Capítulo 151
La Era de los Tiranos (I)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
- Estamos ante una enorme desventaja.
Elizabeth von Habsburg, la Tercera Princesa Imperial habló. Los numerosos generales del imperio estaban sentados en una tienda. La mayoría de ellos eran jóvenes. Los viejos generales que habían dirigido anteriormente el ejército imperial habían caído en combate durante la batalla de Austerlitz. Los que los sustituyeron en el actual ejército imperial de Habsburgo eran un grupo de comandantes jóvenes.
Uno de ellos escuchaba atentamente la estrategia de la princesa imperial, otro anotaba todo con seriedad y otro masticaba unas cáscaras de trigo con los dos pies encima de la mesa. Había todo tipo de personas reunidas aquí. Incluso había alguien que ni siquiera vestía correctamente su uniforme militar. Sin embargo, nadie le regañó por ser maleducado. Al fin y al cabo, todos ellos habían conseguido sus puestos gracias a sus habilidades.
- La política de tierra quemada por fin empieza a surtir efecto, ya que las legiones del ejército de los Señores Demonio se han dividido para adquirir provisiones. Ha llegado nuestro momento de atacar.
La Princesa Imperial Elizabeth dio unos golpecitos en el mapa de operaciones con una vara de plata.
- Por fin ha surgido una oportunidad para nuestro ejército.
Tal y como ella había dicho, el ejército de los Señores Demonio había perdido su unidad. La 2ª legión y la 6ª legión se alejaban cada vez más. Este era un fenómeno común que ocurría cuando no tenías un grupo de suministro y utilizabas ejércitos grandes y sin unidad. Tienes que saquear la zona cercana ya que no tienes suministros. Las tropas se separaban para conseguir sus propios suministros. Un joven de rostro amable habló en ese momento.
- Pero, Su Alteza.
- Reciba permiso primero antes de hacer un comentario, Capitán Médico Kurz Schleiermacher.
El joven se rascó torpemente su rubia cabeza.
- Ah, claro. Mis disculpas. Éste todavía no está acostumbrado a la etiqueta común... Pido la palabra, Alteza.
- Se lo permito.
- Gracias. El hecho de que el ejército del Señor Demonio se haya dividido es definitivamente una buena noticia para nosotros; sin embargo, lo mismo podría decirse de nuestro lado también.
Algunos de los otros generales asintieron con la cabeza. El ejército de los Señores Demonio no eran los únicos escasos de suministros. El ejército humano también se enfrentaba a una grave escasez de suministros. Los grupos de mercenarios habían empezado a pedir trigo en lugar de monedas de Oro por sus servicios, y los ejércitos de otras naciones habían enviado peticiones a sus países de origen para obtener más suministros. En esta situación, la Princesa Imperial Elizabeth tomó una decisión importante.
- Utilizar la política de tierra quemada como excusa para saquear al pueblo.
Ella había ordenado a sus hombres a saquear a su propio pueblo. En esta época, había muy pocas personas que todavía creían que los militares debían proteger al pueblo. Los soldados daban prioridad a los gobernantes más que a nadie. Además, en lugar de proteger a los plebeyos, estaban más destinados a vigilar a los nobles. Sin embargo, la mayoría de la gente que seguía a la princesa imperial formaba parte de los republicanos. Se opusieron inmediatamente en el momento en que la princesa imperial dio esa orden.
- Un ejército que ataca a su propio pueblo no debería existir.
- Un ejército incapaz de proteger a la humanidad tampoco debería existir. Respóndanme. ¿Tenemos alguna otra opción además de usar una política de tierra quemada? Si es así, entonces me retractaré de mi orden.
- ...
Las personas con talento bajo la princesa imperial eran todos individuos competentes. Y era porque eran competentes que sabían que no tenían otra opción. Con el pretexto de “si se quedan aquí, serán masacrados sin piedad por los monstruos malvados”, los soldados imperiales de Habsburgo hicieron que la gente se restableciera en algún lugar. Lo llamaban reasentamiento, pero no era diferente de echarlos a la fuerza. Hubo campesinos que se negaron, diciendo que protegerían sus hogares con su vida, pero la princesa imperial se mantuvo firme.
- Aquellos que se resistan serán tratados con la ley marcial.
- ¡Su Alteza!
- Cálmese. Incluso yo tengo corazón.
Su subordinado descubrió el dolor que había en los ojos de la princesa imperial. Esto hizo que el subordinado se retractara de sus palabras. Así es. Su señora siempre ha actuado por el bien del pueblo, incluso antes de la guerra. El ejército de la princesa imperial se retiró gradualmente de la región central de Habsburgo. Utilizaron tácticas de guerrilla en respuesta a la persecución del ejército de los Señores Demonio. Prolongó las batallas todo lo posible y llevó a cabo la política de tierra quemada con la intención de no dejar ni un solo grano de trigo en la región central de la nación. Un paso atrás, un paso atrás. Finalmente, habían llegado a un punto en el que ya no podían retroceder más. Llegaron a la capital imperial.
