Capítulo 121
Los 15 Minutos más Largos (VI)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
La Santa también se sorprendió. Frunció los labios y nos miró amenazadora. Su mirada parecía reprender a Paimon. Esta la recibió con una sonrisa y continuó.
- La vida está llena de coincidencias, Santa Gracia.
- ... Los Dioses no te perdonarán.
- Oh, lo dudo. Los Dioses no son tan indulgentes como para preocuparse por esta dama.
Paimon agitó su mano derecha.
- Memoria-recordatione.
Un vídeo se mostró en el aire. Similar a cuando se reproducía la escena en la que yo torturaba a Jack, esta vez, apareció una escena con Paimon y Gracia... Las dos estaban sentadas y una frente a la otra en una cámara de piedra que estaba iluminada tenuemente por el sol.
- ¿Declara al Señor Demonio Dantalian como el culpable de la Peste Negra...?
- Sí, eso es correcto.
- La evidencia parece concreta, pero ¿por qué? No entiendo sus intenciones al darnos esta información.
La Paimon del vídeo mostró una agradable sonrisa.
- Gracia, esta señora conoce muy bien las costumbres de tu pueblo. Necesitas un chivo expiatorio, ¿verdad?
- ...
- A medida que las quejas de los plebeyos alcanzan gradualmente un punto de ebullición y la división entre los nobles se hace más severa, esta situación debe estar haciendo increíblemente difícil para ustedes incluso manejar sus ejércitos. Mantener la autoridad del trono real, o incluso la autoridad de la iglesia, durante un tiempo como este... debe ser sin duda una tarea difícil.
La Santa replicó fríamente.
- Eso no es algo que deba preocuparte, Señor Demonio Paimon.
- Así es. Permíteme que te devuelva esas mismas palabras. Por qué esta dama desea hacer caer a Dantalian es algo que no debe preocuparte. Si la propuesta de esta dama te beneficiará o no, eso es todo lo que deberías considerar.
- ...Muy bien, entonces. Si ese es el caso, juremos.
- Sí. Hagamos un voto. Una promesa sin mentiras.
El vídeo grabado mágicamente terminó ahí. Me quedé completamente sorprendido. Observé la escena de las 2 personas intercambiando una promesa secreta con total sorpresa. Sólo de pensar hasta dónde debían llegar las conexiones de Paimon me recorrió un escalofrío por la espalda. Creía que sólo cooperaba con Elizabeth, la Tercera Princesa Imperial, pero ahora resulta que también actuaba de común acuerdo con la famosa santa...
‘Hasta ahora, creía que Paimon actuaba por el bien del héroe simplemente porque amaba a los humanos, pero ¿había en realidad una razón diferente oculta en el fondo? ¿No se trataba sólo de su afecto hacia los humanos, sino también de una cierta razón política...? Ha estado involucrada en planes políticos secretos tan profundos que no se pueden ver las raíces.’
Si este es el caso, entonces es aún más difícil de entender. Ella tiene tantas conexiones, tanta mano de obra. Ella había aplastado todo esto simplemente para probar mi inocencia. Ahora ningún gobernante humano confiará en ella. Es dolorosamente imposible para ella recuperar su confianza ahora.
‘¿Por qué? ¿Por qué me ha ayudado a pesar de que fue ella quien cavó la trampa?’
Hay un límite para dar una enfermedad y una cura. Si lo miras desde otro ángulo, Paimon acababa de tirar por la borda la confianza que muy probablemente había trabajado cientos y miles de años para forjarse en un solo momento al salvarme. No puedo ver esto como una decisión racional...
La voz de la Santa Gracia resonó.
- Señor Demonio Paimon. Creí que tu causa era por la coexistencia de todos los seres racionales... pero parece que ese fue mi error. ¿Entiendes lo que has hecho? Todo ha terminado para ti.
- Nada ha terminado.
La santa resopló.
- Que la bendición de Dios sea contigo.
La aparición de la santa desapareció de la llanura. La magia que habían preparado para el discurso había terminado. Los nobles del ejército humano recibieron un golpe debido a mi discurso. La Tercera Princesa Imperial Elizabeth, que salió como reemplazo, también había caído. Incluso la Santa Gracia, que salió como bombero para apagar las llamas, había caído. Los discursos ceremoniales terminaron con las 3 derrotas consecutivas del ejército humano. No había ningún humano que pudiera revertir la situación. Habían perdido por completo. Paimon levantó su brazo derecho y gritó. Su manto negro ondeaba con elegancia.
