Capítulo 162
La Situación del Hombre y la Mujer (III)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
- D-Dame una explicación que pueda entender.
Laura habló. Su voz era casi lastimosamente triste. Ella misma debía saber que era una lucha inútil. Sonreí de oreja a oreja.
- Piénsalo. La Princesa Imperial monopoliza el poder militar. Si excluyes a los margraves de la retaguardia, Elizabeth von Habsburg tiene prácticamente el control total del ejército imperial.
- Los ministros del palacio imperial también son...
- El poder militar se convierte en autoridad cuanta más crítica es la situación, como ahora. ¿Lo entiendes, Laura? La princesa imperial tiene la mayor autoridad dentro del imperio.
Acaricié su pequeño trasero. Debía de ser por el objeto extraño que le habían introducido dentro, ya que de vez en cuando se le contorsionaba la cara y soltaba un suspiro caliente.
- El poder militar debe ser tratado con poder militar. Si deseas hacer que la Princesa Imperial pierda su posición, entonces debes tener una fuerza militar que sea casi igual a la de ella. Los ministros no tienen ningún poder militar. En este caso, tendrían que sobornar a los subordinados de la Princesa Imperial o negociar con los margraves. Y sin embargo, no había noticias de que esto ocurriera. Según los rumores, la Princesa Imperial se recluyó voluntariamente. Una vez que el emperador ordenó la evacuación del pueblo de la capital, ella renunció al no estar dispuesta a seguir la orden real... Jujuju. ¿No deja esto claros sus motivos ocultos?
Si los ministros realmente tuvieran poder, entonces habrían utilizado cualquier medio para difundir rumores maliciosos sobre la Princesa Imperial Elizabeth. Lo correcto sería que ella se retirara. “Esta es la decisión correcta.” Se habrían esforzado para que la gente pensara esto. Sin embargo, sólo circulaban buenos rumores sobre la Princesa Imperial. En cambio, la gente estaba enfadada con los ministros, el Emperador y los Príncipes Imperiales.
- ¿Cómo le parecería esto a la gente? “Elizabeth, la Tercera Princesa Imperial, era la que había estado deteniendo el violento acercamiento del ejército del Señor Demonio hasta ahora. Sin embargo, el ejército imperial perdió sin remedio la capital en cuanto los nobles entraron en acción.” Así es como parecería al público.
El Margrave Rosenberg fue expulsado de su tierra sin siquiera presentar una lucha adecuada. El príncipe heredero Rudolf sufrió una aplastante derrota en la batalla de Austerlitz. Tanto el ejército del Margrave como el ejército central habían sido aniquilados. La Tercera Princesa Imperial apareció como un cometa y se enfrentó al ejército de los Señores Demonio. Aunque este tenía 100.000 soldados, la Tercera Princesa Imperial consiguió milagrosamente una victoria tras otra con un pequeño número de tropas...
- La gente no es consciente de los pequeños detalles de la guerra.
Esta distorsión era incomparable con otras. En verdad, las victorias que la Tercera Princesa Imperial logró en batalla fueron pequeñas. No eran más que victorias tácticas. En términos de estrategia, la Tercera Princesa Imperial había continuado retrocediendo antes de renunciar finalmente incluso a la capital. Este hecho estaba oculto bajo la engañosa apariencia de victorias tácticas. El pueblo celebraba las victorias que sólo podían verse desde el exterior como victorias.
- Esta es mi suposición, pero lo más probable es que el Segundo Príncipe Imperial ya se haya convertido en la marioneta de Elizabeth. Lo más probable es que los verdaderos que pierdan su posición sean ellos y no la Princesa Imperial...
* * *
- H-Hermana, tengo una petición.
Un hombre habló con cuidado. La mujer sentada en una mesa ni siquiera quitó la mirada de los documentos en sus manos mientras respondía.
- ¿De qué se trata, Hermano?
- ¿Podría permitirme ver a Padre al menos una vez?
- Le pido disculpas, pero eso es algo que no puedo permitir.
Una respuesta inmediata. El hombre apretó los dientes. El Segundo Príncipe Imperial de Habsburgo, Ferdinand von Habsburg. El joven de 24 años no estaba particularmente obsesionado con convertirse en el próximo emperador. En realidad, no tenía ningún interés en la nobleza. Él creía que si acababa asumiendo una responsabilidad tan pesada, su vida no haría más que volverse miserable. Sin embargo, la autoridad seguía siendo importante. Había que tener cierta autoridad si se deseaba vivir una vida cómoda. Ferdinand levantó su propia facción mientras cooperaba con su hermano el Príncipe Heredero.
Su facción tenía el tamaño perfecto. Tanto su hermano, el Príncipe Heredero, como su hermana, la Princesa Imperial Elizabeth, tenían que recibir el apoyo de la facción del Segundo Príncipe si querían ganar la batalla de los sucesores. No quería convertirse él mismo en el emperador; sin embargo, podía hacer al próximo emperador. Él estaba satisfecho con su papel de hacedor de reyes. No importaba quién sucediera en el trono mientras él pudiera mantener su vida lujosa.
