Capítulo 115
El que Maldice cava 2 Tumbas (XI)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Corrección: Lord
Ambos ejércitos terminaron de ponerse en formación con las llanuras entre ellos. El ejército humano había desplegado a sus soldados de caballería en línea, tanto a la derecha como a la izquierda, para poder cargar cuando quisieran. Si tuviera que hacer una estimación aproximada, tenían al menos 10.000 soldados de caballería. Ver a 10.000 soldados de caballería era un verdadero espectáculo.
En este mundo existe algo llamado aura. A cada nación le gusta llamarla de una forma diferente, como aire, emanación, aurora, etc., pero en cualquier caso, es algo que permite a los humanos convertirse en seres súper poderosos. Esto es lo que hace que el sistema militar de aquí sea muy diferente del de mi mundo. En pocas palabras, puede aumentar drásticamente la fuerza de un caballero. No importa lo fuertes que sean tus defensas con lanceros, si un caballero blande su espada mejorada con aura, podría cortar las lanzas como una hoja a través de tallos de maíz. No puedes atravesar el cuerpo de un caballero aunque lo apuñales con una espada o le des directamente con una flecha. Se convierten en auténticos tanques humanos.
El poder militar de cada nación depende del número de caballeros que posean los señores de cada uno de ellos. Los gobernantes tienden a preocuparse especialmente cuando descubren que uno de sus vasallos tiene muchos más caballeros de los necesarios. “¿Has creado otro batallón de caballeros? ¿Intentas iniciar una rebelión?” ...Suelen pensar de esta manera.
Debido a lo importantes que son los caballeros, la gente tiende a contratar a cualquiera que tenga talento para usar auras, ya sea un noble caído en desgracia o un plebeyo. Los señores de los territorios menores suelen estar controlados por sus gobernantes, por lo que no pueden buscar individuos con talento. Por lo tanto, los dotados suelen ser enviados a las capitales de los reinos o ducados, donde se suele hacer un esfuerzo por entrenar caballeros. En otras palabras, donde nacen las academias. El “derecho a fundar una academia” es increíblemente importante.
Los señores menores, naturalmente, no tienen autoridad para crear academias. Tendrías que ser alguien como el margrave Rosenberg para poder obtener esos derechos. Como resultado, el margrave tenía miles de caballeros y soldados de caballería. Si no contaban con la máxima confianza de sus gobernantes, nunca se les concedería el derecho a fundar una academia. A pesar de esto, los lanceros y los arqueros no están en declive en este mundo. ¿Por qué? La razón es sencilla: porque existen los monstruos.
Los monstruos viven en relativa paz en los territorios de los señores prominentes. Los caballeros vendrían a subyugarlos si se alborotan demasiado, después de todo. Se vuelven salvajes en un grado apropiado, son sometidos apropiadamente y viven apropiadamente. Los señores incluso se esfuerzan por limpiar lugares sin importancia, como los pueblos de montaña. En definitiva, los monstruos también son criaturas astutas.
Por otro lado, la situación en los territorios de los señores menores es totalmente opuesta. Como se mencionó anteriormente, los señores menores sólo poseen un pequeño número de caballeros. No tienen suficientes para enviarlos como les plazca a ocuparse de los monstruos descontrolados. Así, los monstruos saquean las aldeas de estas zonas tanto como quieren. Es una especie de contradicción dentro de la sociedad humana. No tienen caballeros porque son señores menores, les resulta difícil someter a los monstruos porque no tienen caballeros, y como es difícil someter a los monstruos, los plebeyos son los que sufren más pérdidas. Además, los plebeyos no pueden desplazarse aunque quisieran porque no tienen derecho a hacerlo.
Los territorios acomodados se siguen floreciendo con el tiempo, mientras que a los territorios más pequeños les resulta cada vez más difícil vivir. Los plebeyos sólo pueden vivir toda su vida esperando tener talento para usar auras o esperando que sus hijos o hijas nazcan con esa capacidad... ¿No es gracioso? Es un mundo en el que existen las auras, pero sigue siendo igual que mi mundo original en lo que respecta a estos factores clave. Excepto que la única diferencia es probablemente el hecho de que los dotados para usar auras no son discriminados por su género y todos reciben un trato excelente.
Los numerosos lanceros y arqueros de las llanuras son gente de clase muy baja. ¿De qué otra forma podrían luchar contra los monstruos si no pueden confiar en los caballeros? Sólo hay una respuesta. Si no tienes dientes, muerde con las encías. Los aldeanos no tienen otra opción que armarse. Recogen sus lanzas y arcos y se enfrentan solos a amenazas aterradoras como orcos y goblins. Así, cada aldea crea de forma natural su propia milicia. Y luego, cuando se produce una invasión de monstruos a gran escala como la de ahora con nuestra Alianza Creciente, se les “convoca” con el pretexto de proteger a la humanidad. Lo llaman “convocatoria”, pero no es diferente de un reclutamiento forzoso.
