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jueves, 16 de enero de 2025

DH - Capítulo 239

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Capítulo 239
La Justicia en la Venganza (VI)
Traducción y edición: Sho Hazama
Corrección: Lord
Su durmió un rato. Por la mañana temprano, lo despertó la vibración del sistema portátil. Abrió el sistema inteligente, y lo que apareció en la pantalla fue una joven rubia desconocida. Su aspecto frío y elegante era algo similar al de Perséfone, pero mucho menos radiante. Con un tono aristocrático, puro y refinado, dijo. - Saludos, Teniente Coronel Su. Soy la secretaria del General Morgan en el cuartel general de los Jinetes de Dragón Negro. El General espera poder reunirse con usted. Espero no haber perturbado su descanso. Adiós. Su tono de hablar era frío y arrogante, pero lo que dijo ahuyentó por completo cualquier somnolencia que aún sintiera. Sólo había un General Morgan en los Jinetes de Dragón Negro, y era el General Josh Morgan. Sin embargo, según lo que Perséfone le había contado, en los últimos años el General Morgan rara vez se inmiscuía en los asuntos de los Jinetes, y la tarea de expandirse por zonas extranjeras pasó a ser responsabilidad de algunos Generales más jóvenes. Los vastos y aterradores subordinados del General Morgan también estaban dispersos por diversos lugares de la propiedad de la familia, y rara vez se reunían para llevar a cabo alguna operación a gran escala. ‘¿Por qué me busca el General Morgan?’ Su se puso el uniforme y limpió cuidadosamente su aspecto exterior antes de salir de su residencia y dirigirse al cuartel general. A pesar de todo, el General Morgan definitivamente no tendría gente escondida en su oficina para conspirar contra él, porque no había absolutamente ninguna necesidad. A las 8:50, Su se plantó ante el despacho del General Morgan, situado en la séptima planta. Llamó a la puerta. La secretaria rubia que acababa de aparecer en su tableta de inteligencia abrió la puerta. Cuando vio a Su, cuya postura era tan precisa como la de una estatua, sus ojos no pudieron evitar iluminarse. Un atisbo de sonrisa apareció en su rostro que originalmente era como una montaña helada mientras decía. - Teniente Coronel Su, el General está esperando a su distinguida persona. Cuando Su entró por la puerta, la secretaria rubia sólo se movió ligeramente hacia un lado, su impresionante pecho casi rozaba los brazos de Su. Hasta el punto de que cuando entró en el despacho del General Morgan, Su sólo tuvo 2 impresiones de esta mujer, 1, que su pecho era extremadamente grande, y 2, que su cuello era extremadamente bajo. En cuanto a su aspecto, Su no lo recordaba en absoluto. Cuando entró, vio a un anciano delgado. El uniforme del General estaba colgado en un perchero, y tampoco había corbata en su camisa de color claro. Parecía estar sentado detrás de la mesa de su despacho, despreocupado y cómodo. Aunque poseía un par de ojos de halcón, la sensación que desprendían era de generosidad y calidez, sin rastro de intimidación. A través de la ventana del despacho se veía un gran mar sin límites que se extendía hacia el horizonte. Se distinguían vagamente los restos de un enorme buque de guerra que flotaba en la superficie del océano día tras día, formando una escena digna y desoladora. Las nubes del cielo eran extremadamente espesas, por lo que toda la superficie del océano estaba oscura. La espuma blanca aparecía en la gélida superficie del océano ola tras ola, golpeando continuamente contra el malecón roto. El General Morgan se dio cuenta de que Su observaba el paisaje por la ventana. Golpeó ligeramente la campana de bronce de su mesa antes de decir. - El paisaje de aquí no está mal, pero sólo cuando hay luz solar se puede disfrutar de una vista realmente magnífica. A menudo pienso que en la antigüedad, antes de que estallara la guerra, la gente podía ver un paisaje tan espectacular todos los días y, sin embargo, no sabían lo bendecidos que eran. - He leído en libros que la gente de la época antigua estaba extremadamente ocupada. Casi nunca se paraban a observar el paisaje que les rodeaba. - Eso es correcto, sólo los de nuestra era entienden lo preciosa que es la luz del sol. Tome asiento, Teniente Coronel Su. Después de que se sentara, entró la secretaria rubia. Llevaba 2 