- ¡Humanos! ¡Estos son los verdaderos rostros de los nobles y clérigos! Si es por la victoria, cubrirán sus mentiras con dulces palabras y sacrificarán al pueblo. Si es por el bien de su autoridad, atacarán a alguien con pruebas falsas. ¿Lucharan para proteger a este tipo de gente?
Su voz plateada resonó por toda la llanura.
- Los dioses les han dado la vida. No se las han dado para que vivan vidas falsas. La sangre roja que fluye por sus cuerpos no existe para esa mentira. Sus manos no existen para que se aferren a esa mentira. Sus pies no existen para que se estanquen en el engaño. Nuestras manos existen para agarrar la verdad. Nuestros pies existen para caminar hacia la verdad. Por lo tanto, debemos cargar con la verdad que todos conocemos y caminar hacia la verdad que debe existir. Los nobles tienen dos caras. ¡Es una verdad que todos conocemos! Debemos llegar a un mundo en el que la gente pueda cultivar su propia tierra. ¡Esta es una verdad que todos debemos perseguir! Se nos dio la vida para darnos cuenta de este hecho evidente y ningún noble poderoso ni ninguna espada afilada pueden apartarnos de esta verdad. ¡Humanidad! ¡Lucha bajo el nombre de Dios!
Un rayo de luz nos envolvió a Paimon y a mí. La magia destinada al discurso había terminado también en nuestro lado. Miré fijamente a Paimon. Estaba recuperando el aliento en silencio. El pequeño sonido de su respiración me pareció inusualmente fuerte. Paimon habló antes de que yo pudiera hacerlo.
- ¿Tienes un pañuelo?
- ¿Qué?
No sabía lo que decía, así que la fulminé con la mirada. Sonrió como si esperara esa respuesta. Su sonrisa parecía extrañamente débil.
- Por favor, lleva un pañuelo a partir de ahora. Es el refinado deber de un caballero.
- ¿Qué clase de tontería...?
En ese momento, Paimon comenzó a toser ferozmente. Después de que el ominoso sonido de la tos continuara durante un rato, un coágulo de sangre salió de su boca. Se agachó y vomitó sangre. No era sangre normal. Un coágulo de color rojo negruzco salía cada vez que tosía. La brusquedad de la situación me hizo entrar en pánico y sostener su cuerpo mientras olvidaba por completo que era mi archienemiga por un momento. Los coágulos estaban todos agrupados, por lo que no podía distinguir sus formas, pero, como mínimo, estaba dolorosamente claro que no eran cosas que debieran salir del cuerpo. Ya no se podía llamar a lo que hacía Paimon simplemente toser, pues ahora se mezclaba con gemidos y gritos dolorosos.
- ¿Qué pasa? ¿Qué es esto?
- Está sufriendo un reflujo de maná.
Oí una voz familiar. En cuanto giré la cabeza, Barbatos ya estaba a nuestro lado. Chasqueó la lengua mientras hablaba.
- Para un mago, es algo mucho más aterrador que una enfermedad mortal. Ocurre cuando tus círculos se desajustan, pero es más grave para los magos con más círculos. Ahora mismo, lo más probable es que los 7 círculos de su interior estén organizando un banquete caótico. Tsk. Qué zorra más idiota.
Barbatos miró a Paimon con ojos extremadamente fríos. Puede que ella entendiera todo esto, pero yo no lo entendía en absoluto.
- ¡Maldita sea, ponlo en palabras más sencillas! ¡No sé nada de maná ni de círculos!
- En pocas palabras, su vida como maga ha terminado. Lo que ella entrenó por 2,000 años fue mandado a volar en un solo momento... Si fuera humana, habría muerto hace mucho tiempo. Bueno, probablemente estarías mejor muerta que soportando ese dolor. Probablemente se sienta como si todos sus miembros estuvieran siendo arrancados.
- ¿Qué...?
Todo lo que un mago ha perseguido en su vida se vuelve inútil. Es difícil para mí entender como alguien que no es un mago, pero es fácil entender que esta no es una situación normal. En otras palabras, ¿no sería como si un guerrero perdiera los brazos y las piernas? Mientras yo seguía asombrado, Paimon vomitó más sangre mientras la sostenía en mis brazos. Mi ropa se había empapado de su sangre oscura. El olor me llenó la nariz. No olía ni remotamente tan mal como los intestinos humanos. Simplemente olía a sangre.
- ¿Pero por qué...?
- No lo sé. Probablemente juró sobre sus círculos cuando hizo un voto secreto con esa Santa. Entonces, ¿qué vas a hacer?