Sin embargo, este arte de vivir sólo funcionaba cuando las facciones estaban equilibradas. Ya había olvidado cuántas inspecciones tuvo que pasar simplemente para encontrase con la Princesa Imperial. Le hicieron un chequeo e incluso le lanzaron un hechizo antimagia. Esto era algo increíblemente descortés para un príncipe; sin embargo, Ferdinand estaba en una posición en la que no tenía otra opción que aceptar esta falta de respeto... Así que finalmente se puso de rodillas.
- Las quejas del pueblo se están descontrolando... A este paso empezarán a rebelarse. Hermana, no sólo se trata de la seguridad de nuestro padre, sino que el destino del Imperio de Habsburgo también está en juego... ¡Como príncipe imperial, tengo el deber de pedir a nuestro padre que consuele al pueblo!
Una de las personas más nobles del imperio se arrodillaba en el frío suelo. Ante la princesa imperial que el público creía que se estaba recluyendo. Si alguien viera esto, probablemente palidecería de asombro. No obstante, la Princesa Imperial se negó a apartar la vista de sus documentos. Comparado con los documentos que estaba mirando, su hermano mayor arrodillado ante ella no tenía ningún valor. Esto era lo que su comportamiento estaba diciendo.
- ¿No te lo había dicho ya? Su Alteza el Emperador hizo un decreto real diciendo que no desea reunirse con nadie. Incluso yo no he sido capaz de reunirme con él después de que me rechazara anteriormente.
- Por eso te pido que de alguna manera me permitas reunirme con nuestro padre.
Era una mentira. Ferdinand no era idiota. ¿Cómo podía no saber que su hermana pequeña le estaba mintiendo? Las familias de los ministros habían sido tomadas como rehenes. Incluso la esposa y el hijo del Príncipe Imperial fueron confinados. Les decían que era una “orden imperial”, pero abandonar la capital y desenterrar las tumbas imperiales eran órdenes absolutamente ridículas.
Naturalmente, los ministros y el príncipe entraron en la finca imperial, pero lo que les esperaba no era el emperador, sino un grupo de guerreros con intenciones asesinas. Los guerreros afirmaron ser “los escoltas del Emperador” mientras los echaban. Fue entonces cuando los nobles se dieron cuenta de quién había orquestado todo aquello. Ninguno de ellos tuvo el valor de señalar la verdad ante esa persona.
No, para ser más exactos... ya no existían. Todos los nobles que se resistieron fueron eliminados. Todas sus familias fueron destruidas. La capital estuvo bajo agitación durante un tiempo mientras intentaban evacuar a los ciudadanos. La destrucción de algunos hogares quedó sepultada bajo el caos. Lo mismo ocurrió con el Segundo Príncipe Imperial. Él tiene un hijo y una hija y ambos estaban siendo “escoltados” por la facción de la Princesa Imperial. Estaban siendo protegidos estrictamente en caso de que el pueblo se enfureciera y los atacara... El Príncipe Imperial sólo podía hablar de manera indirecta.
- “De alguna manera”, ¿verdad?
La Princesa Imperial rio entre dientes. Su risa era tan seca como el desierto. Era la primera vez que mostraba algún interés desde que su hermano había entrado en la habitación, pero en lugar de agradecer la respuesta, el Príncipe Imperial se sintió aterrorizado. Seguramente se rio así cuando ordenó la destrucción de varias casas nobles para dar ejemplo.
- Estás haciendo una demanda bastante difícil, Hermano. Mientras no me convierta yo misma en emperatriz, ¿cómo podría negarme a la orden de Su Alteza el Emperador?
- ...
Ferdinand temblaba de miedo. Él también había vivido en el palacio durante más de una década. Era imposible que no se diera cuenta de las intenciones de la otra parte. Su hermana pequeña acababa de declarar abiertamente que usurparía el trono. Y eso no era todo. Estaba diciendo que no ocuparía el trono ella misma, sino que él, su hermano, sería quien le daría la corona...
- S-Su Alteza.
La forma de referirse a su hermanita había cambiado. Ya no le bastaba con arrodillarse, sino que apoyó las palmas de las manos en el suelo.
- Aunque nuestra familia no era tan unida, sigo creyendo que somos parientes unidos por la sangre... Por favor, permite que tu hermano conozca al menos una pequeña parte de la verdad.
- Hermano. Por supuesto, también soy tu fiel hermanita.
Contrariamente a sus amables palabras, la Princesa Imperial aún no había girado la cabeza ni una sola vez. Ella no le dijo que no se refiriera a ella de esa manera o que le permitiría conocer la verdad. El Príncipe Imperial se sintió contrariado.
- ¿Qué será de mí... no, de nuestra familia?
- Ya eres el jefe de una familia. El destino de una familia está determinado por las acciones del líder.
El destino de su esposa y sus hijos dependía de él. El Príncipe Imperial se postró aún más.
- ¿Debo... ayudar a Su Alteza para poder encontrarme con Su Majestad el Emperador?