- Actualmente, las legiones del ejército del Señor Demonio se están reuniendo aquí. Lo más probable es que la 2ª legión llegue primero, dentro de 2 semanas y que las legiones restantes le sigan poco después. Mmm. ¿No sería esto un problema?
El joven conocido como Kurz Schleiermacher se rascó la mejilla.
- Puede que el enemigo esté actualmente dividido, pero todos tienen como objetivo la capital imperial. Se agruparán cuanto más tiempo pase. En cambio, el ejército humano no tiene un objetivo único como ese... Bueno, ¿cuánto lucharía la gente de otras naciones por el bien de nuestra capital...?
Esa no era la única cuestión. Otro general levantó la mano.
- Me gustaría solicitar el derecho a hablar.
- Concedido.
- Gracias, Su Alteza. Pido disculpas, pero los ejércitos de otras naciones exigen que seamos responsables de los suministros y provisiones. El ejército de los Señores Demonio se está reabasteciendo mientras se dirigen hacia nosotros. Como mínimo, lo más probable es que tengan provisiones suficientes para 15 días o un mes. A nuestro ejército imperial no le quedan tantas provisiones.
- ¿De qué estás hablando? Nuestras fuerzas tienen provisiones suficientes para 3 meses más.
El general se aclaró la garganta.
- ...Eso es sólo si consideramos nuestro ejército imperial. Sin embargo, es absolutamente necesario que contemos con los refuerzos de otras naciones para proteger la capital... No tenemos suficientes provisiones para mantener los ejércitos de otras naciones. Por lo tanto, a nuestro ejército de Habsburgo sólo le queda una opción.
La princesa imperial mostró una sonrisa interesada.
- ¿Oh? ¿Y cuál puede ser?
- No debemos defender la capital. Debemos pasar activamente a la ofensiva. Las legiones del ejército del Señor Demonio se acercan a cada momento que pasa. Sin embargo, esto también significa que aún no han llegado. Habrá un espacio de tiempo entre cada una de sus llegadas... Podemos apuntar a esa brecha en el tiempo para dividir y conquistar a nuestro enemigo.
Dividir y conquistar 5 legiones del ejército del Señor Demonio. Este era el único método que quedaba para proteger la capital y, yendo más allá, el destino del imperio.
- ...
- ...
La sala quedó en silencio. Los presentes sabían lo ridícula que sonaba esta estrategia. El ejército imperial de Habsburgo apenas era capaz de mantener su fuerza militar de 10.000 soldados. Por otro lado, cada legión del ejército del Señor Demonio tenía decenas de miles de soldados.
‘Mm. ¿No sería imposible?’
El hombre rubio, Kurz Schleiermacher sonrió amargamente. Si comparas a un soldado humano contra un soldado orco, entonces el último sería obviamente más fuerte... Por lo tanto, incluso si una legión sólo tuviera 1.000 de soldados, todavía podrían tener una oportunidad contra el ejército imperial de Habsburgo. Incluso si intentabas ser optimista, lo mejor que podías esperar era un empate.
‘Luchar y ganar contra fuerzas enemigas con la misma fuerza militar que nosotros, además 5 veces consecutivas... Eso es imposible aunque la Diosa nos ayudara, Su Señoría.’
Kurz negó con la cabeza. Era imposible por mucho que lo pensara. Desde que la Alianza Creciente y las fuerzas aliadas humanas lucharon por primera vez, el Imperio de Habsburgo había luchado muy bien. Lucharon tan bien que a las demás naciones no les importaría elogiarlos. La Tercera Princesa Imperial Elizabeth era una genio en lo que a tácticas militares se refería, y en lugar de que perdiera su capacidad a medida que la guerra continuaba, se volvió aún más aguda. Mientras todos los demás ejércitos eran derrotados una y otra vez, sólo el ejército liderado por la princesa imperial seguía saliendo victorioso. Si tenemos en cuenta el golpe que recibió durante los discursos ceremoniales, se trataba de una hazaña asombrosa.
‘Pero hay una clara línea entre lo posible y lo imposible...’
Sería difícil incluso para la Princesa Imperial Elizabeth atacar a los ejércitos de los Señores Demonio uno por uno. De esto, Kurz estaba seguro.
‘Esto es un problema. Un gran problema. Jaja.’
No le importaba especialmente si su patria era destruida o no. Incluso si la humanidad cayera en la ruina, él simplemente se encogería de hombros como un pequeño inconveniente. La humanidad y las naciones no eran más que bromas absurdas para él. Ese tipo de bromas le resultaban aburridas. Sin embargo, sentía curiosidad.
‘¿Qué va a hacer, princesa imperial?’
