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lunes, 17 de febrero de 2025

DH - Capítulo 258

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Capítulo 258
La Noche (IV)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Ésta era la fiesta nocturna de cumpleaños de Perséfone, así que casi todo el mundo conocía la relación entre Su y Perséfone. Sin embargo, las jóvenes presentes eran en su mayoría hijas de grandes familias. Eran jóvenes, extravagantes y desenfrenadas, y no le daban mucha importancia a Perséfone, o al menos no le temían. En su opinión, si podían tomar a Su cómo su guardián, entonces eso sería lo mejor, y sus familias definitivamente también las apoyarían. Aunque no pudieran, probarlo tampoco estaba mal. Después de todo, ésta era una era inundada de deseos. Su se movió 2 pasos más hacia un lado, pero se dio cuenta de que el espacio del que disponía era cada vez menor. A menos que usara sus habilidades para apartarse, iba a quedar atrapado justo entre esas chicas. Sin embargo, en este banquete nocturno, utilizar cualquier tipo de habilidad que trascendiera la categoría de los humanos corrientes se consideraba una gran falta de respeto y una provocación hacia todas las figuras importantes del lugar; esto era algo que la anciana le había aconsejado seriamente una y otra vez. Si no existieran este tipo de restricciones, las habilidades superiores de visión e imagen como la sensación de largo alcance y la vigilancia transparente no eran exclusivas de Su, por lo que, si alguien utilizaba este tipo de habilidades sobre Perséfone u otras damas respetadas, inevitablemente se tomarían medidas. Justo cuando Su estaba a punto de caer en una situación desesperada, el cuerpo de la chica de la izquierda ya estaba casi pegado al suyo. Su cuerpo estaba increíblemente caliente, y no ocultaba en absoluto el hecho de que no llevaba ropa interior debajo de su fino vestido de noche. Su podía sentir claramente un objeto extremadamente redondeado, flexible y suave frotándose de un lado a otro contra su brazo izquierdo. La protuberancia de la punta ya estaba dura, por lo que podía sentirla claramente en su piel. - Señoritas, ¿podrían dejarme pasar? - Teniente Comandante Su, ¿no nos invita a una copa? La respuesta que recibió no fue la que él quería. En ese momento, sintió de repente que unos ojos se posaban en su cuerpo. Se dio la vuelta, justo a tiempo para ver a Perséfone, que estaba rodeada por un grupo de gente, mirándolo. Sin embargo, no parecía que fuera a ayudarlo a salir de su apuro en absoluto, sino que casi imperceptiblemente guiñó los ojos antes de darse la vuelta para dar la bienvenida a un anciano que acababa de entrar en la sala. - Querido tío William, ¿tu distinguido ser también ha venido? Una sonrisa genuina apareció en el rostro de Perséfone mientras abrazaba amistosamente a aquel anciano de aspecto tranquilo y corriente. El anciano llamado William río y dijo. - Farsante, ¿cómo no me avisaste de un acontecimiento tan animado? Tuve que venir corriendo por la tarde, afortunadamente, no llegué demasiado tarde. Ni siquiera fui capaz de preparar un atuendo formal apropiado. El anciano río de forma directa y desenfrenada, provocando que el ambiente de la sala se volviera un poco extraño. Todos los invitados se apartaron, dejándoles espacio. Las expresiones de todos eran extremadamente serias, sin que nadie se uniera a las carcajadas del anciano. Después de reírse a carcajadas unas cuantas veces, dijo. - Esta vez no he venido solo. También ha venido ese inútil de mi sobrino, diciendo que todavía quiere verte. Ya le dije hace mucho tiempo que no importa qué tipo de métodos utilice, por supuesto, siendo los mejores los métodos contundentes, empujándote directamente a la cama, entonces le daría las calificaciones del sucesor de rango 1, y simultáneamente te daría a ti la posición número 2. En cuanto a tu padre y esos otros viejos de la Familia Arthur, yo me encargaré de todo. Si llega el caso, me jugaré esta vieja vida. Ni siquiera pestañeó al pronunciar las palabras “métodos contundentes”, y su tono al hablar no cambió en lo más mínimo. Perséfone sonrió de forma extremadamente brillante, como si sus palabras no fueran inapropiadas en lo más mínimo. Era casi como si tratara las palabras del anciano puramente como un elogio. - ¡Tío William, siempre