de vuelta. Esta vez, cuando el superior del comandante estaba a punto de aprobarlo, ¡quién iba a esperar que nada más terminar de firmarlo apareciera otro superior y emitiera un veto con decisión! Esta vez se quedó estupefacto durante 30 minutos. Aquella tarde, el coronel cayó enfermo, alegando que necesitaba un mes entero de tratamiento para recuperarse. Julio, cuya disposición natural era actuar con cautela, pasó largo rato reflexionando y evaluando el plan y no lo modificó sustancialmente. En la tercera modificación que hizo, sólo cambió un capitán de Dominio de la Percepción por un capitán de capacidad similar. Seguía pensando que la cantidad de fuerza combativa seguía siendo excesiva. Mientras tanto, las habilidades de percepción, rastreo y búsqueda eran más importantes. Aunque los Jinetes de Dragón Negro poseían enormes recursos, no debían despilfarrarlos. El comandante no olvidó sus habilidades de toma de decisiones o de formulación por culpa de algunas desafortunadas órdenes. Debido a que su superior cayó enfermo, Julio se armó de valor y lo envió directamente a Perséfone. Lo que vino después fue una anulación directa. El comandante sintió que se volvía loco. Si no era por algún problema, ¿cómo podían anularse esos planes que ostentaban una clara superioridad? Perséfone tenía un compromiso muy importante al que asistir esa noche. Justo cuando estaba a punto de salir del despacho, el conocido documento comenzó a parpadear. 15 segundos después de emitir el documento, el comandante recibió la anulación más rápida que jamás había obtenido.

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