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viernes, 19 de enero de 2024

DD - Capítulo 175

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Capítulo 175
Flor Malvada (I)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Los monarcas de todas las naciones reunieron a sus soldados cuando la Peste Negra arrasó el continente. Querían apuntar sus espadas contra los Señores Demonio antes de que la enfermedad pudiera dañar la opinión pública que tenían. Los ejércitos de 12 naciones avanzaron mientras gritaban por la subyugación de los Señores Demonio. El Señor Demonio Crocell de rango 49, cayó en combate por este motivo. Los Señores Demonio se dieron cuenta de la amenaza y tomaron represalias. Se formó la Alianza Creciente. El ejército de los Señores Demonio se estrelló contra el ejército humano como una ola furiosa. Los soldados de Bretaña liderados por la Reina Henrietta fueron aniquilados mientras que los Habsburgo liderados por la Princesa Imperial Elizabeth abandonaron su capital mientras se retiraban... - Bien. Si eso es lo que quieren, ¡conquistaremos el continente más adelante! Antes de que llegue ese día, limpiaré toda la basura que existe en el mundo. La jefe de la Facción de las Llanuras que había tomado la posición de vanguardia del Ejército de los Señores Demonio, Barbatos fue derrotada tras perseguir a las tropas enemigas. Con Barbatos a la cabeza, la Facción de las Llanuras se separó de la Alianza Creciente. Año 1507 del Calendario Imperial. La Facción de las Llanuras ocupó una parte central de Habsburgo. Barbatos eligió sabiamente no gobernar ella misma la tierra. Ella controló el cuerpo del ya fallecido Príncipe Heredero Rudolf con magia negra y lo puso al frente. El cual hizo una declaración. - Elizabeth von Habsburg, primero, eres una persona inmoral que mató a su propio padre y hermano. Segundo, eres una tirana que abandonó a su pueblo y a la capital. Tercero, eres una traidora que causó el colapso del imperio. Que seas maldecida eternamente como la bruja que cometió estos crímenes atroces. Miles de humanos contuvieron la respiración. El palacio imperial había ardido. El príncipe heredero Rudolf vestía un impresionante uniforme y estaba de pie entre los restos. Era un atuendo radiantemente escarlata. Las ropas del príncipe heredero brillaban torpemente dentro del palacio imperial de un imperio caído. - Yo, Rudolf von Habsburg, declaro que soy el legítimo heredero al trono y el guardián del imperio. Sólo yo tengo el derecho de liderar el imperio; sin embargo, desafortunadamente, no tengo el poder de librarme del mal que se ha extendido por la tierra. Por lo tanto. Cedo el deber como guardián, la tarea de limpiar la tierra, y la regencia sobre Habsburgo a esta persona aquí presente, Barbatos. Una muchacha de hermoso cabello blanco recibió la corona de plata. Se colocó en el brazo izquierdo sin mucho entusiasmo. Sus acciones iban en contra de todas las formalidades, pero nadie dijo nada al respecto. La chica sonrió mientras miraba desde el palacio. Extendió los brazos. - ¡Guuuuuoooooh! - ¡Keruk, kirururuk! - ¡Kuhula khrb! ¡Khhb! Decenas de miles de monstruos lanzaron un grito de celebración al mismo tiempo. Los humanos que estaban rodeados por estos monstruos temblaban de miedo. Habían sido arrastrados hasta aquí para actuar como testigos de este acontecimiento. Sólo una pequeña minoría de humanos que se habían dado cuenta de que la época había cambiado imitaron a los monstruos y gritaron. - ¡Viva Su Alteza la Regente! Barbatos. El Señor Demonio de la Inmortalidad y la cual lidera la Facción de las Llanuras se convirtió en el regente de Brandemburgo, Austerlitz y, finalmente, del Imperio Habsburgo. En este mismo día. La Tercera Princesa Imperial de Habsburgo, Elizabeth von Habsburg, hizo una declaración frente a cientos de miles de plebeyos y soldados. - ¡Todos los humanos nacieron libres! Los Dioses nos han otorgado un derecho que no debe ser concedido a otros. Debemos proteger nuestras propias vidas. Debemos perseguir