le he dado oportunidades! Es sólo que, en los últimos años, su suerte parece ser un poco mala. - ¡Ja ja ja! ¡Estamos hablando de ti! ¿Por qué sigues ahí fuera? Un hombre tan tranquilo que parecía un poco lento caminó delante de Perséfone. Inclinando ligeramente el cuerpo por la cintura, dijo con voz refinada y cortés. - Cuánto tiempo sin verla, bella señorita Perséfone. Me pregunto si ya se ha olvidado de mí. - Ni siquiera ha pasado un año desde la última vez que nos vimos, así que ¿cómo podría haber olvidado al renombrado general Rudolph? Las palabras que intercambiaron Perséfone y el anciano fueron sorprendentes, pero ambos parecían despreocupados y naturales mientras hablaban. Los rostros de los invitados presentes en la sala cambiaron ligeramente. Las edades de estos individuos variaban de jóvenes a viejos, con hombres y mujeres incluidos, pero el rasgo que todos compartían era el aura ruda y valerosa que emanaba de sus cuerpos. Todos ellos eran Jinetes procedentes del campo de batalla del norte, por lo que eran claramente diferentes de los Jinetes de la Ciudad Dragón, que prestaban más atención a la apariencia y la etiqueta. Todos ellos habían sido conquistados por el encanto y los logros de Perséfone tras interminables batallas. Tras la muerte y lesión de 2 grandes caballeros, los Cruzados Sagrados sufrieron grandes pérdidas y retiraron sus frentes de batalla, renunciando a muchos lugares estratégicos y mejorando enormemente la situación del frente de batalla. Sólo gracias a esto tuvieron la oportunidad de seguir a Perséfone de vuelta a Ciudad Dragón y hacer algo de turismo. En ese momento, los ojos del anciano miraron fijamente a Perséfone, sin saber si su apasionada mirada contenía bondad o algo más. No pareció importarle en absoluto lo que sintieran los demás y dijo directamente. - Ahora que ya has tocado fondo con la Familia Arthur, ¡bien podrías convertirte en mi hija adoptiva! Te nombraré directamente sucesora de rango 1, así que cuando yo muera, la familia será tuya. Sin embargo, hay una condición, y es que la familia heredera debe poseer el linaje de la familia original. Cuando el anciano pronunció esta frase, los invitados no pudieron atender a la etiqueta en absoluto. Inmediatamente estallaron en discusiones. Sivanberg William, el actual maestro de la Familia William, era una figura de sangre de hierro que había mantenido su palabra durante los últimos 20 años. Con sus habilidades y control sobre la familia, para otras familias, algo como nombrar a un forastero para heredar la Familia parecería escandaloso, pero para él, bien podría convertirse en una realidad. Con respecto a esta propuesta, los que se oponían a ella definitivamente ocupaban la mayoría, pero nadie se atrevería a mencionarlo. Ni siquiera revelarían el más mínimo desacuerdo, al menos no mientras él siguiera vivo. Perséfone soltó una leve sonrisa que se filtró en los corazones de todos los presentes. Lanzó una mirada a Rudolph, que permanecía completamente inexpresivo a un lado, antes de preguntar. - El tío ve demasiado en mí. ¿No teme que los miembros de la Familia William se opongan a esto? - ¡Jajajaja! ¡Su oposición es inútil! - Entonces, ¿es la intención de su estimada persona que yo elija a Rudolph como tutor o que elija a otra persona de la Familia William? - Eso no es una necesidad absoluta. En cuanto a los hombres, no te pondré restricciones. Incluso puedes traer a Su. Si está dispuesto, también puede unirse a la familia. - ¿Tan buenas condiciones? Los ojos de Perséfone se iluminaron, como si ya empezara a sentirse tentada. El anciano la regañó juguetonamente. - ¿Cuándo he faltado a mi palabra? Muy bien, jóvenes, diviértanse. Por fin he venido hasta Ciudad Dragón, así que voy a buscar a algunos viejos con los que charlar. Rudolph, deberías quedarte aquí. Este breve episodio pasó rápidamente, pero este acontecimiento que no era nada diferente de un misil hizo difícil que las mentes de los distinguidos individuos de Ciudad Dragón se calmaran. O’Brien estaba de pie junto a una ventana, balanceando suavemente la copa de vino que tenía en la mano a un ritmo constante. Sin embargo, quienes tuvieran una vista potente descubrirían que su mano temblaba muy ligeramente. ‘¿Qué intentaba hacer exactamente Sivanberg?’

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