{getMailchimp} $title={Stay Informed} $text={Subscribe to our mailing list to get the new updates.}

martes, 16 de enero de 2024

DD - Capítulo 169

A+
A-
Capítulo 169
El Mundo que Solo el Señor Demonio Conoce (VI)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
La gente empezó a despertarse al amanecer. - Vamos a vender. El anciano del grupo de comerciantes vino y nos respondió sobre la propuesta que le hicimos ayer. Estaba claro que lo había meditado durante toda la noche. Su rostro parecía más bien demacrado en comparación con el de ayer. Decidir si comerciar con nosotros o no era probablemente un momento crucial para su vida de comerciante. Sin embargo, sus ojos seguían siendo claros y fuertes. Jacquerie aceptó de buen grado su decisión. - Una sabía elección. ¿Cuánto piensas vender? - Tanto como desees. Las 2 partes llegaron a un acuerdo. Intercambios como estos normalmente serían más tensos, pero ellos eran comerciantes de armas y nosotros mercenarios. Todos ellos eran expertos cuando se trataba de armas. Rápidamente llegaron a un precio apropiado. Nos separamos del grupo de mercaderes y continuamos por el Camino del Imperio. Continuamos a través de los interminables grupos de árboles una vez más. Nos movíamos tranquilamente. Jacquerie habló desde lo alto de su caballo negro. - Este era básicamente su día de suerte. Si la gente viera un carruaje lleno de armas durante una guerra civil, entonces sin duda habrían sido saqueados mientras se les prometía dinero más tarde. - Jacquerie, ¿planeas ofrecer las armas a la Emperatriz Viuda para darle una fuerte impresión? Las armas siempre están en demanda durante las guerras. Si fueras a ofrecer muchas armas durante este tiempo, entonces recibirías muchos beneficios. Pasarías de ser simplemente utilizado en la batalla a ser capaz de expresar tu opinión. No era una mala idea. Probablemente no sería suficiente para adquirir una posición entre los altos mandos que idean las estrategias, pero poder influir en el posicionamiento de tu unidad sería suficiente. La tasa de supervivencia de uno podía cambiar drásticamente dependiendo de si te asignaban al lado derecho o al izquierdo. Jacquerie tomó la decisión correcta. - Así es. - Muy bien, entonces. Sin embargo, ese no es el curso de acción más óptimo. - ¿Podría explicarme por qué? A Jacquerie no pareció molestarle mi comentario. Él se había vuelto más humilde hacia mí desde nuestro encuentro de anoche. Si ayer era como un mercenario siendo cortés con su jefe, hoy era como un caballero sirviendo a su señor. Agradecí este cambio. - En lugar de dar las armas al campamento de la Emperatriz Viuda, dáselas a los plebeyos. - ¿Perdón? - Te estoy diciendo que incites una revuelta. Jacquerie arrugó la frente mientras se sumía en profundos pensamientos. Finalmente abrió la boca después de un rato. - Su Alteza, las revueltas son increíblemente peligrosas. El Imperio Franco es diferente de las demás naciones. Los plebeyos apenas tienen derechos y hay muchos caballeros presentes. Reprimir una revuelta es un asunto bastante fácil aquí. Además en el Imperio Franco, los republicanos son partidarios de una república aristocrática. Nunca pasarían por alto una revuelta. Jacquerie era un director de sucursal de la Alianza para la Liberación. Conocía el funcionamiento interno del Imperio Franco mejor que nadie. Probablemente contempló mucho si era realmente posible que se produjera una revolución o que el Imperio se convirtiera en una república. Esta era claramente la decisión más racional a la que había llegado tras deliberar sobre ello como uno de los principales miembros de la Alianza para la Liberación. Creía que era demasiado pronto para incitar a un levantamiento. - Si el alcance de la revuelta no es lo suficientemente grande, sería reprimida casi al instante. No tendría sentido. Por lo tanto, tenemos que incitar una revuelta extensa... pero, en este caso, podríamos acabar dándoles una excusa a los monárquicos. Al final, el objetivo de la facción de la república no era anular esta relación amo-sirviente. Los monárquicos criticarían así a los republicanos. Esto pondría a la facción de la república en terreno inestable. También son nobles, así que la mayoría de los nobles republicanos tampoco aprobarían un levantamiento