‘¿Qué voy a hacer?’
La miré perplejo. No tenía tiempo para hacer la pregunta en voz alta. Alguien estaba vomitando sus tripas en mis brazos ahora mismo. Es difícil incluso para mí mantener la calma en una situación así. Barbatos mantuvo la voz baja mientras explicaba.
- Ha quedado claro que esta puta te ha jodido. Podrías condenarla aquí y ahora si quisieras.
- ¿Condenarla? La Facción de la Montaña se opondría...
- Yo puedo encargarme de eso. Lo dejamos pasar hace unos días porque no teníamos pruebas; sin embargo, ahora tenemos pruebas innegables en nuestras manos. Dantalian, puede que sólo tengas el rango 71, pero representaste a toda la Alianza Creciente en el instante en que te convertiste en nuestro orador. Por lo tanto, Paimon traicionó a la Alianza Creciente en el momento en que te tendió la trampa.
- ...
- No soy la única que piensa esto.
Señaló detrás de ella con la barbilla. Marbas, Gamigin y los demás Señores Demonio de alto rango estaban sentados a unos 10 metros de nosotros. Me dedicaron una leve inclinación de cabeza una vez que me encontré con sus miradas.
- Agares, Gamigin e incluso el viejo Marbas están de acuerdo. Puede que se obstine en su posición de mediador, pero esto está demasiado claro. Sin embargo, puso una condición. Dantalian, dijo que te dejará a ti la decisión final.
Mis ojos se encontraron con los de Barbatos. Sus ojos dorados parecían completamente indiferentes. No me presionaba para que respondiera ni me rogaba que decidiera, simplemente esperaba en silencio mi respuesta.
- Tú eres al que traicionó y tú eres al que salvó. Al final, eres el único que puede tomar la decisión. Si quieres condenar a Paimon, entonces le cortaré la cabeza aquí y ahora.
- ...
- Dantalian, te daré una explicación especial ya que parece que tu cabeza no funciona bien. Esta es una oportunidad de oro. Si pierdes esta oportunidad, entonces tus posibilidades de detener a Paimon disminuirán enormemente.
Ni siquiera tuve que preguntarle por qué, ya que me lo explicó con calma.
- Paimon podrá inventar una excusa desde su posición. Podría decir que hizo una promesa secreta con la Santa para desorganizar aún más a las fuerzas enemigas. Después de que la Santa confiara en ella e intentara acorralarte, Paimon apareció y la denunció. Al final, consiguió bajar mucho la moral del ejército humano. Este tipo de escenario se puede construir.
La Facción de la Montaña de Paimon no fue declarada culpable oficialmente, pero tampoco escaparon a las sospechas. Por eso están a la vanguardia de la Alianza Creciente. Si quieren demostrar su inocencia, tendrán que hacerlo derramando sangre. En este punto, si se revela que Paimon sacrificó su propia magia por el bien de sus aliados para engañar al enemigo. Si este escenario se lleva a cabo... la Facción de la Montaña sería declarada completamente inocente. No sólo aceptaron ser la vanguardia, sino que la jefa de la facción se sacrificó. ¿Qué más tenían que demostrar? Sin embargo, nadie lo decía todavía. La única verdad que existía ahora mismo era el hecho de que Paimon se comunicaba en secreto con el enemigo.
‘Si deseo castigar a Paimon, entonces ahora mismo podría ser la mejor... o quizás, la única oportunidad de hacerlo.’
- La decisión es tuya, Dantalian.
Los tornillos de mi cabeza no giraban bien.
‘¿Matar a Paimon aquí me beneficiaría? No, ¿pero por qué Paimon soportó tanto riesgo para ayudarme en primer lugar? No lo entiendo. ¿Esperaba que yo sintiera compasión por ella? Maldición, lo logró. Sería una mentira si dijera que no sentí simpatía mientras la veía toser hasta que se le salieron las tripas. Sin embargo, aunque sienta simpatía, no soy tan amable como para dejar pasar una oportunidad... A pesar de ello, más que simpatía, sentí curiosidad por conocer el motivo de sus actos. Tenía la sensación de que podría haber algo sobre Paimon que desconozco, algo que ni siquiera aparece en la historia de Dungeon Attack. ¿Es esta una oportunidad de oro? ¿O una oportunidad para resolver un misterio? Lo más probable es que me arrepienta sin importar lo que elija. Entonces, ¿qué elección dejaría tras de sí menos arrepentimiento...?’
- Yo...
Abrí la boca. Sentía los labios pesados, como si unos pesos me los oprimieran.