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miércoles, 13 de marzo de 2024

DD - Capítulo 247

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Capítulo 247
El Maestro de la Mazmorra (V)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: pendiente
Al principio, los archiduques se alegraron de poder reunirse con Dantalian y Gamigin. Al fin y al cabo, los 2 Señores Demonio eran personajes importantes. No había mejores miembros del elenco para presentarse en este banquete en el que el objetivo era forjar amistades. Sin embargo, ahora estaban gritando dentro de sus cabezas, rogando que los sacaran de esta situación. ¿Por qué mencionaste a Barbatos? ¡Es obvio hasta para un niño que deberías haber alabado a Su Alteza Gamigin en ese momento! ¿Acaso planeas jodernos...?’ Los archiduques reprendieron mentalmente a Dantalian mientras trataban desesperadamente de mantener su apacible porte. Era como un tranquilo cementerio construido junto a una playa... Hacían lo que podían para controlar sus emociones. Los Señores Demonio son capaces de leer las emociones. Por lo tanto, tenían que controlar sus emociones en la medida de lo posible, aunque sólo se quejaran en sus cabezas. Los archiduques estaban muy acostumbrados a esto. Aunque nada de esto importaba ante la Señor Demonio de Rango 4. - Aaaaaah. Gamigin estaba haciendo todo tipo de muecas en su mente, pero su tono era ligero y alegre. No se podía evitar. ¿Quién si no ella podría aligerar el ambiente en una situación como ésta? - Dantalian, qué malo eres a veces. ¿Tienes que alabar a otra mujer cuando estoy aquí delante de ti? Me voy a enfadar si sigues actuando así. Ella misma tuvo que dar un paso adelante. Su posición la obligaba a ello. Se sentía muy insultada como mujer, pero tenía que ser ella quien actuara. Gamigin estaba de mal humor, pero no podía hacer nada. Dantalian recibió sus palabras juguetonamente. - Mis disculpas. Me sentiría muy solo si la señorita Gamigin me odiara. Por favor, perdóneme. - Claro, claro. Ten cuidado. Actuó como si no estuviera enfadada en absoluto, como si su humor no se hubiera agriado en absoluto. Gamigin controlaba todo con gran detalle, desde la entonación de su voz hasta la forma en que su mirada se desviaba. Le resultaba tan natural que probablemente fuera más apropiado decir que era instintivo que decir que lo controlaba todo conscientemente. Su habilidad interpretativa era lo suficientemente excepcional como para engañar fácilmente a los archiduques. - Jaja. Su Alteza Dantalian tiene un gusto muy particular. - Así es. No tengo intención de negar la preferencia de Su Alteza, pero ¿no tiene Su Alteza Barbatos un aspecto bastante joven? Los archiduques siguieron rápidamente la corriente una vez que Gamigin les allanó el camino. Estaban simplemente agradecidos de que la situación no degenerara en nada malo. El propio banquete podría haber estallado si hubieran dado un paso en falso. Dantalian sonrió torpemente. - Caballeros, por favor, no me culpen demasiado. No me gusta la señorita Barbatos porque me gusten las chicas jóvenes. Lo que pasa es que la persona que llegó a gustarme se parece a una jovencita. - A veces tengo miedo porque las palabras de Su Alteza Dantalian a veces suenan a verdad. Su Alteza, nosotros los humildes no somos ilustrados, así que por favor sea misericordioso. ¡Podríamos tomárnoslo a mal! - Deja de hacerte el tímido. Dantalian y los archiduques rieron. El banquete continuó sin problemas después de esto. El pretexto de este banquete era hablar de comida. Los cocineros que podrían llamarse los representantes del continente demoníaco salieron y prepararon todo tipo de manjares uno a uno como si el banquete fuera una especie de competición. Lo bueno de la comida era que siempre había algo de qué hablar. Un nuevo plato de comida salía cada vez que una conversación estaba a punto de terminar. - Ooh. Esto tiene un sabor muy particular... - Su Alteza Gamigin, este plato final es bastante espléndido. - Chef, ¿qué tenía en mente al cocinar esto? Así, la conversación se animaba de nuevo. La gente que nos servía la comida estaba formada sólo por los hombres y mujeres