Capítulo 123
Los 15 Minutos más Largos (VIII)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
‘¿Ivar quiere convertirse en mi subordinado?’
Ivar es el jefe de la Compañía Keuncuska y también un poderoso Señor Vampiro. Un individuo que tiene dinero, ingenio y poder. Si alguien así viniera bajo mi mando, entonces definitivamente me beneficiaría enormemente. Sin embargo... ¿No suena demasiado bueno para ser verdad?
- Estado.
Murmuré la palabra en mi cabeza mientras miraba a Ivar. Quería confirmarlo. Efectivamente, sólo podía ver una simple ventana con el Aguante, el Ataque y la Defensa de Ivar. Esto significaba que el afecto de Ivar ni siquiera había llegado a 20.
‘Está mintiendo.’
Actualmente, Laura y Lapis son las únicas bajo mi mando. Sólo fue posible reclutarlas después de que sus puntos de afecto llegaran a 50. Esto era un problema con el sistema en sí. Ivar Lodbrok estaba pidiendo convertirse en mi subordinado a pesar de que sus puntos de afecto no habían llegado a 50, por no hablar de 20 todavía. Sus motivos eran sospechosos.
‘Aaahh... ¿Por qué la gente que me rodea es siempre así?’
Una mujer estuvo un año diciendo que no lo había hecho y de repente me tendió una trampa diciendo que yo lo había hecho, otra persona me presionó furtivamente para equilibrar las facciones aunque sabía la verdad, y otra chica me invitó a participar en un asesinato con ella mientras sonreía alegremente. Todos ellos eran personas que probablemente podrían criar al menos 10 serpientes en sus estómagos. Ahora alguien me decía que estaba conmovido y que su vida había cambiado gracias a mí, aunque no lo decía en serio. ¿Puedo pasar un solo momento sin ocuparme de política?
No, esto no es algo que deba decir... A veces me comportaba astutamente con Laura y Lapis también. Ni siquiera tengo que mencionar a Barbatos. Probablemente no haya nadie tan político como yo. Al final, ¿es un cuervo junto a un cuervo...? Me dolía la cabeza. Golpeé el suelo con el dedo índice.
- Escucha, Lodbrok.
- Sí, Alteza.
- Para ser sincero, me agradas. Tu sabiduría que te permitió vivir durante 3.000 años debe ser realmente maravillosa. Para superar el límite de la raza demoniaca que debe someterse absolutamente a los Señores Demonio, trasladaste tu alma a una muñeca para preservar tu libre albedrío. Estás en un nivel diferente comparado con los otros que simplemente tienen que vivir mientras se someten a los Señores Demonio.
- Tus palabras me honran.
- Sin embargo... Por eso estoy decepcionado. ¿Por qué me mientes?
- ...
- Durante los últimos 6 meses, hemos realizado juntos una espléndida danza. Si no fuera por ti y tu Compañía Keuncuska, la Alianza Creciente no habría llegado tan lejos. ¿Comprendes? Nuestra relación no es simplemente la de un Señor Demonio y un demonio. Somos socios. Camaradas que caminan juntos hacia un único objetivo.
Ivar no se movió ni un milímetro mientras permanecía en el suelo.
- Si realmente pretendieras convertirte en mi vasallo, entonces habrías venido a mí con tu verdadero cuerpo.
- Su Alteza, esto es un malentendido. Son tiempos urgentes, así que no podía venir aquí con mi verdadero cuerpo.
- ¿Por qué sería urgente para ti? No hay razón para que te conviertas en mi vasallo en este instante. Lo correcto sería llevar a cabo las formalidades apropiadas una vez que puedas encontrar el tiempo para hacerlo a tu propio ritmo. A pesar de ello, has venido aquí urgentemente en un momento como este... Esto significa que tu objetivo es algo que no puede lograrse a menos que te dirijas a mí ahora. ¿Me equivoco?
- ...
- Es Paimon, ¿no?
Qué obvio. En verdad, hay algo por lo que Ivar tiene que rendir cuentas. Fue el libro de contabilidad que Paimon había preparado y entregado a la Santa. El libro de contabilidad era algo que no debería haber llegado a manos ajenas debido al contrato entre la Compañía Keuncuska y yo. Sin embargo, este incidente fue más allá de ser una simple filtración y casi acaba matándome a mí, la parte contratante.
- ¿Pretende pedirme que mate a Paimon al precio de convertirse en mi vasallo? Al fin y al cabo, obtuvo el libro de contabilidad a través de la Compañía Keuncuska. Debe querer deshacerse de las pruebas.