nuestra propia libertad y felicidad. Este será siempre un valor que nunca podrá romperse. Varios generales con uniformes militares negros estaban de pie detrás de Elizabeth. Llevaban varias semanas eliminando nobles de la corte. La eliminación se llevaba a cabo ante la atenta mirada del pueblo. El pueblo celebraba cada vez que se llevaba a cabo. - La humanidad creó gobiernos únicamente para proteger este derecho. ¿De dónde viene la autoridad de este gobierno? Así es. Su autoridad proviene del consentimiento del pueblo. Si algún gobierno se atreve a arrebatar ese derecho del pueblo, entonces ustedes pueden derribar ese gobierno, ¡y deberían hacerlo! La multitud gritaba fuertemente. - ¡Así es! - ¡Sí! - Oh, orgulloso pueblo de Habsburgo, les pregunto lo siguiente. ¿Ha protegido el imperio sus vidas? - ¡No! ¡No! ¡No! Gritó el pueblo a una sola voz. Levantaron sus largas lanzas. Había cabezas empaladas en los extremos de estas. Eran las de los nobles de la corte y sus familias. La ciudad se tiñó de sangre. Elizabeth extendió el brazo y gritó. - ¿Ha protegido el imperio su libertad? - ¡No! ¡No! ¡No! - ¿¡El imperio, los nobles, han protegido su felicidad!? - ¡No! ¡No! ¡No! - ¡Eso es cierto! ¡El imperio ha sido incapaz de proteger sus vidas, su libertad o su felicidad! Por lo tanto, debemos levantarnos aquí y ahora y derribar esos gobiernos que no son para el pueblo. Hacer realidad la promesa que se hizo hace mucho tiempo. La promesa de autoridad que los Dioses habían dado a la humanidad. Elizabeth desenvainó la espada que llevaba a su lado. En ese momento, los generales que estaban detrás de ella desenvainaron también sus espadas al mismo tiempo. El sol se reflejó en sus espadas mientras docenas de espadas se alzaban hacia el cielo. - A partir de hoy, yo, Elizabeth, abandonaré el castillo conocido como Habsburgo y me convertiré en una plebeya como todos ustedes. Yo, por el bien de los plebeyos, como representante de los plebeyos, declaro el fin del Imperio de Habsburgo; ¡declaro que se ha fundado la nueva República de Habsburgo! Cientos de miles de gritos llenaron la ciudad. - Elizabeth. La mujer que había ocupado el cargo de Tercera Princesa Imperial del Imperio de Habsburgo, secretaria de asuntos militares y comandante suprema, ascendió como representante de la asamblea nacional que consta de 12 miembros, emperatriz de los mercenarios revolucionarios y, finalmente, líder vitalicia de la nueva República de Habsburgo. El regente imperial que gobierna el norte, Barbatos. La líder republicana que gobierna el sur, Elizabeth. Habsburgo estaba partida por la mitad y se encontraba en una situación que nadie podría haber predicho. - Esa maldita mocosa... intenta monopolizar el continente humano, ¿eh? No podemos permitirlo. - Los habladores suelen atragantarse. Jeje, sería problemático si se olvida de cómo la habíamos salvado de Paimon. La mayoría de los Señores Demonio estaban molestos porque la Facción de las Llanuras había tomado el continente humano para ellos. Cada uno de ellos dirigió sus propios ejércitos para apoderarse por la fuerza de una parte del norte de Habsburgo. Los demás monarcas de otras naciones humanas llegaron a la conclusión de que no tenían otra opción que apoyar a la República de Habsburgo, así que enviaron fondos de ayuda a la República con el pretexto de suprimir al ejército de los Señores Demonio. Sin embargo, los gobernantes se escandalizaron cuando se enteraron de que la Señor Demonio de la que esperaban que siempre tuviera como objetivo la destrucción del continente humano declaró que sería la regente de un imperio. Empezaron a preguntarse si los Señores Demonio tenían en realidad más habilidades políticas de lo que esperaban y los usos potenciales que podrían tener... Peste y hambruna, guerra y saqueo, unidad y división. Durante este tiempo donde el continente estaba entrando en un caos sin precedentes. El mismo culpable detrás de todo este caos, el Señor Demonio Dantalian, estaba inclinando silenciosamente una copa de vino.