Si entiendes estas cosas, entonces mis intenciones deberían quedar claras. Paimon. Lo más probable es que pretendas hacerme recibir la ira pública de los humanos poniéndome como representante de la Alianza Creciente. Sin embargo, estás tratando a los humanos como una sola entidad. Esto es probablemente el límite de alguien que nació y ha vivido como un Señor Demonio.
¡Yo nací como humano y viví como humano! Sé que la sociedad humana no es y nunca ha sido una entidad única. Hay nobles. Hay plebeyos. Hay esclavos. Hay hombres y mujeres, adultos y niños. Como hay opresores y oprimidos, hay quienes resisten y quienes ceden. Hay quien controla y quien se rebela. Si hay una invención tan elaborada y detallada como la física, hay quienes pueden ver a través de esta invención. Conozco esta contradicción de la sociedad humana. Soy el único que puede entre los Señores Demonio. No deberías haberme hecho el representante. Te demostraré que cometiste un error.
- Señor, es la hora.
Laura habló en voz baja. Estaba mirando una esquina de mi tienda. Mirar fijamente no era exactamente el término correcto. Simplemente tenía los ojos abiertos. Estaba sumido en mis pensamientos. Mi conciencia emergió como un submarino cuando Laura me habló. Cuando giré la cabeza, vi a Laura, de pelo rubio, y a Lapis, de pelo rosa, allí de pie. Una humana y un demonio estaban una al lado de la otra. Estas dos eran las personas más importantes para mí. Laura era mi amante y vasalla experta en asuntos militares mientras que Lapis era mi leal vasalla que fue la primera chica que confió en mí en este mundo. Así es. Es más que posible que estas 2 estén una al lado de la otra. Planeo arrastrar esta simple posibilidad a la realidad.
- De acuerdo. ¿Nos vamos?
Salí de mis aposentos con las 2 acompañándome. Soldados orcos estaban de pie a ambos lados como un muro. Protegían el camino que debía recorrer. Yo era el representante de la Alianza Creciente hasta el final del discurso. Probablemente será difícil que llegue otro día como este en el que me traten con tanta reverencia. Si llega, lo más probable es que sea en un futuro muy lejano.
Caminé hacia delante. Las emociones de los monstruos me bañaban como una ola a cada paso que daba. Emoción, ansiedad, aburrimiento, preocupación, inquietud, hambre, respeto... Estaba acostumbrado. Me bañaron por un momento antes de alejarse.
Mi campo de visión se amplió. Ante mí apareció una llanura vacía. Había abandonado por completo nuestro campamento. Los Señores Demonio estaban reunidos aquí. Paimon, Marbas, Agares, Gamigin, Barbatos... Las sillas sólo estaban preparadas para los Señores Demonio de más alto rango. Tendrías que ser tan hábil como ellos para ser capaz de controlar un campo de batalla masivo. Podían dar órdenes sin importar dónde estuvieran sus batallones. Los Señores Demonio de bajo rango no tenían tanto control, así que tenían que moverse con sus tropas. El mero hecho de que estos individuos pudieran sentarse aquí tranquilamente demostraba que eran los individuos con más talento del ejército del Señor Demonio.
Barbatos habló extrañamente complacida mientras tarareaba.
- ¿Cómo te sientes, Dantalian? No estás temblando como un cobarde, ¿verdad?
- Por supuesto que no. Mi vida es demasiado dura para que pueda hacer algo así.
- Se va a volver más dura. La razón por la que no me quejé tanto de la condición de la Facción de la Montaña no es sólo por la negociación. Dantalian, supuse que no habría un escenario mejor que éste para que salieras de las sombras y entraras en el escenario principal.
Barbatos mostraba una sonrisa amable que no le correspondía. Parecía un poeta que miraba con desprecio a un niño pequeño.
- Los monarcas son los que dirigen. Representan las opiniones colectivas de sus súbditos. No puedes convertirte en rey sólo con planes y estratagemas. ¿Tienes las cualidades para dirigir al pueblo? ¿Tienes las justificaciones adecuadas? Tenemos que demostrar estas cosas a cada paso que damos. A partir de ahora, tus palabras no serán sólo palabras, sino también la voluntad del pueblo. Ahora bien, Dantalian. Mira al cielo.
Era un cielo despejado, sin nubes a la vista. Las lluvias de primavera habían desaparecido y el sol brillaba sobre la tierra. Como de costumbre, el cielo estaba tranquilo.