- ¡Su Alteza, eso no es cierto...!
- ¡Ivar Lodbrok! ¡Así es como siempre has sido! También eras así durante la audiencia. Lo más probable es que ese viejo goblin no intentara fastidiarme él solo, ya que está claro que tú también debiste involucrarte. A pesar de ello, el goblin asumió toda la responsabilidad y se suicidó. ¿Alguna vez me has pedido disculpas por lo de la audiencia? Fingiste ignorancia.
El calor se extendió por todo mi cuerpo mientras seguía hablando.
‘¿Me estaba enojando en exceso? No. ¡Este es el momento adecuado para enojarse!’
- ¿Tanto temías que ver morir a Andromalius se volviera en tu contra? ¿Es por eso que me querías muerto? Ahora es el turno de Paimon... ¡Ja! ¿No es impresionante la forma en que te comportas?
- Este fue...
- Empujas todas tus fechorías hacia otras personas. Si es demasiado difícil empujarlos, haces que maten a alguien en su lugar. ¿A cuánta gente has matado haciendo esto? Si los Señores Demonio son monstruos, ¿entonces qué eres tú? ¡Un ser mucho peor que un monstruo! ¡Un vampiro! ¡Un bastardo murciélago que no puede vivir sin ver la sangre de otra persona!
Ivar levantó su cuerpo. Nuestras miradas se encontraron. No había ni rastro de la expresión tranquila y serena que tenía antes. Los ojos de Ivar hervían como lava.
‘¿Te ofendiste por lo que dije?’
- Entonces, ¿qué debo hacer? Basta con albergar pensamientos presuntuosos para que nos llamen la atención, y nuestros cuerpos no escuchan aunque queramos luchar de vuelta... ¡Ese es el límite de la raza demoniaca cuando se enfrenta a un Señor Demonio! No tienes ni idea de lo que significa nacer como demonio.
La voz de Ivar estaba llena de ira, dolor y frustración.
- En un momento dado, confié en gente como tú. Sin embargo, cada vez que lo hice, ¡todo lo que recibí a cambio fue traición! Para los Señores Demonio, los demonios no son más que seres inferiores comparables a los animales domésticos. Afirman que conquistarán el continente por el bien de la raza demoniaca, pero incluso si lo consiguen, ¡los Señores Demonio gobernarán mientras que la raza demoniaca será gobernada para siempre!
Ivar me fulminó con una mirada que contenía varios miles de años de resentimiento.
- ¡Dilo! ¿Fue creada la raza demoniaca para ser gobernada? No importa lo aterrorizados y asustados que estén, ¿son seres como muñecos que tienen que morir si se les ordena morir? ¿¡Incluso si pasan cientos de años para convertirse en hábiles en algo... para crear una preciosa familia... tienen que renunciar a todo eso simplemente porque es un Señor Demonio quien se lo ordena!?
Agarré a Ivar por el cuello. Acerqué su cara a la mía y gruñí.
- ¿Estás frustrado porque naciste demonio? No me hagas reír. El nacimiento en sí es injusto. ¿Crees que yo quería nacer en un mundo como este?
- ¡Uuhg...!
- No me importa lo miserable que seas. Eso está completamente fuera de mi interés. Al igual que tú eres arrastrado por tus desgracias, yo también estoy ocupado cargando con mis desgracias. En cualquier caso, ¡me repugna ver cómo gente como tú intenta cargar sus desgracias sobre otra persona!
Le di un cabezazo. Me dolió muchísimo. Su Fuerza era definitivamente superior a la mía. Sin embargo, no pude contenerme sin golpearle una vez.
- ¡No soy el Señor Demonio que te traicionó! Soy Dantalian. ¡Soy Dantalian y nadie más! Independientemente de si tuviste que ofrecer la vida de tu pariente, tu primer amor porque fuiste engañado por un bastardo Señor Demonio, ¡no me trates como tratas a ese Señor Demonio!
- C-Cómo...
- Si cometiste un error, entonces discúlpate por ello. Si tienes un defecto, entonces piensa en cómo seguir adelante con él en lugar de tratar de encubrirlo. Así es como debes tratar a tus camaradas. Si vas de vasallo o de lo que sea sin adoptar una postura de este grado, ¡entonces sólo te engañas a ti mismo!
Empujé a Ivar hacia atrás con la mano que le sujetaba el cuello. Cayó hacia atrás.
- ¡Fuera de aquí! Si sólo estás aquí para discutir alguna amistad a medias, entonces sería más fácil tratarte como un enemigo.
- ...