plebeyo. - Los monárquicos y los republicanos podrían detener su guerra civil para trabajar juntos. Todos nuestros esfuerzos habrían sido en vano. Su Alteza, estoy humildemente en contra de la idea de dar a los plebeyos nuestras armas. - ¿Pero y si el Reino de Bretaña está involucrado? - ¿Perdón? - El Imperio Franco y Bretaña son enemigos jurados. Los plebeyos se alzaron para luchar contra la propia Bretaña. Serían tratados como un ejército levantado por la causa de la justicia. No irían contra los nobles. Estarían luchando contra la invasión de Bretaña. ¿Tendrían los nobles una excusa para detenerlos? - ¡...! Jacquerie se quedó con la boca abierta. Se había abierto sola. Su rostro se contorsionó más que nunca. Tenía la costumbre de contorsionarse mucho cada vez que se sumía en profundos pensamientos. - Es posible... no, ¡definitivamente funcionaría! ¡La emperatriz viuda y los nobles de la facción de la república darían a este ejército civil todo su apoyo! - En efecto. Realmente, no hay nada más aterrador que un poder político apoyado por el pueblo. Los plebeyos se están levantando por su cuenta para proteger a su nación. Esto elevaría la posición de la facción de la república drásticamente con un solo momento. Esta batalla por las justificaciones que ha estado balanceándose en un hilo añadiría un peso del lado de la Emperatriz Viuda. El levantamiento se haría más fuerte cuanto más durase la guerra. Esto aumentaría el número de veces que el ejército civil, el Ejército Justo gana contra las fuerzas extranjeras. Los méritos llegarían sin duda a un punto en el que incluso los nobles serían incapaces de despreciarlos. Esto fortalecería los derechos de los nobles de bajo rango y de los plebeyos. Si un ejército civil se convierte en un ejército veterano después de innumerables batallas y además obtiene el derecho a hablar, entonces... - Déjame hacerte una pregunta. ¿Crees que los nobles de la facción de la república se limitarían a vigilar el crecimiento de los plebeyos? - ...No. La mayoría de ellos trataría de suprimir a los plebeyos. - Exactamente. Ahora déjame hacerte otra pregunta. ¿Crees que los plebeyos se quedarían de brazos cruzados mientras esos nobles republicanos los suprimen? - ... Desde la perspectiva del ejército civil, probablemente no habría nada más irrazonable que eso. Habían derramado lágrimas y sangre por el bien de su patria. Los nobles que les habían apoyado hasta ese momento, los nobles que habían ido por ahí diciendo palabras bonitas como “igualdad” y “libertad”, de repente les darían la espalda en cuanto acabara la guerra. Sería un claro ejemplo de matar al perro después de cazar. Naturalmente, los plebeyos se enfurecerían. - Si no tuvieran experiencia de batalla ni armas en sus manos, entonces su ira acabaría simplemente como ira. Sin embargo, una buena parte del ejército plebeyo debería haberse convertido ya en soldados de élite. Además, también deberían poseer lanzas afiladas. - Una revolución... a gran escala... - Así es. Esto encendería una verdadera revolución. El Emperador del Imperio Franco estaba cegado por la autoridad y trajo fuerzas extranjeras a pesar de saber que este ejército extranjero acosaría a su propio pueblo. Su autoridad habría caído en picada. Aunque la Emperatriz Viuda saliera victoriosa, seguiría sin ser la legítima heredera al trono. El imperio ya no tendría justificación. - ... - En este punto, tenemos que proporcionar al pueblo una causa. Me había quedado despierto toda la noche escribiendo estos manuscritos para eso. Excluyendo a la mayoría analfabeta de los plebeyos, los nobles de bajo rango y los plebeyos acomodados también se unirán a la revolución. Leerán mis folletos y se armarán de lógica. Luego darán discursos al pueblo sobre la rectitud. - Bueno, esto aún está muy lejos. Como muy pronto, tomará entre 2 y 3 años. Tendremos que trabajar duro por el bien de este futuro. Sería problemático si sólo fueran con la intención de cooperar con la Emperatriz Viuda. Resuélvanse a hacer que levanten la bandera de la revolución aquí y allá por toda la nación una vez que la bandera del Imperio Franco haya caído. Haré que sus sueños se hagan realidad. Mientras volteaba a ver detrás de mí. Jacquerie y Jeremi me miraban sin comprender. Sus expresiones eran graciosas de ver.