- Mira detrás de ti.
Señaló detrás de mí. Había 10.000 monstruos reunidos allí. Las emociones de los 10.000 deseaban que empezara la batalla o que esto acabara cuanto antes. El sonido del metal resonaba entre la multitud y también se oían gritos. Un incontable número de estandartes rojos ondeaban al viento. Señaló hacia delante.
- Mirad hacia delante.
Las llanuras estaban ante nosotros. Lo único que podía ver en la tierra frente a nosotros era un campo abierto. No había nada que pudiera considerarse un obstáculo. Estaba desolado, pero tranquilo. Sin embargo, estaba distante, pero podía ver claramente el movimiento de banderas y estandartes más allá de esta desolación. Pequeños puntos llenaban el otro lado de la llanura. Por un instante, todo quedó en completo silencio. Barbatos continuó en voz baja.
- Este es un campo de batalla que los gobernantes contemplan. Mi querido amigo, ve y vuelve como un gobernante.
‘¿Es así? ¿Es esta la escena que siempre ha estado frente a ella toda su vida? ¿Ha vivido miles de años enfrentándose a esta soledad?’
Ella no quería que me detuviera sólo en ser un intrigante, estratega y subordinado que se utiliza en la Facción de las Llanuras. Quería un camarada que pudiera ser su igual y mirar juntos hacia el futuro. En un momento dado, Paimon y Marbas fueron sus camaradas. Lo más probable es que creyera que algún día aparecería otro camarada. Entonces esperó. Esperó durante mucho tiempo. Fue entonces cuando aparecí ante ella. Me vio como un individuo prometedor. Me puso a prueba con una pequeña esperanza. Yo había superado sus expectativas. Me pregunto qué sintió.
Lo más probable es que no sea un simple afecto lo que Barbatos siente por mí. Es algo que no se puede explicar completamente con la palabra afecto. Soy la posibilidad que finalmente apareció tras 1.000 años de espera. Por eso, me trató con más crueldad. Me dio afecto pero me asignó como vanguardia de la Alianza Creciente. Me hizo su estado mayor, pero también me envió al campo de batalla. Ahora me empujaba por la espalda y me instaba a convertirme en gobernante. Verdaderamente, ¿no es un Señor Demonio problemático? Como mucho, soy alguien que sólo será un intrigante. Podría llorar y arrastrarme por el suelo cientos de veces si eso significa que podría sobrevivir. Decirle a alguien como yo que se convierta en un gobernante. Me sentía feliz y preocupado al mismo tiempo, así que acabé mostrando una sonrisa incómoda.
- A ese paso voy a acabar muriendo, ¿sabes?
Barbatos se rio entre dientes.
- Una vida sin peligros ni penurias no existe. Incluso si existiera, ¿qué propósito tendría ese tipo de vida? Adelante. Da un paso adelante y enfréntate a las dificultades. Afrontar más peligros cuanto más lejos llegues es natural, pero ¿qué hay de ello? Dantalian, algo lo suficientemente valioso como para ser agarrado por estas manos yace más allá de ese peligro.
‘”No apuntes sólo a la supervivencia, sino también a lo que hay más allá.” Eso es lo que dices, ¿no?’
Barbatos me aseguró que había llegado el momento de hacerlo. Realmente es una profesora estricta. No me estaba animando como Lapis al decir que confiaba en mí, ni estaba jurando estar a mi lado para siempre como hizo Laura. Simplemente me reprendía y me decía que dejara de holgazanear porque el mundo es así.
Me encogí de hombros. La decena de magos que estaban preparando el círculo mágico a un lado informaron de que habían terminado sus preparativos. Marbas me miró. Su mirada me preguntaba si estaba listo para empezar. Asentí con la cabeza. Marbas empezó la cuenta atrás.
- Empecemos. 10, 9, 8...
El círculo mágico emitió un resplandor blanco. Los círculos mágicos se volvían blancos mientras varias personas apilan su magia una encima de otra. El círculo mágico creó una vívida línea de luz que instantáneamente me rodeó. Aún podía oír la voz de Marbas más allá de la luz blanca. 5, 4, 3, 2, 1...
Era el momento. Una enorme imagen tridimensional debería haber aparecido sobre nosotros. Debería estar mostrando algo parecido a una imagen mía. Sentí curiosidad por saber qué aspecto tendría, pero me contuve. Sólo me haría ver mal. En ese momento, cientos de miles de humanos y demonios sólo me miraban a mí.
Mientras todo esto se desarrollaba, abrí mi boca.
- Oh, humanidad, escucha. Toda la historia hasta ahora ha sido la historia de la lucha de clases.
‘Ahora bien. Es hora de envenenar el mundo.’