más bellos, una parte de los archiduques aseguró que “se aseguraría de contratar a chicas con caras jóvenes la próxima vez que Su Alteza Dantalian nos visitara”. Hablar era como el alcohol. La mente de la gente empezaba a quedarse gradualmente en blanco si hablaba sin parar. Si a esto se le añadía el alcohol, la gente se mareaba de verdad mientras reía y charlaba con los demás. Las palabras salen con más facilidad cuanto más mareado se está, y la gente llega a un malentendido en el que creen que se vuelven más cercanos al poder decir las cosas con facilidad. Por eso los archiduques preparaban alcohol caro para los Señores Demonio. - ¿Oh? Como pensaba, prefiero el vino blanco. - ¿Ah, sí? Bueno, parecía que había otro sabor escondido debajo. - Su Alteza Gamigin tiene un sentido del gusto bastante agudo. Este vino fue vendido durante un periodo limitado de tiempo a lo largo del verano por el Conde de Naraka... Las sonrisas aparecían fácilmente en los rostros de la gente. Todos estaban borrachos de charla y alcohol. Todo se mezclaba como una masa. Los Señores Demonio no son capaces de emborracharse, pero tanto Gamigin como Dantalian se habían emborrachado del ambiente mientras eran todo sonrisas. Gamigin agitó juguetonamente su copa de vino vacía. - Bien. Muy bien. Otra copa de vino aquí. La frase de Gamigin fue el resumen perfecto del banquete de hoy. - Su Alteza Gamigin, hace tiempo que siento curiosidad. ¿Estaría bien si hago una pregunta? - Claro, pregunta. No tendría sentido que no tuvieras preguntas cuando el vino es tan bueno~. - ¿Acaso tienes una relación especial con Su Alteza Dantalian? Gamigin dejó escapar un zumbido audible mientras sonreía levemente. - Me pregunto... ¿Dantalian? Pregunta si tenemos una relación especial. - Por supuesto. Siempre hemos tenido una relación especial. Dantalian se bebió el resto de su vino tinto de un trago. Los archiduques empezaron a hacer un alboroto. - ¡Desde hace unos años se rumoreaba mucho sobre la profunda relación entre Sus Altezas! Parece que los rumores eran ciertos. Sin embargo, Su Alteza Dantalian, como todo el mundo sabe... ¿no tiene usted también una relación con Su Alteza Barbatos? - Aah. Tienes razón. Varios de los archiduques que estaban reunidos aquí habían sido amenazados por Dantalian antes. El hecho de que vieran a Barbatos gritar como una esclava mientras se aferraba desnuda a Dantalian era un secreto que debían llevarse a la tumba. - También he oído que Su Alteza Paimon y Su Alteza Sitri están incluidas en su círculo... - Juro por Artemisa que esa es la verdad. - ¡Querido Señor! ¡Entonces eso significa que Su Alteza está saliendo con cada Señor Demonio reconocido por su belleza dentro del ejército de los Señores Demonio! Varios de los archiduques se quejaron de eso. - ¿Su Alteza no está yendo demasiado lejos? Dantalian rio entre dientes. - Son ustedes los que van demasiado lejos. ¿Qué he hecho yo para que todos me condenen así? - Si Su Alteza acaparando todas las bellezas no es un crimen, entonces no sé qué lo es. Por favor, cuéntanos tu secreto. ¿Cómo adquiriste los corazones de tales bellezas? - Lo importante es su corazón. Todos lo saben también, pero todo el mundo tiene una dolencia dentro en alguna parte. Simplemente hay que abrazar suavemente esa parte de ellos. No hay nada más ni nada menos que eso. Los archiduques silbaron. - Qué maravilla. ¿Qué piensa Su Alteza Gamigin de lo que había dicho Su Alteza Dantalian? Gamigin sonrió ampliamente. - Mm~ Estaría agradecida si alguien le diera una bofetada en la nuca al azar mientras camina por un camino. - ¡Jajajaja! - ¡Parece que la Señor Demonio piensan lo contrario, Su Alteza Dantalian! Dantalian se encogió de hombros sin decir palabra. La gente se volvía más desordenada a medida que avanzaba la noche. Incluso hubo un archiduque que empezó a acosar a una de las camareras. Sin embargo, nadie le reprendió, ya que era una reunión de la que se esperaba que acabara así. - Voy a salir a tomar el aire. Parece que me he emborrachado demasiado esta noche. - Ah, yo también~. Mi cabeza me pide a gritos que la deje probar un poco de aire fresco. Así, ninguno de