tazas de café y le ofreció una a Su. - El café de aquí no está mal. Le sugiero que lo pruebe. El General Morgan dijo con una sonrisa. Después de probar el café, el General dejó la taza a un lado y le dijo a Su. - Teniente Coronel Su, llevas más de medio año dentro de los Jinetes de Dragón Negro. Durante este medio año, usted y sus subordinados me han causado bastantes problemas... Ignoremos las cosas más antiguas por ahora. Hubo 2 Tenientes Coroneles de los Jinetes de Dragón Negro que murieron a manos de Ricardo y de ti. Antes de eso, después de que un Capitán fuera abatido por ti, debido al shock psicológico y a la depresión, decidió retirarse. A un candidato a Jinete de Dragón de la Familia William uno de tus disparos le destrozó el trasero y necesitó 4 meses para recuperarse, lo que retrasó su entrada en los Jinetes de Dragón Negro. Ah, claro, aún más gente de la Familia Fábregas había muerto en tus manos... Tus subordinados también son bastante formidables. A ver, cierto, durante el incidente que tuvo lugar anteayer por la tarde, sus subordinados destrozaron toda la calle gris, mataron a 2 personas e hirieron a 38. Incluso hirieron gravemente a un Jinete de primera clase, jaja, realmente algo. ¿Hm? Esto es un poco interesante... “¿fortalecimiento de defensa de área?”... ¿no es una habilidad rara de quinto nivel del Dominio Combate? Esta chica llamada Li solo tiene 18 años, ¡su talento es bastante grande! El interrogatorio del General Morgan fue realmente muy severo. Su sabía que esto significaba que era probable que interfiriera viendo el conflicto interno más reciente. Sin embargo, el tono del General se aligeró y se volvió suave de nuevo, dejando a Su un poco inseguro sobre lo que estaba tratando de decir. Su eligió sus palabras con sumo cuidado, no deseando añadir otro enemigo a la lista de Perséfone por culpa de sus propias acciones y dijo. - General Morgan, debo darle una explicación. Después de entrar en los Jinetes de Dragón Negro, debido a razones que todos comprenden, fui puesto en batallas que tenía que ganar. En cuanto a mis subordinados, el asunto de aquella noche de anteayer, también fue la otra parte la que los provocó primero... - Sé de todo esto, no tienes que preocuparte. Espera, qué es esto ahora... El General Morgan interrumpió la explicación de Su y de repente notó algo en el informe. Lo leyó detenidamente, y sólo después de un rato levantó la cabeza. Con una sonrisa, dijo. - Control de área, ésta es una habilidad con bastante potencial de crecimiento. Teniente Coronel Su, ¡ha conseguido 2 subordinados con una fuerza que rivaliza con la de los Jinetes formales! Incluso yo estoy un poco celoso. Su no supo qué responder a aquella afirmación y sólo pudo permanecer en silencio. El General Morgan se sentó derecho y guardó su sonrisa. Con voz seria, dijo. - Sin embargo, ¡mi intención al traerte aquí es decirte que esta lucha interna debe llegar a su fin! Estrictamente hablando, los Jinetes de Dragón Negro no son tan grandes, y el número de Jinetes no es lo bastante grande. En comparación con nuestros enemigos, ¡podríamos ser considerados lastimosamente pocos! Los oficiales de los Jinetes de Dragón Negro no deberían morir debido a luchas internas, y ahora mismo habían muerto demasiados. El número ya ha alcanzado un nivel intolerable. Su continuó en silencio. Miró fijamente al General Morgan, su ojo izquierdo no revelaba ningún miedo, sólo calma. - Sé que estos combates no han surgido completamente por su culpa, por lo que puede estar tranquilo. A partir de hoy, informaré a las partes pertinentes para que no hagan más estupideces. Mientras tanto, espero que puedas usar tu fuerza de combate contra nuestros enemigos. Hay un mapa aquí, y en él se muestra nuestra situación de batalla actual, así como la distribución de nuestros enemigos. Puedes echarle un vistazo y luego elegir una dirección. El General Morgan empujó una fina hoja de papel delante de él. Su cogió el mapa, pero no lo miró. En su lugar, miró al General Morgan y dijo. - General, creo que su distinguida persona sabe dónde residen mis preocupaciones. Una sonrisa continuó dibujándose en el rostro del anciano. - Al menos, puedo prometerle que cuando salga a luchar, su gente dentro de Ciudad Dragón estará a salvo.

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