* * *
El procedimiento de grabar un sello de esclava en Daisy había comenzado. Afortunadamente, había alguien que era una completa experta cuando se trataba de sellos de esclavos. Era la líder del grupo de asesinos, Jeremi. Ella fue la que recibió este procedimiento cuando era pequeña y más tarde se encargó de llevarlo a cabo en docenas de personas. Según ella, este procedimiento era increíblemente doloroso. - El sello de esclavo se grababa en el corazón. Los corazones eran los puntos centrales del maná de una persona. Si ese punto se le quitaba a alguien, entonces un esclavo nunca sería capaz de ir en contra de las órdenes de su amo. Jeremi soltó una pequeña risita mientras explicaba esto, colocó una hoja en agua hirviendo. Se estaba preparando para el procedimiento. - No pueden infligir daño a sus amos y experimentarían un dolor severo incluso si sólo pensaran en matar a su amo. Juju. Casi todos los esclavos son rebeldes al principio. “Voy a matar a mi amo, no voy a tolerar esto”, se quedaban despiertos por las noches acumulando su resentimiento de esta manera en lugar de soñar. Sin embargo, después de experimentar un dolor desgarrador cada vez que tienen ese pensamiento... juju, no tarda mucho en desaparecer su espíritu rebelde. - ... Daisy no respondió mientras mantenía la boca cerrada. Ella yacía desnuda en una cama de madera. Sus brazos y piernas estaban fuertemente atados. Incluso su cuello, cintura y muslos lo estaban en caso de que la anestesia desapareciera. Sería malo que empezara a retorcerse debido al intenso dolor de la operación. El método para grabar un sello en el corazón era sencillo y cruel. Había que cortar la carne hasta dejar al descubierto el corazón y verter pociones en la abertura constantemente para evitar que el paciente muriera. Ya había docenas de pociones preparadas sobre una mesa. - Piensa en esto como un honor. Estás recibiendo una cirugía que cuesta cientos de monedas de Oro. Tu maestro básicamente ha reconocido que tienes tanto valor. No hay honor más grande que este para un esclavo. ¿No es así? - ... Daisy permaneció en silencio. Simplemente miró fijamente a Jeremi con ojos sin emoción. No parecía asustada o dudar a pesar de que su pecho iba a ser abierto. Jeremi parecía complacida por esto mientras continuaba riendo entre dientes. - ¿Cómo puede alguien ser tan parecida a mí cuando era pequeña? - ... - Ahora entonces, abre tu boca. Tienes que consumir muchas pociones. Daisy abrió su pequeña boca. Jeremi tomó una botella y presionó la apertura de la misma contra la boca. Un líquido rojo fluyó rápidamente por la garganta. - Otra botella. Jeremi guardó la botella vacía y cogió otra. La garganta de Daisy siguió engullendo el contenido. La botella se vació y Jeremi cogió otra. No pasó mucho tiempo antes de que se vaciaran 5 botellas. La frente de Daisy comenzó a retorcerse alrededor de la sexta botella. La velocidad a la que consumía las pociones había disminuido notablemente. La chica gimió como si estuviera angustiada. - Uuub... uub... Jeremi la reprendió. - Las pociones perderán su efecto si pasa demasiado tiempo. Si sigues bebiendo de forma tan lenta, podrías morir durante el procedimiento, ¿sabes? Una botella más. - ¡Uub, uuub...! ¡Haa, huu...! - Cállate y bebe. Una vez que el número de botellas superó la décima, la cara de Daisy se volvió visiblemente adolorida. Parecía que apenas lograba contener las ganas de vomitar. Una gran cantidad de líquido que no se podía tragar fluía por el lado de su boca. Sin embargo, Jeremi no le dio importancia mientras tomaba otra poción. - No la escupas. Esto vale su peso en monedas de Oro. No te puedes comparar con lo caras que son estas pociones. Date prisa y abre la boca. Finalmente llegó a su fin una vez que vació su doceava botella. La cara de Daisy se contorsionó como si estuviera a punto de vomitar, sin embargo, su mirada de alguna manera se las arregló para permanecer tranquila. Aunque tenía la cara contorsionada y le temblaban los labios, Seguía mirando fijamente a la otra parte con ojos completamente carentes de emoción. Yo observaba esto sentado en un rincón de la habitación. - Te lo preguntaré por última vez. ¿Estás segura de que no te arrepentirás de tu decisión? Te convertirás en una muñeca que tendrá que escuchar mis órdenes durante toda su vida. No sólo tu cuerpo, sino también tu mente se someterán a mí. Te prometo una vida sin libertad. ¿De verdad no te arrepentirás? - ... Sin respuesta. Puede que se quedara callada porque temía empezar a vomitar si intentaba hablar. Sin embargo, sabía que la mirada de Daisy era una respuesta más que suficiente. Asentí con la cabeza y me giré hacia Jeremi. - Continúa.

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