Miró la cara de la princesa imperial. Según la información que Kurz tenía, ella era la genio más competente del mundo. No podía imaginar que alguien fuera superior a ella. Para Kurz, la princesa imperial era la cima de la humanidad. El ser humano más valioso.
‘¿Cómo iba a responder a esta situación?’
Kurz no pudo contener su curiosidad. Si la princesa imperial no se oponía a la imposibilidad de este desafío, que así fuera. Kurz estaba dispuesto a aceptar su decisión. Con gusto iría al frente con la princesa imperial y cortaría las cabezas de los orcos y apuñalaría los pechos de los goblins. Podría morir allí... y la princesa imperial también. Esto podría resultar en la toma de la capital y la destrucción de la humanidad... pero ¿a quién le importa? Ese sería el límite de la humanidad. Aceptaría humildemente que, al final, los humanos eran una especie que sólo podía llegar hasta ahí.
‘No me diga que va a caer en la desesperación o a soltar un suspiro, Alteza.’
Sonrió en secreto. Por otra parte, también estaba lleno de expectativas. La idea de poder presenciar cómo la cúspide de la humanidad se desmoronaba en la desesperación. Eso sería la desesperación de la propia humanidad. No sólo sería la obra de arte más cruel, sino que también la convertiría en la obra maestra más bella. Cuando Kurz vio la cara de la princesa imperial.
‘¡...!’
No pudo evitar un silencioso shock.
‘¿Ella es calmada... incluso en una situación como esta?’
No había ni un fragmento de emoción en el rostro de la princesa imperial. Una expresión increíblemente fría y sin emociones era todo lo que había en su rostro.
‘No puedo creerlo.’
Kurz no podía entenderlo. Sabía lo mucho que la princesa imperial amaba al pueblo y apreciaba a la humanidad, y que esta situación actual a la que se enfrentaban era una crisis que amenazaba las cosas más importantes para ella. Todo el mundo teme perder sus cosas. Los seres humanos pueden permanecer calmados ante situaciones que amenazan su vida si tienen algo que valoran más que su propia vida. Sin embargo, si tienen algo más importante que sus vidas... Por ejemplo, la Diosa para los sacerdotes. Es cierto. Es un poco ridículo decirlo, pero supongamos que la Diosa se estuviera muriendo ante unos sacerdotes. ¿Podrían entonces los sacerdotes mantener su calma? Si torturan al padre de un hijo filial o masacran a un señor ante sus vasallos, ¿serían capaces de permanecer impasibles en esas situaciones? Eso sería imposible.
Sin embargo, la princesa imperial estaba tranquila. No era una calma que viniera después de haberse dado por vencida en todo, sino una calma que venía de componerse a sí misma. ¿Era realmente posible esta paciencia y autocontrol sobrehumanos para un simple mortal humano?
‘Tiene que haber algo.’
Una corriente eléctrica recorrió la espalda de Kurz. Debe de tener algún plan para derrotar al ejército del Señor Demonio. No sólo él se dio cuenta de eso. Una vez que notaron que la princesa imperial permanecía en silencio sin importar cuánto tiempo pasara, los otros generales levantaron lentamente la cabeza. Estaban ligeramente perplejos mientras intentaban comprender el estado de ánimo de la princesa imperial. Ella habló entonces, en un tono completamente calmado.
- Tengo un método para detener al ejército del Señor Demonio. Nos rendiremos de la capital. Todos los soldados del Imperio de Habsburgo, abandonarán inmediatamente la capital y se retirarán más lejos.
El sonido de shock se extendió por toda la tienda. Kurz se encontró hablando inconscientemente. Se olvidó por completo de pedir la palabra.
- S-Su Alteza, ¿qué quiere decir con eso? ¿Renunciar a la capital?
- Lo diré de nuevo. A partir de hoy, nuestro ejército imperial de Habsburgo abandonará la capital.
Todos los generales se levantaron al mismo tiempo una vez que la princesa imperial confirmó sus palabras. Todos estaban exaltados.
- ¡Alteza! ¡Me opongo!
- ¡La capital es el corazón de Habsburgo! ¡Una nación no puede vivir sin su corazón!
Sin embargo, la princesa imperial no vaciló mientras continuaba. No, no fue sólo que ella no vaciló. Era difícil darse cuenta, pero Kurz vio que los labios de la princesa imperial esbozaban una leve sonrisa.
- Si la capital es el corazón de Habsburgo, entonces moveremos ese corazón.
- Este humilde no puede comprender la intención de Su Alteza...
- Evacuen a todos los ciudadanos. Oblíguenlos a salir. Además, para conseguir más fondos, desentierren las tumbas de los gobernantes anteriores. Y finalmente, para no dejar nada atrás para el ejército del Señor Demonio... Cuando terminemos de retirarnos, quemaremos la capital.