Ivar y yo nos miramos en silencio mientras recuperábamos el aliento. Ivar se rindió primero. Sus ojos no sólo estaban llenos de ira, sino también de perplejidad. No podía dominar a nadie con una mirada así. Al final, Ivar se dio la vuelta primero. Se levantó y salió de la tienda con pasos débiles.
- Ahh...
Dejé escapar un profundo suspiro. El deleite que sentí tras descubrir las nuevas funciones que venían con mi aumento de nivel hacía tiempo que habían desaparecido. Sentía que me hervían las entrañas.
‘Maldita sea. Ya me sentía ansioso por el asunto con Paimon, pero ahora un tipo intentaba también golpearme la nuca.’
De todos modos, estamos unidos por las ganancias y los beneficios. En otras palabras, tenemos una relación que significa que traicionaremos a la otra parte en el momento en que veamos una oportunidad de obtener mayores ganancias. Existe la posibilidad de que la Compañía Keuncuska filtrara deliberadamente los libros de contabilidad relativos a la Peste Negra. Destruir políticamente a Paimon y deshacerse de mí al mismo tiempo... Esto podría ser posible. Así es la política. Qué sucio.
- Perdonaré a Paimon.
Tomé una decisión. Durante esta expedición de la Alianza Creciente, la Compañía Keuncuska había contribuido en gran medida a la Operación Minerva que Lapis y yo habíamos ideado. Sin embargo, comparado con Lapis, no podía confiar completamente en Ivar. Es un bastardo que podría traicionarme en cualquier momento, no, una bastarda.
‘Necesito al menos una correa. La supervivencia de Paimon hará dócil a Ivar.’
Paimon es el jefe de la Facción de las Montañas y yo soy una figura clave dentro de la Facción de las Llanuras. Estoy en una posición que me permite pedir ayuda a Barbatos siempre que lo desee. Por muy grande que sea la Compañía Keuncuska en el mundo de los demonios, no podrá sobrevivir si recibe presiones de ambas facciones.
‘Ahora que lo pienso, ¿Ivar no perjudicó a Paimon también? Si Ivar no la hubiera traicionado durante la audiencia, entonces me habría vencido. Vamos a utilizar esto para persuadirla. Bueno, me ofrezco a perdonarle la vida. Sería malo si no pudiera sacar provecho de esto tanto como pudiera... Te dejaré seca.’
El hombre bestia que montaba guardia fuera habló.
- Su Alteza, el Señor Demonio Sitri solicita una audiencia.
- Te romperé el cuello.
Murmuré esas palabras sin querer. Parece que hoy no podré descansar.
‘No, ¿es que esta gente no tiene sentido común? Las batallas verbales también son un tipo de duelo. Por lo tanto, soy como un general que acaba de regresar después de luchar en la primera escaramuza de la Alianza Creciente. ¿Por qué la gente trata de molestar a alguien que sólo quiere descansar?’
- ¡Diles que vengan más tarde!
- Entendido, Su Alteza... Su Alteza Sitri, me disculpo, pero...
No tengo la fuerza para tratar con Sitri también. Independientemente de mi deseo, parece que la otra parte realmente no tenía sentido común. Pude oír el sonido de una discusión en el exterior antes de que Sitri entrara a la fuerza en mi tienda. Estaba a punto de gritar por su actitud descarada como invitada, pero me quedé sin palabras en cuanto la vi.
- Ten piedad. Por favor, ten piedad.
Sitri ni siquiera me miró bien antes de postrarse en el suelo. ¿Postrarse nada más verme es una moda reciente? No, ese no es el tema...
- Uhm, ¿Señorita Sitri?
- Te daré lo que quieras. Me convertiré en tu esclava si me lo pides. Así que, por favor, ¡por lo menos perdona la vida a Paimon, la hermana mayor Paimon...!
Golpeó el suelo con la cabeza mientras se inclinaba. No estaba bajando la cabeza sólo por cortesía. Estaba sinceramente, con toda su fuerza, golpeando su cabeza contra el suelo. Sin darme cuenta, me sorprendió el grado en que se inclinó. Me preocupaba hacia dónde mirar.
- Eso no es, uhm.
- ¿No necesitas una esclava sexual? A pesar de mi apariencia, nadie puede compararse a mí cuando se trata de ese campo de especialización. Hablo en serio. Podría darte cualquier placer que puedas imaginar sobre la superficie de la tierra, ¡siempre y cuando perdones a mi hermana mayor Paimon!
- ¿Qué tal si te pones algo de ropa primero?
Sitri estaba completamente desnuda.