“¿Tengo que ayudarle a dar un golpe de estado?” Eso era lo que estaba preguntando. Esta fue la mejor idea que se le ocurrió. Podría traicionar a su padre y coronar a su hermana pequeña. Sin embargo, esto aseguraría la vida de su familia. ¿Había algo mejor que pudiera hacer para mostrar su devoción? La otra parte le negó.
- No. Eso no es lo que espero de ti.
La princesa imperial Elizabeth se levantó de su silla. Se acercó a su hermano y bajó lentamente la postura. Puso las manos sobre los hombros de su hermano.
- Últimamente han aparecido individuos malvados entre la gente. Van por ahí diciendo abiertamente que la ira del Cielo caerá sobre nosotros. Afirman que éste es el fin del Imperio de Habsburgo y que el pueblo debe destruir el trono imperial con sus propias manos...
El Príncipe Imperial ya era consciente de ello. Incluso ahora, había utilizado la ira del pueblo como excusa para recibir una audiencia.
- Debes castigarlos, Hermano.
- ¿Qué...?
El Príncipe Imperial levantó inadvertidamente la cabeza. El pueblo ya estaba a punto de estallar. Si tomaban medidas agresivas, sin duda el pueblo iniciaría una rebelión. Era imposible que su inteligente hermanita no lo supiera, así que por qué... Sus ojos se encontraron con los de su hermana. Sus ojos, tan azules como el mar, lo miraban fríamente.
‘Ah.’
El Príncipe Imperial se dio cuenta de todo en cuanto vio esos ojos. Un escalofrío le recorrió la espalda. Su voz tembló incontrolablemente mientras ni siquiera lograba terminar su frase.
- ¿Yo... yo voy a ser un peón de sacrificio...?
- Mis guardias protegerán a tu familia a toda costa.
La Princesa Imperial no mencionó su protección. El Segundo Príncipe Imperial reprimirá al pueblo. Justo cuando el pueblo esté a punto de estallar, la Princesa Imperial se deshará de su hermano. Morirá cargando con toda la ira. Por otro lado, la Princesa Imperial recibirá su apoyo y podrá dar el siguiente paso. Era como matar al perro después de la caza. El Príncipe Imperial Ferdinand agarró la mano de su hermana y le suplicó.
- E-Elize... por favor, ten piedad... por favor, perdóname... ¿No somos una familia...? ¿No compartimos la misma sangre...?.
Ella miró bruscamente al Príncipe Imperial.
- No te refieras a mí por ese nombre. Desde el momento en que nací, nunca he considerado que pertenecer al mismo linaje que ustedes sea una bendición. Ferdinand, espero que no hayas olvidado lo que tú y Rudolf han hecho.
Había otras princesas imperiales además de Elizabeth de Habsburgo; sin embargo, esas princesas imperiales fallecieron de una enfermedad hace varios años. Esta no era la verdad. El príncipe heredero Rudolf y el príncipe imperial Ferdinand habían conspirado juntos para violar a sus hermanas. No fue una cosa de una sola vez tampoco. Las violaron persistentemente durante varios años. Al final, ellas no pudieron soportar más la humillación y optaron por su muerte. Se dijo al público que habían muerto de una enfermedad...
- No esperes recibir ahora mi compasión. ¿Alguna vez ha habido compasión en nuestra familia?
- ...
- Definitivamente compartimos la misma sangre. Ambos somos monstruos malditos. Tú violaste a tus hermanas mientras que yo te estoy llevando a la muerte. ¿No somos una familia espléndida?
El Príncipe Imperial notó un atisbo de locura en los ojos de su hermana pequeña. También se dio cuenta de que su muerte ya estaba decidida y no le quedaba más remedio que hacer lo que dijera si quería que su mujer y sus hijos vivieran.
- No serás sólo tú. Los ministros también reprimirán al pueblo. Tu camino a la otra vida no será solitario. Considera esto como mi última muestra de compasión hacia ti. Al menos te trataré como a una familia en sus últimos momentos. Jajajaja.
Elizabeth rio. El Príncipe Imperial abandonó la habitación impotente. Sentía como si esa risa se le hubiera pegado a la espalda y se negara a abandonarlo. Derramó lágrimas mientras se lamentaba.
‘¿Desde cuándo? ¿Desde cuándo todo salió mal...?’
4 días después, la facción del Príncipe Imperial llevó a cabo su violencia. El Segundo Príncipe Imperial Ferdinand von Habsburg movilizó a docenas de otros nobles y soldados para reprimir indiscriminadamente a la gente que residía en la capital. Durante este proceso murieron 300 ciudadanos.
La princesa imperial Elizabeth, que había estado recluida en silencio, se enfureció por la tiranía. Abandonó su reclusión y dirigió personalmente algunas tropas para acabar con los soldados de los nobles. Todos los nobles que participaron en la tiranía fueron ejecutados. El hermano de la Princesa Imperial, Ferdinand, no fue una excepción. El cual fue decapitado y su familia también fue igualmente decapitada después y arrojada al pueblo. El pueblo alabó a la Princesa Imperial que había dado un paso al frente por su bien.