* * *
Nuestro grupo llegó a un pueblo por primera vez. Bercy era un barón en control de una pequeña cantidad de tierra. Había un montón de cadáveres amontonados alrededor del Camino del Imperio, como para demostrar que apenas habían conseguido pasar el difícil invierno. Estos cadáveres habían sido traídos desde la aldea. La mayoría eran ancianos y niños. - Esto es algo común en los infiernos del mundo demoníaco. Algunos de ellos podrían haber sido asesinados intencionalmente por sus familias. Los niños y los ancianos no eran más que mano de obra inservible. Bocas inútiles que alimentar era lo primero de lo que había que ocuparse cuando una epidemia y una hambruna asolaban el continente. Debieron de dar una orden de emergencia en cuanto llegó nuestro grupo de unas 50 personas con caballos y un carruaje. Cuando llegamos a la entrada de la aldea, decenas de soldados nos apuntaban con sus lanzas con cautela. Entre ellos había un caballero con armadura de placas. Probablemente era el barón. - ¡Deténganse! Un hombre que estaba junto al barón se adelantó y gritó. Era el asistente del señor. Era a la vez el ayudante cercano del señor y el ayudante que dirigía las tropas en lugar de su señor cuando era necesario. Probablemente era el jefe de una de las aldeas del territorio. Viendo cómo habían reunido a docenas de soldados, debieron darse cuenta de que nos acercábamos hace un rato. Supongo que esto significa que el señor tiene un control bastante decente sobre su territorio. Los soldados no llevaban herramientas de labranza, sino lanzas y arcos. - ¡Esta tierra es gobernada por el Barón Bercy que le fue otorgada por Su Majestad el Emperador! ¡Identifíquense! Jacquerie se dirigió al frente del grupo con su caballo y sacó un pergamino. - Soy Jack Bonhomme de los Barbas Verdes. Soy el líder de la Brigada Mercenaria Doble Hacha. Hemos estado viajando por el Camino del Imperio después de recibir la orden de Su Alteza la Emperatriz Viuda. Deseamos pasar una noche en sus tierras. Espero que no haga caso omiso de la voluntad de Su Alteza la Emperatriz Viuda. El asistente se dirigió hacia nosotros. Recibió el pergamino de Jacquerie y se lo entregó al barón. Este se quitó el casco y leyó lentamente el pergamino. Era un hombre de pelo rubio brillante. El barón Bercy asintió con la cabeza una vez y habló. - Definitivamente hemos recibido órdenes de la capital de facilitar el paso a los grupos mercenarios. ¿Tendría unos 30 años? Su voz tenía un peso perfectamente equilibrado. Estaba claramente acostumbrado a las formas de la nobleza. Si él es un barón con su propia tierra, entonces él era superior a un caballero común. - “La Brigada Mercenaria Doble Hacha” también estaba definitivamente entre los nombres de la lista. Sin embargo, Líder Mercenario Jack Bonhomme, no tengo ningún interés en la batalla política sin sentido que ha estado ocurriendo. No tengo ninguna razón para acatar esta orden de la capital, especialmente cuando es de alguien que no es Su Majestad el Emperador. - ¿Oh? Silbé en voz baja. Su tono era definitivamente feroz. O era tan capaz por sí mismo o estaba siendo apoyado por un noble poderoso. Bueno, él estaba a cargo de un punto central del Camino del Imperio. No había forma de que no fuera capaz... Jacquerie respondió sin rodeos. - No me importa tu situación. Nos