los archiduques dijo nada en particular mientras Dantalian y Gamigin se alejaban. Se limitaron a decirles que tuvieran un buen viaje. Los archiduques que aún no tenían tanto alcohol en sus sistemas tenían sonrisas en sus rostros mientras los veían irse. En un rincón de la sala de banquetes había una habitación preparada para “tiempo privado”. Había una mesa, una silla y un sofá. Había una botella de vino en un cubo de hielo preparado sobre la mesa redonda. Detrás de una gran ventana había una veranda de mármol. Era, literalmente, un lugar para enamorados. Dantalian comentó mientras cerraba la puerta. Su expresión y su tono eran tranquilos, como si nunca se hubiera emborrachado. - Aunque en realidad he venido aquí para tomar el aire. Los archiduques deberían estar satisfechos, ya que les hemos seguido la corriente hasta este punto. ¿Nos dirigimos poco a poco a su villa, señorita Gamigin? - Hmm~ Gamigin ignoró a Dantalian mientras entraba. Sacó la botella de vino de la cubitera y se sirvió un vaso. El vino rebosó de la copa debido a su escaso control de la fuerza. Ella tenía la mano derecha empapada de vino, pero no le dio importancia mientras bebía el alcohol. - Señorita Gamigin, se lo pregunto por si acaso, pero ¿está usted borracha? - No tengo ni idea de lo que me está hablando. Dantalian frunció las cejas. - Vaya por Dios. Es imposible que un Señor Demonio como la señorita Gamigin se emborrache tanto. Apagaste intencionadamente tus poderes regeneradores, ¿eh? - Mhm. Jeje. - ¿Estás loca? Siguen siendo los gobernantes del infierno. Te destrozarán como una manada de lobos si bajas la guardia. No te entiendo. Gamigin se sirvió otro vaso y se lo bebió de un trago. El alcohol fluía por un lado de su boca. El líquido escarlata fluyó por su mandíbula y cayó sobre su clavícula blanca y lechosa. - ¿Qué se supone que es un Señor Demonio como yo? - ¿Cómo dices? Realmente estás completamente intoxicada. Bueno, hay momentos en que la gente quiere emborracharse. Me cuesta entender por qué tenía que ser hoy. - La gente como tú, mmm, son realmente como perros, Dantalian. Dantalian dejó escapar un suspiro mientras se sentaba, haciendo evidente que no quería tratar con una borracha. Tras ver aquello, una emoción difícil de explicar envolvió a Gamigin. La última pizca de racionalidad que le quedaba la ayudó a lanzar un hechizo de insonorización sobre toda la habitación. Tras comprobar que no había ningún dispositivo oculto en la habitación, Gamigin soltó un gruñido grave. - No puedo seguir con este tipo de actos. Estoy harta. Me repugna. - ... - ¿Tienes que ridiculizarme delante de otros demonios? Lo entiendo. Barbatos es importante para ti. Pero hay un momento y un lugar para todo. Dantalian sacó tranquilamente una pipa y se metió un extremo en la boca. Una fragancia ahumada pronto llenó la habitación. - Yo también tengo mi orgullo como Señor Demonio. Una basura como tú probablemente no sabe lo que es eso. - Señorita Gamigin, ¿insonorizó esta habitación? Gamigin soltó un bufido. - Eres muy rápido señalando eso, nuestro sabio y glorioso Dantalian. ¿Cómo? ¿Tienes miedo de que la gente se dé cuenta de lo que haces? Eres un cobarde. Un cobarde completamente inútil. No sólo sabes ridiculizar e insultar a la gente, sino que no sabes emborracharte en una fiesta. ¿Estoy loca? No me hagas reír. ¿Y tú? ¿Qué tan cuerdo estás? Una sonrisa burlona apareció en mis labios. - Bien. Puedes parar si quieres. ¿Pero lo has olvidado? Usted se hizo esto, señorita Gamigin. Gamigin tiró su copa al suelo de mármol. El vaso se hizo añicos estrepitosamente. - Sí, lo siento. Siento mucho haberme confabulado con Agares para tomar tierras. Deberías intentar aguantarme eso durante unas décadas o incluso siglos. A ver cómo resulta. ¿Lo sabías? Puedo atacar a esa gran amante tuya cuando quiera. Si crees que Agares es la única Señor Demonio que trata a Barbatos con ligereza, ¡estás cometiendo un gran error! - De todas formas soy menor que Barbatos. ¿No es cierto? No hay nada impresionante en mí. - ... Dantalian parecía como si estuviera mirando a un enfermo mental.

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