estamos moviendo de acuerdo con la orden de Su Alteza la Emperatriz Viuda, así que usted simplemente tiene que decidir si nos acomoda o no. Por supuesto, Su Alteza la Emperatriz mostrará gran interés en la decisión de Su Excelencia aquí. Era obviamente una amenaza. Sin embargo, el Barón Bercy no se echó atrás en absoluto. - Seré honesto. Este territorio no tiene tiempo para dar alojamiento y comida a casi 50 soldados. No son más que huéspedes no bienvenidos. Jacquerie dejó escapar una risita. El señor resultó ser un caballero interesante. - Realmente eres honesto. Entonces, ¿qué vas a hacer? ¿Nos echará así? Deberías temer la ira de la capital. - Por supuesto que tengo miedo. Sin embargo, no finjas indiferencia, Líder Mercenario. El Imperio Franco tiene 2 soles. Nuestra decisión aquí no influirá en la situación de la capital. En otras palabras, estaba diciendo que no quería formar parte del bando del Emperador o de la Emperatriz Viuda. - Les permitiré acampar frente a esta aldea. También les proporcionaremos sopa caliente. Sin embargo, no puedo permitir que pongan un pie en esta aldea. Por favor, comprenda nuestra situación, Líder Mercenario. - No hay situación que no pueda ser entendida, Su Excelencia. Jacquerie sonrió. Aquí iba a comenzar la negociación. Los deseos de ambas partes habían sido expuestos. Ahora sólo había que persuadirlos de alguna manera. - Ya hemos dormido a la intemperie durante los últimos días. Nuestros músculos están doloridos y nos duelen las caderas. Creo que Su Excelencia debe entender nuestro deseo de descansar nuestros cuerpos constantemente alerta en algún lugar cálido. - ¿Qué gano yo comprendiendo su situación? - Nuestro grupo también está entregando una pequeña cantidad de Hierbas Negras. Esta era la verdad. La Peste Negra seguía circulando por el continente. Sería el fin de un ejército si la plaga llegara a infectar a un solo soldado. Por eso teníamos una cantidad razonable de Hierbas Negras en nuestro carruaje. El Barón Bercy se cruzó de brazos y golpeó el suelo con el pie derecho. - Hm. Es una oferta tentadora. Mi territorio necesita Hierbas Negras. Si usted es capaz de proporcionarnos una cierta cantidad, entonces podríamos incluir un poco de pollo en la sopa. Sin embargo, las ganancias y los gastos no coincidirán si también incurrimos en la ira de Su Alteza el Emperador. ¿Podría hacerse algo al respecto? - Este individuo de aquí no es un mercenario, sino un sacerdote del Templo de Artemisa. Jacquerie me señaló. Hacía unas horas que me había puesto una túnica negra. Este era el disfraz que Jeremi había preparado para mí. No había nada más divertido que un Señor Demonio como yo convirtiéndose en el sacerdote de algún templo. Disfrutaba este tipo de situaciones divertidas. Asentí con la cabeza. - Está de peregrinaje para consolar a las almas que sufren en estos tiempos difíciles. - Por lo tanto, ¿no estaríamos proporcionando alojamiento a mercenarios sino a un grupo de peregrinación? - Eso es correcto. - Mmm... El Barón Bercy me miró. Extendió los brazos. - Espléndido. ¡Oh Sacerdote de Artemisa! ¡Y guerreros sagrados que lo protegen! ¡Les damos la bienvenida!

≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡≡
Si encuentras errores déjanos las correcciones en un comentario abajo, servirán para mejorar la calidad de la serie.